2. Era una mañana de primavera
mientras caminaba por el parque. Mi
corazón empezó a latir con fuerza al
ver a mi amada. Se llamaba Miriam,
tenía el pelo moreno, ojos marrones y
era guapísima. Me acerqué a ella y no
tuve el valor para decirle nada así que
pasó de largo.
3. Días después estando en clase ella me
dijo sonriendo:
- ¡Hola!- y yo le devolví el saludo muy
nervioso,- Hola, ¿cómo estás?-. Ella
sonrió y se sentó en su pupitre. Yo le hice
un poema y como no tenía el valor
suficiente para dárselo en persona, se lo
puse en su taquilla. Esperé a que ella
llegara y me fui corriendo. Me escondí en
un lugar desde el cual ella no podía
verme. Ella abrió la taquilla, vio el poema
y se puso roja, eso significaba que yo le
gustaba.
4. Más tarde le pregunté si le había gustado
el poema. Ella me dijo que sí, me abrazó
y se fue. Yo me quedé asombrado y me
fui a clase. A la semana siguiente fue ella
quien me puso un poema en mi pupitre y
en cuanto la vi, le pedí salir conmigo. Ella
aceptó, me besó y nos abrazamos
fuertemente.
Redactor: Miguel Ángel Gómez (2ºC)
Dibujante: Raquel Guerrero López (2ºC)