1. HACEMOS PARROQUIA
parroquia de la asunción
-villargordo-
Número 45 - 15 de marzo 2015
AGENDA SEMANAL
TEXTOS DE SANTA TERESA DE JESÚS SOBRE LA EUCARISTÍA
«Paréceme ahora a mí (…) que visto el buen Jesús lo que había dado por
nosotros y cómo nos importa tanto darlo y la gran dificultad que había (…) por ser
nosotros tales y tan inclinados a cosas bajas y de tan poco amor y ánimo, que era
menester ver el suyo para despertarnos, y no una vez, sino cada día, que aquí se
debía determinar de quedarse con nosotros…» (Camino 33,2).
«Mas Vos, Padre Eterno, ¿cómo lo consentisteis? ¿Por qué queréis cada
día ver en tan ruines manos a vuestro Hijo? Ya que una vez quisisteis lo estuviese
y lo consentisteis, ya veis cómo le pararon. ¿Cómo puede vuestra piedad cada día,
cada día, verle hacer injurias? ¡Y cuántas se deben hoy hacer a este Santísimo
Sacramento!» (Camino 33,3).
«¡Oh, Señor eterno! ¿Cómo aceptáis tal petición? ¿Cómo lo consentís? No
miréis su amor, que a trueco de hacer cumplidamente vuestra voluntad y de hacer
por nosotros, se dejará cada día hacer pedazos. Es vuestro de mirar, Señor mío, ya
que a vuestro Hijo no se le pone cosa delante, por qué ha de ser todo nuestro bien
a su costa. ¿Por que calla a todo y no sabe hablar por sí sino por nosotros? Pues
¿no ha de haber quien hable por este amantísimo Cordero? He mirado yo cómo en
esta petición sola duplica las palabras, porque dice primero y pide que le deis este
pan cada día, y torna a decir “dádnoslo hoy, Señor”. Pone también delante a su
Padre. Es como decirle que ya una vez nos le dio para que muriese por nosotros,
que ya nuestro es, que no nos le torne a quitar hasta que se acabe el mundo; que
le deje servir cada día. (…) Pues en esta petición, “de cada día” parece que es
“para siempre”. Estando yo pensando por qué después de haber dicho el Señor
“cada día” tornó a decir “dánoslo hoy, Señor”, ser nuestro cada día, me parece a
mí porque acá le poseemos en la tierra y le poseeremos también en el cielo, si nos
aprovechamos bien de su compañía, pues no se queda para otra cosa con nosotros
sino para ayudarnos y animarnos y sustentarnos a hacer esta voluntad que hemos
dicho se cumpla en nosotros» (Camino 34,1).
AUMENTA POR CUARTO AÑO CONSECUTIVO
EL NÚMERO DE SEMINARISTAS ESPAÑOLES
El número de seminaristas mayores en
España alcanza 1.357, lo que supone un
2,7% de incremento respecto al año anterior,
consolidándose una subida por cuarto año
consecutivo, según los datos ofrecidos por
la Conferencia Episcopal. En este curso han
ingresado en los seminarios españoles 311
nuevos seminaristas, 12 más que el curso
anterior. No obstante, se redujo en un 10% el
número de ordenaciones, pues mientras en 2013
se ordenaron 131 sacerdotes, el año pasado el
número de los nuevos ministros fue de 117. A
estas cifras habría que añadir los aspirantes más
jóvenes, pues hay 1.142 seminaristas menores
(la mayoría de ellos, 830, se encuentran
estudiando ESO y alrededor de la mitad como
internos), cifra también superior a la del pasado
curso.
El próximo domingo es el Día del Seminario.
¡Sé generoso en la colecta!
Lunes, 16 marzo 19,30: Escuela de fundamentos cristianos
Martes, 17 marzo 19,40: Visitadores de enfermos
Miércoles, 18 marzo 19,00: Eucaristía en la Ermita
19,45: Consejo pastoral
Jueves, 19 marzo SAN JOSÉ
19,00: Eucaristía
Viernes, 20 marzo 09,30: Eucaristía y Exposición del Santísimo
18,00: Oración comunitaria
18,30: Vía Crucis
19,00: Asamblea de la Cofradía del Cristo de la Vera-Cruz
20,00: Catequesis de Confirmación de adultos
Sábado, 21 marzo Encuentro diocesano de catequistas
20,30: Pregón de Semana Santa
Domingo, 22 marzo DOMINGO 5º CUARESMA. Día del Seminario
12,00: Fiesta del Cristo de la Vera-Cruz
2. PRIMERA LECTURA
Lectura del segundo Libro de las Crónicas 36, 14-16. 19-23
En aquellos días, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades,
según las costumbres abominables de los gentiles, y mancharon la Casa del Señor, que él
se había construido en Jerusalén. El Señor, Dios de sus padres, les envió desde el principio
avisos por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su Morada.
Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de
sus profetas, hasta que subió la ira del Señor contra su pueblo a tal punto, que ya no hubo
remedio. Incendiaron la Casa de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén; pegaron fuego
a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. Y a los que escaparon de
la espada los llevaron cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos del rey y de sus hijos
hasta la llegada del reino de los persas; para que se cumpliera lo que dijo Dios por boca del
Profeta Jeremías: «Hasta que el país haya pagado sus sábados, descansará todos los días de la
desolación, hasta que se cumplan los setenta años». En el año primero de Ciro, rey de Persia,
en cumplimiento de la Palabra del Señor, por boca de Jeremías, movió el Señor el espíritu de
Ciro, rey de Persia, que mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino: «Así habla
Ciro, rey de Persia: El Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra.
El me ha encargado que le edifique una Casa en Jerusalén, en Judá. Quien de entre vosotros
pertenezca a su pueblo, ¡sea su Dios con él y suba!»
SALMO
Sal 136, 1-2. 3. 4. 5. 6
R/. Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti.
Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.R/
Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar,
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión.»R/
¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera !
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha.R/
Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti, si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías.R/
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del Apóstol
San Pablo a los Efesios 2, 4-10
Hermanos:
Dios, rico en misericordia, por el gran
amorconquenosamó:estandonosotros
muertos por los pecados, nos ha hecho
vivir con Cristo -por pura gracia estáis
salvados- nos ha resucitado con Cristo
Jesús y nos ha sentado en el cielo con
él. Así muestra en todos los tiempos
la inmensa riqueza de su gracia, su
bondad para con nosotros en Cristo
Jesús. Porque estáis salvados por su
gracia y mediante la fe. Y no se debe
a vosotros, sino que es un don de Dios;
y tampoco se debe a las obras, para
que nadie pueda presumir. Somos,
pues, obra suya. Dios nos ha creado en
Cristo Jesús, para que nos dediquemos
a las buenas obras, que él determinó
practicásemos.
EVANGELIO
Lectura del Evangelio según San Juan 3, 14-21
En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: —Lo mismo que Moisés elevó la
serpiente en el desiertos así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre, para
que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo, que
entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él,
sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él,
no será condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en
el nombre del Hijo único de Dios. Esta es la causa de la condenación: que la luz
vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras
eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz, y no se acerca a
la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad
se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.
REFLEXIÓN
Jesús le respondía a Nicodemo que lo más importante era el nuevo nacimiento
para entender el misterio redentor y la necesidad de la fe para la salvación. Si
no vemos la luz de Dios es que estamos viviendo entre tinieblas. Si estamos
dudando continuamente del amor tan grande que Él nos dio al entregar a su
único hijo, para perdonar nuestros pecados y para salvar al mundo de esa
oscuridad, no podemos entender el don de la vida eterna. La fe, es necesaria
para participar de esos dones y ver la verdadera luz que es CRISTO.
"Quien posee
el amor de Dios,
encuentra
en ello tanta
alegría
que cualquier
amargura
se convierte
en dulzura,
y todo gran peso
se vuelve ligero"
Santa Catalina de Siena