El documento compara el tratamiento infográfico de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 y Sídney 2000 en los periódicos El Mundo y El País. Explica que Barcelona 1992 utilizó una infografía más densa y basada en ilustraciones, mientras que Sídney 2000 empleó un estilo más visual y dinámico con fotografías para atraer al lector. Las fotografías transmitían más humanidad al acercar al deportista, a diferencia de los infográficos más impersonales de 1992 que se centraban solo en el deporte.