El documento describe la conversión de Saulo de Tarso a Pablo el Apóstol. Inicialmente, Saulo perseguía a los seguidores de Jesús como apóstol del Sanedrín judío, pero en el camino a Damasco tuvo una visión de Jesús que lo dejó ciego. Tras ser bautizado, Pablo pasó a predicar a Jesucristo como el verdadero Mesías, enfrentando la oposición de los judíos.
3. Apóstol del Sanedrín.
Persiguiendo a la iglesia. Hechos 9:1-2.
Dando coces. Hechos 9:3-9.
Apóstol de Jesús.
La conversión de Pablo. Hechos 9:10-18.
Pablo en Damasco. Hechos 9:19-25.
Pablo en Jerusalén. Hechos 9:26-31.
Tras el apedreamiento de Esteban,
el sanedrín autorizó a Saulo de
Tarso (Pablo) a perseguir a los
seguidores de Jesús de Nazaret.
De esta manera, Saulo se convirtió
en el enviado (apóstol) del
Sanedrín para destruir a la secta
del “Camino”.
Pero Jesús intervino para
colocarlo bajo otras órdenes. Le
estaba reservado un lugar en Sus
filas, como apóstol de los gentiles.
4. Hechos 9:1-2
“Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del
Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas
de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de
este Camino, los trajese presos a Jerusalén” (Hechos 9:1-2)
Según él mismo relató después, Saulo creyó su
deber perseguir duramente a los que creían en
Jesucristo (Hechos 26:9-11).
Considerando que una persona colgada en un
madero había sido maldecida por Dios, no podía
aceptar un Mesías muerto de esa manera
(Deuteronomio 21:22-23).
Al recibir autoridad del Sanedrín, se convirtió en
su shalia, un enviado oficial. La palabra griega
equivalente a shalia es apóstolos, es decir,
apóstol. Saulo era apóstol del Sanedrín.
Con los poderes recibidos, viajó 220 km hacia el
norte, a Damasco. Allí esperaba apresar a los
creyentes del “Camino” para llevarlos a Jerusalén
y ser juzgados por herejía.
5. Hechos 9:3-9
“Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy
Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es
dar coces contra el aguijón” (Hechos 9:5)
Aunque todos vieron la luz y cayeron al suelo, solo
Saulo quedó ciego. Aunque todos oyeron la voz,
solo Saulo la entendió. Evidentemente, ésta era una
manifestación especial para él.
Aunque Saulo perseguía a la iglesia, Jesús consideró
que era Él mismo el perseguido. “Cualquiera que
toca a mi pueblo, toca a la niña de mis ojos”
(Zacarías 2:8 DHHe).
Una aguijada (o aguijón) es un palo largo terminado
en una punta de hierro que se usaba para dirigir a
los bueyes en su trabajo. Cocear contra él solo podía
causar daño.
El “aguijón” contra el que Saulo luchaba era su
propia conciencia, sus dudas acerca de Jesús como
el verdadero Mesías. Al ver cara a cara a Jesús
resucitado, se quebraron todos sus razonamientos.
6. Hechos 9:10-18
“Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al
instante la vista; y levantándose, fue bautizado” (Hechos 9:18)
Dispuesto a seguir a Jesús, Pablo le
preguntó: “¿qué quieres que yo haga?”.
Luego, quedó ciego por tres días.
Durante ese tiempo, Pablo renunció a
ser apóstol del Sanedrín para
convertirse en Apóstol de Jesús.
Ananías fue llamado para realizar estas funciones. A pesar de
sus dudas iniciales (bastante razonables, por cierto), Ananías fue
a ver a Pablo. Le restauró la vista y le ratificó el llamamiento
divino. Además, le invitó a ser bautizado y unirse así a la iglesia.
Pero no debía trabajar
solo, primero debía ser
puesto en contacto con la
iglesia, convertirse en parte
de ella, y actuar en
colaboración con ella.
7. Hechos 9:19-25
“En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que
éste era el Hijo de Dios […] Pasados muchos días, los judíos
resolvieron en consejo matarle” (Hechos 9:20, 23)
El hombre que había venido a
arrestar a los seguidores del “falso
mesías”, ahora los defendía
públicamente en las sinagogas.
Además, demostraba bíblicamente
que Jesús era el verdadero Mesías.
Los judíos, alarmados, buscaron el apoyo de las autoridades
civiles para arrestar a Pablo (2ª de Corintios 11:32-33).
Los creyentes ayudaron a Pablo
haciéndole descender por el muro,
usando una canasta.
Esto no desalentó al nuevo apóstol,
pues ya había sido advertido que
tendría que sufrir por su Maestro
(Hechos 9:16).
8. Hechos 9:26-31
“Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los
discípulos, pero todos tenían miedo de él, porque no
creían que de veras fuera discípulo” (Hechos 9:26 NVI)
Aunque ya habían pasado tres años desde su conversión,
la iglesia de Jerusalén todavía no estaba convencida de la
sinceridad de su cruel perseguidor.
Dios usó a Bernabé como intermediario para quebrar
estos prejuicios.
Pablo aprovechó su estancia en Jerusalén para continuar
con la obra de Esteban, que él mismo había
interrumpido. Su predicación levantó la misma oposición
que él había desencadenado contra Esteban. La vida de
Pablo estaba en peligro.
Fue avisado en visión que abandonase Jerusalén (Hechos
22:17-21). Nuevamente, fue ayudado por los hermanos
para poder huir.
9. Conversión en
Damasco
(Hechos 9:1-18)
Predica en
Damasco
(Hechos 9:19-22)
Pasa un tiempo
en Arabia
(Gálatas 1:17)
Vuelve a Damasco y
huye por el muro de
la ciudad
(Hechos 9:23-25)
A los tres años de su
conversión, va a
Jerusalén
(Gálatas 1:18)
Predica en las
regiones de
Siria y Cilicia
(Gálatas 1:21)
Bernabé lo trae a
Antioquía
(Hechos 11:25-26)
Junto a Bernabé,
es enviado como
misionero
(Hechos 13:1-3)
Uniendo los relatos de Hechos
y Gálatas, podemos seguir el
recorrido de Pablo desde su
conversión hasta el comienzo
de su primer viaje misionero.
10. “El Señor siempre asigna una tarea a cada
ser humano. Esta es la cooperación divino-
humana. Aquí conocemos al hombre que
obedece la luz que se le ha dado. Si Saulo
hubiera dicho: “Señor, no me siento
inclinado en lo más mínimo a seguir tus
indicaciones para obrar mi propia
salvación”, todo habría sido inútil, aunque
Dios le hubiera dado diez veces más luz.
La obra del hombre es colaborar con Dios. Y
el conflicto más duro y más severo se
produce cuando llega la hora de la gran
resolución del ser humano de someter su
voluntad y sus caminos a la voluntad y los
caminos de Dios, y confiar en las influencias
de la gracia que lo han acompañado durante
toda su vida […] Sigan y obedezcan la
dirección del Espíritu Santo”
E.G.W. (Mente, carácter y personalidad, tomo 2, pg. 397)
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