1. A través del tiempo el concepto de niño ha ido evolucionando, desde que se lo
considerara como un adulto en miniatura hasta el concepto actual en que se lo
valora como una entidad biopsíquica con caracteres y estructura propia y definida.
Aparte de esta conceptualización biopsíquica del niño (a), es maravilloso
referirnos a él o ella en su día, ya que niño (a) es una mágica palabra que encierra
tanta sabiduría, inocencia, candor, virtud, dulzura, energía, sencillez, sinceridad,
vitalidad y sobre todo ternura y mucho, mucho amor.
Por ello, al celebrar el Día del Niño (a), es importante que los adultos nos
comprometamos a brindarles ambientes óptimos donde puedan desarrollar todas
sus potencialidades y aptitudes físicas, intelectuales y emotivas, ya que son seres
únicos, candorosos y creativos que necesitan de las manos sabias y cariñosas de los
padres y maestros para encausar adecuadamente en la consecución de sus metas,
ya que desde el medio ambiente en que viven les llegan modelos y estímulos que
influyen en el comportamiento infantil, siendo éste el resultado de la historia
vivida por el niño. Debemos además protegerlos y cuidarlos de todos los peligros
que existen en nuestra sociedad (delincuencia, drogas, abandono, etc.) y cumplir a
cabalidad con sus derechos, especialmente al amor y cuidado de sus padres, a la
salud y a la educación. Enseñémosles la solidaridad humana, el amor al prójimo, la
belleza de la naturaleza, a gustar de la buena música y de la lectura de un buen
libro.