1. Interferón
Los interferones son unas proteínas producidas naturalmente por el sistema
inmunitario de la mayoría de los animales como respuesta a agentes patógenos,
tales como virus y células cancerígenas. Los interferones son glicoproteínas de la
clase de las citosinas. Reciben su nombre debido a su capacidad para interferir en
la replicación de los virus en las células hospedadoras. Se unen a receptores en la
superficie de las células infectadas, activando
diferentes vías de señalización en las que
participan diversas proteínas antivirales (como
la PKR), para impedir la replicación de una
amplia variedad de virus de ARN y ADN.
Cumplen, además, otras funciones: activan
células inmunes, como los macrófagos y las
células NK; incrementan el reconocimiento de
células cancerígenas o infecciones al
dinamizar la presentación de antígenos a los
linfocitos T y, finalmente, incrementan la capacidad de las células sanas para
resistir a nuevas infecciones víricas. Ciertos síntomas como el dolor muscular y la
fiebre están relacionados con la producción de interferones durante la infección.
Se distinguen tres clases de interferones según sus características estructurales y
biológicas:
1. interferón α o tipo leucocitario.
2. interferón β o tipo fibroblástico.
3. interferón γ otipo inmune, producido por linfocitos T y células NK.
Los interferones α, de los que se han identificado diversos subtipos, son
polipéptidos no glicosilados, mientras que los interferones β y γ son polipéptidos
glucosados. Los interferones α son producidos por monocitos, leucocitos, linfocitos
B en respuesta a virus y otros estímulos denominados inductores de tipo I que
2. comprenden otros microorganismos, componentes microbianos y diversos
compuestos sintéticos. Tienen un importante papel en la respuesta a las
infecciones virales agudas, como mediadores de la respuesta viral inespecífica
que precede a la respuesta inmune específica si bien también intervendrán en la
modulación de esa respuesta inmune y como inmunomoduladores en general.
Tienen también acciones antiproliferativas y por ello se han desarrollado usos
terapéuticos de los interferones α para algunos procesos antineoplásicos.
Así como los interferones α y β también llamados interferones de tipo I, poseen las
propiedades antivíricas, antiproliferativas e inmunomoduladoras mencionadas, los
interferones γ, producidos por los linfocitos T en respuesta a estímulos
antigénicos, actúan únicamente como inmunomoduladores. Mediante diversos
procedimientos, se han desarrollado varios interferones α para su administración
como medicamentos antivíricos.
Características de los interferones
Los IF tipo I se caracterizan por tener las siguientes actividades o funciones
bioquímicas:
1. Acción antiviral
Inhibe muchos de los estadios del ciclo vital de los virus, lo que les confiere una
actividad directa en la replicación y producción viral. Aunque los IF son
relativamente no específicos en su acción antiviral, los diferentes subtipos se
comportan de diferente forma.
2. Acción antiproliferativas
Se comportan como potentes inhibidores del crecimiento celular, tanto normal
como neoplásico. Para conseguir este efecto inducen la producción de la 2-5-
oligoadenilato sintetasa y de protein-qinasas. También inducen la producción de
una enzima responsable de la eliminación del triptófano, lo que puede repercutir
en la inhibición de la proliferación.
3. 3. Inmunomoduladoras
Los IF son producidos fundamentalmente por células integradas en el sistema
inmune, de forma que el IF-gamma parece actuar fundamentalmente como
inmunomodulador.
Los IF pueden modular la respuesta inmune por diferentes vías:
Potenciando o inhibiendo la producción de anticuerpos.
Por su efecto sobre las células mediadoras de la inmunidad celular.
Incrementando la expresión del complejo mayor de histocompatibilidad.
Regulando el potencial citotóxico de las células NK.
4. Son receptores dependientes
Los IF a y b tienen una similitud del 30 % en su estructura, compartiendo sus
receptores de membrana. El IF-g dispone de su propio receptor de membrana, el
cual no muestra ninguna similitud con las otras proteínas.
5. Especie-específicos
Los IF son especie específicos, lo que dificultó en gran medida su producción en
los primeros momentos, dada la dificultad para obtenerlos desde células humanas.
Hoy en día las técnicas de Biología Molecular han permitido clonar los genes de
los
IF, permitiendo su más fácil producción.
Usos Farmacológicos
Actualmente existen varios tipos de interferón que han sido aprobados para su uso
en humanos, y la terapia de interferón se
utiliza junto con la quimioterapia y la
radioterapia en el tratamiento del cáncer.
Cuando se usa de esta manera, el
interferón α y el interferón γ se administran
generalmente mediante inyecciones
4. intramusculares. La inyección de interferón en los músculos, venas o bajo la piel
es comúnmente bien tolerada. Los efectos secundarios más frecuentes son
síntomas catarrales: Aumento de la temperatura corporal, malestar, fatiga, dolor
de cabeza, dolor muscular y convulsiones. Eritema, dolor y dureza en el punto de
la inyección también se observan frecuentemente. Raras veces, los pacientes
experimentan caída del cabello, vértigo y depresión. Todos los efectos conocidos
son reversibles y desaparecen a los pocos días de abandonar el tratamiento.
El interferón alfa está indicado en el tratamiento de la hepatitis C y de la leucemia
mielógena crónica.
El interferón β se utiliza en el tratamiento y control de la esclerosis múltiple. Por un
mecanismo aún desconocido, inhibe la
producción de las citosinas de Th1 y la
activación de monocitos. También tiene una
labor importante en el shock séptico.
Los investigadores han descubierto que los
interferones pueden mejorar la actuación del
sistema inmunitario de un paciente con cáncer
contra las células cancerosas. Además, los
interferones pueden actuar directamente contra las células cancerosas al hacer
más lento su crecimiento o al facilitar que las células se formen con un
comportamiento más normal. Los investigadores piensan que algunos interferones
pueden también estimular las células asesinas naturales, las células T y los
macrófagos al reforzar la función anticancerosa del sistema inmunitario.