El documento describe cómo Tomás inicialmente dudó de la resurrección de Jesús hasta que lo vio personalmente. Jesús luego bendijo a aquellos que creen sin haber visto. También discute cómo los incrédulos son más visibles hoy en día e influyen a algunos creyentes a ocultar su fe. Jesús invita a no dejarse apartar de él a pesar de las dificultades.
1. Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas y dijo: «La paz con vosotros»
2.
3. Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío» Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído». (Jn 20, 26-29)
4.
5. Ahora los incrédulos están por todas partes. Son muchos más y hablan más alto. Han ganado publicidad. Tanto que muchos creyentes tratan de imitarlos, ocultando sus creencias.
6.
7. El apóstol Tomás es «casi» el centro del evangelio de hoy. Parece que se negaba a creer que Jesús hubiera resucitado. Pero, ¡de incrédulo, nada! Lo que le molestaba era que sus compañeros creyeran con tanta facilidad en el resucitado cuando no habían aceptado su muerte.
8.
9. Al mostrarse a Tomás, Jesús pronuncia la última de las bienaventuranzas evangélicas: «Dichosos los que crean sin haber visto»
10.
11. Jesús de Nazaret, no permitas que nos apartemos de ti y, en medio de las dificultades que nos acosan, acepta nuestra voz que te confiesa diciendo: «Señor mío y Dios mío». Amén, Aleluya.
12. José Román Flecha Andrés PALABRA DEL SEÑOR, Salamanca 2007 Presentación: Antonia Castro Panero Música: Aleluya...Canto Gregoriano...Monjes de Silos