Este documento ofrece recomendaciones para las empresas que deben negociar una segunda refinanciación con las entidades financieras. Sugiere anticiparse al proceso mediante un análisis serio de cada actividad y su contribución, y presentar un plan de negocio prudente y viable a largo plazo. También recomienda intentar mantener el control de la gestión y contener el aumento de los costes financieros, pues las entidades financieras ahora conocen mejor a las empresas y los sectores.
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A la segunda
va la vencida…
(Yes, we cash III)
Por Alejandro Roca.
Análisis y Control de Gestión. Lubasa
O, quizás el titulo debería ser: “Segundas
partes nunca fueron buenas”. Las
refinanciaciones realizadas en los últimos
dos años, están abocadas a ser revisadas
en el próximo año, debiendo las
compañías, recordar y aplicar lo
aprendido en el primer proceso. Las
entidades financieras han mantenido en
los primeros procesos multitud de
compañías en determinados sectores, por
razones estrictamente de su cuenta de
resultados, en un momento en el que el
colapso generalizado y la presentación
masiva de concursos, hubieran creado un
caos no recomendable. Pero no
olvidemos que el problema seguía
latente, y llega el momento ahora de
levantar la alfombra.
Los planes de negocio de cualquier sector
realizados hace dos o tres años, distan
mucho de manera generalizada de la
realidad que estábamos viviendo. De una
recesión en “V”, que preveía crecimientos
en el cuarto trimestre del año 2009,
hemos pasado a un escenario en forma
de “L”. Eso sí, deberíamos hacernos a la
idea de que la parte larga de la “L” es la
que está en posición horizontal.
Uno de los errores más habituales de las
empresas en los primeros procesos de
refinanciación fue esperar más de la
cuenta pensando equivocadamente que
puede aguantarse la situación actual,
esperando una vez más en una
recuperación futura dentro de unos años.
Por lo tanto, si su compañía está
incumpliendo su plan de negocio, es
recomendable que se replantee de
manera inmediata revisar los acuerdos a
los que llegó con las entidades
financieras.
Vamos a realizar por lo tanto,
algunas recomendaciones de
cara a estos procesos:
• La anticipación es crítica. Por un lado
debe de iniciarse el proceso con caja
suficiente para afrontarlo, ya que ahora
será mucho más difícil obtener “dinero
nuevo” durante el proceso, por otra parte
no deberíamos esperar a que el deterioro
del negocio sea tan importante que haga
inviable su reestructuración y por último,
porque en previsión de épocas de
racionamiento, no va a haber
financiación para todos ya que las caídas
de actividad del último año van a
requerir un ajuste de competidores
anteriormente aplazado.
• Dicha anticipación ha de ser suficiente
para poder elaborar un análisis serio de
cada una de las actividades de la
compañía, su aportación de resultado y
caja. No es el momento de esperar
crecimientos y recuperaciones futuras.
Frente a las soluciones de paños calientes
de las primeras refinanciaciones, la
cirugía ha de ser la pauta en las
segundas. Hay que entender, que aunque
el riesgo es compartido con las entidades
financieras en el caso de que nos veamos
abocados a una situación concursal, se le
va a solicitar a las entidades financieras
otro esfuerzo, y eso, por el lado de la
empresa, ha de tener su contrapartida.
• Es necesario buscar una solución
estructural que favorezca la viabilidad a
medio y largo plazo de la compañía bajo
escenarios conservadores. Ya no valen los
ejercicios de maquillaje de los primeros
procesos para poder salir bien en la foto,
la solución a buscar debe plantearse a un
horizonte de muy largo plazo, siendo la
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4. prudencia en las proyecciones la pauta a
seguir. Si la realidad acaba superando a
las mismas, ya se buscarán instrumentos
para compartir el exceso. Debemos evitar
que las entidades financieras sean las
que soliciten a las empresas que se
ajusten y adapten a la nueva situación
porque claramente, es un indicador de
debilidad en la gestión.
• Después del tiempo transcurrido, las
entidades financieras a través de los
seguimientos periódicos, han acabado
por conocer perfectamente la compañía
tanto como los sectores en los que opera,
al haber refinanciado probablemente a
los competidores. Eso, por un lado
facilitará la comprensión del plan de
negocio, pero por otro lado, les permitirá
conocer la posición relativa frente a la
competencia, que es básicamente si se ha
gestionado mejor que el resto del sector.
A su vez al conocer a la perfección la
evolución de los mismos, podrán validar
en primera persona los planes de negocio
presentados, a pesar de que dispondrán
probablemente de un asesor para esto
durante el proceso.
• Durante las primeras refinanciaciones
tanto las empresas como las entidades
financieras han ido aprendiendo de este
tipo de procesos. Ha de aprovecharse esa
experiencia. Sobre todo, las compañías
deberán prepararse para contener el
incremento de los diferenciales que la
banca, con una asombrosa habilidad, ha
ido plateando. Si la empresa va a realizar
un esfuerzo para garantizar su
continuidad, que sea para eso, y no para
que la carga financiera la exprima
permanentemente. Ya no solo hay que
volver a adaptar el perfil y los plazos de
la deuda, sino hacerlo también a un coste
asumible.
• Otro de los objetivos primordiales es
intentar mantener el máximo nivel de
control sobre la gestión de la compañía,
evitando los intentos de la banca de
interferir directa o indirectamente en la
misma. Al final, y aunque la parte
estrictamente numérica y financiera dirá
mucho sobre las posibilidades de
salvación de la empresa, las entidades
financieras se preguntaran: “¿Es capaz
este equipo gestor de conseguir
devolverme la deuda?”. La credibilidad
demostrada por los directivos en los
últimos años será clave, por lo que si la
respuesta a la pregunta es un “No”,
podrán exigir el cambio del equipo
directivo, interviniendo “de facto” la
empresa. Eso sí, desde ese momento, la
prioridad es la devolución de la deuda, y
no la gestión, ni la evolución ni
crecimiento de la misma.
• Aunque ya se han dado casos en
compañías cotizadas, y en algunas de las
compañías anteriormente gestionadas
por capital riesgo, la incorporación
mayoritaria al capital de las empresas por
las entidades financieras no es tónica
habitual. Probablemente, a medio plazo,
será más habitual que fuercen en cierta
manera las fusiones entre distintas
compañías, con la dilución, en cualquier
caso, de la participación de los
accionistas actuales. Únicamente por
buscarle un lado bueno a esto, quizás se
consiga volver al concepto de “cartera
industrial” de los años ochenta y a
aquello tan aburrido de captar depósitos
y dar préstamos, retomando tanto el
contacto con la sociedad, como con el
tejido empresarial.
• En cierta manera, la agresividad de las
entidades financieras vividas en los dos
últimos años ha pasado a conductas más
colaboradoras ofreciendo posturas más
flexibles. Buena parte de ese cambio de
actitud viene motivado por la presión
Finanzas
A Fondo
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Otro de los
objetivos
primordiales es
intentar
mantener el
máximo nivel
de control
sobre la gestión
de la compañía,
evitando los
intentos de la
banca de
interferir
directa o
indirectamente
en la misma.
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5. realizada por el Banco de España sobre el
sector financiero a través del
endurecimiento de la normativa de
provisiones. La banca extranjera, con una
normativa mucho más estricta que en
algunos casos obliga a provisionar el
100% de la deuda frente a una situación
preconcursal, no es buena compañera de
viaje en estos procesos. Además del
mayor ritmo de dotación de provisiones,
porque asumen que las mismas están
consolidadas, por lo que una vez pasadas
por la cuenta de resultados, ya no queda
más que perder.
• La experiencia de las entidades
financieras y empresas durante los
procesos de refinanciación vividos, han
hecho concluir a ambas que la peor
solución es siempre no llegar a un
acuerdo, provocando por lo tanto el
concurso de la sociedad. Bajo esta
premisa, y teniendo en cuenta que en
España mas del 90% de los concursos de
acreedores acaban en liquidación, la
situación concursal no debería ser un
escenario a plantear, salvo una no
viabilidad manifiesta una vez realizado el
plan de negocio.
• La presentación de concurso, hace que
las entidades financieras pasen a un
segundo plano y elimina cualquier
capacidad de decisión, influencia o
gestión que pudieran tener en un
proceso de refinanciación. Con el
agravante de que los procesos
concursales se demoran y que cabe la
posibilidad de que decisiones o pactos
alcanzados con la banca puedan ser
cuestionados o retrotraídos. Además de
acabar en liquidaciones (declaradas o
encubiertas) que generalmente conllevan
la renuncia, como parte de la solución,
por parte de la banca a la recuperación
total de la deuda.
• Mucho se ha escrito sobre si la
negociación se ha de realizar de manera
individual (bilateral) o conjunta (pool
bancario). La experiencia ha demostrado
que los procesos multilaterales son
mucho más lentos y que además las
“malas ideas” se contagian y se acaban
aceptando las condiciones de la entidad
financiera más exigente. En cualquier
caso, nunca olvidemos, que a no ser que
se estructure la deuda como sindicado,
los bancos nunca actuarán realmente
como pool. Siempre, aunque guarden las
formas en las reuniones conjuntas,
velarán única y exclusivamente por sus
intereses particulares.
• Es curioso observar como se invierten
los roles en estos procesos. El banco con
mas exposición a la compañía, y/o con la
deuda mas descoberturada en términos
de garantías, será probablemente el
mayor defensor de la búsqueda de una
solución. Sin embargo, el banco pequeño
o con su deuda garantizada en exceso,
amenazará con salir de la compañía, y en
cualquier caso, no querrá compartir los
activos que tiene en garantía con
ninguna entidad. Algo que
probablemente se mantendrá inmutable
en las segundas refinanciaciones, es que
ninguna entidad financiera querrá cubrir
total o parcialmente el hueco dejado en
un hipotético abandono de alguna
entidad financiera. Dicha entidad
financiera, que al tener la deuda cubierta
con holgura con activos, ya no descarta
la solución general, pasará a tener
muchísima mas participación y peso de la
que su porcentaje en el pool le atribuye.
A pesar de que las negociaciones sean
bilaterales, para poder cerrar, incluyendo
y adaptándose a las peculiaridades de la
situación de cada banco, las condiciones
deberían ser homogéneas ya que
finalmente todas se repagan de los
mismos flujos de caja.
• Pasado ya hace un tiempo de la vuelta
de vacaciones, y con resaca del síndrome
post vacacional, es hora de que las
compañías aprovechando la “campaña”
del presupuesto, inicien ese proceso de
reflexión a medio plazo
Eso sí, del trabajo realizado estos últimos
años, así como de la preparación y
análisis de la compañía para la toma de
decisiones, dependerá que apliquemos el
título del artículo o aquello de “Segundas
partes nunca fueron buenas”. M
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VL
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