El documento describe cómo la tecnología ha otorgado un sentido de poder omnímodo a las personas a través del mando a distancia y las redes sociales. Con un simple toque de un dedo, uno puede eliminar o hacer aparecer cualquier imagen en la televisión, simulando un poder sobre figuras de autoridad. Además, las redes sociales permiten que las opiniones y comentarios de una persona sean leídos instantáneamente por millones, aunque sean absurdos o ofensivos. Este simulacro de poder sirve como un antídoto contra la rebelión