Tanto los mass media occidentales como altos funcionarios del gobierno estadounidense (del Partido Demócrata) han acusado a la Comunidad de Inteligencia rusa y más concretamente a su presidente, Vladimir Putin, de estar detrás de los ciberataques sufridos por Estados Unidos el pasado 21 de octubre de 2016 sin aportar ninguna prueba al respecto. Por su parte Rusia ha negado las acusaciones y considera dichas acusaciones de Washington una amenaza.