Si por alguna de esas casualidades este blog lo lee algún día la zorra de tu jefa, esa mala jefa que no te deja dormir, no me perdonaría el no haberle escrito directamente a ella. Ahí va:
Chica,
El respeto no se gana con ataques pasivo agresivos o echando la culpa de todo a los demás. El respeto se gana con respeto, franqueza, fairplay y liderazgo del bueno.
Aunque sea para tus adentros, responde a esta preguntas…
¿Te has llevado a comer a las personas de tu equipo para interesarte sinceramente por ellas?
¿Velas por las necesidades y el crecimiento de tu gente y los defiendes ante tus superiores?
¿Hablas de ellos en positivo con RR.HH. u otros departamentos que evalúen su desempeño?
¿Les animas a que pongan por escrito sus iniciativas y te encargas personalmente de transmitir sus ideas sin apropiarte de ellas?
¿Celebras de corazón sus logros?
Ante la presencia de un colaborador rematadamente bueno en su trabajo… ¿Te sientes orgullosa de tenerle trabajando contigo?
¿Te encanta que tu equipo esté bien pagado?
¿Te alegras de forma sincera cuando alguien de “más arriba” felicita a uno de los tuyos?
Probablemente y aunque te pese, todas las respuestas a estas preguntas son negativas. El talento ajeno te da mucha rabia, ¿verdad? Eres muy mala jefa.
Si has respondido “NO” a esas preguntas, no estás preparada para liderar equipos. Los equipos los forman personas y precisamente estás descuidando a las personas. En tu parcela de poder reina el mal ambiente, el feedback expresado con mala leche, la envidia y la hipocresía. Eres tóxica para tu gente.
Déjalo, deja de ser jefa o tómate un año sabático y retírate a un monasterio budista a reflexionar. Fórmate antes de volver. Cambia radicalmente tu estilo de liderazgo, si es que se le puede llamar así, porque de continuar en esta línea vas a vivir permanentemente en la mediocridad profesional.
PD: Se me olvidaba… ¡Eres una zorra! (y muy mala jefa).
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