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DE: JAIME DIAZ PAGE – MÉXICO -
OCTUBRE 2002
Escrito 9
EL DON DE LA PERSONALIDAD
DIOS Y EL HOMBRE
En nuestro Padre Universal y Creador reside aquello que se denomina Personalidad. El
es el origen y coordinador de la Personalidad para todos nosotros sus creaturas evolutivas en el
Tiempo y en el Espacio. Es nuestro Padre Amor una Personalidad Divina que representa la
Naturaleza Infinita Coordinada y la Voluntad Divina Unificada en la Eternidad en una expresión
perfecta y final.
Nuestro Señor Creador es el ojo que todo ve, es el oído que todo escucha; es Él una
Persona Real e Infinita, es una Persona Divina con la cual podemos establecer comunicación
directa por medio de la Fe y la Devoción respetuosa y sincera. El es una Personalidad Amorosa
que está al tanto de nuestros esfuerzos para el logro de la Vida Eterna que El nos confiere. El nos
provee de todo lo necesario para que establezcamos comunicación directa con su Personalidad,
con su Persona, como Padre nuestro que es, siempre ocupado de darnos aquello que nos lleve ante
su Divina Presencia por siempre y para siempre.
Los Reveladores celestiales del Señor nos dicen que la Personalidad es: “El Don
Incomparable que el Padre Universal otorga a las energías vivas y asociadas de nuestra
materia, mente y espíritu”. Nuestra personalidad no es el cuerpo, ni la mente, ni el espíritu y
tampoco es el alma. Este Don Divino sobrevive cuando nuestra Alma Morontial sobrevive al
fallecer el cuerpo físico. 9:1.
Este Don maravilloso del Padre Universal es único, distinto y original para cada creatura.
El Don de la Personalidad es una característica peculiar y exclusiva que nos permite identificar en
el Tiempo y en el Espacio a seres que conocemos aunque hayan evolucionado en Mente y Espíritu;
o sea que por medio del Don de la Personalidad, podremos siempre identificar a una persona que
hayamos conocido, sabiendo que es ella misma.
Se nos enseña también que este Don de la Personalidad es el unificador y coordinador de
nuestras energías vivas y asociadas de la Mente, el Espíritu, el Alma y el Cuerpo. De esta
manera el Padre Universal hace que funcione la Personalidad por El donada, en y a través de las
energías vivientes asociadas que El nos entrega por antelación para existir en este mundo
evolutivo.
Se nos revela también que la existencia de la Personalidad donada, es independiente del
Ajustador del Pensamiento que es el Fragmento Divino del Padre Universal residente en nuestra
Mente. Que el Don de la Personalidad es presente en nosotros aún cuando el Ajustador del
Pensamiento todavía no haya llegado a residir en nuestra Mente. El Ajustador divino llega a la
mente humana cerca de los 6 años de edad de la criatura.
La Personalidad donada por el Padre Universal a cada uno de nosotros está conectada
con su Personalidad Divina e Infinita a través del Circuito de Personalidad del Padre Universal
que esta centrado en el Paraíso Universal, fuente de la Vida manifestada en el Universo Maestro.
Cuando nosotros adoramos al Padre Universal mediante la meditación espiritual, nuestra mente
acepta este acto, nuestra alma inicia la adoración y el Ajustador del Pensamiento controla y
coordina el culto adorador, conduciendo esta energía superior por el Circuito de Personalidad
del Padre Universal hasta su Propia Presencia en el Paraíso Universal, sede de la Personalidad
Infinita.

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Por medio del Don de la Personalidad y el Amor Divino, debemos unificar y coordinar
nuestras energías vivientes, incluyendo el alma, con la Personalidad de nuestro Padre Universal
y ser uno con El y en El. Dios el Padre nos ha dado de su Personalidad para que podamos ser con
El y en El por toda la Eternidad en asociación creativa, alcanzando la Personalidad Permanente y
final en y con su Personalidad Infinita que siempre es Buena, Verdadera, Bella, Infinita y Eterna.
Que nuestra Personalidad se distingue por dos manifestaciones muy características que
son: la autoconciencia y el libre albedrío. A) La autoconciencia nos permite conocer la Realidad
de la Personalidad y la Realidad de otras Personalidades. La autoconciencia nos permite
experimentar y avanzar en las Realidades Cósmicas. Así como tener conciencia de la acción de la
Mente y del Libre Albedrío que tenemos.
Para que alcancemos un orden social altruista y sin egoísmos, necesitamos 1) el
discernimiento de la razón 2) la moralidad y 3) el anhelo del conocimiento de Dios. “Solo aquel
que conoce a Dios puede amar a otra persona como se ama a sí mismo”. La autoconciencia de
la Personalidad es en esencia una conciencia comunal: Dios y el hombre, el Padre y el hijo, el
Creador y la criatura. Mediante la autoconciencia de nuestra Personalidad debemos buscar los
valores de la Realidad Universal que son: El conocimiento, la lógica de la ciencia; los valores
morales, el sentido del deber; los valores espirituales, la experiencia religiosa; los valores de la
Personalidad, la habilidad de reconocer a Dios como una Personalidad y paralelamente
comprender nuestra relación fraterna con todas las demás personalidades. 196: 6, 7, 8, 9,10.
B) El Libre Albedrío como característica de la Personalidad nos permite realizar lo
siguiente: la decisión moral; la elección espiritual; el amor altruista en servicio a la
humanidad; la cooperación grupal; el discernimiento cósmico que es la comprensión de los
significados universales; hacer la voluntad del Padre que esta en los Cielos; Adorar a Dios en
la búsqueda real de los valores divinos; manifestar el Amor del Padre Universal.
La Mente Humana que sólo sirve a la materia, esta destinada a volverse cada vez más
material y a sufrir finalmente la extinción de su Personalidad. La mente que se entrega dócilmente
a la guía del espíritu divino, unificada y coordinada en la Personalidad, está destinada a hacerse
cada vez más espiritual, logrando finalmente la unidad con su Espíritu y alcanzando la
supervivencia de su alma en la eternidad de existencia de la Personalidad. 26:1. La Identidad
de nuestra Personalidad sobrevive mediante la sobrevivencia de nuestra Alma en ella y con
ella. La Paz Personal integra nuestra Personalidad. Finalmente amados hermanos, se nos
dice que aunque la Personalidad es invariable en cada criatura, su manifestación está
condicionada y cualificada por la naturaleza y cualidades de las Energías Vivientes Asociadas y
la Presencia del Ajustador del Pensamiento. Ver Prólogo, pag 9, pags 194-195
Gracias infinitas damos a nuestro Padre Universal y Creador por el Don Incomparable
de la Personalidad, que en su Infinito Amor y Magno Libre Albedrío nos ha conferido. Honremos
a nuestro Padre Creador valiéndonos de nuestro maravilloso Don de la Personalidad, unificando
en y con el Amor, nuestras energías vivientes y asociadas con su Incomparable Personalidad
Amorosa, Verdadera, Bella, Buena y Eterna. ¡Gloria a Dios!
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NOTA: Este trabajo usa citas procedentes de El libro de Urantia, © 1993 que es la traducción al español de The Urantia Book, ©
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