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Anexo 1
Las aventuras de los hermanos Martínez
A orillas de un río existe un lindo pueblo llamado
“CHANDIA” cuyo clima es cálido, con hermosos
paisajes y en él vive una familia muy peculiar y
diferente.
Ahí en una casita acogedora habitan los “Martínez”,
esta familia la conforman Don Felipe y la señora
Tania, quienes tienen dos hijos, llamados Carlos y
Noris.
Quienes siempre se ayudan en todo, trabajaban
muy duro fabricando juguetes únicos y originales,
para comercializarlos en la ciudad, y sobre todo son muy unidos, amorosos y
siempre sonríen.
A pesar de que el dinero no les alcanzaba y a duras penas su huerto les daba
uno que otro vegetal y frutas, nunca se los veían desanimados.
Un día la situación de la familia se puso muy, muy pero muy difícil, nadie está
satisfecho, ni comprendía el por qué no podían vender todos los
juguetes.
Carlos, Noris y sus padres estaban muy decepcionados y
preocupados por su economía, habían puesto su máximo esfuerzo
en hacer aquellos juguetes, pasaban los días y seguían sin vender
nada y lo poco que tenían guardado se estaba acabando.
Una tarde después de regresar de un intento fallido en vender sus
piezas de arte y juguetes, los señores Martínez decidieron que era
hora de dejar de hacer ese trabajo y cambiarlo por algo que les
permita sobrevivir y sobre todo regresar ese ánimo tan positivo con
el que se caracterizaban.
Al escuchar lo que sus padres querían hacer, Carlos y Noris se empezaron a
entristecer. Ya que a ellos les fascina ayudar a sus padres en el taller armando
y fabricando los juguetes y no soportaban tal idea; así que los pequeños salieron
al patio trasero para despejar su mente, ahí se encontraba el huerto y en él un
gran peral, los dos hermanos se recostaron junto al gran árbol y observando el
cielo estrellado mientras pensaba en que podrían hacer e inventar para cambiar
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la idea de sus padres, y volver a crear los juguetes que tanto les fascinaban,
entre una idea y otra seguían los pequeños tratando de descifrar cómo lo
lograrían su objetivo.
Cuando de repente empezó hacer viento, y fue en ese preciso momento que
sonó un ¡baam! se rompió una ramita del peral, la cual les pegó muy fuerte en la
cabeza a los pequeños.
Los niños despertaron, pero todo era muy diferente para ellos, y estaban muy
desconcertados habían despertado en un lugar espectacular y mágico, en ese
lugar se encontraban muchos juguetes de todos los colores, tamaños y formas
era algo sorprendente, lo que nunca habían visto jamás. Al instante se sintieron
completamente serenos y felices, porque se percataron que se encontraba en
una juguetería en la cual se hallaban muñecos muy similares a los que fabricaba
en conjunto con sus padres, lo extraño era que aquellos, parecían que se
encontraba ahí, ya hace mucho tiempo llenos de polvo y de telarañas. Al verlos
sigilosamente Carlos y Noris se percataron que los juguetes tenían fallas y
pensaron:
Carlos: - ¿Quizás por eso siguen aquí estos juguetes hermana?
Noris: - Sí..., ¡Ya se los repararemos juntos hermanito!
Ambos habían crecido viendo a sus padres crear y reparar toda clase de
juguetes, que no era difícil para ellos arreglarlos ya que sabían manejar muy bien
las herramientas; así que no perdieron tiempo y fueron corriendo a buscar lo que
necesitaban, pero como el sitio era desconocido para los chicos, no encontraban
y no tenían idea de donde hallar todas las herramientas necesarias para empezar
a trabajar, comenzaron a buscar en una caja, en otra y así sucesivamente.
Por lo cual les tomó más tiempo de lo que esperaban, y ya se estaba ocultando
el sol, cuando al fin encontraron las herramientas. En ese preciso momento en
que se acercaba al sitio donde estaban los juguetes, los niños se percataron que
los juguetes se movían.
Noris: - Mira hermano ¡Ay!, ¿Por qué está pasando eso?
Carlos: - No lo sé hermanita ¡Creo que el cansancio nos está haciendo que
veamos cosas extrañas, no, no, no puede ser posible, acaso estamos
enloqueciendo; son muñecos hecho de maderas!
Si estaban viendo muy bien Carlos y Noris, y no deliraban como ellos creía. El
cascanueces, pantera, princesa, marioneta y muñeca se movían, habrían
cobrado vida.
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Los pequeños hermanos estaban
completamente sorprendidos no
podían creer que los juguetes
caminaran y sobre todo que
hablaran, eran como personas reales
con disfraces. Tanto fue el asombro
de ambos que decidieron
esconderse tras unas cortinas cerca
de la ventana.
Transcurrían los segundos y los
niños Martínez consternados
observaban y escuchaban a los juguetes cuidadosamente, aun sin creer lo que
estaba pasando, susurrando al oído Carlos le dijo a Noris: ¡mira en donde hemos
venido a parar ojalá que no nos vean!
Muñeca: ¡Hola amigos, ¡cómo se sienten hoy!
Cascanueces: Como siempre mal, no te das cuenta.
Princesa: Y sí que lo estamos
Marioneta: ¿Cuánto tiempo creen que seguiremos en este estado?
Pantera: ¡Eternamente!
Cascanueces y Princesa: Sí eso creemos….
Muñeca: Porque, piensan de ese modo, deben ser más positivos. Ya verán
pronto nos repararán.
Al escuchar aquella controversia de los juguetes Carlos y Noris, querían brindar
su ayuda a los muñecos, pero el temor que sentían los pequeños en pensar que
los juguetes no aceptarían su ayuda, no les permitía salir de su escondite.
Mientras tanto en casa de los Martínez, los padres de los niños aún no se daban
cuenta de la ausencia de ellos, tan preocupados y concentrados estaban con
respecto a la situación en que se encontraban, que pasaron horas y horas en
percatarse que los niños no estaban por los alrededores.
Cuando era la hora de la cena y llamaron a los niños, con voz alarmante dijo su
padre no están en la casa, la esposa con voz serena y tranquila contesta: no te
asustes han de estar en el huerto como de costumbre conversando o comiendo
alguna fruta.
El padre se dirige al huerto a buscar a sus hijos, pero no los encuentra, asustado
se dirige corriendo a comunicarle a su esposa: ¡los niños no están!
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Al escuchar tal cosa, la madre muy asustada y consternada le contesta: es de
noche en donde los buscaremos.
Don Felipe abrazando muy fuerte a su esposa le indica que iría a buscarlos por
los alrededores, tranquila ellos son muy inteligentes y sabrán cuidarse. Tenemos
que mantener la calma y rezar que no les pase nada.
Mientras que los padres de Carlos y Noris buscaban sosiego. Los dos pequeños
seguían en el mismo lugar sin saber qué hacer.
Noris: Hermano ha pasado mucho tiempo desde que nos escondimos aquí, que,
si salimos y dejamos a un lado este miedo de rechazo, y sólo los ayudamos.
Carlos: No aun no, Noris deja que los juguetes se desahoguen
Noris: Esta bien…
Carlos: Hermano yo pienso que ya podemos salir de este escondiste porque los
juguetes ya se fueron a escuchar de donde venia esa melodía.
De repente escucharon una hermosa y dulce melodía, les entró mucha
curiosidad a los dos hermanitos por saber de dónde o de quien provenía tan
majestuosa música, así que abrieron sigilosamente un poquito las cortinas que
los cubrían para descubrir el porvenir de esa mezcla de sonidos tan increíbles.
Al abrir apenas las cortinas se dieron cuenta que los muñecos eran quienes
emiten los magníficos sonidos.
Noris: ¡Carlos, viste los muñecos son!
Carlos: ¡Silencio! nos van a descubrir.
Seguían maravillados por tan dulce melodía, sin notar que estaban por ser
descubiertos por tan solo un despiste.
La pantera, marioneta, princesa, cascanueces y muñeca escuchaban los
susurros de los pequeños.
Marioneta: Escuchan eso, paren de entonar…
Princesa: ¿Qué cosa tenemos que escuchar?
Pantera: Silencio...oigan.
Cascanueces: Si son vocecillas y pasitos.
Muñeca: ¡Ay! Y si son ratones…
Pantera: Silencio, así no vamos a descubrir que es….
Marioneta: Creo que viene de atrás de las cortinas
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Princesa: Sí es de ahí
Cascanueces: Pues veamos
Y de pronto los muñecos fueron descubrieron a los pequeños. Aja ya los hemos
vistos, salgan.
Carlos y Noris salieron todos penosos de su escondite.
Juguetes: ¿Qué tiempo llevaban escondidos? Respondan
Muñeca: No sean duros con los pequeños, permitirán que se expliquen
Juguetes: ¡Está bien! anden hablen
Noris: Bueno verán…No sabemos bien como hemos aparecido acá, estamos en
nuestro pequeño huerto pensando en cómo ayudar a que nuestros padres
Carlos: Es cierto lo que mi hermanita dice
Muñeca: ¡Oh! no se preocupen pequeños, los ayudaremos y cuidaremos,
verdad amigos
Juguetes: Mmmm
Carlos y Noris: Creo que nosotros somos quienes los ayudaremos
Juguetes: ¿Como?
Carlos: Mi hermana y yo somos muy buenos reparando juguetes, con nuestros
padres hemos aprendido…
Noris: Sí, podemos ayudar, esa es la razón por la cual aún se encuentran aquí
Muñeca: Pues sí, esperábamos ser reparados, y ya todos comenzaron a pensar
que ese milagro no pasaría. Les agradecemos mucho por ayudarnos
Juguetes: Están seguros en poder…
Carlos y Noris: Sí, confíen en nosotros
Los hermanos Martínez fueron enseguida a buscar las herramientas que las
habían dejado atrás de las cortinas, sin perder tiempo alguno los dos pequeños
iniciaron su trabajo. Limpiaron, lijaron, retocaron, barnizaron con gran alegría a
todos los juguetes. La pantera. princesa, cascanueces, marioneta y muñeca
lucían como nuevo, ninguno de los juguetes podía creer lo bien que se veían.
Pero en toda la alegría por los juguetes.
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De repente Noris sintió pesar y le dijo a su hermano con voz sollozante. Ojalá
hermanito que nuestros padres no se hayan dado cuenta, que no estamos en
casa, hermanito creo que hay que regresar a casa.
Carlos: Pero como, no sabemos ni siquiera como hemos llegamos acá
Noris: Es verdad, que haremos…
Juguetes: No se preocupen, hallaremos una solución. Recuerdan por que
salieron al huerto
Carlos y Noris: ¡Claro que sí! Estábamos pensando en cómo ayudar a nuestros
padres a poder vender los juguetes que fabricamos, porque parece que ya no
son atractivos ni novedosos
Noris: Hermanito, vamos rápido antes que anochezca, pues nuestra casa se ha
de hallar al otro lado creo, y tendremos que caminar apresurados
Juguetes: Calma Noris, todo estará bien. Díganos encontraron cómo ayudar a
sus padres.
Carlos: no, aún no
Pero en ese preciso instante Noris y Carlos supieron cómo ayudar a sus padres,
sin pensarlo aquellos juguetes le otorgaron la respuesta que tanto buscaban.
Cuando lo niños les daban las gracias a los muñecos, estos ya no se movían ni
hablaban, así que al salir del lugar los hermanitos se dieron cuenta que estaban
en un laberinto y no podían salir del lugar, vamos por el otro lado por ahí de
seguro habrá otra salida.
De repente Carlos y Noris se dieron cuenta que los juguetes le habían dejado
pistas para salir del lugar, los niños Martínez se miraron y con una gran sonrisa
caminaban para encontrarse con sus padres.
Después de todo lo sucedido los pequeños Carlos y Noris despertaron de ese
alocado sueño y junto a ellos encontraron una ramita del peral.
Carlos: Por qué será que aún estamos aquí, Noris, por qué estas riéndote
Noris: Es que es muy chistoso saber que, gracias al peral de nuestro huerto,
conocemos las respuestas de cómo ayudar a papá y mamá
De pronto los padres de ambos pequeños escucharon la voz de los niños y
salieron corriendo, a ver de dónde.
Don Felipe: Son los chicos, amor…
Señora Tania: Sí son ellos, que alegría vamos...
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El sonido de las voces llevó a Don Felipe y a la señora Tania hasta el huerto, en
donde vieron que las voces provenían de la parte trasera del peral, y justo ahí
estaban los pequeños. Los padres estaban tan felices de haberlos encontrarlos,
tanto era la felicidad que no paraban de abrazar a sus hijos.
Los niños se sintieron tan feliz de ver que sus padres ya habían pasado el susto
al encontrarlos.
Al siguiente día y después del desayuno Carlos y Noris regresaron al huerto, y
se sentaron otra vez junto al peral con sus padres, para contarles la extraña
situación que tuvieron el día anterior.
De pronto todas escucharon una voz que provenía de una flor morada que
estaba cerca de la perla, que decía: Corran niños vengan aquí junto a mí del otro
lado, los hermanitos miraron a la flor y era una flor tan hermosa, la cual empezó
a explicarles a todos por qué los chicos habían vivido aquello. Pero todos los
Martínez estaban tan atónitos que ni hablaban.
La flor les dijo que no temieran y que se relajaran, después les siguió contando
una historia muy antigua del sitio, y pregunto ¿quieren oirá?; era tanto el asombro
que solo movieron la cabeza la familia Martínez, sabe mucho antes de que
hayan personas, este lugar era un bosque muy lindo y especial; y aquel peral
que ven aquí es el más antiguo, en él desplaza magia y sabiduría, quien necesita
saber o descubrir alguna cosa para solucionar sus inconvenientes, y esté cerca
del gran perla el con su magia yo ayudará, claro que hay veces que brinda su
apoyo de manera muy excéntricas, como lo hizo con ustedes exclamó la
pequeña flor.
Noris y Carlos salieron del asombro y todos contentos exclamaron: ¡Así fue!
Carlos: ¡Es verdad! Nos entregó la solución de nuestro problema
Don Felipe y la señora Tania: ¿Cómo fue que hizo eso el peral?
Flor: ¡¡Sí!! Cuéntenos chicos
Hace que los niños iniciaron a narrar su muy tierna y peculiar historia, los padres
no creían lo que sus pequeños hijos decían, ya estaban perplejos.
Carlos y Noris: ¡Eso nos pasó padres!
Señora Tania(mamá): ¡Estamos muy seguros mis pequeños, cierto amor!
Don Felipe(papá): Pero... como supieron cuál era la solución que les dio el peral,
aun no comprendo bien
Flor: ¿Podrían ser más específicos chicos?
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Noris: Pues Verán…Cuando mi hermano y yo, terminamos de reparar a todos
los juguetes vimos que estaban muy lindos; ellos nos querían agradecer
indicando como llegar a casa, fue ahí que Carlos y yo nos dimos cuentas que
volvieron a ser juguetes estáticos y también vimos que nos dejaron señalando el
camino para volver.
Carlos: Así, es mi hermana y yo supimos que la solución no era dejar de hacer
lo que hacemos, sino mejor aquello que realizamos con tanto cariño.
Noris y Carlos: ¡Y que creen ya saben cuál es la respuesta
a este problema!
Don Felipe (papá): Creo que sí, la solución es mejor nuestro
trabajo; pero ¿Como?
Señora Tania (mamá): Amor, deja que los niños concluyan
la idea.
Flor: Me parece perfecto, continúen
Noris: Yo terminare la idea, sí; pues esa respuesta es que, si mejores los
juguetes de madera que hacemos, pero que le si los lijamos y pintamos con
colores llamativos y si de damos vida.
Don Felipe (papá): ¿Como haríamos eso Noris?
Carlos: Padre lo que mi hermana quiere decir que como usted es bueno con la
mecánica y electricidad, puede hacer los muñecos tengan movimiento
Señora Tania (mamá): Sí, puedes hacerlo es genial.
Don Felipe (papá): ¡Es verdad puedo hacer unos circuitos eso hará que se
muevan!
La familia estaba tan alegre que, ni notaron que la flor volvió hacer una flor. Y ni
siquiera perdieron más tiempo, entre todos fueron a buscar lo necesario para
llevar a cabo la idea de los nuevos juguetes, los cuales se hicieron muy famoso
en varias ciudades.
El tiempo transcurrió y los juguetes siguen siendo populares e incluso, varias
empresas querían sus muñecos, muñecas y demás juguetes, era impresionante
lo que había causado esa peculiar historia que vivieron los niños Martínez; el
negocio creció tanto que ellos tuvieron varias sucursales y contrataron más
personal debido al trabajo.
Pero ya ni siquiera tenían que seguir trabajando, pero como era de esperarse
esta peculiar familia lo seguían realizando, ya que les gustaba mucho y lo hacían
sobre todo para ver felices a los demás.
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De seguro se han de preguntar que paso con el gran peral y la ramita que les
cayó en la cabeza a los hermanos.
Pues el peral sigue ahí en el huerto, que está ubicado en el patio trasero de su
acogedora casa, siendo cuidado y como siempre sin dar un fruto y la ramita se
encuentra en un lugar donde todos pueden verla; para la familia Martínez esa
pequeña ramita es como un gran tesoro al igual que el árbol.
Y de esta manera es como los Martínez siguieron realizando lo que tanto los
apasionaban, como siempre junto y compartiendo el amor familiar que tantos los
caracteriza.
FIN