Este post nace de una conversación poderosa con uno de mis clientes, en donde exploramos juntos la verdad sobre el reconocimiento y la valía personal. Si te interesa explorarlo conmigo, te invito a que sigas leyendo. Confío disfrutes tanto su lectura, como yo disfruté creándolo.
2. Hace unos días estaba en una sesión de coaching con un cliente quien
me expresaba de manera preocupada una situación que venía viviendo
en su trabajo y sus palabras fueron:
“Es que siento
que no me
valoran, que
no me
respetan”.
3. Me quedé reflexionando su preocupación, sintiéndome
profundamente identificada con su historia.
4. Durante años, en la época en la que trabajaba en una empresa, siempre
sentía la misma preocupación, la misma instatisfacción y no me sentía a
gusto con eso.
5. Ha sido muy de mi, entregarme con
pasión y ahínco a cada cosa que hago,
a cada desafío laboral.
Se me ha dado de manera natural eso
de dar, de entregarlo todo a manos
llenas en cada reto de la vida.
Y en cada trabajo que he tenido, cada
contrato laboral, me la he jugado el
todo por el todo.
Siempre con la sensación de que
había algo en la ecuación que no
estaba completo.
6. “Creía” que si yo lo daba todo, iba a recibir en
correspondencia.
Y lo que yo esperaba recibir en cada trabajo era un
reconocimiento, un aplauso público de lo buena
profesional que soy, lo buena trabajadora que soy.
Y cuando ese reconocimiento no se daba; como yo lo
esperaba, sentía una profunda frustración.
7. Así las cosas, mi historia laboral era un acumulado de
experiencias en donde lo daba todo y sentía que no
recibía nada a cambio.
Y así me la pasaba, de contrato en contrato, de frustración
en frustración.
8. En el último trabajo que tuve, una amiga
a la que quiero mucho en una
conversación me dijo lo siguiente: “Ana,
es que yo te veo a ti aquí, como un
pollito enjaulado que quiere volar”.
De manera divertida comenzaba a
cantarme “pío, pío, pío”. Era su manera
de decirme, “pío, pío, pío, Ana, este no
es tu destino, vuela, por favor vuela”.
Cada vez que nos cruzábamos en la
oficina, ella en lugar de saludarme, sólo
me decía “pío, pío, pío”.
Como soy una persona muy inteligente,
entendía perfecto el mensaje.
9. Cuando iniciaba un nuevo
trabajo; hacía lo mismo,
entregarlo todo con pasión y
ahínco. Y en el camino,
comenzaba a sentirme
frustrada, enjaulada.
10. Pues había esta necesidad en
mi de hacer las cosas a mi
manera; no por rebeldía, sino
porque realmente había hecho
un análisis estratégico previo,
que me hacía estar segura que
mi decisión era la mejor
opción.
11. Pero cuando estás empleado, tus
decisiones no siempre son
acogidas. Tus análisis
estratégicos a veces no tienen
eco, y se pone de pie el jefe y te
dice “No Ana, lo vamos a hacer
a mi manera”.
Creo que recibí más “Ana, lo
vamos hacer a mi manera”; que
“Ana, gracias por tu trabajo”, en
todos, todos, todos los trabajos
que he tenido.
Como te he contado en anteriores
post, yo me quedé sin trabajo el
15 de septiembre de este año.
Y como decía mi amiga, ese día
“pío, pío, pío”, salió de la jaula.
¡Me liberé!.
12. Creo que había mucho ruido mental
asociado con el miedo de dar el primer
paso, y realmente confiar en mi, creer
en mi y en mi potencial para hacer las
cosas a mi manera.
Como la canción de Frank Sinatra…
“My Way”.
Ahora Ana, hace las cosas “a SU
MANERA”. Y Ana, es feliz.
Ya no me siento enjaulada, ya no me
preocupa que me valoren, que me
reconozcan lo que hago (esa era la Ana
de una vida pasada, persiguiendo
desesperadamente un reconocimiento
público).
Y este proceso de transformación
profunda comenzó el día que entendí
que mi valía personal no viene del
reconocimiento que me den los demás.
13. Que yo soy una persona excepcional,
más allá de lo que digan o piensen
los demás.
Y como comencé a creer en mi, a
confiar en mi, a realmente comerme el
cuento de “Ana, tú eres ¡wow!”, mis
relaciones con el entorno
comenzaron a cambiar.
Bueno, la verdad es que si soy ¡Wow!,
y no es una cuestión de narcisismo,
ni de ego.
Realmente, me he dado permiso de
sorprenderme a mi misma, de todas
las cosas que soy capaz de hacer.
Sólo por CREER EN MI, CONFIAR EN
MI. Me presento:
Soy Ana.
14. Un gran amigo Joan Gaya (que además es mi mentor) me compartió esta frase de
Micheal Neil, quien lidera SuperCoach Academy.
15. Sé que hay personas que dentro de las
estructuras organizacionales se sienten a veces
incómodos, como yo me sentía hace algún
tiempo.
Y no digo que para ser feliz todos los seres
humanos deben liberarse y trabajar de
manera independiente, porque esa es una
opción de vida que yo escogí, y en la que soy
feliz.
Otros son felices dentro de las estructuras
organizacionales, y lo disfrutan.
Yo; realmente entendí, que el universo me
estaba diciendo “Ana, ¡por Dios!, ¡que alces el
vuelo!”, y me lo decía en cada trabajo, en cada
contrato laboral, en cada frustración.
Yo andaba muy terca para escucharlo.
16. Hoy hago las cosas “A MI
MANERA”, porque confío 100%
en mis capacidades, porque
CREO EN MI, porque sé que
soy una persona excepcional
que tiene mucho que dar al
universo.
Y disfruto, realmente disfruto
cada minuto de mi vida,
entregando lo mejor de mi, a
cada cliente, a cada amigo, a
cada ser humano, a cada
gatito, perro, o ser vivo que se
cruza por mi camino.
Aquí, con mis dos
grandes amores
Luna y Macondo.
17. Vivo tan conectada con lo que soy en esencia, que en mi fluye de
manera natural, creatividad, capacidad de conexión con el otro,
conversaciones poderosas.
Y; en correspondencia, como ya no tengo expectativas con un
resultado, como ya no espero ser reconocida por otros, sino que me
reconozco a mi misma; y me valoro a mi misma…
…en correspondencia, el universo responde regalándome más
oportunidades de hacer lo que más amo.
19. Y hoy, después de años y años viviendo infeliz en los
trabajos que tenía, hoy puedo gritar a los cuatro vientos:
¡AMO MI
TRABAJO!.
20. ¿En dónde estás poniendo tu valía personal?
¿Afuera de ti, en el reconocimiento de otros?
¿O dentro tuyo, en donde está tu esencia, y lo
que eres realmente?
Ana
21. ¿Te gustaría compartir conmigo tus reflexiones a las anteriores
preguntas?
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