1. El documento discute estrategias para revitalizar la actividad cultural vasca, incluyendo mejorar la colaboración entre agentes sociales, administración pública y mercado; distinguir entre diferentes tipos de creación cultural; y promover un enfoque ecológico que valore la red social y la participación comunitaria.
1. Conclusiones: estrategias para un
resurgimiento de la actividad cultural vasca
En estos últimos puntos hemos establecido diversas bases para desarrollar las
estrategias de la producción cultural vasca. La iniciativa ha venido de la mano de
expertos especialistas, auxiliares idóneos con quienes hemos charlado, en busca de
consenso, sobre políticas, premisas y desafíos de nuestra actividad cultural. Se han
analizado los siguientes asuntos: las evoluciones de la producción cultural vasca y
sus principales rasgos; la relación entre administración, agentes sociales y
mercado; la necesidad de espacios y perspectivas y sus respectivas actualidades;
las transformaciones sociales y tecnológicas; los aspectos de la dimensión vasca
tanto en la política cultural como lingüística; reflexiones teóricas entre cultura y
política; vías político-culturales de desarrollo; valoración de los productos en
euskera y estrategias de optimización; dinámicas de cultura autónoma.
En los informes, por su parte, nos hemos limitado a sistematizar esas ideas,
dedicando especial atención a las relaciones entre agentes, a la dimensión vasca y
a las bases de una dinámica cultural autoorganizada. A grandes brochazos, hemos
trazado políticas e identificado desafíos que, estimamos, pueden ser aceptados por
diversos agentes de la actividad cultural vasca.
Nuestra constatación más evidente ha sido la necesidad de que la cultura elabore
un discurso propio, cultivado; el siguiente paso será su propagación a todo el
universo de la actividad cultural vasca para precisar su diseño y, especialmente,
para implementar medidas políticas adecuadas. Los grupos de discusión y diálogo
que hemos conformado para finalizar el análisis han destacado unánimemente la
necesidad de un punto de encuentro: ése es el mayor desafío y el más importante
quehacer político; además, un espacio apropiado para consensuar procedimientos
haría brotar de manera natural un debate sobre perspectivas.
Resumiendo lo expuesto, formularemos diversas vías para un resurgimiento de la
actividad cultural vasca, atendiendo a dos grandes grupos de agentes: los agentes
sociales de la producción cultural y los agentes públicos.
Antes, refresquemos sucintamente las ideas fundamentales del diagnóstico
realizado y las bases para comprender el resurgimiento de esa actividad cultural
vasca.
1.
Actividad cultural vasca es aquélla que transcurre en euskera, la creación
que simbólicamente alimenta a la comunidad vasco-parlante y que tiene una
enorme tarea en nuestra política ya que eso, en una lengua minorizada como el
euskera, es fundamental para recobrar el ansia de vivir, para alimentar el
imaginario y el sueño de esta comunidad lingüística.
2. 2.
Si deseamos que el resurgimiento de la actividad cultural vasca no
fracase, no podemos imaginarlo sensatamente fuera del saber sociolingüístico que
entiende de las dinámicas de la comunidad lingüística. Eso pide crear categorías,
conceptos y clasificaciones desde un profundo conocimiento del resurgimiento
lingüístico y desde el paradigma de la ecología de las lenguas.
3.
Es insoslayable distinguir las diferentes fuerzas y ámbitos culturales que
se dan en un mismo territorio: nada tiene que ver una creación que cumple un
papel fundamental en una comunidad lingüística minorizada y una producción que
se lleva a cabo en una de las mayores lenguas del planeta, ni en su potencial de
mercado, ni en lo esencial de la función que cumplen, ni en la política pública que
requieren o no requieren. En ese sentido se ha de establecer una diferenciación
básica entre tres grandes categorías: creación oral en euskera, creación oral en
español y creación no-verbal. Cada una de esas tres categorías debe recibir un
tratamiento diferente por parte de las estrategias sociales y de las políticas
públicas.
4.
La creación oral en euskera, fundamentalmente, y algunos elementos de
la creación no-verbal configuran la actividad cultural nuclear que cumple la
función de alimento de la comunidad lingüística vasca, la actividad cultural
principal que es referencia y objeto de la comunidad vasca. Esta producción
cultural vasca es un elemento muy sensible, de vital importancia para el futuro de
la lengua, y posee unas características propias: es débil en varias dimensiones,
cuenta con una masa crítica de consumo pequeña, goza de alicientes especiales
para la creación, en ciertos aspectos posee un nervio cultural o “genio cultural”
propio, sufre unos condicionamientos mercantiles y unas influencias sociales
inusuales.
5.
Esta actividad cultural vasca, con todas sus peculiaridades, se halla en
estos momentos ante las nuevas opciones y desafíos que originan las
transformaciones sociales y tecnológicas. Están teniendo lugar cambios en la
configuración del individuo, incluso a la hora de participar y consumir, y el campo
tecnológico le brinda un nuevo lugar a la cultura. Esas dinámicas y las de la
comunidad del euskera sólo las podemos entender entrecruzadas, en un sentido
amplio. A partir de ahí podremos imaginar las vías futuras.
6.
Al realizar el análisis institucional o análisis de agente acerca de la
actividad cultural vasca se le ha de conceder una especial atención a la
importancia que posee el tejido humano en la configuración de la comunidad
vasca. Ser euskaldun es una condición sociolingüística especial que exige
voluntad, roce social y un especial deseo personal, en comparación con los
hablantes de otras grandes lenguas. En tal sentido, la identidad vasca tiene poco
futuro en el esquema de los estándares individuales aislados en la anomia social. O
sólo en ese esquema. La red humana, el tejido comunitario y la trama de entidades
de iniciativa social cobran, en cierta manera, mayor importancia que en otras
3. grandes lenguas y culturas mayores, al pensar en el futuro de la identidad vasca.
No podemos pensar en el futuro de la identidad vasca echando mano únicamente
de los habituales esquemas institucionales estándares del entorno.
7.
En ese sentido, el modelo participativo de actividad cultural, la red
humana, la presencia de instituciones de iniciativa social, la celebración
comunitaria… van a ser en el futuro elementos determinantes en el resurgimiento
de la euskaldunidad, tal como lo han sido en el pasado. En cierto modo, la
producción cultural vasca ha tenido y tiene la oportunidad de ser y hacer resurgir
la creación cultural y la celebración humanizadora más allá de los parámetros
mercantiles estándares. Y tendrá que hacerlo, para que resucite el anhelo de ser
euskaldun. Sin negar los parámetros mercantiles estándares, por supuesto, sino
valiéndose de ellos, e intentando ser lo más fuerte posible en ellos.
8.
En tal sentido, puede que estén desenfocadas y sean limitadas las
estrategias generadas a base de contemplar las vías de resurgimiento de la
actividad cultural vasca sólo dentro de las vías estándares de moda. Ejemplo de
ese desenfoque podría ser la nueva tendencia de ver un camino de salvación en la
red virtual de Internet. Esas tendencias han de ser integradas en un panorama más
profundo y amplio. Nuestra producción cultural ha de cuidar la red humana, la
institucionalización social y el tejido comunitario si desea sobrevivir en el futuro.
Y, a la vez, integrarse potente y audazmente en Internet y en las nuevas
tecnologías. La red social y la red virtual. Ambas, con base en la primera.
9.
El futuro de la identidad vasca (tanto la lengua como la actividad
cultural) se juega, en gran medida, en el tejido social próximo. Y el potencial y la
salud que tiene ese tejido social va a ser determinante para la actividad cultural
vasca. No es el mismo caso que el del inglés o el del español. En una sociedad
mediatizada, paralizada o en un fuerte nivel de anomia esas lenguas vivirán e,
incluso, tendrán garantizada su hegemonía. La suerte del euskera, en gran medida,
evoluciona conforme al roce cercano y al tejido social. En ese sentido, adquiere
una especial potencialidad para la actividad cultural vasca el binomio pueblo
consumidor de cultura versus pueblo creador de cultura. Entendiendo por pueblo
un consumidor de la producción que generan diversos creadores y diversas
industrias culturales únicamente, la cultura del euskera se dirige al colapso.
También eso es necesario, pero, junto con eso, el potencial de las culturas como la
nuestra es la creación de pueblo. Promover y conectar el tejido popular de la
actividad cultural, de los grupos de teatro, de las escuelas de música, de las de
bertsolaris, la de las iniciativas de los centros de enseñanza, la de las corales y
orfeones, la de los grupos de danza... Y, sobre todo, unir ese citado potencial
popular diverso con el potencial del espacio simbólico lúdico. Activar ese espacio
de la actividad cultural es una vía de trascendental importancia para el futuro de la
producción cultural vasca.
4. 10. Diversos ámbitos que han cultivado la estrategia y el logro en la
actividad cultural vasca muestran que los sectores culturales vascos avanzan
entendidos y desarrollados como un “ecosistema”. En dicho ecosistema, promover
y proteger a los creadores, integrar a los receptores, dar pasos para que renazca la
afición, la transmisión del creador hacia el receptor, ajustar los parámetros del
mercado, cultivar el espacio de agentes privados y públicos, mejorar la calidad de
la creación, articular a los agentes del sector… todo es un arte. Los sectores que
han funcionado de esa manera han tenido un desarrollo especial y han demostrado
que ni basta con funcionar con arreglo a los parámetros mercantiles, ni con
combinar parámetros comerciales y ayudas públicas. La actividad cultural vasca
reclama otro tipo de sistemas.
11. Al realizar un análisis de agente de totalidad acerca de la actividad
cultural vasca podemos distinguir tres ámbitos o sectores. De una parte, el
comercial, nuestra insoslayable realidad y campo de juego. Por otra, el de la
sociedad organizada y, dentro de él, principalmente, la iniciativa popular autoorganizada, sustanciada de muy diversas maneras. Por último, el de la
administración o poder público. En el caso de la comunidad del euskera, el
segundo, el de la iniciativa popular autoorganizada, adquiere una especial
importancia. Podemos afirmar que de él han surgido en los últimos cincuenta años
multitud de ejes para la recuperación del euskera y la cultura vasca (ikastola,
movimientos culturales, corpus…) y en ese campo florecerá, también en el futuro,
una parte importante de la iniciativa de la comunidad del euskera y de su núcleo
simbólico, si es posible de la mano de las instituciones públicas y en colaboración
con ellas. Entre esos tres ámbitos y, en cierta manera, en diferentes niveles
relacionales, se ubica un importante agente de la actividad cultural: el creador
vasco.
12. La producción cultural aflora en varios niveles, desde las creaciones
colectivas de barrio o pueblo hasta el alto nivel de sofisticación de los creadores
profesionales. Ese escalonamiento y dispersión de la creación es punto fuerte y
levadura de pequeñas lenguas como la de la comunidad vasca. Dentro de esa
amplitud es importante el creador de gran influencia y alto nivel de calidad.
Cualquier comunidad precisa hoy día de creadores referenciales, creadores que
llevan a lo más alto la capacidad de creación de su lengua y de su comunidad,
artífices que crearán contenidos culturales de gran influencia. Sabido es que ese
tipo de artistas no surgen de una “plantación” que obedezca a ciertas estrategias.
Lo que las estrategias pueden lograr es preparar la tierra, organizar la transmisión
entre creadores, brindar oportunidades y, primordialmente, ofrecer cajas de
resonancia a quienes crean.
13. En lo que respecta al creador y a las industrias de la cultura, es preciso
trabajar el concepto de “mercado adecuado”, ajustado a la producción cultural
vasca. La actividad cultural vasca necesita de la disciplina de mercado. Éste ofrece
abundante información, es la plaza de las decisiones menores del receptor (aunque
5. estén mediatizadas) y la actividad productiva que no haya pasado por ese tamiz, a
la larga, realizará un trayecto inadecuado. No es bueno que la actividad cultural
esté protegida de la disciplina mercantil a base de subvenciones, ha de someterse
diariamente a la ley del mercado. Por otra parte, es evidente que el mercado de una
comunidad lingüística minorizada, desculturizada y pequeña tendrá unos
problemas propios. La vía es el mercado adecuado, ajustado a esa realidad. Los
estados aplican a menudo la idea del mercado ajustado: desde el petróleo, la
energía y otros temas fundamentales hasta cuestiones periféricas. Se trata de un
mercado que posee leyes propias y especiales, junto con las reglas de juego
especiales de las bases del estado. De ahí en adelante, competencia, que también
necesita de esa disciplina la actividad cultural vasca, en situación de igualdad y en
un mercado ajustado. Los parámetros comerciales se habrán de ajustar a cada una
de las expresiones o campos de la cultura de manera diferente y dinámica.
14. Dos son los agentes que deben diseñar y ejecutar estrategias en estos tres
campos: la administración y las entidades sociales. Ambas son necesarias en estos
momentos para que resurja la actividad cultural vasca, es preciso señalar a cada
cual su papel y es necesario, asimismo, un proceso de compenetración entre esos
dos conjuntos de agentes.
15. De una parte, los agentes e instituciones surgidas por iniciativa social
tienen la tarea de cohesionar el ámbito social de la actividad cultural vasca e
impulsar estrategias vivificantes. Por otra parte, las instituciones públicas de
Euskal Herria tienen la oportunidad de poner marcha estrategias que hagan
resurgir a la actividad cultural vasca. La mejor manera de hacerlo, como ocurre en
otros muchos terrenos, será de conformidad y en colaboración con los agentes de
la sociedad organizada. También en este campo, al igual que en la mayoría,
necesitamos de una política pública impulsada también por las fuerzas de la
sociedad organizada.
16. Ese objetivo requiere que se den dos pasos. De un lado, sustanciar la
articulación entre agentes sociales de la producción cultural vasca e instituciones
sociales y, mediante dicha articulación, crear dos elementos: estrategias propias y
capacidad de interlocución. El segundo paso es que las instituciones públicas
tomen en consideración esa articulación como interlocutor social, y muestren su
voluntad de compartir estrategias, como se suele hacer en muchos otros ámbitos.
Por supuesto que también en este terreno existe más de un lobby y grupo de
presión, que arriman el ascua de los recursos a su respectiva sardina cultural.
Tomar por interlocutor principal a las instituciones sociales de la actividad cultural
vasca exige, obviamente, por parte de los agentes políticos, una toma de postura
filosófica y política: discernir entre los diversos modos de entender la cultura y, en
una reflexión más amplia, adoptar como objetivo político la promoción de la
actividad cultural que alimenta el resurgimiento del euskera, entendida como una
tarea primordial que corresponde a la sociedad vasca.
6. Tras resumir sucintamente los fundamentos, formulemos algunas estrategias
concretas para el resurgimiento de la actividad cultural vasca, realizando una
escueta síntesis del amplio abanico de ideas que nos ha ofrecido el trabajo de
investigación:
1.
Dar pasos para que se articulen entre sí los agentes de la producción
cultural vasca y las instituciones sociales. Dicha articulación se ha de sustanciar a
dos niveles: por una parte, dentro de cada campo de la actividad cultural vasca y,
por la otra, en el ámbito general, entre esos campos. Existen actualmente algunos
elementos de esa articulación —está articulado el campo del bertsolarismo, hay
alguna articulación en el área de la edición, etc. — pero faltan otros espacios.
2.
Que cada uno de los ámbitos o expresiones de la actividad cultural vasca
comience a elaborar su espacio como un ecosistema y que realice la planificación
de sus elementos primordiales en tres niveles: transmisión, promoción y saber.
3.
Promover la conexión de agentes culturales colectivos de pueblos y
barrios con los creadores, aunando en esa dirección las fuerzas de los agentes
sociales y los agentes públicos en sus respectivas circunscripciones. Activar el
potencial que reside en la conexión de corales u orfeones, grupos musicales,
escuelas de bertsolarismo, grupos teatrales, creadores, escuelas de música y otros.
A la vez, crear proyectos para hacer resurgir el potencial del espacio simbólico de
la “fiesta”.
4.
Instaurar vías para la transmisión generacional de la producción cultural
vasca a nivel general y en cada uno de todos los espacios: de una parte, buscando
la transmisión del creador para hacer resurgir creadores, por otra buscando la
transmisión del participante, especialmente en el caso de los medios de expresión
basados en la participación y, por último, buscando la transmisión de la afición.
Para eso, cada espacio podría tener sus vías, mediante diferentes proyectos de
formación no-reglada, organizando formaciones regladas, utilizando las existentes
o bien elaborando otras vías de transmisión.
5.
Integrar la transmisión de la actividad cultural vasca en la educación
reglada, en la actividad curricular del centro. Esta estrategia queda en cierto modo
dentro de la anterior, aunque posee su autonomía propia.
6.
Elaborar unos parámetros de “mercado ajustado” en cada una de las
formas de expresión de la actividad cultural vasca, consensuarlos e
implementarlos de manera dinámica. Eso exige un previo proceso analítico y crear
una interlocución entre agentes sociales y públicos.
7.
Proyectar la propagación o caja de resonancia de la actividad cultural
vasca en el sistema de media de Euskal Herria. Para mejorar y garantizar la
resonancia de la creación vasca es preciso analizar la función que pueden
desempeñar los medios de comunicación principales y los comarcales o
municipales, indagando en nuestros recursos, examinando experiencias de otras
7. partes, en un amplio examen que abarque desde la opciones legales hasta los
propios programas.
8.
Reforzar y articular el área del saber acerca de la actividad cultural vasca.
Crear y promover puntos que ofrezcan documentación, investigación, reflexión,
compilación y formación acerca de la actividad cultural vasca y establecer
espacios de colaboración entre ellos.
9.
Ligado con lo anterior, reforzar los estudios sobre la actividad cultural
vasca, tanto de cara al liderato de las nuevas generaciones como en lo que respecta
a agentes políticos, técnicos culturales, dinamizadores, profesores y otros…
10. Integrar contenidos de creación vasca en la Red y en las nuevas
tecnologías. Esta estrategia durante los últimos años ha sido una de las
preocupaciones de agentes públicos y sociales y, a pesar de que ha realizado un
corto trayecto, es preciso continuar y profundizar en ella.
11. Trabajar la divulgación exterior cuantitativa y cualitativa de la actividad
cultural vasca. Hacer llegar a las comunidades no vasco parlantes del territorio
vasco (es decir, a la mayoría de los ciudadanos) la propagación cualitativa de la
actividad cultural vasca y crear espacios para que esté presente a nivel mundial.
12. Crear un escenario universal permanente de la creación vasca dentro de
un proyecto cultural arquitectónico de gran prestigio. Un escenario
multidisciplinar universal puede jugar el papel de catalizador para creadores,
receptores, como espacio de relación para algunos proyectos, desde el aspecto de
la auto-imagen, desde la visibilidad de la comunidad vasca y como proyección
internacional. Podría ser una fórmula válida para encauzar más de una catalización
que en este momento precisa la actividad cultural vasca.
8. Estrategias e iniciativas
En otro análisis que hemos realizado paralelamente a este trabajo de
investigación, titulado “Fundamentos para desarrollar las estrategias de una
actividad cultural vasca”, se formulan dieciséis bases para que podamos situar
cómo entendemos el resurgimiento de la actividad cultural vasca. No vamos a
reescribir las dieciséis aquí (v. la última parte del informe citado). De todos
modos, en dicho informe y tras esos fundamentos, citamos doce estrategias que
nos parecen necesarias para desarrollar la actividad cultural vasca. Helas aquí:
1.
Dar pasos hacia la articulación de instituciones sociales y agentes
sociales de la actividad cultural vasca. Dicha articulación se ha de sustanciar en
dos niveles: de una parte, dentro de cada área de la actividad cultural vasca y, de
otra, en el ámbito general, entre las áreas. Existen actualmente algunos elementos
de esa articulación —está articulado el campo del bertsolarismo, hay alguna
articulación en el área de la edición, etc. — pero faltan otros espacios.
2.
Que cada uno de los ámbitos o expresiones de la actividad cultural vasca
comience a elaborar su espacio como un ecosistema y que realice la planificación
de sus elementos primordiales a tres niveles: transmisión, promoción y saber.
3.
Promover la conexión de agentes culturales colectivos de pueblos y
barrios con los creadores, aunando en esa dirección las fuerzas de los agentes
sociales y los agentes públicos en sus respectivas circunscripciones. Activar el
potencial que reside en la conexión de corales u orfeones, grupos musicales,
escuelas de bertsolarismo, grupos teatrales, creadores, escuelas de música y otros.
A la vez, crear proyectos para hacer resurgir el potencial del espacio simbólico de
la “fiesta”.
4.
Instaurar vías para la transmisión generacional de la producción cultural
vasca a nivel general y en cada uno de todos los espacios: de una parte, buscando
la transmisión del creador para hacer resurgir creadores, por otra buscando la
transmisión del participante, especialmente en el caso de los medios de expresión
basados en la participación y, por último, buscando la transmisión de la afición.
Para eso, cada espacio podría tener sus vías, mediante diferentes proyectos de
formación no-reglada, organizando formaciones regladas, utilizando las existentes
o bien elaborando otras vías de transmisión.
5.
Integrar la transmisión de la actividad cultural vasca en la educación
reglada, en la actividad curricular del centro. Esta estrategia queda en cierto modo
dentro de la anterior, aunque posee su autonomía propia.
6.
Elaborar unos parámetros de “mercado ajustado” en cada una de las
formas de expresión de la actividad cultural vasca, consensuarlos e
implementarlos de manera dinámica. Eso exige un previo proceso analítico y crear
una interlocución entre agentes sociales y públicos.
9. 7.
Proyectar la propagación o caja de resonancia de la actividad cultural
vasca en el sistema de media de Euskal Herria. Para mejorar y garantizar la
resonancia de la creación vasca es preciso analizar la función que pueden
desempeñar los medios de comunicación principales y los comarcales o
municipales, indagando en nuestros recursos, examinando experiencias de otras
partes, en un amplio examen que abarque desde la opciones legales hasta los
propios programas.
8.
Reforzar y articular el área del saber acerca de la actividad cultural vasca.
Crear y promover puntos que ofrezcan documentación, investigación, reflexión,
compilación y formación acerca de la actividad cultural vasca y establecer
espacios de colaboración entre ellos.
9.
Ligado con lo anterior, reforzar los estudios sobre la actividad cultural
vasca, tanto de cara al liderato de las nuevas generaciones como en lo que respecta
a agentes políticos, técnicos culturales, dinamizadores, profesores y otros de ahora
mismo.
10. Integrar contenidos de creación vasca en la Red y en las nuevas
tecnologías. Esta estrategia durante los últimos años ha sido una de las
preocupaciones de agentes públicos y sociales y, a pesar de que ha realizado un
corto trayecto, es preciso continuar y profundizar en ella.
11. Trabajar la divulgación exterior cuantitativa y cualitativa de la actividad
cultural vasca. Hacer llegar a las comunidades no vasco parlantes del territorio
vasco (es decir, a la mayoría de los ciudadanos) la propagación cualitativa de la
actividad cultural vasca y crear espacios para que esté presente a nivel mundial.
12. Crear un escenario universal permanente de la creación vasca dentro de
un proyecto cultural arquitectónico de gran prestigio. Un escenario
multidisciplinar universal puede jugar el papel de catalizador para creadores,
receptores, como espacio de relación para algunos proyectos, desde el aspecto de
la auto-imagen, desde la visibilidad de la comunidad vasca y como proyección
internacional. Podría ser una fórmula válida para encauzar más de una catalización
que en este momento precisa la actividad cultural vasca.
Esas doce son las estrategias generales que puede desarrollar la actividad
cultural vasca para toda Euskal Herria y, en efecto, el diagnóstico que hemos
realizado acerca de la actividad cultural vasca de Gipuzkoa nos confirma la
necesidad de esas doce estrategias. Además de ellas y en conexión con las mismas,
existen otras estrategias y acciones más concretas que podrían echar a andar
específicamente en el territorio de Gipuzkoa. Algunas de ellas pueden
considerarse como subconjuntos de las doce estrategias citadas y otras muestran
una mayor autonomía. De todas maneras, para finalizar, enunciaremos las
iniciativas que sirven para completar (en ciertos puntos) y concretar (en otros) ese
lote de doce estrategias, desde la perspectiva guipuzcoana:
10. Crear un punto de encuentro —sea en forma de cluster o mediante cualquier otra
metodología— de los agentes que trabajan la actividad cultural vasca en el campo
del conocimiento, entrando en contacto el centro de investigación Sorguneak de la
Facultad Huhezi, la fundación Mintzola, el Área Iker de Bertsozale Elkartea, el
Gobierno Vasco… y el resto de agentes existentes en ese área, para que
intercambiemos lo que poseemos en el apartado del conocimiento y podamos
diseñar vías de progreso.
En lo referente a técnicos culturales, poner en marcha dos estrategias concretas: de
una parte, crear un sistema para hacer reuniones por comarcas y coordinar su
trabajo; de otra, crear un curso de formación permanente para los técnicos de
cultura de Gipuzkoa, para poder debatir conocimientos y estrategias en torno a la
actividad cultural vasca.
Realizar un mapa de celebraciones por pueblos y comarcas, y promover la renovación
de celebraciones tradicionales.
Impulsar la formación, el encuentro y las acciones fortalecedoras de grupos culturales
en los pueblos (grupos de danza, bertso eskolak, grupos musicales, puntos
culturales autogestionados, corales, grupos de teatro…) de Gipuzkoa.
Proyectar acciones para impulsar la valorización de grupos culturales de pueblos y
barrios, de cara a todos los agentes, tanto a los técnicos culturales como a los
políticos. Reconocer y promocionar el carácter de las asociaciones pro-euskera y
su federación.
Promover experiencias de agrupamiento o conexión entre diversos grupos culturales
locales en municipios y barrios, por la vía de experiencias como Uztarri, de
Azpeitia, o Kulturola, de Hernani.
Conectar las escuelas de música con los grupos locales y, por encima de la dimensión
académica de aquéllas, poner en marcha planes para trabajar su dimensión como
creadoras de grupos y como motor de celebraciones
Poner en marcha programas pilotos para que puedan extenderse y visualizarse
producciones culturales en euskera, en comarcas que ofrezcan condiciones de
comunicación adecuadas para ello (en cuanto a medios de comunicación,
instituciones sociales, etc.).
Impulsar en Donostia, teniendo en cuenta el lugar privilegiado que posee la capital,
una reflexión acerca de la capacidad de vivirse, programarse y visualizarse
producciones y actividades culturales en euskera.
En las áreas de política lingüística y cultural, impulsar una dirección compartida de
ambas, uniendo más íntimamente los dos campos, imprescindibles para ambas y, a
la vez, complementarios, comenzando por compartir orientaciones filosóficas y
11. estratégicas comunes. Diversos ayuntamientos —y, en otro nivel, la propia
Diputación Foral— podrían ser el crisol donde se comenzase a experimentar esa
fusión.
Es lógico pensar que Gipuzkoa sería el lugar más apropiado donde se estableciese ese
hipotético escenario universal que podría convertirse en el gran catalizador de la
actividad cultural vasca. En ese sentido, puede comenzarse a trabajar esta hipótesis
que formulamos como iniciativa de los guipuzcoanos.