2. Arrullada por la confluencia de los ríos Magdalena y Suaza, y adornada por
fantásticas leyendas de fantasmas. La Jagua fue fundada en 1540 como un centro
doctrinario y su población estaba conformada entonces por los indios Tamas.
Fue, en criterio de los historiadores, la primera sede de Garzón, y se disputa hoy
con Popayán la cuna del sabio Francisco José de Caldas. Aún se conserva la casa
que, según la tradición, fue la cuna de este este eminente colombiano.
3. Su población la integran 1.500 personas que habitan en 250
viviendas, Viven principalmente de la agricultura
(arroz, sorgo, maíz), que ocupa mano de obra varonil, y de las
artesanías, actividad exclusivamente femenina. Su comercio depende de
Garzón. Tiene dos escuelas de primaria, un pequeño centro de salud y
ahora, con recursos de las regalías, está a punto de contar con eficientes
servicios públicos.
4. Aún la jagua conserva, gracias al espíritu de sus habitantes, la vieja
arquitectura colonial. En sus calles, según el poeta Jonhatán de la
Sierra, el tiempo parece haberse detenido, y transitar por allí es
como retroceder dos o tres centurias. Ni siquiera la luz eléctrica ha
logrado desterrar los espantos que poblaron la superstición de
generaciones pretéritas.
5. Las artesanas de La Jagua han heredado, generación tras
generación, la habilidad para hacer milagros estéticos con una fibra
tan plebeya como la cabuya. Producen verdaderas bellezas de
trama y colorido que nada tienen que envidiar a las elaboradas con
fibras aristocráticas como la seda
6.
7. Festival de las Brujas que se realiza todos los años a principios del
mes de noviembre, podremos comprar artesanías, disfrutar de la
comida local y por supuesto ver las verdaderas brujas en todo
su esplendor.