Figlie di María Ausiliatrica (FMA) Historia de la presencia educativa en la zona de Asunción

3. En Abril de 1900, nacía el Colegio María Auxiliadora de Asunción, para la
educación cristiana de las niñas de la ciudad. Ya desde entonces
funcionaban los cuatro primeros grados de la Primaria; en la tarde clases
de labores, pintura y música; también una escuela gratuita para las niñas
pobres y el Oratorio festivo según la tradición salesiana.

4. Con el correr de los años y las nuevas exigencias educativas, de la
cambiante realidad juvenil el colegio acogió a jóvenes de educación
secundaria en la Escuela de Comercio y Magisterio.

5. Hasta los años 60 el personal fue exclusivamente religioso y
estábamos unidas a la Inspectoría Inmaculada Concepción.

6. Siempre hubo preocupación por acoger en forma gratuita a las niñas
más pobres, dándoles las mismas posibilidades que a las alumnas
que estaban en condiciones de pagar las mensualidades requeridas.

7. Al multiplicarse las presencias
de las Hijas de Ma. Auxiliadora
en el país, con otros colegios,
Obras Sociales y Misión Ad
gentes, y la disminución de las
vocaciones, el personal laico
sobrepasó ampliamente al
personal religioso, y nuestros
destinatarios pasaron a ser en
la mayoría niñas y jóvenes de
clase media. No obstante,
siempre se han tenido
mensualidades reducidas y
diferenciadas para quienes las
necesitaran.

8. Desde el año 2000 hemos
asumido la coeducación que nos
plantea mayores exigencias y
supone mayor preparación en
las/los educadoras/res.

9. Ya desde los años 70 el Oratorio
festivo se ha convertido en una
excelente Escuela Profesional, al
servicio de un centenar de jóvenes
de escasos recursos económicos.

10. Hemos tratado de ser fieles
al carisma de educar
evangelizando con la
catequesis sistemática de
todos los grados y cursos y el
Asociacionismo para hacer
de nuestros jóvenes,
apóstoles de otros jóvenes. La
ciudadanía activa se
concretiza en la formación
del centro de Estudiantes y la
escuela de Líderes.

11. Nuestros destinatarios hoy,
superan el millar y tanto
religiosas como laicas/os, van
creciendo juntos en el afán de
acompañarlos y guiarlos con
dedicación y amor.

12. Somos conscientes de que cada día necesitamos crecer como
educadores en la utilización de metodologías que personalicen a
nuestros destinatarios, que les de un mayor espacio de protagonismo
e implementar un currículo efectivo que desarrolle en ellos el juicio
crítico, así como una ciudadanía activa.

13. Es nuestra responsabilidad estar con los pobres desde el lugar que nos
confía el Señor, formando líderes que cambien la historia de nuestro país.

14. Con alumnas/os de Educación
Inicial, Escolar Básica y Media
de Bachillerato Científico
Técnico nuestro Colegio sigue
siendo significativo y los padres
de familia esperan de nosotras
una formación integral y sobre
todo cristiana.

15. La desintegración familiar es un hecho que afecta a muchas/os de
nuestras/os alumnas/os , hay casos de padres separados, madres
solteras, ausencias por motivos de trabajo o emigración en busca
de mejores oportunidades de vida con la consecuente carencia de
afecto y apoyo familiar que niñas/os y adolescentes necesitan para
su crecimiento.

16. Por ello necesitamos
trabajar con mentalidad
proyectual,
acompañando
efectivamente los
procesos y etapas de
crecimientos de los
jóvenes, y a través de
ellos llegar también a
los padres con una labor
más incisiva.

17. En un mundo globalizado y en la era de las tecnologías audiovisuales y
cibernéticas en continuo avance, necesitamos actualizarnos
continuamente para una mayor comprensión y acercamiento a la
cultura juvenil y urbana en sus distintas expresiones y
manifestaciones.

18. Necesitamos estar “con” y
“para” los jóvenes,
escucharlos, acompañarlos,
amándolos de verdad, ser
para ellos “signo y
expresión” del amor
preventivo de Dios!.

19. Nuestra fidelidad al Señor Jesús, como discípulas y misioneras,
alimentadas con la Palabra y el estilo de María, nos ayudarán a
asumir actitudes y posturas verdaderamente evangélicas que
hagan realidad el Reino en el mundo juvenil y a seguir creciendo
en la calidad de nuestras relaciones interpersonales, tanto en la
comunidad religiosa como en la educativa.