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    LOS CORAZONES OCULTOS
 
               
               
               
               
               
               
               
               
               
               

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    LOS CORAZONES OCULTOS
        ESCRITO POR:




       VANE PRADA RICO


              Y


          STAROSTA
      (RAFAEL BEJARANO)




               

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1



- Y continuamos acá, en su emisora “Todas las voces”, esta
noche lluviosa de Bogotá. Son las ocho y treinta de la noche
de este lunes 2 de Octubre. Es la hora de su sección “Los
corazones ocultos” Para estas semanas les traemos esta
nueva radio novela. Las líneas están abiertas. Llámenos,
coméntenos su opinión y si también les ha pasado. Soy
Marina, su locutora, y esta historia dice así:


“A través de la autopista, húmeda por la lluvia que había
pasado horas antes, se podía ver reflejada la enorme ciudad.
Los altos edificios se alzan implacables a ambos lados, como
custodiando el corazón de las calles por donde se puede ver
la luna mirándose en el reflejo del rocío del asfalto. Una
ciudad que alimenta la imaginación. Una ciudad que atesora
el silencio más que el oro, pues la contaminación por ruido
es mercenaria de la calma de las personas que la habitan.
Personas que a ratos se comportan como animales. Animales
furiosos. Calles en la ciudad. Calles que por momentos
también deja ver ríos de sangre. Violencia. Intolerancia.
Cuchilladas dadas por necesidad, por ira o por venganza.


                                4
Ciudad inalterable, por la cual todos vamos rodeados de
gente, que esta cerca o lejos de ti. No importa, siempre
vamos solos en realidad por estas calles, por estas avenidas
por estos andenes. Ciudad que no cambia y a la vez va
mutando contradictoria y sagazmente. En este lugar todo
pasa de repente: Historias de amor, de desamor, días de sol,
días de invierno. Gente que cada día llega y gente que se va,
para no volver jamás. Una ciudad de puentes, de gente con
mente y gente demente. Una ciudad que puede ser peligrosa,
porque siempre va corriendo de la mano de la muerte.
Ciudad preciosa que te da más de lo que puedas llegar a
necesitar o pedir. Una ciudad de día. Una ciudad de noche.
Un lugar que esconde secretos detrás de cada ventana. Que
abriga historias increíbles. Algunas más lindas. Otras
terribles. Una ciudad que se deja escribir su historia, cada
noche.


Maribel estaba sentada en el borde de aquella cama de motel
lujoso del norte de la capital. El espejo de cuerpo entero
frente a ella revelaba una faceta suya que desconocía y que
solo hasta ese momento se revelaba de una manera
entrometida ante sus ojos: Era una amante. Una moza, como
dirían en este país. Sus labios rojos develaban esa
sensualidad desbordada que solo se dejaba ver cuando ella

                              5
caía en el pozo sin fondo de la locura carnal desbordada. Ella,
siempre tan femenina y tan orgullosa, había llegado hasta
allí, presa de la incontenible necesidad de sentirse amada.
¿Con quien estaba? Eso era lo de menos. Solo su espalda
sudada y el cansancio de su pelvis revelaban la intensidad de
su entrega y la dopamina de su cerebro, desgranaba
pinceladas de satisfacción mientras el sol empezaba a asomar
una vez mas sobre la ciudad fría, que lo mostraba entre
sombras y lloviznas, traídas por el mes de Noviembre. El mes
de las almas, como le decía su madre, a la cual recordó y
sintió vergüenza por un instante, por saberse en el lugar
donde estaba y haciendo exactamente que.


Maribel traía la locura descarnada de las mujeres latinas:
Piel trigueña, Piernas bien torneadas, senos firmes, trasero
redondeado de tanto subir y bajar de los buses de transporte
masivo día tras día, a donde acudía a su trabajo de
recepcionista en uno de los mas prestigiosos periódicos de la
capital. Por ser la primera imagen de la empresa ante un
visitante, tenia que permanecer siempre presentable y eso
era algo que a ella le quedaba fácil, pues por puro capricho
del destino o la genética, su cabello permanecía siempre lizo
y su cutis era de un blanco parecido a las porcelanas finas
que se venden en los almacenes de antigüedades a precios

                               6
alarmantes para el costo de vida de la nación. Sin mucho
esfuerzo se podía transformar de una chica humilde venida
del interior del país, a una mujer fatal, preciosa y sensual.


El baño del motel se abre y da paso a un hombre de unos
cuarenta años (Casi veinte menos que la edad de Maribel)
hace su aparición en la escena. Juan Manuel, de lo mas alto
en la pirámide organizacional del Periódico, padre de familia,
dos hijos: Manuelita y Mateo, ambos entrando a la
adolescencia y María del Carmen, Su esposa, dueña de una
floristería de prestigio, la cual ni se imaginaba en las que
andaba su marido en aquellos momentos. Un hombre de
mentalidad brillante, buenos modales y educación de
posgrados en el extranjero, totalmente perdido en su mente y
su razón por una recepcionista que lo llevo a recorrer el
agridulce sabor de la infidelidad y el inventar excusas
absurdas a deshoras de la noche tales como: “No…imagínate.
La producción se atasco y tengo que quedarme a revisar la
impresión” o “No puedo ir a casa todavía, hay reunión de
última hora por lo del tema del presidente….yo después te
explico”


Maribel lo sigue con la mirada, ve como él recoge su ropa y
comienza a vestirse. Se desilusiona, sabe que se acerca el

                                7
final de aquella noche con pinceladas de pasión, algo de
amor pero sin duda, sabor y olor a lo prohibido. Ella
guardaba la esperanza que pasaran juntos lo que quedaba de
noche, quería recrear las escenas de las telenovelas o las de
los libros de amor que leía con la ilusión de encontrar su
príncipe azul.


Desde el primer día de trabajo, supo que algo iba a pasar con
Juan Manuel. Se fijo en él desde que lo vio caminar por el
pasillo de la recepción hablando por celular. Jamás olvidará
que alzó su mirada para ver el dueño de aquella voz y esa
estela de perfume que quedó en el ambiente la envolvió e
impregnó hasta su alma… ¡Esa misma mañana se prometió
que tendría a ese hombre!


Mientras él se vestía, comenzaba a arrepentirse. Sabía que
Maribel era de aquellas mujeres que elegían a los hombres y
presentía que lo que acababa de pasar, era el comienzo de
“algo” que por primera vez, no podría manejar y eso le
generaba incertidumbre y dudas; sentimientos que jamás se
permitía tener.


Ella prendió un cigarrillo y empezó a buscar su ropa interior.
El brasier negro con encaje rojo, lo encontró detrás de una de

                              8
las mesas de noche, su panty estaba enredado entre las
cobijas, sus medias veladas así como su falda y su camisa
estaban detrás de la cabecera de la cama.


Ninguno sabía que decir, para los dos resultaba incomodo
ese silencio puesto que, era la primera vez que estaban en la
posición de tener una relación netamente pasional.


- Quieres que te lleve a tu casa- dijo Juan
- No, tranquilo, yo llamo un taxi – Contesto ella


“¡Dios que tonta! ¡Como dije eso!” Pensó Maribel. Se moría
de las ganas que sus amigas del barrio la vieran llegar en
carro con semejante hombre manejando y si estaba con
suerte, ellas hubiesen visto como él le daba su beso de
despedida…


Mientras esperaba que ella se terminara de vestir, tomó su
blackberry y se percató de las 5 llamadas perdidas que había
en su celular, 3 de su apartamento y dos del celular de su
esposa.


Presentía que ella pronto se iba a dar cuenta de sus aventuras
extra matrimoniales. Un amago de nausea lo invadió, pero

                               9
pronto se tranquilizo ante la premisa aquella de que un
hombre siempre sabe como escapar…




El viento helado de la madrugada acaricio el rostro de
Maribel mientras se subía al taxi. Desde el otro extremo de la
calle Juan Manuel supervisa la partida de su aventura,
mientras enciende el automóvil, rumbo a su casa. En el
camino se distrae recordando el cuerpo desnudo de Maribel
encima suyo, moviéndose y mojándose desfrenadamente.
Una sonrisa maliciosa se asoma en sus labios y de repente
frena en seco el auto. Estuvo a punto de arrollar a un ciclista,
repartidor de periódicos.


- ¡Me va a echar el carro encima o que gran pendejo!
-Perdón, perdón…Balbuceo mientras levantaba la mano
derecha y retomaba de nuevo la marcha.


María del Carmen ha estado despierta toda la noche. No ha
podido dormir, presa de una inevitable cantidad de
presentimientos femeninos y dudas. Su esposo, Juan Manuel,
ha estado actuando de una manera un poco “extraña” a lo
acostumbrado. Claro que no tiene por que preocuparse ¿Por
qué hacerlo? Doce años de matrimonio y una conducta

                               10
ejemplar, como padre y esposo, son suficientes para no
desconfiar, pero…Las novedades de las últimas semanas
generan en ella una sensación de algo que no había sentido
hasta ahora. Una inseguridad que la recorre y le hace
revaluar su comportamiento en los últimos años: Siempre
ocupada con los chicos, la floristería que demanda mucho
tiempo y atención, el sexo con su marido, que se vuelve cada
vez más escaso y que en ocasiones se limita a algunos besos y
caricias rápidas, algunos jadeos fingidos mientras piensa en
los arreglos florales que tendrá que entregar para algún
cliente al día siguiente. Y ahora, las llegadas tarde de Juan
Manuel, por motivos que nunca antes se habían presentado
en su trabajo. Después de dos partos y el paso a los treinta y
seis años de edad el mes anterior, de alguna forma han hecho
mella en su cuerpo otrora juvenil y fresco. Nunca se había
percatado de esos detalles hasta ahora. ¿Será que su esposo
también lo ha pensado? Y no tendría nada de raro, pues él
está en la edad de los cuarenta y a esa edad, los hombres
están en la etapa de la inestabilidad. Están buscando
tentaciones. ¿Y si su marido ya las encontró? Sintió como un
calambre en su estomago y se tomó la cara a dos manos,
mientras una lágrima rodó silenciosa por la habitación
conyugal de cortinas corridas y luces apagadas. Tal vez todo
era solo producto de su imaginación y su esposo está

                              11
ocupado trabajando y va a llegar cansado, con ganas solo de
dormir y no de escuchar reproches. Pero… ¿Y si no era tan
así?


En ese instante escucho el ruido del portón del garaje. Su
esposo había llegado a casa….Casi a las seis de la mañana…


Juan Manuel introdujo las llaves de la casa lo más despacio
posible para evitar hacer ruido pero todo su esfuerzo fue en
vano cuando Firpo, un Fila Brasilero, salió a recibirlo con
ladridos y movimientos de cola.


Lo calmo inmediatamente acariciándole una de sus orejas y
alzó la mirada para observar la hora en el reloj de cuerda
situado al frente de la puerta ‘‘Mierda, es tardísimo’’ pensó
Juan mientras se quitaba su chaqueta y la dejaba en el
perchero


- ¡Papi! Dijo Manuelita abrazando a su padre
- Hola querida, ¿Ya te vas a bañar para irte a estudiar?
- Si papi... ¿Acabas de llegar?
- Si mi muñequita, es que papi debe trabajar mucho para
poder darte todo el gusto del mundo



                                  12
-Hay pa… pero es re tarde ¡Como te negrean en ese
periódico!
- Vete a bañar que se te hace tarde


Al entrar a la habitación conyugal, encontró la cama tendida
y a María del Carmen abriendo las cortinas del cuarto.


- ¿Sería, Buenos días o Buenas noches Juan Manuel?
- Hay… María, no comiences, estoy completamente agotado -
Dijo mientras destendía su lado de la cama.
- ¿Vas a desayunar algo?
- ¡No me ves metiéndome en la cama! Despiértame en dos
horas y media por favor…


María del Carmen se limitó a salir de la habitación viciada
por su rabia, era imposible que una junta se demorara hasta
la mañana del día siguiente. Revisó que los muchachos se
estuvieran alistando para ir a estudiar y al ir a revisar cómo
iba el desayuno, observó la chaqueta de su marido, la cual
tomó rápidamente e introdujo sus manos en cada uno de los
bolsillos que tenía, pero para su sorpresa (o desgracia) no
encontró sino papeles de parqueadero y monedas. Pero al
olerla, sintió un vestigio de olor a perfume de mujer, no supo
con claridad, estaba mezclado con cigarrillo y humedad.

                              13
- Estoy alucinando - pensó mientras llevaba la chaqueta al
cuarto de ropas, ya era necesario lavarla.”


Bueno hasta aquí por esta noche. Mañana continuaremos
con esta historia. Me despido con la canción: “Crímenes
perfectos”     De Andrés Calamaro. Soy Mariana, su
locutora. Buenas noches…




                               14
2



- Son las ocho y treinta de la noche. Sean bienvenidos a su
programa “Los corazones Ocultos” Soy Mariana y en el
master como siempre, nos acompaña Harry. Hoy es martes 3
de Octubre y continuamos con el segundo capítulo de su
radio novela. Gracias por los e-mails recibidos con sus
opiniones sobre el programa. Continuamos:




“Maribel llego a su pequeño apartamento el cual compartía
con sus padres y su hermana menor y se dejó caer en su
cama… Una sonrisa se dibujó en su rostro, tomó uno de los
cojines que había en su cama, se lo puso en la cara y gritó de
alegría.


No podía creer lo que le estaba pasando, Juan Manuel era el
tipo de hombre que toda la vida se propuso tener, pero claro,
su único obstáculo era el anillo que tenía en su dedo anular.
Por otro lado era de nuevo el aprender a sentir dentro de su
pecho esa palabra llamada amor. El bendito amor. Sus ojos
cerrados recorrieron de nuevo el color de su pelo, el calor de


                              15
sus abrazos y el sabor de su lengua, la misma que disparaba
frases ingeniosas y figuras sensuales en su espalda. Sintió
unas ganas tontas de reírse de alegría y lo hizo, camuflada
debajo de las sabanas de su propia cama. Algo la estaba
llamando desde el fondo de su corazón y ella estaba
aceptando    esa   llamada,   completamente     desarmada    y
entregada. Maribel sabía bien que estaba enamorada, pero
era un secreto para ella sola, algo que no se puede dejar salir
a la luz. Las abrumadoras sombras de su soledad se
desvanecían ante la evidencia indiscutible de su nueva
relación. No habría con quien hablar de sus sentimientos,
pero para eso estaban las sordas paredes, los pensamientos
transparentes y el mar de viento de la capital, al cual siempre
se le puede confiar un secreto.


El periódico aquel día amaneció en el más extremo caos. Esa
madrugada había sido abatido por el ejercito uno de los
cabecillas principales de las fuerzas insurgentes de la nación
y la primicia era el premio mayor. Maribel llego con casi una
hora de retrazo y las reprimendas no se hicieron esperar. Ella
tan solo vio pasar como un rayo fugaz de la puerta hacia el
ascensor a Juan Manuel, y no hubo tiempo siquiera para una
mirada o un gesto. Tendría que esperar para volver a verlo en
el trascurso del día.

                              16
Juan Manuel entro a la sala de redacción, la cual
hormigueaba de personas que trataban de hacer su trabajo al
doble de la velocidad.


- ¡Vida hijueputa Juan Manuel, casi no llega! – Lo recibió
Abelardo, su jefe, el cual estaba pegado al techo por la
demora de éste y por el estrés propio del momento


- Yo… - Alcanzo a balbucear.-


- No me diga ni mierda – Repuso Abelardo.           –Después
hablamos. Por ahora lo importante es sacar la edición. Son
casi las nueve de la mañana y los proveedores no han
recibido nada.


- ¿Y por que? ¿Qué paso con la imprenta?


- ¡No me joda Juan Manuel! ¿En que planeta vive? No ve que
esta madrugada se bajaron al “Mono” Y los del periódico “El
observador” ya sacaron la noticia y a nosotros nos toco
rehacer toda la publicación de hoy… Nos ganaron la chiva
¡Reaccione y a trabajar! Necesitamos sacar esto en quince
minutos máximo…

                            17
- Si señor…. – Repuso avergonzado Juan Manuel mientras se
quitaba el saco y se remangaba la camisa. Seria un largo día.


Realizó un rápido consejo de redacción para saber en qué
estaba cada uno de sus periodistas y qué información
diferente había para así capotear los ejemplares que ya había
vendido “El Observador”.


Fue un día agitado y muy movido; el cenicero lleno de
colillas y un centenar de vasos de icopor con rezagos de
tinto, eran el reflejo del día que había tenido Juan Manuel.


- Juan Manuel podemos hablar – le dijo Abelardo cerrando
la puerta de su oficina.
- Claro Abelardo, toma asiento, espérate le paso el teléfono
de esta fuente a Manuela para que lo pueda entrevistar y ya
estoy contigo.


Cuando regresó, encontró a Abelardo viendo por la ventana y
fumando un cigarrillo.


- Ahora sí, cuéntame que pasó – dijo Juan prendiendo un
cigarro.

                              18
- Hace cuanto te conozco Juanito
- Toda una vida Abelardo… ¿Por qué?
- Mira no estoy acá para hablar de tu falta de compromiso
que últimamente has tenido con el periódico, sino por una
llamada que hace menos de 20 minutos recibí y que supongo
tiene que ver con todo este bollo en el que estás metido.


Juan Manuel aspiro profundamente y fuerte su cigarrillo


- ¿Quién te llamo?
- ¡Pues gran pendejo, tu mujer! quería corroborar que ayer te
habías quedado con los directivos en una reunión hasta las
cinco de la mañana.
- déjame explicarte…
- Mira, Juanito, no quiero saber, yo te conozco de toda una
vida, pero ya eres un viejo de 40 años para no saber cómo
ponerle los cachos a tu mujer. Solo quiero que te quede claro
que yo no quiero líos de faldas en mi empresa y por eso
espero que esta niñita con la que estás teniendo tu affair no
tenga nada que ver con el periódico ¡Y que esté bien buena! –
dijo Abelardo mientras apagaba el cigarrillo en un pequeño
espacio que quedaba en el cenicero del escritorio de Juan
Manuel. - ¡Ah, se me olvidaba! Le dije que estuviste



                              19
trabajando justamente en la chiva del guerrillero abatido en
combate, ¡Dile tú lo mismo y no la embarres más!


A continuación, le dio tres palmaditas en la espalda y
culminó su visita con un “Buen trabajo Juanito, Sabía que
podías. Vamos cinco mil copias vendías más que la
competencia.”


Hasta ese momento no había pensado en Maribel, el día
había estado muy duro y eso le gusto, porque se daba cuenta
que podía manejar “esta aventura”. Aunque ahora su
preocupación era María del Carmen, tenía mucha rabia.
Cómo se le ocurría llamar a su jefe a “Corroborar
información” aunque Abelardo era amigo de la familia, había
que saber separar los asuntos familiares de los laborales. Era
tiempo de dejar de ver a Maribel por un par de días para
calmar a su mujer y sus intentos fallidos de Sherlock Holmes.


Al pasar por la recepción la vio, pero solo se limitó a decir un
‘hasta mañana’ y mover la mano mientras seguía su camino.


- Hasta mañana “Doctor” - dijo Maribel sin poder ocultar su
descontento por la forma en que la estaba tratando.



                               20
Terminó los requerimientos que su jefe le había pedido,
cogió su bolso y salió a tomar el transporte urbano para irse a
la casa. Mientras caminaba pensaba en si era conveniente
llamarlo a su celular y después de meditarlo una y mil veces,
se armó de valor y lo llamo. Timbro las 5 veces
reglamentarias y se fue a buzón, volvió a intentarlo y de
nuevo buzón…


Tomó el bus, se sentó, esperó cinco       minutos y volvió a
llamar, pero esta vez Juan Manuel había apagado su celular.


Un corrientazo pasó por su estómago y por primera vez, odio
darse cuenta que ella era la amante, la sacrificada, la segunda
y le dolió, porque posiblemente su corazón no saldría bien
librado de todo esto.


Maribel vivía en el popular barrio “La Santamaría.” Un sitio
lleno de zonas comerciales donde se podía encontrar de
todo: Discos y películas piratas, billares, tiendas de ropa
traídas de toda la región antioqueña, a precios baratísimos,
de las cuales Maribel se había valido mas de una vez para
encajar sus hermosas curvas en jeans y camisetas ajustadas,
ya que siempre aprovechaba las promociones del: Tres por
treinta mil pesos. Una zona amplia de abasto que siempre

                              21
hormigueaba los fines de semana. Ferreterías, panaderías, y
una o dos casas, eso si muy bien disimuladas, de
prostitucion, en donde los hombres del sector, en su mayoría
trabajadores de construcción y obreros de empresas, iban a
dejar la mitad de sus sueldos, en busca de la promesa de
bombillas rojas del “Estoy para lo que quieras” Bares de salsa,
merengue, bohemios, en los cuales casi siempre se le podía
ver a Maribel acompañada de Liliana, amiga y consejera fiel
de ésta desde que estudiaban en el colegio y con la cual
siempre conservaron una gran amistad. Esa noche decidió
irse a tomar unas cervezas con ella, a pesar del sermón de su
madre, que le reprocho la llegada tarde de aquel día.


- Anoche llego a la madrugada y esta noche otra vez para la
calle… ¡Que belleza!
- No me demoro mamá…Solo voy a verme un rato con
Liliana…
- Claro…Siga saliendo con esas amistades y vera como le va a
ir…Pero a mi no me venga después acá con la barriga llena de
huesos Maribel porque le juro que la echo de esta casa….¡El
hogar se respeta carajo! ¡Maribel! – Terminó gritando la
señora mientras la chica cerraba el portón con fuerza tras de
ella.



                              22
La noche estaba fría y algo lluviosa, como todas las de
Noviembre en la capital. Liliana llego puntual a la cita y
juntas se encaminaron al bar “Macondo” En donde Vicente,
amigo de las chicas, era el propietario.


- Esta noche quiero beber y bailar, amiga… - Le dijo Maribel a
Liliana apurando un sorbo larguísimo de cerveza y
encendiendo un cigarrillo.


- ¿Pero que…Despechada Maribel?
- No que va…Si le contara en las que ando.


Y entre sorbo y sorbo de cerveza, Maribel le contó a Liliana
su aventura con Juan Manuel.


- Y lo peor es que hoy le marque al teléfono y no me quiso
contestar la llamada… ¡Hasta me apago el celular este
desgraciado!
- ¿En serio? ¡Mucho cabron! – Repuso Liliana encendiendo
otro cigarrillo.


- Yo no se ni que pensar…Pasamos una noche apasionada, ni
te cuento que nos hicimos el uno al otro y unas horas



                               23
después, a duras penas y el saludo…Eso me pasa por pendeja.
Y lo peor de todo es que… ¡Creo que me enamoré de él!
- ¡Hay no amiguita, no te lo puedo creer!
- En serio... Ese tipo es el hombre de mi vida.
- ¿Pero qué te pasa? ¡El tipo es casado!
- Yo se, pero…Ah….que rabia tengo. Soy una tonta. Una
estupida. Y con esa forma de actuar hoy de él, me siento
utilizada. Que mierda todo…


El sitio estaba lleno a esa hora de la noche y las dos
muchachas habían percibido a unos galanes que estaban en
una mesa de junto, mirándolas desde que llegaron.


- ¿Y esos tipos que? – Repuso Liliana. – Será que se animan a
venir a invitarnos a bailar o se van a quedar toda la noche
mirándonos como unos bobos…


- Pues yo en este momento, solo quiero divertirme a ver si
dejo tanta pensadera, venga yo les doy un empujoncito a
ver… - Dijo maliciosa Maribel y acto seguido, se quedo
observándolos y les disparo una coqueta sonrisa.




                               24
Como era de esperarse, el cóctel de picardía fue tomado con
prontitud por los muchachos y a la siguiente canción,
Rodrigo invitó a bailar a Maribel y Sebastián a Liliana.


Maribel estaba sin estarlo, aunque le había dicho a su amiga
que quería emborracharse y bailar hasta el cansancio, su
mente estaba pensando en él. No dejaba de revisar su celular
y aunque siempre lo encontraba tal cual como lo había
dejado, no perdía la esperanza de al menos, hallar un
mensaje de él.


Rodrigo no estaba nada mal, recién graduado de Publicidad,
con trabajo estable y con buena pinta. Lo que más le gusto de
él, era su aroma, le encantaba como mientras bailaban, el
sudor hacía que ese olor se le impregnara en su cuello y su
pecho. Y entre canción, cerveza, cigarrillo y unos cuantos
baretos, Maribel cayó.


Después de besarse apasionadamente, Rodrigo le susurró al
oído si quería ir a culminar la noche y ella solo atinó a
responder.: “Ya entrados en gastos...”


Liliana ya se había ido con Sebastián, así que Maribel decidió
tratar de olvidar a Juan en los brazos de su nueva aventura.

                              25
Llegaron a un modesto motel, en donde “El rato” costaba la
módica suma de quince mil pesos; el publicista le quitó la
ropa y no podía creer lo que se iba a comer esa madrugada, -
“¡Que mujer!” – pensó. Le beso cada parte de su cuerpo,
quería atrapar con sus labios esa suavidad, ese color y ese
olor de la piel de aquella mujer. La acababa de conocer y ya
la quería cerca por más de una noche…


Mientras tanto, Maribel sin pensarlo, empezó a tergiversar el
rostro de aquel joven, a tal punto de lograr su cometido; no
estaba a portas de tirar con un desconocido, sino con su
Juan Manuel.


Maribel, volteó a Rodrigo (O ahora Juan Manuel) y le hizo
sexo oral como ella sabía hacerlo, lo mordió suavemente
hasta llegar a sus labios, mientras su mano derecha lo
masturbaba.


Esa noche, por primera vez en su corta vida, Maribel tuvo
que imaginarse a otro hombre para poder llegar al clímax y
fue tanto su asombro, que cuando terminaron no soportó
más. Agarró su celular y llamo a Juan Manuel.



                             26
Sonó y sonó pero mandó a buzón, desnuda en aquella cama,
con Rodrigo al lado, dejo el mensaje:


- Oiga… ¡Que se ha creído! Que puede tirar conmigo cuando
le plazca y simplemente desaparecer así como así… ¡Pues
está muy equivocado si me cogió de parche, gran estúpido!


Rodrigo, no entendía lo que pasada, simplemente se vistió y
dejó a aquella mujer sola en ese cuarto de motel.


Maribel prendió un cigarrillo y entre bocanada y bocanada,
escuchaba como la lluvia golpeaba en la ventana de aquel
cuarto con mil y una historias como ella acababa de vivir”




- Sigan en sintonía con su emisora “Todas las voces” Me
despido por esta noche. Soy Mariana y antes de despedirme,
un servicio social: La empresa de productos lácteos “”La
vaquería” Solicita personal entre los dieciocho y treinta años.
Los interesados, comunicarse al…




                              27
3




- Son las ocho y treinta de la noche y es la hora de “Los
corazones ocultos” Como siempre, soy Mariana y en los
controles por hoy, no estará Harry, quien volverá mañana.
Por hoy tenemos la compañía de Juan David. Las líneas están
abiertas para recibir sus opiniones y comentarios. Antes de
comenzar, les recuerdo que hoy es miércoles 4 de Octubre, y
seguimos con nuestra radio novela:




“Liliana por su parte también tuvo una buena noche de
faena. Sebastián la llevó directamente a su apartamento y le
mostró las mil y una delicias del sexo, en todas las posiciones
y con todos los servicios. Ella al igual que Maribel, había sido
educada en las camas de sus amantes y novios y le hizo
entender a Sebastián como era eyacular más de una vez
envuelto en el círculo del alcohol, la marihuana y el deseo
proveniente del sexo casual y sin complicaciones. La mañana
del día siguiente, encontró a dos chicas llegando a horas de




                               28
la mañana a sus casas, después de una noche de copas. Una
noche loca.


- ¡Bonitas las horas de llegar no! – Recriminó desde la cocina
Carmenza, madre de Maribel. El silencio de su hija fue toda
la respuesta., mientras entraba a su cuarto y cerraba la
puerta.
- Maribel abra la puerta que necesito hablar muy seriamente
con usted.
- Mamá….no me moleste…
- ¡Siga así de culipronta y vera que le van a empacar su chino
Maribel ¡Coja juicio carajo que yo no la eduqué así ni le di ese
ejemplo!
- ¿Y a usted quien le dijo que yo me estaba acostando con
hombres? – Respondió desde el cuarto la chica.


- ¡A mi no me crea tan pendeja Maribel! – Reprocho la madre
y así continuó con la misma cantaleta toda la mañana.


Liliana, por su parte llegó a su cuarto alquilado en una
pensión, en donde vivía desde hacía seis meses, pues se había
ido de la casa, cansada de los mismos reproches que recibía
Maribel de parte de su madre. Una cama sencilla de edredón
blanco, dos mesitas de noche en la cual se podía visualizar

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una lámpara en una y una foto de Liliana en la otra. Un
closet de cuerpo sencillo, en el cual Liliana guardaba su ropa
de trabajo en una papelería de cadena y las minúsculas faldas
y blusas que se colocaba cuando salía a divertirse en las
noches, en busca del verdadero amor que profesaba hallar,
aunque en realidad, era lo que en el fondo menos le
interesaba. El placer era su alter ego. Su copiloto. Había
tenido un novio terminando los estudios secundarios,
Francisco o “Pachito” Como le decían todos. Tenia unos
dieciséis años cuando una tarde, había perdido su virginidad
en la cama de éste, y ella pensó que ese amor seria para toda
la vida. Pero algunos días mas tarde, esa idea se diluyo como
el alba mientras el sol asoma, pues lo descubrió en uno de los
pasillos del colegio contándole a sus compañeros como la
había desvirgado. Desde ese momento algo pasó en su
corazón e inconscientemente decidió vengarse de todos los
hombres, pensando como uno de ellos, llevándoselos a la
cama, comiéndoselos y mandándolos para el carajo después.


Tal vez por esta condición, no se daba por enterada que en
su trabajo, había alguien que si sentía por ella sentimientos
limpios, como perlas dentro de conchas del mar. Eran lo
sentimientos de Augusto, al que todos llamaban de forma
despectiva “Tontin” en la papelería. Un chico inteligente, que

                              30
trabajaba de día y estudiaba de noche, vivía con la abuela y
era el sustento del hogar. Liliana siempre estaba con él a la
hora del descanso y en el almuerzo, era la única que no lo
trataba como un tonto, pues le daba lastima, pero claro, no
se lo hacia saber. Por esta razón, Augusto siempre trataba de
estar junto a ella, aunque era muy tímido para expresarle
abiertamente sus sentimientos. Todos esos años de escarnio
público habían minado por completo su confianza y el solo
hecho de pensar en confesar su amor, le hacia sonrojar. Por
esto, solo se conformaba con escuchar a Liliana y volverse su
confidente. Sufría lo indecible con cada relato de sus
aventuras nocturnas y en como terminaban en sexo estas
mismas, pero ni por esto dejaba de ver a Liliana como una
mujer a quien él podía amar y soñaba, con algún día,
convertirse en uno de esos personajes que le describía
Liliana, generalmente los Lunes, después de un fin de
semana agitado.


- Hola Liliana – Saludo Augusto en la puerta de la papelería
mientras se abrían las puertas.


- Hola corazón ¿Cómo te fue el fin de semana?
- Bien gracias. Con muchos trabajos de la universidad y
cuidando a mi abuelita, que estuvo con achaques todo el fin

                              31
de semana… ¿Y a ti? - Preguntó rogando que hubiese estado
en casa y que no le contara una de sus historias, que tanto
mal le hacían.


- Súper chinito. Ni te imaginas el churro que me comí el
viernes por la noche. Se llama Sebastián y me dejó matada.
Todavía estoy cansada de todo el ejercicio que hice con ese
tipo. Salí con Maribel, mi amiga, y nos cayeron en el bar. El
tipo me fue convenciendo entre canción y canción y no
fuimos para el apartamento de él…Ni te imaginas. Y todo
lindo, me llamó anoche y hablamos como dos horas por
celular. Vamos a ver que pasa, pero yo creo que eso va para
largo… Trabaja con un amigo, él que le cayó a Maribel, en
publicidad ¡Además es signo Aries! Y ni hablar del
apartamento…Uff. Tiene unos cuadros súper lindos, los
muebles, mejor dicho…ese hombre está perfecto, perfecto
para mí. Pero hablamos después, que tengo que ir a revisar
unos inventarios de un material que llegó.


Liliana se fue y no alcanzó a ver como Augusto enjuagaba
unas tímidas lágrimas que asomaron en sus ojos.




                             32
Maribel llegó esa mañana a su trabajo con una terrible resaca
y con dolor de alma, siempre era lo mismo cuando tiraba sin
amor…. Tenía la firme creencia que cuando tiraba (A eso no
se le puede llamar hacer el amor) le quitaba brillo a su alma…


Mientras ubicaba su bolso y se quitaba la chaqueta, vio un
papel abajo del teléfono, lo agarro y lo leyó. Tenía su
nombre: Maribel


“Necesitamos hablar”
JM


- ¿Necesitamos hablar? “¡Claro que necesitamos hablar
grandísimo idiota!”- pensó mientras prendía su computador
para ponerse a trabajar en unas cartas que uno de sus jefes le
había pedido.


Juan Manuel llegó temprano a su oficina, tenía que atender a
un medio de comunicación que venía a hacerle una
entrevista por ser uno de los periodistas más exitosos de
Colombia a tan corta edad.


Los despachó rápido y se sentó en su oficina a fumarse un
cigarrillo con una buena taza de tinto. Tenía mucho en que

                              33
pensar.   No entendía a qué hora todo esto se le había
convertido en un problema.


Recordó el altercado que tuvo esta mañana con María del
Carmen por culpa de la llamada que le hizo Maribel.


- ¿Quién te llamó en la madrugada? – Preguntó María del
Carmen en el desayuno.
-No sé, ni la contesté...
-Te dejaron hasta mensaje de voz.
- Ah ¿Si? No he mirado mi celular.
- Mira Juan Manuel, si tienes algo que decirme, por favor este
es el momento, si hay algo que te molesta de nosotros o si
tienes una aventura…
- ¡¿De qué estás hablando mujer?! - Exclamó tratando de
parecer lo mas sorprendido posible - Escúchate, solo porque
entró una llamada a mi celular en la noche tú ya te estás
formando el que papelón de telenovela…
- No es eso... pero tú últimamente has estado muy extraño y
lo que menos quiero es que mis amistades se enteren que mi
marido está en moteles con secretarias de quinta categoría.
- Pfff… tus amistades… ¡Es lo único que te importa! ¡El que
dirán tus idiotas amigas! Se me hizo tarde… ¡Adiós!



                              34
- ¡No comiste nada Juan!... ¡Oye!... ¡Hijueputa vida! –
Exclamo colérica mientras escuchaba el portón cerrarse con
fuerza.


Juan Manuel esperó que solo quedara Maribel en la
recepción, caminó hacia ella y le dijo que fueran a tomar un
café.


- OK acá me tienes, ¿De qué quieres hablar?- dijo Maribel
prendiendo un cigarro
- ¡¿Qué carajos pretendías llamándome en la madrugada?!
- Hay no me joda Juan Manuel…Pues no lo vuelvo a llamar
mas a su puto celular y listo…
- Pero contéstame…. ¿Que te pasa? Sabes que soy casado y
llamando a joderme a esas horas…Ubícate.


Maribel clavo su mirada en la de él, presa de la ira.


- Yo se que usted piensa que soy su moza, su querida y que
puede hacer conmigo lo que se le de la gana, pero… ¿Sabe?
Dejemos esta mierda así y listo. Siga con su esposa, con su
vida y a mi… ¡Déjeme en paz! – Termino diciendo a grito
entero ante la mirada curiosa y sorprendida de las demás
personas en la cafetería. Maribel se puso de pie y salio

                                 35
rápidamente a la calle. Juan Manuel saco un billete de veinte
mil pesos y lo dejo sobre la mesa, yendo en pos de ella. La
alcanzo rápidamente y la tomo de un brazo con fuerza. No se
percato del gesto de satisfacción que hizo Maribel al sentir la
fuerza del hombre que deseaba maltratándola.


- Espérame. No hagas una escena.
- Suéltame Juan Manuel.
- No
- Que me sueltes te digo… Y unos segundos después
empezaron a besarse apasionadamente en el medio del
andén. Media hora después, estaban los dos tirados en una
cama, jadeando, dejándose llevar por una pasión enfermiza
que los arrastraba mas y mas a querer estar juntos a pesar de
saber en el fondo muy bien, que ellos no estaban diseñados
para estar juntos, pero allí estaban: Él, desabrochando la
blusa de ella con fuerza y lamiendo con furia sus pezones y
acariciando su sexo con celeridad. Ella, desapuntando el
pantalón del hombre que horas antes había sido entrevistado
por ser uno de los mejores en su campo. Le practicó un sexo
oral lleno de un infinito amor, una obsesión oscura, un deseo
animal de satisfacer y ser satisfecha también como mujer.
Juan Manuel la tomó de las piernas y la trajo hacia si,
mientras la penetraba una y otra vez hasta perderse los dos

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en un abismo de placer y un alivio de orgasmos que los dejo
a los dos tirados en la cama, sudando y abrazados, como si se
amaran realmente. Ella dormía placida, mientras él, con los
ojos abiertos, miraba el espejo del techo de la residencia, y
pensaba en qué carajos estaba haciendo con su vida. La
misma vida que desde que Maribel entró en ella, no tenía
rumbo ni timonel. “La estoy cagando” Pensó Juan Manuel
mientras besaba la cabeza de Maribel, presa de la profunda
emoción que lo cautivaba.


Mientras Juan acariciaba el cabello de aquella mujer que le
devolvía las ganas por el sexo, la pasión y la lujuria, su celular
vibró. Era su esposa quien con esa llamada lo tiraba de nuevo
a una realidad que no quería más. Daría todo por que
Maribel fuera su realidad, por poderse quedar con ella día,
tarde y noche. Juan Manuel empezaba a sentir más cosas a
parte de pasión por esa chica. Pero apartó esos sentimientos,
suspiró y sintió como Maribel se le pegaba a su cuerpo
buscando calor. Cerró los ojos y aspiró lo que más pudo la
fragancia de ella. Fue al baño, se vistió y se fue.


La ausencia de otro cuerpo la hizo despertar, abrió los ojos y
rápido lo buscó por toda la habitación “¿Juan?” “¿Juan
Manuel? “

                                37
- Maldita sea, se fue este cabron – Dijo Maribel pasando de
la excitación mas grande que un ser humano puede sentir a
la desilusión mas compleja, el amor. No se explicaba por qué
la hacía sentir así, como un objeto sexual al que usa y puede
irse.


-Le faltó dejarme en la mesa de noche dinero - Susurró
mientras se daba una ducha con agua caliente y jabón
chiquito.


Juan Manuel llegó a las tres y media de la madrugada a su
casa, abrió la puerta y se fue a bañar, acto seguido, fue a la
habitación de huéspedes y se durmió hasta las seis de la
mañana.


-Quiero que vayamos a terapia de pareja con la doctora
Salazar Juan Ma – Dijo María del Carmen mientras
terminaba de pasar su cereal en leche descremada.
-De qué hablas por Dios mujer…
- ¡De que hablo! ¡De que hablo, dime! Quieres intentarlo o
quieres separarte e irte con la mocita que te estás comiendo.
- Y dale con el cuento… - Dijo mientras se ponía de pie
camino a la ducha.

                              38
- No me vas a dejar hablando sola… ¡Juan Manuel! – Dijo
colérica mientras veía a su esposo desaparecer tras la puerta
del baño. Fue a su habitación y tragándose sus lágrimas, se
vistió con rapidez y partió rumbo al club privado del cual
eran socios.


María del Carmen estaba preocupada por todo lo que estaba
pasando de puertas para adentro en su relación. Esa tarde en
el club, después de jugar nueve hoyos de golf rápido con
Rosita y María José, sus dos amigas de sociedad, se sentaron
en una de las terrazas a tomar un refrigerio y hablar.


- Oye María del Carmen, como has mejorado en tu juego. –
Halagó melosamente Rosita


- Gracias. Es que he estado tomando clases con el profesor
Goyeneche. Es muy bueno…
- En todo sentido… - Tercio maliciosa María José. María del
carmen abrió los ojos como platos y apuro un sorbo de agua.


- No me mires así. Hablando sin tapujos… ¡El tipo es todo un
macho! ¿Le han visto esas manos? Si como tiene los dedos de
largos tiene lo de abajo… ¡Que me enseñe lo que quiera!



                              39
- ¡María José por Dios! - Exclamó escandalizada María del
Carmen. – Cállate que si nos llegan a escuchar quien sabe
que pensaran de nosotras…


- De mí que piensen lo que quieran. Es más, acá entre nos, le
cuento que estoy saliendo con un chico divino que conocí en
un bar de la 93 la semana pasada. Tiene como veinticinco
años y es puro fuego en la cama. Estoy feliz y plenamente
arrecha y satisfecha.


Rosita y María José estallaron en risas, mientras María del
Carmen, nerviosamente, apuraba todo el contenido del vaso.
Rosita se quedo mirándola y le dijo:


- Y tu María del Carmen… ¿Tienes por ahí algún tinieblo?
- No digas eso ni en broma Rosita.
- No me digas que en todos estos años de matrimonio con
Juan Manuel nunca le has sido infiel….
- Jamás
- ¡No te lo puedo creer! ¿En serio ni una aventurita?
- ¡Por supuesto que no!
- No… María del Carmen – dijo María José - ¿Y tú crees que
tú esposo te ha sido fiel todo este tiempo?



                              40
-Por supuesto – Dijo María del Carmen apretando los puños
con fuerza debajo de la mesa.
-No sea tan bobita – Le contestó Rosita – Yo ya estoy mas
vieja y después de los cincuenta ya los hombres no tienen en
mi la misma importancia y relevancia de otros años. Pero yo
en mis tiempos, tuve mis enredos con otros tipos. Durante
un tiempo me sentí muy mal con Dagoberto, mi esposo. Pero
hace unos años me enteré de que este infeliz también tenía
sus aventuritas. De hecho por allá en la costa dejó
embarazada a una de las perras con las que salía y tiene un
hijo con esa puta. Cuando supe esto, me sentí muy bien de
yo haber hecho lo mismo. Espero María del Carmen, que esto
no te pase a ti, claro está, pero te lo cuento, por si las
moscas…
- Yo confío plenamente en mi marido – Contestó María Del
Carmen – Y el hecho de que a ustedes no les vaya tan bien
con sus matrimonios no quiere decir que a mi me pase lo
mismo.
-   Cálmate   mujer…   ¡Solo     estamos hablando!   –    Dijo
suavemente María José - Solo te lo decimos porque el otro
día yo te vi con el profesor Goyeneche y pude percibir la
manera en la cual él te miraba mientras te enseñaba a jugar
Golf. Deberías aprovechar y echarte una canita al aire…
- No más señoras. Tema terminado. ¿Vamos al sauna?

                                41
- Si vamos – Dijeron las otras.


Mientras se dirigían al sauna María del Carmen pensaba en
todo lo que sus amigas le decían. El profesor Goyeneche no
le era indiferente ni mucho menos. Pero de inmediato se
sintió incomoda consigo misma. El solo hecho de imaginar
serle infiel a Juan Manuel alertaba sus pudores. Pero por otro
lado, la sospecha enorme de la infidelidad de su esposo,
hacía que todo se pusiera en una balanza. Su cabeza era una
coctelera enorme, donde todo se le estaba revolviendo”




- Bueno. Esta historia continuara mañana. Llueve en Bogotá
esta noche de Octubre. Tenemos una llamada ¿Quién esta al
aire?


- Buenas. Soy Andrea
- Hola Andrea ¿De dónde nos llamas?
- Llamo desde Tunja
- Tunja, en Boyacá. Un saludo a todos los oyentes de su
emisora “Todas las voces” por allá. Dinos Andrea, ¿Qué te ha
parecido la radio novela?...




                                  42
4



- Hoy es 5 de Octubre. Son las ocho y treinta de la noche.
Sean bienvenidos a su sección “Los corazones ocultos”. Un
saludo a Harry, quien hoy esta de nuevo detrás del master y
los controles. Antes de continuar con su radio novela,
queremos recordarles a nuestros oyentes de “Todas las voces”
en Bogota que la calle 26 se encuentra cerrada por obras.
Deben tomar la avenida 68 o la Avenida la Esperanza. Ahora
si, continuamos con nuestra historia. No olviden llamar y
comentarnos sus opiniones. Las líneas están abiertas.
Continuamos:


“La ciudad estaba fría como todos los días, porque todos los
días llovía. Se podían ver en los bares parejas ocultas detrás
de las botellas de cerveza, la música que se revolvía con los
sonidos de las gotas de agua cayendo poderosas como si el
río se hubiese volteado y estuviese lavando toda la ciudad.
Barrios enteros se inundaban y miles de victimas de un
invierno sin precedentes sacaban a relucir lo más triste de su
pobreza en los medios de comunicación. El mundo seguía
girando ininterrumpidamente y la nueva moda entre las


                              43
chicas es ser anoréxicas, bulímicas, bohemias y los chicos ya
no saben bien ni que pensar. Venezuela, al mando de su
dictador golpista se arma cada vez más y más y va llenando
hangares y nadie en Suramérica sabe bien por qué y para
qué. Tras los ventanales grises se sigue esperando que el sol
venga. Pero aún no aparece. Los días siguen corriendo por el
calendario sin problema aparente y en las noches, callejones
oscuros de barrios populares, esconden a uno o dos
muchachos encendiendo un porro a escondidas, cobijados
por la complicidad de la noche fría en la capital. Llueve y
todo parece igual, en Bogotá.


Liliana estaba pensativa. Soñaba miles de cosas que no tiene
y quiere conseguir, mientras su mentón recibe su rostro
romántico y distraído asomado en el mostrador de la
papelería cuando recibió un mensaje de texto de Sebastián.
Le decía que pasaría a recogerla al trabajo al caer la noche.
Liliana se puso eufórica y se encerró casi media hora en el
baño a retocarse mientras Augusto le cubría la espalda en su
estación de trabajo, razón por la cual, se ganó un fuerte
llamado de atención de su supervisor, por no estar en la
estación de él. Liliana se despojó del uniforme y salió con
unos jeans descaderados, una blusa blanca corta de tiras y
una chaqueta negra de cuero encima. Augusto sintió como el

                                44
corazón le daba brincos mientras ella se acercaba. Sacó un
espejo pequeño y con el lápiz labial retoco sus ya perfectos
labios. Le dio un beso que le marco la mejilla a Augusto y
salió del trabajo. El chico se quedó husmeando por el gran
ventanal de la papelería cuando vio un coche lujoso que se
detuvo para recogerla. No pudo contenerse. Se fue para la
bodega a llorar como un niño tonto. Esa mujer jamás seria
para él. Finalmente, ese beso en la mejilla seria la mejor
sensación que sentiría de ella. El solo era un tonto. Y eso era
terrible.


Sebastián Y Liliana salieron a caminar por las calles esa
noche. La luna parecía una lengua inmensa que lamía
cariñosa el firmamento y los corazones de los dos se
encendían con la mutua compañía. En algún momento el
tomó su mano y Liliana a pesar de ser tan dura y practica en
cuestiones amorosas, sintió algo que hacia mucho no había
sentido. Era amor. Era ese presentimiento de que las cosas
tomarían un rumbo distinto y por primera vez, en mucho
tiempo, dejó que esas sensaciones fluyeran libres en su
adentro. Después entraron a un bar cualquiera y entre
cervezas y cigarrillos le arrojaron leña a su pasión y fue
inevitable terminar de nuevo en el apartamento de Sebastián
haciéndose cosas sucias, pero deliciosas, hasta el otro día. Las

                               45
citas se empezaron a volver mas frecuentes y a pesar del
clima, sus almas siempre estaban en verano. Y en una de esas
mañanas Liliana preparó un delicioso tinto bien cargado,
prendió un cigarrillo, saludo a sol que eufórico le daba los
buenos días y se dispuso a abrir las ventanas de su
habitación. ‘‘Es hora que el viento se encargue de limpiar el
polvo” El amor ya se había encargado las noches anteriores
de limpiar su alma. Y en el fondo, ella ya lo sabía.


Abelardo llamo a su oficina a Juan Manuel. Le dijo que el
periódico estaba invitado a unas conferencias a las cuales
solo asistían ciertas casas editoriales seleccionadas y como él
no podía asistir, deseaba que él tomara su lugar. Juan Manuel
al principio no estaba muy convencido, pero finalmente
acepto. Apartarse unos días de su casa y de Maribel era una
buena idea. Necesitaba tiempo para él, tiempo solo para él.
Finalmente vio el lado más positivo y alistó todo para el viaje.
María del Carmen lo tomo con sospechas, como todo lo que
hacia su marido, pero al final se convenció, después de
averiguar por su cuenta y confirmar que todo lo que él le
decía era cierto. Maribel no fue avisada. Simplemente partió
al exterior sin despedirse.




                               46
María del Carmen fue a acompañarlo al aeropuerto junto con
sus hijos. De regreso a casa, ella también estaba encantada
con la idea de tener unos días de reflexión y soledad.
Obsesionada con el tema de la infidelidad, decidió sentarse a
la tarde siguiente frente al computador y tratar de capturar la
mayor información posible sobre el tema. Encontró el blog
de una reconocida escritora colombiana que publicaba en
una de sus entradas algo al respecto. Decía así:




“La infidelidad comienza con una pequeña fuga de un
engrane para convertirse en una pieza que debe ser
cambiada.


Llamo engranes a:


- Sexo
- Comunicación
- Admiración
- Amor
- Atracción
- Detalles tangibles e intangibles
- Tiempo



                              47
Se encuentra un amante o se deja el anillo en casa para
salir a navegar por las aguas de una discoteca porque lo
que tenemos en casa ha dejado de lubricar uno o varios
engranes. Usted dirá: La solución no es montar cachos,
es terminar la relación y no engañar. Pero le confieso
algo mi querido amig@ que algunas mujeres - O todas -
Jamás soltarán una rama mientras no estén 100%
seguras que a la que se van a sujetar está firme y no
habrá remordimientos... de ninguna índole. La mujer no
puede sobrevivir con solo sexo, solo amor o detalles sin
tiempo para compartir. Siempre es necesario un
equilibrio para que todo ruede sin problemas, sin fugas.


Los amantes... hay los amantes.


Jugar al gato y al ratón es interesante hasta cierto
punto, pero a diferencia de los hombres, las mujeres en
el momento que le abrimos la puerta a una aventura
netamente     pasional,    le    aseguro   amig@     que
terminaremos con el corazón enamorado y con el alma a
punto de desvanecer. Solo me resta decirle que le haga el
amor a su pareja como jamás lo ha hecho, le susurre que
la ama y retome los días de Idilio, que según expertos en
el tema del amor, solo dura 3 meses...

                            48
Auch... ¿Será?


El idilio o enamoramiento se alimenta, pero no espere
que le diga cómo, porque yo creo que no hay que dar el
pescado, sino enseñar a pescar...”




María del Carmen quedo impactada con el artículo. La razón:
Muy sencilla. Desde la charla que había sostenido con sus
amigas en el club la tarde anterior, la idea de tener algo
paralelo a su matrimonio con el profesor de golf le rondaba
la cabeza, a pesar de que ella trataba de ahuyentar esos
malos pensamientos. Pero era inútil. Tenia que verlo una vez
por semana para sus clases y desde que su amiga le dijo que
él la miraba de forma “Especial” Ella sentía un cúmulo de
sensaciones extrañas cuando estaba con él. Apago su
computador y se dirigió a su cuarto. Se sentó en la amplia
cama matrimonial y tomó una foto en la que aparecía junto a
su esposo en unas vacaciones anteriores. Decidió que en vez
de estar pensando en necedades adolescentes, iba a
recuperar el amor de su esposo. La idea la emocionó
completamente. Esperaría impaciente la vuelta de Juan
Manuel para darle marcha a su plan.

                             49
El avión despegó pasadas las cuatro de la tarde. Juan Manuel
se reclinó en su amplia silla de primera clase y le pidió una
almohada a la azafata. Maribel estaba siempre en su mente,
taladrando sus pensamientos, sus deseos, su corazón. Se
sentía agotado mentalmente de tanto pensar en todo y
decidió mandar todos sus pensamientos a la mierda. Estaría
ausente una semana la cual aprovecharía para poner su
cabeza en orden. Él sabía bien lo que tenía que hacer: Tenia
que dejar a Maribel, antes que el jugar con fuego, lo quemara
vivo entero. Se distrajo observando las nubes que formaban
figuras abstractas por la ventanilla y recordó su infancia. El
buen ejemplo que siempre le dio su padre. Los sabios
consejos de su madre. Sintió vergüenza por ellos. ¿Qué dirían
de él al verlo en las que andaba últimamente? Recordó
también a sus hijos. Había mucho en juego y del otro lado…
¿Qué tenia? Maribel era una mujer hermosa, atractiva y no
podía negar que la pasaba bien a su lado y sentía cosas. Pero
en el fondo sabía que no era verdadero amor. Era un
capricho. Una obsesión. Una cosa es estar enamorado y otra
muy distinta, el estar “Encoñado” Y eso era lo que le pasaba
con Maribel. No podía creerlo. Hacia solo unos minutos que
el avión había despegado y ya estaba empezando a pensar
con total lucidez. No cabía duda: Ese viaje era su mejor
decisión, pensó, mientras caía en un profundo sueño.

                              50
- ¡Este hijueputa se fue sin despedirse! - Grito en el baño de
su trabajo Maribel cuando descubrió que Juan Manuel estaría
ausente una semana fuera del país. No podía creer que ni
siquiera se había tomado la molestia de regalarle una
llamada, una puta llamada avisándole que estaría afuera del
país. Se sentía como una tonta. ¿Qué derecho tenia ella de
molestarse por eso si al fin de cuentas el no tenia ninguna
obligación para con ella? Lloró. Lloró con la amargura de una
mujer enamorada que se siente utilizada y menospreciada.
En medio de los sollozos y la vista nublada por las lágrimas,
empezó a vislumbrar su realidad. Su nueva realidad. Su
tremenda verdad: Era solo una amante y ese amor que sentía
por ese hombre prohibido, no tenía futuro. Sentada desde
esa nueva premisa saco de su bolso su agenda y una pluma y
escribió, para quién, no lo supo. Solo era terapia.
Simplemente terapia.


“Todo sigue igual. Mis ojos abiertos. Bus. Trabajo. Las
llamadas de él. Trabajo. Bus. Casa. Televisión. Libro.
Otra llamada de él. Motel. Cama. Sexo. Ojos cerrados…




                              51
No puedo ser tan injusta con mi vida, porque sino fuera
por mi trabajo que ocupa mi tiempo, estaría loca,
desesperada. No me imagino estando todo el día
aguantando los sermones de mi madre, ni encerrada en
un apartamento pequeño, esperando que Juan Manuel
me de algunas limosnas de compañía, de paso a su casa,
a estar con su esposa e hijos. No quiero eso para mí. No
quiero. Todo es tan incierto en esa parte de mi vida…Ya
quiero dejar cerradas las puertas de mi corazón y de mi
alma para él. Ya quiero dejar de pensar y pensar en un
futuro incierto a su lado. Ahora, él se está convirtiendo
en una resignación para mí. Ya no más a esa loca manía
de entregarme a él después de una llamada de cinco
minutos o menos. Poco a poco las fuerzas por tratar de
llevar esta relación   se agotan. Ironías de esta vida:
¡Cuanto quise estar con él! Y ahora que lo tengo, de la
forma que sea, me hace daño… Ironías… Este día fue un
día de grandes y pesadas verdades. Este día mis
equivocaciones cometidas en mi pasado y mi presente
tomaron venganza y entendí sus consecuencias... Acá
estoy, recogiendo mi mala cosecha...Lo único que ahora
me pregunto es si quisiera devolverme y no cometerlos
de   nuevo.   Los   fantasmas    se   sientan   en   mis
pensamientos, la soledad ahora rodea mi vida, la

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incertidumbre es la que está en mi rostro...La nada... la
monotonía...La falta de amor verdadero. En  fin el
dolor…” 


Maribel, sentada en el inodoro aun y con el maquillaje
corrido de tanto llorar. Leyó y releyó esas palabras varias
veces. Decidió que las pasaría en limpio y se las entregaría a
Juan Manuel, a manera de despedida. Despedida definitiva.
En ese instante sonó su teléfono celular. Con manos
nerviosas lo buscó entre el desorden de su bolso. Esperaba
que fuera Juan Manuel, lo deseaba con todo su corazón. La
estaba llamando a explicarle por qué se había marchado sin
despedirse siquiera. Todo estaría bien. Su carta ya no tendría
mas sentido y la podría arrojar al caño sin pena alguna.
Contestó acelerada. Pero no era quien ella creía. Era Rodrigo,
el tipo con el que había estado la última vez que salieron con
su amiga Liliana. La llamaba para invitarla a bailar un rato.
Claro, esa llamada en realidad era para ir a “Acostarse” con
ella un rato. Tenía su teléfono celular en una mano y la carta
en la otra. Decidió no aceptar la invitación e irse a su casa.
Por primera vez en mucho tiempo, estaba pensando
verdaderamente en ella misma. Se valoro un poco más. Se
permitió amarse a si misma. Y eso por alguna extraña razón,
la hizo sentirse un poquito mejor.”

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- Gracias por los mensajes recibidos el día de hoy al e-mail
del programa. Un saludo especial a Teresita, en el Líbano
Tolima quien nos dice que no se pierde nunca nuestro
programa. A Francisco en Valledupar, a Miguel Albeiro, en
Bogotá, a Silvina quien nos escribió y nos dice que vive en
Miraflores. Pregunta ¿Cuándo van a venir por acá? Muy
pronto, querida Silvina. Y un saludo a todos los que nos
escribieron. No alcanzamos a leer todos los mensajes pero
los llevamos en nuestro corazón. Nos despedimos por esta
noche. Soy Mariana y los dejo con la canción “Usted” De
Ricardo Arjona. Buenas Noches….




                             54
5




- Hoy es viernes 6 de Octubre. Llueve y llueve en Bogota. Si
van a salir, abríguense bien. Continuamos con nuestra
historia:


“Augusto salió corriendo de su casa. “'Puta... se me está
haciendo tarde...'' Pensó acelerado. Se bajó del primero de
los buses que tenia que tomar para llegar a la papelería.
Camino hasta la estación de Niza Calle 127, ya el estrés que
creyó dejarlo en los sueños de su cama, empezó nuevamente
a despertar. Se activo como un switch en el momento en que
vio la estación infestada de gente esperando poder irse de
una buena vez a sus lugares de trabajo o estudio. Se ubicó
detrás de más de 15 personas que estaban esperando su turno
para treparse todos     al bus rojo como monos. Aquel
articulado, calificado por muchos gobiernos de otros países
como la invención del transporte urbano, es para los
bogotanos la forma más abusiva de como el alcalde robaba
en la cara de todos la sudada plata que se ganaban.
Simplemente porque en las horas pico, este invento es


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totalmente insuficiente. Absolutamente todos los buses que
paran, están completamente llenos, no hay forma de subirse,
simplemente los que están en las estaciones pueden ocupar
el espacio que deja uno o dos pasajeros que desembarcan.
Augusto deseaba que todos estos próceres utilizaran ese
transporte muy a las 7:30 am. Haber si todavía les parecía la
mejor solución al problema de la movilidad en sus ciudades.
Esta invención del transporte urbano saca de los bogotanos
la violencia indígena que todos llevan dentro. Cada vez que
para un rojo, todos empiezan a mirarse como enemigos, se
pegan más y más los unos a los otros, simplemente para
tomar ventaja y poder meterse como sea al bus. Augusto
también tenía ya sus tácticas para ingresar, después de casi
un año de usarlo, los 5 días de la semana a la misma hora, ya
era todo un maestro. El problema aquel día era el tiempo.
Últimamente andaba de capa caída con su supervisor por
estar cubriendo a Liliana en los turnos, por quedarse
dormido en su trabajo victima de tanto estudiar y trasnochar,
y por estar pensando en Liliana. En su amor imposible. Sabía
que las llegadas tarde, se sumarian al coctel molotov que
amenazaba con expulsarlo de una sola explosión de su
trabajo. Después de esperar más de 20 minutos, por fin logro
treparse al articulado. Iba totalmente comprimido, como una
ficha de tetris, sin poder sujetarse de nada ni de nadie, con el

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cabello de una señora en su cara, sintiendo el culo de un
hombre en su cintura, con una tonta niña a su lado
izquierdo, mascando chicle y mirando mal a todos por
haberse metido a las malas al bus, con un tonto escuchando
tras de él a todo volumen su impedida música de Emo. Con
las frenadas inesperadas del bus. Etcétera, etcétera.
Finalmente el bus llega a su destino. Augusto tardo en salir,
ya que en esa estación de destino hay mucha gente
esperando entrar. Después de abrirse paso utilizando sus
hombros y murmurando mil obscenidades ha vuelto
totalmente el estrés. Vuelve a preguntarse contrariado, lo
mismo de siempre: ¿Por qué diablos todos los días me trepo
a esta lata roja, pago más y salgo totalmente indispuesto?
Mientras espera que cambie el semáforo para pasar y
caminar a su trabajo, se hace la promesa de madrugar más el
próximo lunes para irse en un bus no articulado y no en esa
lata. Promesa que por supuesto, nunca puede cumplir.
Finalmente llega a la papelería, cuarenta minutos tarde,
estresado y para colmo, Liliana hablando detrás del
mostrador con el noviecito que se consiguió. Entró sin
saludar y fue directo a cambiarse. Al salir de los vestidores, el
jefe de personal lo llama y lo interna en su oficina. Le regaña
hasta de lo que no tiene la culpa y le hace firmar el segundo
memorando, más el compromiso. Una llegada tarde mas, una

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queja más sobre su trabajo, y eso será todo. Será despedido
como un perro de la papelería. Al salir de la oficina del jefe
de personal, Liliana lo llamo entre susurros para que le
cubriera el puesto diez minutos mientras iba a comprar una
tarjeta para recargar su teléfono celular, pues debía llamar a
Sebastián al mediodía. Augusto sintió en ese instante que
había llegado al límite. Algo estalló en su mente. Su mirada
se encegueció, y le grito, delante de todos:


- ¡Vaya coma mierda! ¡No me joda más la perra vida! Y se fue
llorando para la bodega, dejando a todo el mundo con la
boca abierta, en especial a Liliana.




Juan Manuel estaba en aquella ciudad de Estados Unidos
solo. Caminaba por las avenidas repletas de luces. Llenas de
gente. Inundadas de ruido. Caminaba y se atrincheraba lo
más que podía en su abrigo oscuro. Pensaba en muchas
cosas. Pensaba en su familia. Pensaba en su trabajo. Pensaba
en Maribel. El sentía cosas por ella. Pero no estaba seguro de
que decisión tomar al respecto de esa relación. Ella era
mucho mas joven. Mas libre. Más peligrosa. Esas cosas en
parte lo atraían y en parte lo espantaban… “Todos
necesitamos amor” Pero el no pensaba eso por el mismo,

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pues ya lo tenia en su casa y de sobra. Lo hacia por Maribel.
Todo empezó como un juego tonto. Él se dejó llevar por las
hormonas y terminó cayendo seducido por su aroma, por su
cabello, por su cuerpo ardiente. Pero después descubrió a la
mujer que había detrás de todo eso y empezó a sentirse
como un tonto enamorado. Creyó que era amor, pero los ojos
de su esposa lo hacían replantearse todas esas cosas. Se
empezó a sentir mal por él, por su esposa y por Maribel. La
veía tan sola. Detrás de esa imagen que intentaba proyectarle
de una chica descomplicada, él adivinaba una niña temerosa
y con una necesidad de dependencia enorme. Él veía detrás
de sus ojos claros, otros ojos más lumínicos. Era casi como si
pudiera verle el alma a su amante. Y ahora estaba en la
encrucijada de los perdedores. Porque sabía bien que
cualquier decisión que tomara, le traería perdidas. Lastimaría
a alguien. Se lastimaría él mismo. Tomó un taxi y se dirigió al
hotel donde se estaba hospedando. Entró de inmediato a la
ducha. Dejó que el agua caliente corriera por su cuerpo. Se
sintió cansado. Se sintió una mierda. Luego se sentó en un
sillón enorme y sirvió una copa de vino, encendió un
cigarrillo y coloco una emisora de jazz. Dejó que las notas del
piano llenaran la habitación, a la par del humo que iba
aspirando, lenta, pero decididamente. La luna asomo enorme
y él se quedo observando esa luna nueva que parecía

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alumbrar como si estuviese zumbando. Él sabía que no podía
continuar así. Él no era un hombre de muchas mujeres. No
estaba curtido en el romance extra-matrimonial. Él no era de
esos, pero se comportaba como uno. Se quedo observando la
copa de vino, casi vacía y sintió rabia. Quería tirarla contra la
chimenea y que esta se hiciera añicos, pero esa no era la
solución a sus problemas. Con eso no iba a enmendar nada.
Él era un hombre y tenía que hacer lo correcto. No había de
otra. Juan Manuel sabía que tenía que hacer, lo que tenía que
hacer. Salió al balcón y percibió que el ruido prácticamente
había desaparecido. La calma de la medianoche inundo
todos los lugares de aquella ciudad extraña, pero por ese
instante, la sintió como si fuese propia. Pudo escuchar el
viento que corría levemente por sus orejas. Una brisa
delicada caía sobre sus manos y su piel. Pensó en que tal vez
estuviese lloviendo en su país y se sintió conectado con todo.
Sintió amor por toda la gente que había pasado en su vida.
Por su familia y por Maribel. Pero entonces apartó su imagen
de sus pensamientos y encendió otro cigarrillo. Mañana
volaría de vuelta a su país. Las gotas se empezaron a hacer
más gruesas. Fumó con rapidez y se entró de nuevo a la
habitación, cerrando la puerta del balcón tras de si.




                               60
Maribel estada sentada sola en la mesa de su casa. Estaba
lloviendo torrencialmente. Pero a ella nada le importa. Su
mirada está perdida. Está mirando a la nada en realidad.
Solo podía pensar: “¡Me doy por vencida! Todavía tengo
mucha esperanza y ganas de salir adelante. No mimaré al
pasado. Lo hecho, hecho está y allá debe quedarse todo.
Incluyéndolo a él. Se que no será fácil ni rápido, pero tengo
que mirar hacia adelante. Sin arrepentimientos, sin lágrimas,
la vida sigue y no hay nada más que aprendizaje atrás. La
frase que mas encaja en este momento en mi vida es: Para
bien o para mal se terminó. He tomado la decisión. Daré
autónomamente un giro crucial a mi vida. Desde ahora
apostaré nuevamente a ser feliz. Al fin y al cabo la vida es
corta para matarla así de feo por un amor sin futuro. Quiero
gritarle al mundo que estoy acá, con días hermosos por venir
y con todas las ganas de ser feliz. He decidido seguir eso que
llaman instinto. Y él….él fue el que decidió por mí... y yo he
decidido escuchar mi alma… Es ella la que habla por mí
ahora. No puedo seguir así. No puedo. Juan Manuel me esta
volviendo mierda y si no paro ahora, voy a terminar muy
mal. Siento que lo amo, pero no hay caso. No hay caso…”
Algunas lágrimas se colaban intrusas en sus ojos mientras
pensaba estas cosas. Afuera el mudo seguía moviéndose. Las
calles vacías por el invierno. Los autos salpicando todo a su

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paso. Maribel deseaba que esa misma lluvia que mojaba la
ciudad también lavara y curara su pena de amor. Recordó el
día que entró a trabajar como recepcionista al periódico. La
primera persona que vio pasar frente a ella fue justamente a
Juan Manuel. Ella se quedó mirándolo impactada. Amor,
pasión a primera vista. El tampoco pudo quitarle los ojos
encima y una sonrisa cómplice abrió el camino de lo que
vendría después para ambos. Nunca se imagino ella que todo
terminaría así. Nunca supuso que sentiría dolor por algo que
solo parecía una aventura y ya. Ella, acostumbrada a que los
hombres la persigan y le rueguen, estaba ahora del otro lado.
Pero así son las reglas del destino y del amor. Recordó la
primera cita con Juan Manuel. Ella, nerviosa y turbada. Él,
torpe y charlatán. Pero le encantaba su presencia y su
compañía. Ese día fueron a comer, a bailar y a la una de la
mañana, la llevo a un pequeño bar a tomar algunas copas de
vino. Ella sabía bien que él era un hombre casado, pero no le
importó nada y terminó dando más de si de lo que debía.
Compartiendo vidas que no se viven juntas. Cazando
miradas escondidas en el trabajo, llamadas secretas entre los
dos. Y no le importaba nada. Pero siempre se sentía mal. Ella
quería ser la mujer de Juan Manuel. No quería estar en un
segundo lugar. Pero sabía también tremendamente que eso
era prácticamente imposible que pasara, por más que tratara

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de acallar la voz de su conciencia que le decía: Eso esta mal.
Y ahora, era victima de esa maldición de volver a amar lo que
se quiere perder para siempre. Odiar, amar, sufrir. El eterno
circulo vicioso del mal amar. El amor es el estado humano
mas parecido a la droga: Te dopa, dejas de ver la realidad
para construir la tuya, así muy dentro de ti sepas que no va a
ningún lado. Y Maribel lo descubrió. Allí estaba él, rondando
sus pensamientos. Allí estaba, convertido en un número
telefónico, en una llamada, en una foto, en un anhelo, en un
sueño.   El   amor    es   doloroso,   porque    cuando     el
enamoramiento se va para darle paso a la realidad de la
situación, los verdaderos rostros se dejan ver, la verdad
empieza a asomar implacable            y los problemas se
transforman en olas que amenazan con tumbar el amor del
alma, de la cabeza, de la cama y ahogarlo todo. Ahora
Maribel estaba allí, como un cuadro triste enmarcado en
depresión. No quería salir de casa. No quería hacer nada.
Quería hacer su duelo amoroso sola, como un preso en
alcatraz que trata de calmarse en su encierro que no termina.
Y todo porque no se despidió de ella antes de salir de viaje.
Pero ella sabia que había más detrás de eso. Ni una llamada.
Ni un gesto amoroso. Era como una montaña rusa de
emociones: Un día todo era espectacular. Luego venían
varios días de total hermetismo e indiferencia. Y así había

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sido su idilio todo ese tiempo. Eso no era amor real. Eso era
un amor falso. Era hora de abrir los ojos. Todo se
derrumbaba a su alrededor, y ella lo veía claramente. El
mundo dejo de ser blanco y negro para ella. Ahora todo tenía
un matiz gris, que hacia que todas las demás cosas perdieran
color.


La semana de viaje de Juan Manuel finalmente paso. Ese día
María del Carmen se había levantado con una hermosa
sonrisa en su rostro. Su amado llegada de viaje después de
una larga semana fuera del país.


- Buenos días señorita María del Carmen, ¡Hoy está más
radiante que nunca! – Dijo su asistente entregándole su tinto
bien cargado esa mañana en la floristería.


- Buenos días! ¡Si Gracielita, hoy me siento súper feliz! por fin
llega mi marido de viaje.


Ese día María del Carmen tuvo tres eventos, dos fiestas
familiares y un almuerzo de negocios que decorar. No paraba
de ver el reloj. Tenía el tiempo contado; debía confirmar al
restaurante el domicilio de langostinos al ajillo, ir a la cita en
el salón de belleza, recoger a los chicos del colegio y el

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vestido a la tintorería. Esa noche empezaría la re-conquista
de su amado Juan Manuel.


Las horas pasaron y la noche finalmente se dejo ver. La mesa
estaba lista, velas sin prender, dos copas para vino, dos platos
y cubiertos. Ella estaba realmente hermosa, vestido negro
corto, medias veladas, tacones altos, cabello liso, maquillaje
suave y el perfume que a él le gustaba cuando eran novios
por todo su cuerpo.


- Hola. Ya llegue, voy para el apartamento. – Dijo Juan
Manuel por el teléfono celular.
- ¡Hola mi vida! Acá te espero…


Después de media hora, la puerta sonó, Los chicos corrieron
a abrir y María del Carmen se retocó el labial.


- Hola - dijo él mientras la abrazaba y le daba un beso.
- ¿Quieres comer?
- No todavía, aunque llegue súper molido, debo trabajar un
rato.
- Ah…Ok…




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Juan Manuel se quitó su chaqueta, desajustó un poco su
corbata, sacó su Laptop y se sentó en el sofá de la habitación
matrimonial a trabajar. Mientras tanto, María del Carmen
lavó algunos trastos que estaban en el lavaplatos, puso
alguna ropa en la lavadora y acostó a los chicos en sus
respectivos cuartos. Cuando llego, Juan Manuel seguía igual
de concentrado.


- ¿Quieres cenar ahora amor?
- ¿Ah? - Dijo él sin quitar los ojos de la pantalla de su laptop.
- Que si quieres comer...
- No, no, come tú si quieres y me dejas en el horno.


María del Carmen no podía creer lo que estaba pasando,
añoró por tanto esta noche, la planeó una y mil veces... que
estaba completamente enojada, desilusionada, triste... ¡No
era posible! ¡No era justo!


Jamás se imaginó que esa noche se sentaría sola a la mesa a
comer el plato favorito de su marido. Jamás se imaginó que
tomaría 3 copas de vino y fumaría sola 5 cigarrillos.


Volvió a la habitación, y Juan Manuel seguía trabajando.



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Fue al baño y mientras lágrimas corrían por sus mejillas, se
quitó los aretes, el collar y empezó a desmaquillarse. Estaba
realmente desilusionada, su marido ni siquiera se había
percatado de cómo estaba vestida.


- Te dejé tu comida en el horno, me dormiré.
- Gracias amor, ya casi termino…


María del carmen se mordió el puño y siguió llorando en
silencio hasta quedarse dormida. Tuvo pesadillas aquella
noche. Su matrimonio estaba peor de lo que ella imaginaba.


- ¿Tienes algo María C?
- Por qué lo dices… no nada
- Hummm......... te veo pensativa, no te caería mal irte al spa
a ver si te distraes un poco más.
- Gracias, lo tendré en cuenta – dijo María del Carmen
mientras recogía los platos del desayuno –


Juan Manuel llegó un poco estresado al periódico, había
olvidado lo que era conducir en esa caótica ciudad y jamás
se imaginó que al voltear su mirada y ver a Maribel iba a
sentir ese corrientazo que solo lo había sentido con su
primer amor.

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Paso rápido, alzo su mano y dijo “buenos días gente” Maribel
también sintió ese corrientazo cuando escuchó su voz, pero
no alzó el rostro, solo contesto: “Buenos días doctor”


Esa mañana ella había llegado mas temprano que el resto de
sus compañeros, entró a la oficina de Juan y dejó un sobre
encima del escritorio con lo que había escrito en el baño de
su trabajo. Terminó la carta con un: “Gracias por todo y por
mas que te ame es necesario que esto termine porque me
está lastimando demasiado”


Juan lo leyó más de una vez y sabía que era lo mejor, aunque
le dolía mucho saber que era el fin de esta aventura.


Ese día estuvo más gris que nunca para los dos. Maribel
intentó dejar de pensar en él pero tenía mucha curiosidad
por saber que pensaba sobre su carta.


Cuando llego del baño ya para irse vio en la recepción un
paquete con un papel hermoso y una tarjeta que decía su
nombre – De: Juan Manuel Para: Maribel – lo abrió
delicadamente y encontró un hermoso bolso negro de Dolce



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and Gabbana. ¡No podía creer que tenía uno original!
Cuando vio el interior del bolso había un papel que decía:


- Tienes razón hermosa, es mejor que dejemos las cosas
hasta este punto, muchas gracias por tus palabras y por
el aroma de tu perfume en el papel, te quiero, te quiero
mucho Maribel
 
Sus lágrimas recorrieron sus hermosas mejillas y lo poco que
le quedaba de su corazón se rompió mientras corría al
parqueadero con la esperanza de encontrar el carro de Juan
Manuel, pero no estaba… No aguanto más y mirando el cielo
nublado, lloro, lloro y lloro.


- Señorita ¿Le pasa algo?
- No, señor Ismael, tranquilo.
- Ok señorita si quiere la llevo a su casa o déjeme y la
acompaño a tomar el bus
- No, tranquilo quiero caminar, en verdad, muchas gracias.
- Ok, espero que todo este bien, sabe que la estimo mucho
Maribel – Terminó diciendo uno de los mejores editores del
periódico –




                                 69
Caminó por más de una hora y media y sin saber cómo, llegó
a la papelería donde trabajaba su mejor amiga.


- Hola Augusto ¿Está Liliana?
- Hola… si esta en la bodega ya sale.
- Hummm...…Gracias.
- ¡Qué hubo amiga! ¡Que hace acá! Qué le pasa, ¿Porque
viene así?
- Hola nenita… ¿A que hora sale? Quiero hablar con alguien
sino me le tiraré a un carro.
- En 10 minutos salgo, espere le traigo una agüita aromática y
ahora mas tarde me cuenta.
- Gracias, oiga y que tiene Augusto que me contestó más feo
cuando le pregunté por usted…
- Ah no sé… Ayer me trato mas mal y no le hablo y ya, mucho
bobo, yo era su única amiga y ahora se quedo solo.


Las dos amigas fueron a un café que quedaba cerca de la
papelería y al son de un buen capuchino y una caja de
cigarrillos, Maribel le contó esa trágica semana que tuvo que
pasar sin Juan Manuel y lo que había ocurrido este día.




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- Hay amiguita, hizo bien… ¡Usted se merece un tipo mejor!
¡Mírese! Usted es una mujer muy, muy bonita Espere y verá
que le voy a decir a Sebastián que le presente un amigo.
- Que va Liliana yo no quiero a nadie, yo lo quiero a él.
- ¡No Maribel! ¡Usted no puede seguir dándole sexo a cambio
de nada! Usted está para que la amen…


Cuando llegó a su casa, Maribel decidió sacar todo ese dolor
que tenía adentro y por eso, tomó un cuaderno de lindas
hojas, un esfero y dejó que se desahogara su alma:



Acá    estoy,   en    mi    habitación        completamente
desordenada. Cama sin tender, ropa tirada por el piso,
vasos esparcidos por toda la habitación, un cenicero, al
cual no le cabe una colilla más y yo, con mi alma
perdida...

Heme acá, rompiendo mi pasado, nuestro pasado.
Intentando desaparecer tú recuerdo.

¡Hoy me propuse empezar a olvidarte! ¡lo juro! Te estoy
olvidando Juan Manuel…

A quien quiero engañar, por mas que rompa los objetos
que te pertenecían, por mas que borre cualquier vestigio

                               71
tuyo, cada palabra, cada sonrisa, cada mirada, cada
momento sexual. No puedo sacarte tan fácil de mi
corazón y de mi alma...

Eso tomará tiempo, así esté con mil hombres para
usarlos como jabón y estropajo, ahí estás... sentado,
viéndome y riéndote en mi cara…

Después de escribir, se acostó con su bolso nuevo como si
fuera un muñeco y se durmió abrazándolo.”




- Mañana sábado se estará presentando el circo de Los
Hermanos Gauchos en el Coliseo Central. Si quieren pases
dobles para asistir, solo tienen que llamar en la siguiente
hora y contestar nuestra trivia de la radio novela. Esta muy
fácil. Facilísima. La pregunta es: ¿Como se llama la mejor
amiga de Maribel? Las líneas están abiertas. Llamen      ya.
Mañana continuaremos con nuestra radio novela. Volvemos
después de estos comerciales…




                             72
6




- Hoy sábado la rumba es en el parque de la 93 con el grupo:
“Son Cubano Project” Que se estará presentando en exclusiva
en la discoteca “Matrix” Nosotros continuamos acá, esta
noche fría de fin de semana. Soy Mariana, en la locución, y
esta historia continua así:

“Liliana continuaba mientras tanto con su idilio amoroso.
Sebastian era más de lo que ella podía llegar a pedir. Le
gustaba físicamente, tenia dinero, posición social. Todo
estaba bien entre ellos. Ella sentía que él la amaba y por
supuesto, ella estaba entregada en cuerpo y alma a él. Había
pasado poco tiempo desde el día que lo conoció, pero eso
para ella no importaba. Él había demostrado ser el hombre
indicado y eso era suficiente. La había llevado a un par de
reuniones y fiestas con los compañeros del trabajo de él y la
había presentado oficialmente como “La novia”. Ese titulo le
gustaba. La hacia sentirse importante. La hacia sentirse
querida, por lo menos una vez en su vida. Lo que Liliana no
sabía era que Sebastián en ese momento tenía la mente en



                              73
otro lugar. Eso es lo malo de conocer nada del pasado de la
pareja con la que uno está. Pues, en años anteriores,
Sebastián había tenido más de una aventura sexual, y lo más
curioso, es que no había sido solo con mujeres. Sebastián,
por algunos años, mantuvo una doble vida: Era bisexual.




Aunque ser bisexual no tiene nada de malo o de censurable
para   esta   sociedad        acostumbrada    a    los     cambios
generacionales   y   a   la    complacencia   de    libertad    de
pensamiento, palabra, obra y omisión, el tener un ritmo de
vida sexual agitado y sin protección, si lo es. Y Sebastián en
sus años universitarios había pecado bastante de ese mal.
Encuentros casuales con chicas ebrias y                  encuentros
homosexuales con hombres en lugares de la zona LGBT de la
capital habían puesto en riesgo su salud física.

Año y medio antes de conocer a Liliana aquella noche en el
bar, en donde estaba con Maribel, Sebastián había sostenido
una relación bastante tempestiva con otro hombre llamado
Diego, con el cual terminó definitivamente ante la
promiscuidad de éste. Desde ese momento, decidió que no
quería continuar con este ritmo de vida y convino consigo
mismo que las mujeres le gustaban de manera autentica y el


                                 74
estar con hombres, fue más un juego de ruleta rusa de su
sexualidad y no quería continuar mas con esa vida. Alejando
la confusión de su cabeza volvió a una vida totalmente
heterosexual y tiempo después, conoció a Liliana. Una noche
entre semana Sebastián estaba sentado frente al computador
de su casa chateando con una amiga cuando recibió un
mensaje de su excompañero sentimental. Sorprendido, pues
no había tenido noticias lo saludo y después de cruzarse
algunas palabras amables por el chat, Diego le pidió un
encuentro    personal,     pues    necesitaba   comentarle   una
situación muy delicada. Sebastián se rehúso de inmediato,
pero entonces recibió una llamada a su celular. Era Diego.

- Necesitamos hablar. Es importante.

- Mira Diego – Dijo Sebastián – Ya lo que había entre
nosotros es parte de mi pasado y así debe quedarse. No me
jodas más.

- No. Es que tú no entiendes. Tenemos que hablar. Estoy
mal…

- ¿Y a mi que putas me importa?

- Sebastián. Tengo sida.




                                  75
Un silencio fue toda la respuesta del otro lado de la línea.
Sebastián estaba petrificado. El había tenido mucho sexo con
él, sin protección.




- Sebastián… ¡Háblame! Tienes que hacerte la prueba. Puedes
estar infectado también… - Y se deshizo en llanto por
teléfono. Sebastián colgó. Se quedó allí, sentado, mirando a
la pared, completamente ido, como una película de cine que
se termina y se apaga el monitor…




María del Carmen Llego esa mañana al club mas temprano
que de costumbre. Llevaba en la cajuela del auto los palos de
golf y quedó de encontrarse con el profesor Goyeneche para
una clase guiada a través del campo. Desde la llegada de Juan
Manuel del viaje estaba sentida y deprimida. Él estaba como
ausente y ella había perdido todo ese impulso de reavivar su
matrimonio ante la indiferencia de su marido. Sentía que
hiciese lo que hiciese, para él, ella ya no era importante.
Encontró al profesor parado en el tee de salida del hoyo uno.
Se saludaron y empezaron a jugar. Él le hablaba, pero ella
estaba totalmente distraída. Media hora después, el profesor



                             76
se dio cuenta que ella no estaba mentalmente allí y le
preguntó que le ocurría.




- Nada profe. Problemas que no faltan…

- ¿Una mujer tan bonita como usted con problemas? No le
creo

- En serio. Que pena con usted hacerlo madrugar para la
clase pero…es que no estoy para esto hoy.

- No se preocupe. Si desea vamos hasta la sede y nos
tomamos algo caliente. Esta mañana esta muy fría.

-Bueno. Gracias.

El profesor y la alumna se devolvieron a través de los hoyos
del campo, mientras él le hablaba calmadamente y le daba
ánimos. María del Carmen se sintió muy cómoda y tranquila
con el tono de voz y las atenciones del profesor Goyeneche.
En ese momento cayó en cuenta que hacía mucho tiempo no
recibía ese tipo de atenciones de un hombre. Ni siquiera de
su marido. Tomaron café y galletas y hablaron durante un
rato más. Ella se abrió de corazón y le contó las dudas que
tenia acerca de la infidelidad de su marido y de cómo


                             77
andaban las cosas en ese momento en su relación. Lloro
amargamente, ante la presencia atenta del profesor, que de
vez en vez y con disimulo, le tomaba las manos en señal de
apoyo. A pesar del dolor que sentía de contarle esas cosas,
Maia del Carmen no pasó por alto el hecho de que para ella,
el profesor no le era del todo indiferente. Su rostro, moreno
del sol de lo campo de golf, hacía resaltar sus ojos claros. Una
barba sombreada y con algunas canas, al igual que el cabello
y unos brazos gruesos terminado en manos de dedos finos y
largos y un cuerpo atlético para un hombre de cuarenta y
tantos años. No podía creer que estaba reparando en un
hombre diferente a su marido, pero en ese instante su cabeza
y su pecho era un enredijo total, así que nada le importaba.
Llegadas las once de la mañana, el profesor se puso de pie
para despedirse, pues tenía que dictar una clase a un grupo
de chicos. María del Carmen agradeció los consejos y la
compañía en el momento difícil de una persona como él.

- ¡Que pena profesor yo contarle estas cosas de mi
matrimonio! Pero necesitaba desahogarme…

- No se preocupe. Para eso son los amigos.

María Del Carmen se ruborizo ante la mirada del profesor de
golf.


                               78
- ¿Y que va a hacer usted ahora?

- No se profe. No tengo ganas de irme para la casa…

- Si me permite. Yo le dicto la clase a estos muchachos hasta
la una de la tarde. Si quiere, nos acompaña y después la
invito a almorzar… ¿Qué le parece? – Y se quedo mirándola
fijamente.

- Bueno…Gracias.     – Dijo María del Carmen bajando la
mirada.

La clase con los chicos la distrajo completamente. El profesor
era excelente en lo que hacia y pudo percibir en las miradas
de lo jóvenes, la admiración profunda que tenían hacia él. -
“Seguramente yo tengo la misma mirada cuando lo miro”-
Pensaba mientras sonreía como una adolescente. La clase
terminó y el profesor salió con ella al parqueadero del club.

- ¿Nos vamos en mi carro?

- No se profe… ¿Y que hago con el mío?

- Déjelo acá. La quiero llevar a un restaurante que queda
saliendo de la ciudad y al que siempre me gusta ir, solo en
excelente compañía, como lo es para mí la suya. Mas tarde
volvemos.


                              79
El almuerzo resultó fenomenal. María del Carmen reía
complacida con las historias del profesor Goyeneche
acumuladas a través de los años de experiencia en el mundo
del golf. Recibió toda clase de atenciones por parte de él.
Después de una exquisita comida, el profesor pidió una
botella de vino tinto. Ni más decir, la más costosa de la carta
de vinos. María del Carmen se preocupo.

- No deberíamos tomar. Usted tiene que conducir.

- No se preocupe María del Carmen. Eso una copita de vino
no le hace daño a nadie.

- Pues si…

Después de esa primera botella, vino una segunda y una
tercera. María del Carmen, poco acostumbrada a tomar,
estaba totalmente ebria, pero feliz. Se rieron de todo y de
nada. Se contaron sus historias personales. Sus vidas. Sus
aciertos y desaciertos y ella se sintió totalmente identificada
con él. El alcohol cumplió con su función y ella terminó, no
se sabe como, en un motel con el profesor. Eufórica por el
vino, ella se entregó a él de manera salvaje: Agarraba su
cabello con fuerza, mientras le besaba los senos. Gemía
excitada mientras aquellas manos enormes recorrían sus
curvas. Le practicó un sexo oral como no se lo había hecho a

                              80
su marido en años. Tuvo varios orgasmos mientras el
profesor la penetraba deliciosamente en una maratón de
posiciones sexuales hasta llegar la madrugada. Luego, cayó
en un profundo sueño. Se despertó a las siete de la mañana,
con una resaca tremenda por el alcohol, pero con una más
grande aún por lo que había hecho. Le había sido infiel a su
maridó, por primera vez en su vida. El sol se colaba por la
cortina del motel y al ver al profesor Goyeneche, desnudo y
profundamente dormido a su lado, sintió vergüenza, como
nunca en su vida. Buco sus ropas, desperdigadas por toda la
habitación, y salió despavorida. Tomó el primer taxi que vio
y salió directo a su casa. Pero por más que le pedía al
conductor que se apuraba, no podía huir de su conciencia
que le recriminaba una y otra vez lo sucedido. El taxista
miraba a través del espejo retrovisor como María del Carmen
lloraba amargamente, tapando su rostro con manos
temblorosas. Estaba siendo victima de un ataque de pánico.




Augusto no podía dormir. Daba vueltas y vueltas en la cama
sin poder conciliar el sueño. No hacia sino pensar. Pensaba
en lo pendejo que era. ¿Por qué había nacido con ese estigma
de ser tan tonto? En la cama de al lado la abuela dormía
profundamente. Sus ronquidos llenaban el silencio de esa

                             81
pequeña habitación. ¡Tanto esfuerzo! ¡Tanto estudiar! Y
¿Para qué? Estaba solo, no tenia nada, debía velar por su
abuela que en cierto punto se convertía en una carga pesada
para él. Y Liliana….Pendiente de todos lo hombres del
planeta, menos de él. En su imaginación, Augusto era un
campeón. Un hombre exitoso, un ganador de batallas. Pero
en la realidad, era todo lo contrario. Y eso le generaba un
odio extraño en su adentro hacia si mismo. Quería escapar
de su mente. Exteriorizar lo que él era en su interior, pero
por alguna razón no podía. Para colmo, ahora Liliana estaba
enojada con él. Pero por otro lado era lo mejor. Tenia que
olvidarse de ese amor tan platónico. Tenia que salir adelante,
de alguna forma. Esa noche tuvo sueños terribles y se
despertó cansado y desesperanzado con la vida. Un halo de
tristeza enmarcaba su mirada mientras iba          rumbo a su
trabajo.

Ya estaba a diez pasos de la papelería cuando de repente se
encontró un billete de lotería. Levanto la vista y vio allá, a lo
lejos, un lotero invidente que ofrecía en un papel la
esperanza de muchos que sueñan con ganarse el premio
mayor, decirle a su jefe que es un hijo de puta, y mandarlo
todo a la mierda mientras se van al extranjero. Augusto
quería ir a entregarle el billete, pero iba sobre la hora de


                               82
entrada y el ir en pos del lotero significaría el despido, pues
no se le aceptaban más retrasos. Con genuina resignación,
guardo el billete en su maleta y entro a trabajar. Liliana ni lo
volteo a mirar y el tampoco le prestó atención, aunque
permanecía pendiente de cada movimiento, de cada llamada
que contestaba en el celular, de cada sonrisa que le disparaba
a un cliente. Cada vez que él la veía, sentía el sonido de las
campanas en su mundo irreal, en el cual, ella lo amaba y le
sonreía solo a él.

Entre tanto, aquella mañana Sebastián no fue a trabajar, se
refugió en su habitación intentando atar cabos, contaba y
volvía a contar cuantas veces había estado con Diego y las
veces que él pensaba que le había sido infiel.

Había apagado el celular, no soportaba mas ver las llamadas
perdidas de Liliana, sabía que había más de 4 mensajes de
voz y 2 mensajes de texto, pero no tenia cabeza para ella.

Solo se preguntaba una y otra vez que iba a hacer si el
resultado salía positivo. Su vida dependía de una decisión
que tenía pavor tomar: Hacerse ese examen.

Fue al baño y mirando su reflejo en el espejo se decía: “¡Puta
vida que hice! ¡Por imbécil fui! ¡Por huevon! Y… ¿Si arruiné
mi vida?”

                               83
Se demoró más de lo normal en la ducha, solo quería que el
agua se llevara sus preocupaciones, sus miedos. ¡Su vida era
tan perfecta! No podía creer cómo todo podía cambiar sin
siquiera dejarlo pensar.

- Buenas tardes señorita, vengo a realizarme el examen del
VIH

- Buenas tardes, si señor, regáleme su cédula, su carnet social
y cincuenta mil pesos.

Después de media hora de espera, llamaron a Sebastián para
que pasara a un cuarto completamente blanco, con un
escritorio, dos sillas y una camilla.

Una enfermera entró, lo saludó, le extrajo un poco de sangre
y le dijo que podía volver a la sala de espera. Su resultado lo
tendría en media hora.

Parecía muerto en vida, mirando por el ventanal del cuarto
piso del laboratorio, solo pensaba en todas las locuras que
hizo mas joven, en todas las mujeres y hombres con los que
había tenido relaciones sexuales, drogado, tomado, cruzado
o en sano juicio.

- Señor Sebastián Alcántara! Señor Sebastián Alcántara



                                84
- ¡Si! Soy yo

- Acá está su resultado




- Mañana continuaremos con nuestra radio novela. Gracias a
todos por escribirnos. El día de hoy recibimos este e-mail de
Esther, quien nos dice: “Un saludo a todos los de la emisora
“Todas las voces” Y un abrazo para Mariana. Soy una
admiradora de su programa y no me he perdido ningún
capitulo de la radio novela. Me siento identificada con
Maribel, pues a mi me sucedió una situación parecida. Fue
en un trabajo que tuve…”




                             85
7




- Hoy domingo, a las diez de la noche, se estará dirigiendo
para todo el país, el Señor Presidente de la República, quien
nos estará informando sobre las medidas adoptadas ante el
fuerte invierno que azota a la nación. Recordemos que hasta
el momento se han registrado más de medio millón de
damnificados y según los expertos, las lluvias continuarán,
por lo menos hasta mediados de Abril del año próximo. Si
desea colaborar con las victimas, puede comunicarse a
nuestra línea y le estaremos diciendo a que albergues podrá
llevar sus donativos. Ahora si, continuemos con nuestra
radio novela:




“Mientras caminaba hacia la puerta de su casa, María del
Carmen pensaba una y mil excusas que podría decirle a Juan
Manuel y a sus hijos, pero nada encajaba.

- Hola mami – dijo Mateo dándole un fuerte abrazo




                             86
- ¡Hola mi cacheton hermoso! ¿Ya estás listo para irte a
estudiar?

- Si mami. ¿Cómo te fue cuidando a la abuela?

- Uhhh… bien…bien, ¿Quien te contó donde andaba yo?

- Mi papi…

Dejo el bolso en uno de los sillones de la sala, junto con su
abrigo y fue al cuarto. Allí estaba Juan Manuel, en el sillón de
la habitación leyendo el periódico. Cuando la vio entrar,
miró por encima de las hojas.

- ¿Qué le pasó al carro?

- ¿Cómo que qué le paso al carro?

- Te vi llegar en taxi

- ¡Ja! Por Dios… ¡Llego a las seis de la mañana a casa y lo que
me preguntas es por el hijueputa carro!

- No es eso, bueno, bueno… ¿Donde diablos estabas? – dijo
Juan Manuel dejando el periódico en el piso, escudriñando
con la mirada a su esposa y con cierto tono de celos en su
voz.




                                87
- Pues como ayer llegaste y ni hablamos, se me paso decirte
que tenía un pedido de más de 100 arreglos florales que
entregar para una boda.

- ¿Y no podías llamar a avisarme? Me toco inventarles
cualquier cosa a los niños para que no se preocuparan.
¿Dónde dejaste el celular? Te estuve llamando toda la noche
y no contestaste jamás.

- Ah si, perdón… creo que esta en silencio, ahora lo veo – dijo
mientras se quitaba sus costosas joyas, las dejaba en su mesa
de noche y disfrutaba los reclamos de su marido.

- Mira María del Carmen si te estás vengando por todo lo que
está pasando entre nosotros, OK lo entiendo… ¡Pero no es la
forma! Nosotros siempre hemos hablado, así que si tienes
algo que decirme, dilo de una vez por todas.

- No, no tengo nada que hablar contigo y ¿Sabes que? Estoy
completamente cansada, así que me daré una ducha, que
tengas buen día – Terminó la frase dándole un beso en la
mejilla a su marido –

Lo que no sabía María del Carmen es que esa noche Juan
Manuel estaba decidido a apostarle de nuevo al matrimonio.
Mientras iba de vuelta a casa, había hecho reservaciones en


                              88
un lujoso restaurante de la ciudad, la cual, a las once y media
de la noche, había cancelado.

Estaba como loco esa noche. Hace muchos años no había
sentido celos o miedo de perder a su mujer.

Él sabía que aunque los años ya pesaban en ella, seguía
siendo una mujer atractiva, capaz de seducir a cualquier
hombre.

No paro de llamar al celular y a la floristería, trató de leer
para ayudarle al tiempo pasar, se tomó él solo una botella de
whisky, pero ella jamás llego.

María del Carmen se baño con una sonrisa dibujada en su
rostro, todo el pavor que sintió al llegar a su casa se había
desvanecido.   Le   había    encantado    ver   a   su   marido
completamente celoso ¡Por fin lo sentía vivo!




Maribel veía pasar los días sin distinción alguna entre uno y
otro. El sol, la lluvia, el día, la noche. Nada tenia color para
ella. Parecía como si estuviese flotando. Juan Manuel la
estaba destruyendo en su alma con su recuerdo filoso. No
quería comer. No quería salir. No quería nada. Iba a trabajar
por inercia y tenia que dejar sola la recepción para escapar

                                 89
Los corazones ocultos: Una historia de amor y engaño
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Los corazones ocultos: Una historia de amor y engaño

  • 2.                         LOS CORAZONES OCULTOS                       2
  • 3.           LOS CORAZONES OCULTOS ESCRITO POR: VANE PRADA RICO Y STAROSTA (RAFAEL BEJARANO)   3
  • 4. 1 - Y continuamos acá, en su emisora “Todas las voces”, esta noche lluviosa de Bogotá. Son las ocho y treinta de la noche de este lunes 2 de Octubre. Es la hora de su sección “Los corazones ocultos” Para estas semanas les traemos esta nueva radio novela. Las líneas están abiertas. Llámenos, coméntenos su opinión y si también les ha pasado. Soy Marina, su locutora, y esta historia dice así: “A través de la autopista, húmeda por la lluvia que había pasado horas antes, se podía ver reflejada la enorme ciudad. Los altos edificios se alzan implacables a ambos lados, como custodiando el corazón de las calles por donde se puede ver la luna mirándose en el reflejo del rocío del asfalto. Una ciudad que alimenta la imaginación. Una ciudad que atesora el silencio más que el oro, pues la contaminación por ruido es mercenaria de la calma de las personas que la habitan. Personas que a ratos se comportan como animales. Animales furiosos. Calles en la ciudad. Calles que por momentos también deja ver ríos de sangre. Violencia. Intolerancia. Cuchilladas dadas por necesidad, por ira o por venganza. 4
  • 5. Ciudad inalterable, por la cual todos vamos rodeados de gente, que esta cerca o lejos de ti. No importa, siempre vamos solos en realidad por estas calles, por estas avenidas por estos andenes. Ciudad que no cambia y a la vez va mutando contradictoria y sagazmente. En este lugar todo pasa de repente: Historias de amor, de desamor, días de sol, días de invierno. Gente que cada día llega y gente que se va, para no volver jamás. Una ciudad de puentes, de gente con mente y gente demente. Una ciudad que puede ser peligrosa, porque siempre va corriendo de la mano de la muerte. Ciudad preciosa que te da más de lo que puedas llegar a necesitar o pedir. Una ciudad de día. Una ciudad de noche. Un lugar que esconde secretos detrás de cada ventana. Que abriga historias increíbles. Algunas más lindas. Otras terribles. Una ciudad que se deja escribir su historia, cada noche. Maribel estaba sentada en el borde de aquella cama de motel lujoso del norte de la capital. El espejo de cuerpo entero frente a ella revelaba una faceta suya que desconocía y que solo hasta ese momento se revelaba de una manera entrometida ante sus ojos: Era una amante. Una moza, como dirían en este país. Sus labios rojos develaban esa sensualidad desbordada que solo se dejaba ver cuando ella 5
  • 6. caía en el pozo sin fondo de la locura carnal desbordada. Ella, siempre tan femenina y tan orgullosa, había llegado hasta allí, presa de la incontenible necesidad de sentirse amada. ¿Con quien estaba? Eso era lo de menos. Solo su espalda sudada y el cansancio de su pelvis revelaban la intensidad de su entrega y la dopamina de su cerebro, desgranaba pinceladas de satisfacción mientras el sol empezaba a asomar una vez mas sobre la ciudad fría, que lo mostraba entre sombras y lloviznas, traídas por el mes de Noviembre. El mes de las almas, como le decía su madre, a la cual recordó y sintió vergüenza por un instante, por saberse en el lugar donde estaba y haciendo exactamente que. Maribel traía la locura descarnada de las mujeres latinas: Piel trigueña, Piernas bien torneadas, senos firmes, trasero redondeado de tanto subir y bajar de los buses de transporte masivo día tras día, a donde acudía a su trabajo de recepcionista en uno de los mas prestigiosos periódicos de la capital. Por ser la primera imagen de la empresa ante un visitante, tenia que permanecer siempre presentable y eso era algo que a ella le quedaba fácil, pues por puro capricho del destino o la genética, su cabello permanecía siempre lizo y su cutis era de un blanco parecido a las porcelanas finas que se venden en los almacenes de antigüedades a precios 6
  • 7. alarmantes para el costo de vida de la nación. Sin mucho esfuerzo se podía transformar de una chica humilde venida del interior del país, a una mujer fatal, preciosa y sensual. El baño del motel se abre y da paso a un hombre de unos cuarenta años (Casi veinte menos que la edad de Maribel) hace su aparición en la escena. Juan Manuel, de lo mas alto en la pirámide organizacional del Periódico, padre de familia, dos hijos: Manuelita y Mateo, ambos entrando a la adolescencia y María del Carmen, Su esposa, dueña de una floristería de prestigio, la cual ni se imaginaba en las que andaba su marido en aquellos momentos. Un hombre de mentalidad brillante, buenos modales y educación de posgrados en el extranjero, totalmente perdido en su mente y su razón por una recepcionista que lo llevo a recorrer el agridulce sabor de la infidelidad y el inventar excusas absurdas a deshoras de la noche tales como: “No…imagínate. La producción se atasco y tengo que quedarme a revisar la impresión” o “No puedo ir a casa todavía, hay reunión de última hora por lo del tema del presidente….yo después te explico” Maribel lo sigue con la mirada, ve como él recoge su ropa y comienza a vestirse. Se desilusiona, sabe que se acerca el 7
  • 8. final de aquella noche con pinceladas de pasión, algo de amor pero sin duda, sabor y olor a lo prohibido. Ella guardaba la esperanza que pasaran juntos lo que quedaba de noche, quería recrear las escenas de las telenovelas o las de los libros de amor que leía con la ilusión de encontrar su príncipe azul. Desde el primer día de trabajo, supo que algo iba a pasar con Juan Manuel. Se fijo en él desde que lo vio caminar por el pasillo de la recepción hablando por celular. Jamás olvidará que alzó su mirada para ver el dueño de aquella voz y esa estela de perfume que quedó en el ambiente la envolvió e impregnó hasta su alma… ¡Esa misma mañana se prometió que tendría a ese hombre! Mientras él se vestía, comenzaba a arrepentirse. Sabía que Maribel era de aquellas mujeres que elegían a los hombres y presentía que lo que acababa de pasar, era el comienzo de “algo” que por primera vez, no podría manejar y eso le generaba incertidumbre y dudas; sentimientos que jamás se permitía tener. Ella prendió un cigarrillo y empezó a buscar su ropa interior. El brasier negro con encaje rojo, lo encontró detrás de una de 8
  • 9. las mesas de noche, su panty estaba enredado entre las cobijas, sus medias veladas así como su falda y su camisa estaban detrás de la cabecera de la cama. Ninguno sabía que decir, para los dos resultaba incomodo ese silencio puesto que, era la primera vez que estaban en la posición de tener una relación netamente pasional. - Quieres que te lleve a tu casa- dijo Juan - No, tranquilo, yo llamo un taxi – Contesto ella “¡Dios que tonta! ¡Como dije eso!” Pensó Maribel. Se moría de las ganas que sus amigas del barrio la vieran llegar en carro con semejante hombre manejando y si estaba con suerte, ellas hubiesen visto como él le daba su beso de despedida… Mientras esperaba que ella se terminara de vestir, tomó su blackberry y se percató de las 5 llamadas perdidas que había en su celular, 3 de su apartamento y dos del celular de su esposa. Presentía que ella pronto se iba a dar cuenta de sus aventuras extra matrimoniales. Un amago de nausea lo invadió, pero 9
  • 10. pronto se tranquilizo ante la premisa aquella de que un hombre siempre sabe como escapar… El viento helado de la madrugada acaricio el rostro de Maribel mientras se subía al taxi. Desde el otro extremo de la calle Juan Manuel supervisa la partida de su aventura, mientras enciende el automóvil, rumbo a su casa. En el camino se distrae recordando el cuerpo desnudo de Maribel encima suyo, moviéndose y mojándose desfrenadamente. Una sonrisa maliciosa se asoma en sus labios y de repente frena en seco el auto. Estuvo a punto de arrollar a un ciclista, repartidor de periódicos. - ¡Me va a echar el carro encima o que gran pendejo! -Perdón, perdón…Balbuceo mientras levantaba la mano derecha y retomaba de nuevo la marcha. María del Carmen ha estado despierta toda la noche. No ha podido dormir, presa de una inevitable cantidad de presentimientos femeninos y dudas. Su esposo, Juan Manuel, ha estado actuando de una manera un poco “extraña” a lo acostumbrado. Claro que no tiene por que preocuparse ¿Por qué hacerlo? Doce años de matrimonio y una conducta 10
  • 11. ejemplar, como padre y esposo, son suficientes para no desconfiar, pero…Las novedades de las últimas semanas generan en ella una sensación de algo que no había sentido hasta ahora. Una inseguridad que la recorre y le hace revaluar su comportamiento en los últimos años: Siempre ocupada con los chicos, la floristería que demanda mucho tiempo y atención, el sexo con su marido, que se vuelve cada vez más escaso y que en ocasiones se limita a algunos besos y caricias rápidas, algunos jadeos fingidos mientras piensa en los arreglos florales que tendrá que entregar para algún cliente al día siguiente. Y ahora, las llegadas tarde de Juan Manuel, por motivos que nunca antes se habían presentado en su trabajo. Después de dos partos y el paso a los treinta y seis años de edad el mes anterior, de alguna forma han hecho mella en su cuerpo otrora juvenil y fresco. Nunca se había percatado de esos detalles hasta ahora. ¿Será que su esposo también lo ha pensado? Y no tendría nada de raro, pues él está en la edad de los cuarenta y a esa edad, los hombres están en la etapa de la inestabilidad. Están buscando tentaciones. ¿Y si su marido ya las encontró? Sintió como un calambre en su estomago y se tomó la cara a dos manos, mientras una lágrima rodó silenciosa por la habitación conyugal de cortinas corridas y luces apagadas. Tal vez todo era solo producto de su imaginación y su esposo está 11
  • 12. ocupado trabajando y va a llegar cansado, con ganas solo de dormir y no de escuchar reproches. Pero… ¿Y si no era tan así? En ese instante escucho el ruido del portón del garaje. Su esposo había llegado a casa….Casi a las seis de la mañana… Juan Manuel introdujo las llaves de la casa lo más despacio posible para evitar hacer ruido pero todo su esfuerzo fue en vano cuando Firpo, un Fila Brasilero, salió a recibirlo con ladridos y movimientos de cola. Lo calmo inmediatamente acariciándole una de sus orejas y alzó la mirada para observar la hora en el reloj de cuerda situado al frente de la puerta ‘‘Mierda, es tardísimo’’ pensó Juan mientras se quitaba su chaqueta y la dejaba en el perchero - ¡Papi! Dijo Manuelita abrazando a su padre - Hola querida, ¿Ya te vas a bañar para irte a estudiar? - Si papi... ¿Acabas de llegar? - Si mi muñequita, es que papi debe trabajar mucho para poder darte todo el gusto del mundo 12
  • 13. -Hay pa… pero es re tarde ¡Como te negrean en ese periódico! - Vete a bañar que se te hace tarde Al entrar a la habitación conyugal, encontró la cama tendida y a María del Carmen abriendo las cortinas del cuarto. - ¿Sería, Buenos días o Buenas noches Juan Manuel? - Hay… María, no comiences, estoy completamente agotado - Dijo mientras destendía su lado de la cama. - ¿Vas a desayunar algo? - ¡No me ves metiéndome en la cama! Despiértame en dos horas y media por favor… María del Carmen se limitó a salir de la habitación viciada por su rabia, era imposible que una junta se demorara hasta la mañana del día siguiente. Revisó que los muchachos se estuvieran alistando para ir a estudiar y al ir a revisar cómo iba el desayuno, observó la chaqueta de su marido, la cual tomó rápidamente e introdujo sus manos en cada uno de los bolsillos que tenía, pero para su sorpresa (o desgracia) no encontró sino papeles de parqueadero y monedas. Pero al olerla, sintió un vestigio de olor a perfume de mujer, no supo con claridad, estaba mezclado con cigarrillo y humedad. 13
  • 14. - Estoy alucinando - pensó mientras llevaba la chaqueta al cuarto de ropas, ya era necesario lavarla.” Bueno hasta aquí por esta noche. Mañana continuaremos con esta historia. Me despido con la canción: “Crímenes perfectos” De Andrés Calamaro. Soy Mariana, su locutora. Buenas noches… 14
  • 15. 2 - Son las ocho y treinta de la noche. Sean bienvenidos a su programa “Los corazones Ocultos” Soy Mariana y en el master como siempre, nos acompaña Harry. Hoy es martes 3 de Octubre y continuamos con el segundo capítulo de su radio novela. Gracias por los e-mails recibidos con sus opiniones sobre el programa. Continuamos: “Maribel llego a su pequeño apartamento el cual compartía con sus padres y su hermana menor y se dejó caer en su cama… Una sonrisa se dibujó en su rostro, tomó uno de los cojines que había en su cama, se lo puso en la cara y gritó de alegría. No podía creer lo que le estaba pasando, Juan Manuel era el tipo de hombre que toda la vida se propuso tener, pero claro, su único obstáculo era el anillo que tenía en su dedo anular. Por otro lado era de nuevo el aprender a sentir dentro de su pecho esa palabra llamada amor. El bendito amor. Sus ojos cerrados recorrieron de nuevo el color de su pelo, el calor de 15
  • 16. sus abrazos y el sabor de su lengua, la misma que disparaba frases ingeniosas y figuras sensuales en su espalda. Sintió unas ganas tontas de reírse de alegría y lo hizo, camuflada debajo de las sabanas de su propia cama. Algo la estaba llamando desde el fondo de su corazón y ella estaba aceptando esa llamada, completamente desarmada y entregada. Maribel sabía bien que estaba enamorada, pero era un secreto para ella sola, algo que no se puede dejar salir a la luz. Las abrumadoras sombras de su soledad se desvanecían ante la evidencia indiscutible de su nueva relación. No habría con quien hablar de sus sentimientos, pero para eso estaban las sordas paredes, los pensamientos transparentes y el mar de viento de la capital, al cual siempre se le puede confiar un secreto. El periódico aquel día amaneció en el más extremo caos. Esa madrugada había sido abatido por el ejercito uno de los cabecillas principales de las fuerzas insurgentes de la nación y la primicia era el premio mayor. Maribel llego con casi una hora de retrazo y las reprimendas no se hicieron esperar. Ella tan solo vio pasar como un rayo fugaz de la puerta hacia el ascensor a Juan Manuel, y no hubo tiempo siquiera para una mirada o un gesto. Tendría que esperar para volver a verlo en el trascurso del día. 16
  • 17. Juan Manuel entro a la sala de redacción, la cual hormigueaba de personas que trataban de hacer su trabajo al doble de la velocidad. - ¡Vida hijueputa Juan Manuel, casi no llega! – Lo recibió Abelardo, su jefe, el cual estaba pegado al techo por la demora de éste y por el estrés propio del momento - Yo… - Alcanzo a balbucear.- - No me diga ni mierda – Repuso Abelardo. –Después hablamos. Por ahora lo importante es sacar la edición. Son casi las nueve de la mañana y los proveedores no han recibido nada. - ¿Y por que? ¿Qué paso con la imprenta? - ¡No me joda Juan Manuel! ¿En que planeta vive? No ve que esta madrugada se bajaron al “Mono” Y los del periódico “El observador” ya sacaron la noticia y a nosotros nos toco rehacer toda la publicación de hoy… Nos ganaron la chiva ¡Reaccione y a trabajar! Necesitamos sacar esto en quince minutos máximo… 17
  • 18. - Si señor…. – Repuso avergonzado Juan Manuel mientras se quitaba el saco y se remangaba la camisa. Seria un largo día. Realizó un rápido consejo de redacción para saber en qué estaba cada uno de sus periodistas y qué información diferente había para así capotear los ejemplares que ya había vendido “El Observador”. Fue un día agitado y muy movido; el cenicero lleno de colillas y un centenar de vasos de icopor con rezagos de tinto, eran el reflejo del día que había tenido Juan Manuel. - Juan Manuel podemos hablar – le dijo Abelardo cerrando la puerta de su oficina. - Claro Abelardo, toma asiento, espérate le paso el teléfono de esta fuente a Manuela para que lo pueda entrevistar y ya estoy contigo. Cuando regresó, encontró a Abelardo viendo por la ventana y fumando un cigarrillo. - Ahora sí, cuéntame que pasó – dijo Juan prendiendo un cigarro. 18
  • 19. - Hace cuanto te conozco Juanito - Toda una vida Abelardo… ¿Por qué? - Mira no estoy acá para hablar de tu falta de compromiso que últimamente has tenido con el periódico, sino por una llamada que hace menos de 20 minutos recibí y que supongo tiene que ver con todo este bollo en el que estás metido. Juan Manuel aspiro profundamente y fuerte su cigarrillo - ¿Quién te llamo? - ¡Pues gran pendejo, tu mujer! quería corroborar que ayer te habías quedado con los directivos en una reunión hasta las cinco de la mañana. - déjame explicarte… - Mira, Juanito, no quiero saber, yo te conozco de toda una vida, pero ya eres un viejo de 40 años para no saber cómo ponerle los cachos a tu mujer. Solo quiero que te quede claro que yo no quiero líos de faldas en mi empresa y por eso espero que esta niñita con la que estás teniendo tu affair no tenga nada que ver con el periódico ¡Y que esté bien buena! – dijo Abelardo mientras apagaba el cigarrillo en un pequeño espacio que quedaba en el cenicero del escritorio de Juan Manuel. - ¡Ah, se me olvidaba! Le dije que estuviste 19
  • 20. trabajando justamente en la chiva del guerrillero abatido en combate, ¡Dile tú lo mismo y no la embarres más! A continuación, le dio tres palmaditas en la espalda y culminó su visita con un “Buen trabajo Juanito, Sabía que podías. Vamos cinco mil copias vendías más que la competencia.” Hasta ese momento no había pensado en Maribel, el día había estado muy duro y eso le gusto, porque se daba cuenta que podía manejar “esta aventura”. Aunque ahora su preocupación era María del Carmen, tenía mucha rabia. Cómo se le ocurría llamar a su jefe a “Corroborar información” aunque Abelardo era amigo de la familia, había que saber separar los asuntos familiares de los laborales. Era tiempo de dejar de ver a Maribel por un par de días para calmar a su mujer y sus intentos fallidos de Sherlock Holmes. Al pasar por la recepción la vio, pero solo se limitó a decir un ‘hasta mañana’ y mover la mano mientras seguía su camino. - Hasta mañana “Doctor” - dijo Maribel sin poder ocultar su descontento por la forma en que la estaba tratando. 20
  • 21. Terminó los requerimientos que su jefe le había pedido, cogió su bolso y salió a tomar el transporte urbano para irse a la casa. Mientras caminaba pensaba en si era conveniente llamarlo a su celular y después de meditarlo una y mil veces, se armó de valor y lo llamo. Timbro las 5 veces reglamentarias y se fue a buzón, volvió a intentarlo y de nuevo buzón… Tomó el bus, se sentó, esperó cinco minutos y volvió a llamar, pero esta vez Juan Manuel había apagado su celular. Un corrientazo pasó por su estómago y por primera vez, odio darse cuenta que ella era la amante, la sacrificada, la segunda y le dolió, porque posiblemente su corazón no saldría bien librado de todo esto. Maribel vivía en el popular barrio “La Santamaría.” Un sitio lleno de zonas comerciales donde se podía encontrar de todo: Discos y películas piratas, billares, tiendas de ropa traídas de toda la región antioqueña, a precios baratísimos, de las cuales Maribel se había valido mas de una vez para encajar sus hermosas curvas en jeans y camisetas ajustadas, ya que siempre aprovechaba las promociones del: Tres por treinta mil pesos. Una zona amplia de abasto que siempre 21
  • 22. hormigueaba los fines de semana. Ferreterías, panaderías, y una o dos casas, eso si muy bien disimuladas, de prostitucion, en donde los hombres del sector, en su mayoría trabajadores de construcción y obreros de empresas, iban a dejar la mitad de sus sueldos, en busca de la promesa de bombillas rojas del “Estoy para lo que quieras” Bares de salsa, merengue, bohemios, en los cuales casi siempre se le podía ver a Maribel acompañada de Liliana, amiga y consejera fiel de ésta desde que estudiaban en el colegio y con la cual siempre conservaron una gran amistad. Esa noche decidió irse a tomar unas cervezas con ella, a pesar del sermón de su madre, que le reprocho la llegada tarde de aquel día. - Anoche llego a la madrugada y esta noche otra vez para la calle… ¡Que belleza! - No me demoro mamá…Solo voy a verme un rato con Liliana… - Claro…Siga saliendo con esas amistades y vera como le va a ir…Pero a mi no me venga después acá con la barriga llena de huesos Maribel porque le juro que la echo de esta casa….¡El hogar se respeta carajo! ¡Maribel! – Terminó gritando la señora mientras la chica cerraba el portón con fuerza tras de ella. 22
  • 23. La noche estaba fría y algo lluviosa, como todas las de Noviembre en la capital. Liliana llego puntual a la cita y juntas se encaminaron al bar “Macondo” En donde Vicente, amigo de las chicas, era el propietario. - Esta noche quiero beber y bailar, amiga… - Le dijo Maribel a Liliana apurando un sorbo larguísimo de cerveza y encendiendo un cigarrillo. - ¿Pero que…Despechada Maribel? - No que va…Si le contara en las que ando. Y entre sorbo y sorbo de cerveza, Maribel le contó a Liliana su aventura con Juan Manuel. - Y lo peor es que hoy le marque al teléfono y no me quiso contestar la llamada… ¡Hasta me apago el celular este desgraciado! - ¿En serio? ¡Mucho cabron! – Repuso Liliana encendiendo otro cigarrillo. - Yo no se ni que pensar…Pasamos una noche apasionada, ni te cuento que nos hicimos el uno al otro y unas horas 23
  • 24. después, a duras penas y el saludo…Eso me pasa por pendeja. Y lo peor de todo es que… ¡Creo que me enamoré de él! - ¡Hay no amiguita, no te lo puedo creer! - En serio... Ese tipo es el hombre de mi vida. - ¿Pero qué te pasa? ¡El tipo es casado! - Yo se, pero…Ah….que rabia tengo. Soy una tonta. Una estupida. Y con esa forma de actuar hoy de él, me siento utilizada. Que mierda todo… El sitio estaba lleno a esa hora de la noche y las dos muchachas habían percibido a unos galanes que estaban en una mesa de junto, mirándolas desde que llegaron. - ¿Y esos tipos que? – Repuso Liliana. – Será que se animan a venir a invitarnos a bailar o se van a quedar toda la noche mirándonos como unos bobos… - Pues yo en este momento, solo quiero divertirme a ver si dejo tanta pensadera, venga yo les doy un empujoncito a ver… - Dijo maliciosa Maribel y acto seguido, se quedo observándolos y les disparo una coqueta sonrisa. 24
  • 25. Como era de esperarse, el cóctel de picardía fue tomado con prontitud por los muchachos y a la siguiente canción, Rodrigo invitó a bailar a Maribel y Sebastián a Liliana. Maribel estaba sin estarlo, aunque le había dicho a su amiga que quería emborracharse y bailar hasta el cansancio, su mente estaba pensando en él. No dejaba de revisar su celular y aunque siempre lo encontraba tal cual como lo había dejado, no perdía la esperanza de al menos, hallar un mensaje de él. Rodrigo no estaba nada mal, recién graduado de Publicidad, con trabajo estable y con buena pinta. Lo que más le gusto de él, era su aroma, le encantaba como mientras bailaban, el sudor hacía que ese olor se le impregnara en su cuello y su pecho. Y entre canción, cerveza, cigarrillo y unos cuantos baretos, Maribel cayó. Después de besarse apasionadamente, Rodrigo le susurró al oído si quería ir a culminar la noche y ella solo atinó a responder.: “Ya entrados en gastos...” Liliana ya se había ido con Sebastián, así que Maribel decidió tratar de olvidar a Juan en los brazos de su nueva aventura. 25
  • 26. Llegaron a un modesto motel, en donde “El rato” costaba la módica suma de quince mil pesos; el publicista le quitó la ropa y no podía creer lo que se iba a comer esa madrugada, - “¡Que mujer!” – pensó. Le beso cada parte de su cuerpo, quería atrapar con sus labios esa suavidad, ese color y ese olor de la piel de aquella mujer. La acababa de conocer y ya la quería cerca por más de una noche… Mientras tanto, Maribel sin pensarlo, empezó a tergiversar el rostro de aquel joven, a tal punto de lograr su cometido; no estaba a portas de tirar con un desconocido, sino con su Juan Manuel. Maribel, volteó a Rodrigo (O ahora Juan Manuel) y le hizo sexo oral como ella sabía hacerlo, lo mordió suavemente hasta llegar a sus labios, mientras su mano derecha lo masturbaba. Esa noche, por primera vez en su corta vida, Maribel tuvo que imaginarse a otro hombre para poder llegar al clímax y fue tanto su asombro, que cuando terminaron no soportó más. Agarró su celular y llamo a Juan Manuel. 26
  • 27. Sonó y sonó pero mandó a buzón, desnuda en aquella cama, con Rodrigo al lado, dejo el mensaje: - Oiga… ¡Que se ha creído! Que puede tirar conmigo cuando le plazca y simplemente desaparecer así como así… ¡Pues está muy equivocado si me cogió de parche, gran estúpido! Rodrigo, no entendía lo que pasada, simplemente se vistió y dejó a aquella mujer sola en ese cuarto de motel. Maribel prendió un cigarrillo y entre bocanada y bocanada, escuchaba como la lluvia golpeaba en la ventana de aquel cuarto con mil y una historias como ella acababa de vivir” - Sigan en sintonía con su emisora “Todas las voces” Me despido por esta noche. Soy Mariana y antes de despedirme, un servicio social: La empresa de productos lácteos “”La vaquería” Solicita personal entre los dieciocho y treinta años. Los interesados, comunicarse al… 27
  • 28. 3 - Son las ocho y treinta de la noche y es la hora de “Los corazones ocultos” Como siempre, soy Mariana y en los controles por hoy, no estará Harry, quien volverá mañana. Por hoy tenemos la compañía de Juan David. Las líneas están abiertas para recibir sus opiniones y comentarios. Antes de comenzar, les recuerdo que hoy es miércoles 4 de Octubre, y seguimos con nuestra radio novela: “Liliana por su parte también tuvo una buena noche de faena. Sebastián la llevó directamente a su apartamento y le mostró las mil y una delicias del sexo, en todas las posiciones y con todos los servicios. Ella al igual que Maribel, había sido educada en las camas de sus amantes y novios y le hizo entender a Sebastián como era eyacular más de una vez envuelto en el círculo del alcohol, la marihuana y el deseo proveniente del sexo casual y sin complicaciones. La mañana del día siguiente, encontró a dos chicas llegando a horas de 28
  • 29. la mañana a sus casas, después de una noche de copas. Una noche loca. - ¡Bonitas las horas de llegar no! – Recriminó desde la cocina Carmenza, madre de Maribel. El silencio de su hija fue toda la respuesta., mientras entraba a su cuarto y cerraba la puerta. - Maribel abra la puerta que necesito hablar muy seriamente con usted. - Mamá….no me moleste… - ¡Siga así de culipronta y vera que le van a empacar su chino Maribel ¡Coja juicio carajo que yo no la eduqué así ni le di ese ejemplo! - ¿Y a usted quien le dijo que yo me estaba acostando con hombres? – Respondió desde el cuarto la chica. - ¡A mi no me crea tan pendeja Maribel! – Reprocho la madre y así continuó con la misma cantaleta toda la mañana. Liliana, por su parte llegó a su cuarto alquilado en una pensión, en donde vivía desde hacía seis meses, pues se había ido de la casa, cansada de los mismos reproches que recibía Maribel de parte de su madre. Una cama sencilla de edredón blanco, dos mesitas de noche en la cual se podía visualizar 29
  • 30. una lámpara en una y una foto de Liliana en la otra. Un closet de cuerpo sencillo, en el cual Liliana guardaba su ropa de trabajo en una papelería de cadena y las minúsculas faldas y blusas que se colocaba cuando salía a divertirse en las noches, en busca del verdadero amor que profesaba hallar, aunque en realidad, era lo que en el fondo menos le interesaba. El placer era su alter ego. Su copiloto. Había tenido un novio terminando los estudios secundarios, Francisco o “Pachito” Como le decían todos. Tenia unos dieciséis años cuando una tarde, había perdido su virginidad en la cama de éste, y ella pensó que ese amor seria para toda la vida. Pero algunos días mas tarde, esa idea se diluyo como el alba mientras el sol asoma, pues lo descubrió en uno de los pasillos del colegio contándole a sus compañeros como la había desvirgado. Desde ese momento algo pasó en su corazón e inconscientemente decidió vengarse de todos los hombres, pensando como uno de ellos, llevándoselos a la cama, comiéndoselos y mandándolos para el carajo después. Tal vez por esta condición, no se daba por enterada que en su trabajo, había alguien que si sentía por ella sentimientos limpios, como perlas dentro de conchas del mar. Eran lo sentimientos de Augusto, al que todos llamaban de forma despectiva “Tontin” en la papelería. Un chico inteligente, que 30
  • 31. trabajaba de día y estudiaba de noche, vivía con la abuela y era el sustento del hogar. Liliana siempre estaba con él a la hora del descanso y en el almuerzo, era la única que no lo trataba como un tonto, pues le daba lastima, pero claro, no se lo hacia saber. Por esta razón, Augusto siempre trataba de estar junto a ella, aunque era muy tímido para expresarle abiertamente sus sentimientos. Todos esos años de escarnio público habían minado por completo su confianza y el solo hecho de pensar en confesar su amor, le hacia sonrojar. Por esto, solo se conformaba con escuchar a Liliana y volverse su confidente. Sufría lo indecible con cada relato de sus aventuras nocturnas y en como terminaban en sexo estas mismas, pero ni por esto dejaba de ver a Liliana como una mujer a quien él podía amar y soñaba, con algún día, convertirse en uno de esos personajes que le describía Liliana, generalmente los Lunes, después de un fin de semana agitado. - Hola Liliana – Saludo Augusto en la puerta de la papelería mientras se abrían las puertas. - Hola corazón ¿Cómo te fue el fin de semana? - Bien gracias. Con muchos trabajos de la universidad y cuidando a mi abuelita, que estuvo con achaques todo el fin 31
  • 32. de semana… ¿Y a ti? - Preguntó rogando que hubiese estado en casa y que no le contara una de sus historias, que tanto mal le hacían. - Súper chinito. Ni te imaginas el churro que me comí el viernes por la noche. Se llama Sebastián y me dejó matada. Todavía estoy cansada de todo el ejercicio que hice con ese tipo. Salí con Maribel, mi amiga, y nos cayeron en el bar. El tipo me fue convenciendo entre canción y canción y no fuimos para el apartamento de él…Ni te imaginas. Y todo lindo, me llamó anoche y hablamos como dos horas por celular. Vamos a ver que pasa, pero yo creo que eso va para largo… Trabaja con un amigo, él que le cayó a Maribel, en publicidad ¡Además es signo Aries! Y ni hablar del apartamento…Uff. Tiene unos cuadros súper lindos, los muebles, mejor dicho…ese hombre está perfecto, perfecto para mí. Pero hablamos después, que tengo que ir a revisar unos inventarios de un material que llegó. Liliana se fue y no alcanzó a ver como Augusto enjuagaba unas tímidas lágrimas que asomaron en sus ojos. 32
  • 33. Maribel llegó esa mañana a su trabajo con una terrible resaca y con dolor de alma, siempre era lo mismo cuando tiraba sin amor…. Tenía la firme creencia que cuando tiraba (A eso no se le puede llamar hacer el amor) le quitaba brillo a su alma… Mientras ubicaba su bolso y se quitaba la chaqueta, vio un papel abajo del teléfono, lo agarro y lo leyó. Tenía su nombre: Maribel “Necesitamos hablar” JM - ¿Necesitamos hablar? “¡Claro que necesitamos hablar grandísimo idiota!”- pensó mientras prendía su computador para ponerse a trabajar en unas cartas que uno de sus jefes le había pedido. Juan Manuel llegó temprano a su oficina, tenía que atender a un medio de comunicación que venía a hacerle una entrevista por ser uno de los periodistas más exitosos de Colombia a tan corta edad. Los despachó rápido y se sentó en su oficina a fumarse un cigarrillo con una buena taza de tinto. Tenía mucho en que 33
  • 34. pensar. No entendía a qué hora todo esto se le había convertido en un problema. Recordó el altercado que tuvo esta mañana con María del Carmen por culpa de la llamada que le hizo Maribel. - ¿Quién te llamó en la madrugada? – Preguntó María del Carmen en el desayuno. -No sé, ni la contesté... -Te dejaron hasta mensaje de voz. - Ah ¿Si? No he mirado mi celular. - Mira Juan Manuel, si tienes algo que decirme, por favor este es el momento, si hay algo que te molesta de nosotros o si tienes una aventura… - ¡¿De qué estás hablando mujer?! - Exclamó tratando de parecer lo mas sorprendido posible - Escúchate, solo porque entró una llamada a mi celular en la noche tú ya te estás formando el que papelón de telenovela… - No es eso... pero tú últimamente has estado muy extraño y lo que menos quiero es que mis amistades se enteren que mi marido está en moteles con secretarias de quinta categoría. - Pfff… tus amistades… ¡Es lo único que te importa! ¡El que dirán tus idiotas amigas! Se me hizo tarde… ¡Adiós! 34
  • 35. - ¡No comiste nada Juan!... ¡Oye!... ¡Hijueputa vida! – Exclamo colérica mientras escuchaba el portón cerrarse con fuerza. Juan Manuel esperó que solo quedara Maribel en la recepción, caminó hacia ella y le dijo que fueran a tomar un café. - OK acá me tienes, ¿De qué quieres hablar?- dijo Maribel prendiendo un cigarro - ¡¿Qué carajos pretendías llamándome en la madrugada?! - Hay no me joda Juan Manuel…Pues no lo vuelvo a llamar mas a su puto celular y listo… - Pero contéstame…. ¿Que te pasa? Sabes que soy casado y llamando a joderme a esas horas…Ubícate. Maribel clavo su mirada en la de él, presa de la ira. - Yo se que usted piensa que soy su moza, su querida y que puede hacer conmigo lo que se le de la gana, pero… ¿Sabe? Dejemos esta mierda así y listo. Siga con su esposa, con su vida y a mi… ¡Déjeme en paz! – Termino diciendo a grito entero ante la mirada curiosa y sorprendida de las demás personas en la cafetería. Maribel se puso de pie y salio 35
  • 36. rápidamente a la calle. Juan Manuel saco un billete de veinte mil pesos y lo dejo sobre la mesa, yendo en pos de ella. La alcanzo rápidamente y la tomo de un brazo con fuerza. No se percato del gesto de satisfacción que hizo Maribel al sentir la fuerza del hombre que deseaba maltratándola. - Espérame. No hagas una escena. - Suéltame Juan Manuel. - No - Que me sueltes te digo… Y unos segundos después empezaron a besarse apasionadamente en el medio del andén. Media hora después, estaban los dos tirados en una cama, jadeando, dejándose llevar por una pasión enfermiza que los arrastraba mas y mas a querer estar juntos a pesar de saber en el fondo muy bien, que ellos no estaban diseñados para estar juntos, pero allí estaban: Él, desabrochando la blusa de ella con fuerza y lamiendo con furia sus pezones y acariciando su sexo con celeridad. Ella, desapuntando el pantalón del hombre que horas antes había sido entrevistado por ser uno de los mejores en su campo. Le practicó un sexo oral lleno de un infinito amor, una obsesión oscura, un deseo animal de satisfacer y ser satisfecha también como mujer. Juan Manuel la tomó de las piernas y la trajo hacia si, mientras la penetraba una y otra vez hasta perderse los dos 36
  • 37. en un abismo de placer y un alivio de orgasmos que los dejo a los dos tirados en la cama, sudando y abrazados, como si se amaran realmente. Ella dormía placida, mientras él, con los ojos abiertos, miraba el espejo del techo de la residencia, y pensaba en qué carajos estaba haciendo con su vida. La misma vida que desde que Maribel entró en ella, no tenía rumbo ni timonel. “La estoy cagando” Pensó Juan Manuel mientras besaba la cabeza de Maribel, presa de la profunda emoción que lo cautivaba. Mientras Juan acariciaba el cabello de aquella mujer que le devolvía las ganas por el sexo, la pasión y la lujuria, su celular vibró. Era su esposa quien con esa llamada lo tiraba de nuevo a una realidad que no quería más. Daría todo por que Maribel fuera su realidad, por poderse quedar con ella día, tarde y noche. Juan Manuel empezaba a sentir más cosas a parte de pasión por esa chica. Pero apartó esos sentimientos, suspiró y sintió como Maribel se le pegaba a su cuerpo buscando calor. Cerró los ojos y aspiró lo que más pudo la fragancia de ella. Fue al baño, se vistió y se fue. La ausencia de otro cuerpo la hizo despertar, abrió los ojos y rápido lo buscó por toda la habitación “¿Juan?” “¿Juan Manuel? “ 37
  • 38. - Maldita sea, se fue este cabron – Dijo Maribel pasando de la excitación mas grande que un ser humano puede sentir a la desilusión mas compleja, el amor. No se explicaba por qué la hacía sentir así, como un objeto sexual al que usa y puede irse. -Le faltó dejarme en la mesa de noche dinero - Susurró mientras se daba una ducha con agua caliente y jabón chiquito. Juan Manuel llegó a las tres y media de la madrugada a su casa, abrió la puerta y se fue a bañar, acto seguido, fue a la habitación de huéspedes y se durmió hasta las seis de la mañana. -Quiero que vayamos a terapia de pareja con la doctora Salazar Juan Ma – Dijo María del Carmen mientras terminaba de pasar su cereal en leche descremada. -De qué hablas por Dios mujer… - ¡De que hablo! ¡De que hablo, dime! Quieres intentarlo o quieres separarte e irte con la mocita que te estás comiendo. - Y dale con el cuento… - Dijo mientras se ponía de pie camino a la ducha. 38
  • 39. - No me vas a dejar hablando sola… ¡Juan Manuel! – Dijo colérica mientras veía a su esposo desaparecer tras la puerta del baño. Fue a su habitación y tragándose sus lágrimas, se vistió con rapidez y partió rumbo al club privado del cual eran socios. María del Carmen estaba preocupada por todo lo que estaba pasando de puertas para adentro en su relación. Esa tarde en el club, después de jugar nueve hoyos de golf rápido con Rosita y María José, sus dos amigas de sociedad, se sentaron en una de las terrazas a tomar un refrigerio y hablar. - Oye María del Carmen, como has mejorado en tu juego. – Halagó melosamente Rosita - Gracias. Es que he estado tomando clases con el profesor Goyeneche. Es muy bueno… - En todo sentido… - Tercio maliciosa María José. María del carmen abrió los ojos como platos y apuro un sorbo de agua. - No me mires así. Hablando sin tapujos… ¡El tipo es todo un macho! ¿Le han visto esas manos? Si como tiene los dedos de largos tiene lo de abajo… ¡Que me enseñe lo que quiera! 39
  • 40. - ¡María José por Dios! - Exclamó escandalizada María del Carmen. – Cállate que si nos llegan a escuchar quien sabe que pensaran de nosotras… - De mí que piensen lo que quieran. Es más, acá entre nos, le cuento que estoy saliendo con un chico divino que conocí en un bar de la 93 la semana pasada. Tiene como veinticinco años y es puro fuego en la cama. Estoy feliz y plenamente arrecha y satisfecha. Rosita y María José estallaron en risas, mientras María del Carmen, nerviosamente, apuraba todo el contenido del vaso. Rosita se quedo mirándola y le dijo: - Y tu María del Carmen… ¿Tienes por ahí algún tinieblo? - No digas eso ni en broma Rosita. - No me digas que en todos estos años de matrimonio con Juan Manuel nunca le has sido infiel…. - Jamás - ¡No te lo puedo creer! ¿En serio ni una aventurita? - ¡Por supuesto que no! - No… María del Carmen – dijo María José - ¿Y tú crees que tú esposo te ha sido fiel todo este tiempo? 40
  • 41. -Por supuesto – Dijo María del Carmen apretando los puños con fuerza debajo de la mesa. -No sea tan bobita – Le contestó Rosita – Yo ya estoy mas vieja y después de los cincuenta ya los hombres no tienen en mi la misma importancia y relevancia de otros años. Pero yo en mis tiempos, tuve mis enredos con otros tipos. Durante un tiempo me sentí muy mal con Dagoberto, mi esposo. Pero hace unos años me enteré de que este infeliz también tenía sus aventuritas. De hecho por allá en la costa dejó embarazada a una de las perras con las que salía y tiene un hijo con esa puta. Cuando supe esto, me sentí muy bien de yo haber hecho lo mismo. Espero María del Carmen, que esto no te pase a ti, claro está, pero te lo cuento, por si las moscas… - Yo confío plenamente en mi marido – Contestó María Del Carmen – Y el hecho de que a ustedes no les vaya tan bien con sus matrimonios no quiere decir que a mi me pase lo mismo. - Cálmate mujer… ¡Solo estamos hablando! – Dijo suavemente María José - Solo te lo decimos porque el otro día yo te vi con el profesor Goyeneche y pude percibir la manera en la cual él te miraba mientras te enseñaba a jugar Golf. Deberías aprovechar y echarte una canita al aire… - No más señoras. Tema terminado. ¿Vamos al sauna? 41
  • 42. - Si vamos – Dijeron las otras. Mientras se dirigían al sauna María del Carmen pensaba en todo lo que sus amigas le decían. El profesor Goyeneche no le era indiferente ni mucho menos. Pero de inmediato se sintió incomoda consigo misma. El solo hecho de imaginar serle infiel a Juan Manuel alertaba sus pudores. Pero por otro lado, la sospecha enorme de la infidelidad de su esposo, hacía que todo se pusiera en una balanza. Su cabeza era una coctelera enorme, donde todo se le estaba revolviendo” - Bueno. Esta historia continuara mañana. Llueve en Bogotá esta noche de Octubre. Tenemos una llamada ¿Quién esta al aire? - Buenas. Soy Andrea - Hola Andrea ¿De dónde nos llamas? - Llamo desde Tunja - Tunja, en Boyacá. Un saludo a todos los oyentes de su emisora “Todas las voces” por allá. Dinos Andrea, ¿Qué te ha parecido la radio novela?... 42
  • 43. 4 - Hoy es 5 de Octubre. Son las ocho y treinta de la noche. Sean bienvenidos a su sección “Los corazones ocultos”. Un saludo a Harry, quien hoy esta de nuevo detrás del master y los controles. Antes de continuar con su radio novela, queremos recordarles a nuestros oyentes de “Todas las voces” en Bogota que la calle 26 se encuentra cerrada por obras. Deben tomar la avenida 68 o la Avenida la Esperanza. Ahora si, continuamos con nuestra historia. No olviden llamar y comentarnos sus opiniones. Las líneas están abiertas. Continuamos: “La ciudad estaba fría como todos los días, porque todos los días llovía. Se podían ver en los bares parejas ocultas detrás de las botellas de cerveza, la música que se revolvía con los sonidos de las gotas de agua cayendo poderosas como si el río se hubiese volteado y estuviese lavando toda la ciudad. Barrios enteros se inundaban y miles de victimas de un invierno sin precedentes sacaban a relucir lo más triste de su pobreza en los medios de comunicación. El mundo seguía girando ininterrumpidamente y la nueva moda entre las 43
  • 44. chicas es ser anoréxicas, bulímicas, bohemias y los chicos ya no saben bien ni que pensar. Venezuela, al mando de su dictador golpista se arma cada vez más y más y va llenando hangares y nadie en Suramérica sabe bien por qué y para qué. Tras los ventanales grises se sigue esperando que el sol venga. Pero aún no aparece. Los días siguen corriendo por el calendario sin problema aparente y en las noches, callejones oscuros de barrios populares, esconden a uno o dos muchachos encendiendo un porro a escondidas, cobijados por la complicidad de la noche fría en la capital. Llueve y todo parece igual, en Bogotá. Liliana estaba pensativa. Soñaba miles de cosas que no tiene y quiere conseguir, mientras su mentón recibe su rostro romántico y distraído asomado en el mostrador de la papelería cuando recibió un mensaje de texto de Sebastián. Le decía que pasaría a recogerla al trabajo al caer la noche. Liliana se puso eufórica y se encerró casi media hora en el baño a retocarse mientras Augusto le cubría la espalda en su estación de trabajo, razón por la cual, se ganó un fuerte llamado de atención de su supervisor, por no estar en la estación de él. Liliana se despojó del uniforme y salió con unos jeans descaderados, una blusa blanca corta de tiras y una chaqueta negra de cuero encima. Augusto sintió como el 44
  • 45. corazón le daba brincos mientras ella se acercaba. Sacó un espejo pequeño y con el lápiz labial retoco sus ya perfectos labios. Le dio un beso que le marco la mejilla a Augusto y salió del trabajo. El chico se quedó husmeando por el gran ventanal de la papelería cuando vio un coche lujoso que se detuvo para recogerla. No pudo contenerse. Se fue para la bodega a llorar como un niño tonto. Esa mujer jamás seria para él. Finalmente, ese beso en la mejilla seria la mejor sensación que sentiría de ella. El solo era un tonto. Y eso era terrible. Sebastián Y Liliana salieron a caminar por las calles esa noche. La luna parecía una lengua inmensa que lamía cariñosa el firmamento y los corazones de los dos se encendían con la mutua compañía. En algún momento el tomó su mano y Liliana a pesar de ser tan dura y practica en cuestiones amorosas, sintió algo que hacia mucho no había sentido. Era amor. Era ese presentimiento de que las cosas tomarían un rumbo distinto y por primera vez, en mucho tiempo, dejó que esas sensaciones fluyeran libres en su adentro. Después entraron a un bar cualquiera y entre cervezas y cigarrillos le arrojaron leña a su pasión y fue inevitable terminar de nuevo en el apartamento de Sebastián haciéndose cosas sucias, pero deliciosas, hasta el otro día. Las 45
  • 46. citas se empezaron a volver mas frecuentes y a pesar del clima, sus almas siempre estaban en verano. Y en una de esas mañanas Liliana preparó un delicioso tinto bien cargado, prendió un cigarrillo, saludo a sol que eufórico le daba los buenos días y se dispuso a abrir las ventanas de su habitación. ‘‘Es hora que el viento se encargue de limpiar el polvo” El amor ya se había encargado las noches anteriores de limpiar su alma. Y en el fondo, ella ya lo sabía. Abelardo llamo a su oficina a Juan Manuel. Le dijo que el periódico estaba invitado a unas conferencias a las cuales solo asistían ciertas casas editoriales seleccionadas y como él no podía asistir, deseaba que él tomara su lugar. Juan Manuel al principio no estaba muy convencido, pero finalmente acepto. Apartarse unos días de su casa y de Maribel era una buena idea. Necesitaba tiempo para él, tiempo solo para él. Finalmente vio el lado más positivo y alistó todo para el viaje. María del Carmen lo tomo con sospechas, como todo lo que hacia su marido, pero al final se convenció, después de averiguar por su cuenta y confirmar que todo lo que él le decía era cierto. Maribel no fue avisada. Simplemente partió al exterior sin despedirse. 46
  • 47. María del Carmen fue a acompañarlo al aeropuerto junto con sus hijos. De regreso a casa, ella también estaba encantada con la idea de tener unos días de reflexión y soledad. Obsesionada con el tema de la infidelidad, decidió sentarse a la tarde siguiente frente al computador y tratar de capturar la mayor información posible sobre el tema. Encontró el blog de una reconocida escritora colombiana que publicaba en una de sus entradas algo al respecto. Decía así: “La infidelidad comienza con una pequeña fuga de un engrane para convertirse en una pieza que debe ser cambiada. Llamo engranes a: - Sexo - Comunicación - Admiración - Amor - Atracción - Detalles tangibles e intangibles - Tiempo 47
  • 48. Se encuentra un amante o se deja el anillo en casa para salir a navegar por las aguas de una discoteca porque lo que tenemos en casa ha dejado de lubricar uno o varios engranes. Usted dirá: La solución no es montar cachos, es terminar la relación y no engañar. Pero le confieso algo mi querido amig@ que algunas mujeres - O todas - Jamás soltarán una rama mientras no estén 100% seguras que a la que se van a sujetar está firme y no habrá remordimientos... de ninguna índole. La mujer no puede sobrevivir con solo sexo, solo amor o detalles sin tiempo para compartir. Siempre es necesario un equilibrio para que todo ruede sin problemas, sin fugas. Los amantes... hay los amantes. Jugar al gato y al ratón es interesante hasta cierto punto, pero a diferencia de los hombres, las mujeres en el momento que le abrimos la puerta a una aventura netamente pasional, le aseguro amig@ que terminaremos con el corazón enamorado y con el alma a punto de desvanecer. Solo me resta decirle que le haga el amor a su pareja como jamás lo ha hecho, le susurre que la ama y retome los días de Idilio, que según expertos en el tema del amor, solo dura 3 meses... 48
  • 49. Auch... ¿Será? El idilio o enamoramiento se alimenta, pero no espere que le diga cómo, porque yo creo que no hay que dar el pescado, sino enseñar a pescar...” María del Carmen quedo impactada con el artículo. La razón: Muy sencilla. Desde la charla que había sostenido con sus amigas en el club la tarde anterior, la idea de tener algo paralelo a su matrimonio con el profesor de golf le rondaba la cabeza, a pesar de que ella trataba de ahuyentar esos malos pensamientos. Pero era inútil. Tenia que verlo una vez por semana para sus clases y desde que su amiga le dijo que él la miraba de forma “Especial” Ella sentía un cúmulo de sensaciones extrañas cuando estaba con él. Apago su computador y se dirigió a su cuarto. Se sentó en la amplia cama matrimonial y tomó una foto en la que aparecía junto a su esposo en unas vacaciones anteriores. Decidió que en vez de estar pensando en necedades adolescentes, iba a recuperar el amor de su esposo. La idea la emocionó completamente. Esperaría impaciente la vuelta de Juan Manuel para darle marcha a su plan. 49
  • 50. El avión despegó pasadas las cuatro de la tarde. Juan Manuel se reclinó en su amplia silla de primera clase y le pidió una almohada a la azafata. Maribel estaba siempre en su mente, taladrando sus pensamientos, sus deseos, su corazón. Se sentía agotado mentalmente de tanto pensar en todo y decidió mandar todos sus pensamientos a la mierda. Estaría ausente una semana la cual aprovecharía para poner su cabeza en orden. Él sabía bien lo que tenía que hacer: Tenia que dejar a Maribel, antes que el jugar con fuego, lo quemara vivo entero. Se distrajo observando las nubes que formaban figuras abstractas por la ventanilla y recordó su infancia. El buen ejemplo que siempre le dio su padre. Los sabios consejos de su madre. Sintió vergüenza por ellos. ¿Qué dirían de él al verlo en las que andaba últimamente? Recordó también a sus hijos. Había mucho en juego y del otro lado… ¿Qué tenia? Maribel era una mujer hermosa, atractiva y no podía negar que la pasaba bien a su lado y sentía cosas. Pero en el fondo sabía que no era verdadero amor. Era un capricho. Una obsesión. Una cosa es estar enamorado y otra muy distinta, el estar “Encoñado” Y eso era lo que le pasaba con Maribel. No podía creerlo. Hacia solo unos minutos que el avión había despegado y ya estaba empezando a pensar con total lucidez. No cabía duda: Ese viaje era su mejor decisión, pensó, mientras caía en un profundo sueño. 50
  • 51. - ¡Este hijueputa se fue sin despedirse! - Grito en el baño de su trabajo Maribel cuando descubrió que Juan Manuel estaría ausente una semana fuera del país. No podía creer que ni siquiera se había tomado la molestia de regalarle una llamada, una puta llamada avisándole que estaría afuera del país. Se sentía como una tonta. ¿Qué derecho tenia ella de molestarse por eso si al fin de cuentas el no tenia ninguna obligación para con ella? Lloró. Lloró con la amargura de una mujer enamorada que se siente utilizada y menospreciada. En medio de los sollozos y la vista nublada por las lágrimas, empezó a vislumbrar su realidad. Su nueva realidad. Su tremenda verdad: Era solo una amante y ese amor que sentía por ese hombre prohibido, no tenía futuro. Sentada desde esa nueva premisa saco de su bolso su agenda y una pluma y escribió, para quién, no lo supo. Solo era terapia. Simplemente terapia. “Todo sigue igual. Mis ojos abiertos. Bus. Trabajo. Las llamadas de él. Trabajo. Bus. Casa. Televisión. Libro. Otra llamada de él. Motel. Cama. Sexo. Ojos cerrados… 51
  • 52. No puedo ser tan injusta con mi vida, porque sino fuera por mi trabajo que ocupa mi tiempo, estaría loca, desesperada. No me imagino estando todo el día aguantando los sermones de mi madre, ni encerrada en un apartamento pequeño, esperando que Juan Manuel me de algunas limosnas de compañía, de paso a su casa, a estar con su esposa e hijos. No quiero eso para mí. No quiero. Todo es tan incierto en esa parte de mi vida…Ya quiero dejar cerradas las puertas de mi corazón y de mi alma para él. Ya quiero dejar de pensar y pensar en un futuro incierto a su lado. Ahora, él se está convirtiendo en una resignación para mí. Ya no más a esa loca manía de entregarme a él después de una llamada de cinco minutos o menos. Poco a poco las fuerzas por tratar de llevar esta relación se agotan. Ironías de esta vida: ¡Cuanto quise estar con él! Y ahora que lo tengo, de la forma que sea, me hace daño… Ironías… Este día fue un día de grandes y pesadas verdades. Este día mis equivocaciones cometidas en mi pasado y mi presente tomaron venganza y entendí sus consecuencias... Acá estoy, recogiendo mi mala cosecha...Lo único que ahora me pregunto es si quisiera devolverme y no cometerlos de nuevo. Los fantasmas se sientan en mis pensamientos, la soledad ahora rodea mi vida, la 52
  • 53. incertidumbre es la que está en mi rostro...La nada... la monotonía...La falta de amor verdadero. En  fin el dolor…”  Maribel, sentada en el inodoro aun y con el maquillaje corrido de tanto llorar. Leyó y releyó esas palabras varias veces. Decidió que las pasaría en limpio y se las entregaría a Juan Manuel, a manera de despedida. Despedida definitiva. En ese instante sonó su teléfono celular. Con manos nerviosas lo buscó entre el desorden de su bolso. Esperaba que fuera Juan Manuel, lo deseaba con todo su corazón. La estaba llamando a explicarle por qué se había marchado sin despedirse siquiera. Todo estaría bien. Su carta ya no tendría mas sentido y la podría arrojar al caño sin pena alguna. Contestó acelerada. Pero no era quien ella creía. Era Rodrigo, el tipo con el que había estado la última vez que salieron con su amiga Liliana. La llamaba para invitarla a bailar un rato. Claro, esa llamada en realidad era para ir a “Acostarse” con ella un rato. Tenía su teléfono celular en una mano y la carta en la otra. Decidió no aceptar la invitación e irse a su casa. Por primera vez en mucho tiempo, estaba pensando verdaderamente en ella misma. Se valoro un poco más. Se permitió amarse a si misma. Y eso por alguna extraña razón, la hizo sentirse un poquito mejor.” 53
  • 54. - Gracias por los mensajes recibidos el día de hoy al e-mail del programa. Un saludo especial a Teresita, en el Líbano Tolima quien nos dice que no se pierde nunca nuestro programa. A Francisco en Valledupar, a Miguel Albeiro, en Bogotá, a Silvina quien nos escribió y nos dice que vive en Miraflores. Pregunta ¿Cuándo van a venir por acá? Muy pronto, querida Silvina. Y un saludo a todos los que nos escribieron. No alcanzamos a leer todos los mensajes pero los llevamos en nuestro corazón. Nos despedimos por esta noche. Soy Mariana y los dejo con la canción “Usted” De Ricardo Arjona. Buenas Noches…. 54
  • 55. 5 - Hoy es viernes 6 de Octubre. Llueve y llueve en Bogota. Si van a salir, abríguense bien. Continuamos con nuestra historia: “Augusto salió corriendo de su casa. “'Puta... se me está haciendo tarde...'' Pensó acelerado. Se bajó del primero de los buses que tenia que tomar para llegar a la papelería. Camino hasta la estación de Niza Calle 127, ya el estrés que creyó dejarlo en los sueños de su cama, empezó nuevamente a despertar. Se activo como un switch en el momento en que vio la estación infestada de gente esperando poder irse de una buena vez a sus lugares de trabajo o estudio. Se ubicó detrás de más de 15 personas que estaban esperando su turno para treparse todos al bus rojo como monos. Aquel articulado, calificado por muchos gobiernos de otros países como la invención del transporte urbano, es para los bogotanos la forma más abusiva de como el alcalde robaba en la cara de todos la sudada plata que se ganaban. Simplemente porque en las horas pico, este invento es 55
  • 56. totalmente insuficiente. Absolutamente todos los buses que paran, están completamente llenos, no hay forma de subirse, simplemente los que están en las estaciones pueden ocupar el espacio que deja uno o dos pasajeros que desembarcan. Augusto deseaba que todos estos próceres utilizaran ese transporte muy a las 7:30 am. Haber si todavía les parecía la mejor solución al problema de la movilidad en sus ciudades. Esta invención del transporte urbano saca de los bogotanos la violencia indígena que todos llevan dentro. Cada vez que para un rojo, todos empiezan a mirarse como enemigos, se pegan más y más los unos a los otros, simplemente para tomar ventaja y poder meterse como sea al bus. Augusto también tenía ya sus tácticas para ingresar, después de casi un año de usarlo, los 5 días de la semana a la misma hora, ya era todo un maestro. El problema aquel día era el tiempo. Últimamente andaba de capa caída con su supervisor por estar cubriendo a Liliana en los turnos, por quedarse dormido en su trabajo victima de tanto estudiar y trasnochar, y por estar pensando en Liliana. En su amor imposible. Sabía que las llegadas tarde, se sumarian al coctel molotov que amenazaba con expulsarlo de una sola explosión de su trabajo. Después de esperar más de 20 minutos, por fin logro treparse al articulado. Iba totalmente comprimido, como una ficha de tetris, sin poder sujetarse de nada ni de nadie, con el 56
  • 57. cabello de una señora en su cara, sintiendo el culo de un hombre en su cintura, con una tonta niña a su lado izquierdo, mascando chicle y mirando mal a todos por haberse metido a las malas al bus, con un tonto escuchando tras de él a todo volumen su impedida música de Emo. Con las frenadas inesperadas del bus. Etcétera, etcétera. Finalmente el bus llega a su destino. Augusto tardo en salir, ya que en esa estación de destino hay mucha gente esperando entrar. Después de abrirse paso utilizando sus hombros y murmurando mil obscenidades ha vuelto totalmente el estrés. Vuelve a preguntarse contrariado, lo mismo de siempre: ¿Por qué diablos todos los días me trepo a esta lata roja, pago más y salgo totalmente indispuesto? Mientras espera que cambie el semáforo para pasar y caminar a su trabajo, se hace la promesa de madrugar más el próximo lunes para irse en un bus no articulado y no en esa lata. Promesa que por supuesto, nunca puede cumplir. Finalmente llega a la papelería, cuarenta minutos tarde, estresado y para colmo, Liliana hablando detrás del mostrador con el noviecito que se consiguió. Entró sin saludar y fue directo a cambiarse. Al salir de los vestidores, el jefe de personal lo llama y lo interna en su oficina. Le regaña hasta de lo que no tiene la culpa y le hace firmar el segundo memorando, más el compromiso. Una llegada tarde mas, una 57
  • 58. queja más sobre su trabajo, y eso será todo. Será despedido como un perro de la papelería. Al salir de la oficina del jefe de personal, Liliana lo llamo entre susurros para que le cubriera el puesto diez minutos mientras iba a comprar una tarjeta para recargar su teléfono celular, pues debía llamar a Sebastián al mediodía. Augusto sintió en ese instante que había llegado al límite. Algo estalló en su mente. Su mirada se encegueció, y le grito, delante de todos: - ¡Vaya coma mierda! ¡No me joda más la perra vida! Y se fue llorando para la bodega, dejando a todo el mundo con la boca abierta, en especial a Liliana. Juan Manuel estaba en aquella ciudad de Estados Unidos solo. Caminaba por las avenidas repletas de luces. Llenas de gente. Inundadas de ruido. Caminaba y se atrincheraba lo más que podía en su abrigo oscuro. Pensaba en muchas cosas. Pensaba en su familia. Pensaba en su trabajo. Pensaba en Maribel. El sentía cosas por ella. Pero no estaba seguro de que decisión tomar al respecto de esa relación. Ella era mucho mas joven. Mas libre. Más peligrosa. Esas cosas en parte lo atraían y en parte lo espantaban… “Todos necesitamos amor” Pero el no pensaba eso por el mismo, 58
  • 59. pues ya lo tenia en su casa y de sobra. Lo hacia por Maribel. Todo empezó como un juego tonto. Él se dejó llevar por las hormonas y terminó cayendo seducido por su aroma, por su cabello, por su cuerpo ardiente. Pero después descubrió a la mujer que había detrás de todo eso y empezó a sentirse como un tonto enamorado. Creyó que era amor, pero los ojos de su esposa lo hacían replantearse todas esas cosas. Se empezó a sentir mal por él, por su esposa y por Maribel. La veía tan sola. Detrás de esa imagen que intentaba proyectarle de una chica descomplicada, él adivinaba una niña temerosa y con una necesidad de dependencia enorme. Él veía detrás de sus ojos claros, otros ojos más lumínicos. Era casi como si pudiera verle el alma a su amante. Y ahora estaba en la encrucijada de los perdedores. Porque sabía bien que cualquier decisión que tomara, le traería perdidas. Lastimaría a alguien. Se lastimaría él mismo. Tomó un taxi y se dirigió al hotel donde se estaba hospedando. Entró de inmediato a la ducha. Dejó que el agua caliente corriera por su cuerpo. Se sintió cansado. Se sintió una mierda. Luego se sentó en un sillón enorme y sirvió una copa de vino, encendió un cigarrillo y coloco una emisora de jazz. Dejó que las notas del piano llenaran la habitación, a la par del humo que iba aspirando, lenta, pero decididamente. La luna asomo enorme y él se quedo observando esa luna nueva que parecía 59
  • 60. alumbrar como si estuviese zumbando. Él sabía que no podía continuar así. Él no era un hombre de muchas mujeres. No estaba curtido en el romance extra-matrimonial. Él no era de esos, pero se comportaba como uno. Se quedo observando la copa de vino, casi vacía y sintió rabia. Quería tirarla contra la chimenea y que esta se hiciera añicos, pero esa no era la solución a sus problemas. Con eso no iba a enmendar nada. Él era un hombre y tenía que hacer lo correcto. No había de otra. Juan Manuel sabía que tenía que hacer, lo que tenía que hacer. Salió al balcón y percibió que el ruido prácticamente había desaparecido. La calma de la medianoche inundo todos los lugares de aquella ciudad extraña, pero por ese instante, la sintió como si fuese propia. Pudo escuchar el viento que corría levemente por sus orejas. Una brisa delicada caía sobre sus manos y su piel. Pensó en que tal vez estuviese lloviendo en su país y se sintió conectado con todo. Sintió amor por toda la gente que había pasado en su vida. Por su familia y por Maribel. Pero entonces apartó su imagen de sus pensamientos y encendió otro cigarrillo. Mañana volaría de vuelta a su país. Las gotas se empezaron a hacer más gruesas. Fumó con rapidez y se entró de nuevo a la habitación, cerrando la puerta del balcón tras de si. 60
  • 61. Maribel estada sentada sola en la mesa de su casa. Estaba lloviendo torrencialmente. Pero a ella nada le importa. Su mirada está perdida. Está mirando a la nada en realidad. Solo podía pensar: “¡Me doy por vencida! Todavía tengo mucha esperanza y ganas de salir adelante. No mimaré al pasado. Lo hecho, hecho está y allá debe quedarse todo. Incluyéndolo a él. Se que no será fácil ni rápido, pero tengo que mirar hacia adelante. Sin arrepentimientos, sin lágrimas, la vida sigue y no hay nada más que aprendizaje atrás. La frase que mas encaja en este momento en mi vida es: Para bien o para mal se terminó. He tomado la decisión. Daré autónomamente un giro crucial a mi vida. Desde ahora apostaré nuevamente a ser feliz. Al fin y al cabo la vida es corta para matarla así de feo por un amor sin futuro. Quiero gritarle al mundo que estoy acá, con días hermosos por venir y con todas las ganas de ser feliz. He decidido seguir eso que llaman instinto. Y él….él fue el que decidió por mí... y yo he decidido escuchar mi alma… Es ella la que habla por mí ahora. No puedo seguir así. No puedo. Juan Manuel me esta volviendo mierda y si no paro ahora, voy a terminar muy mal. Siento que lo amo, pero no hay caso. No hay caso…” Algunas lágrimas se colaban intrusas en sus ojos mientras pensaba estas cosas. Afuera el mudo seguía moviéndose. Las calles vacías por el invierno. Los autos salpicando todo a su 61
  • 62. paso. Maribel deseaba que esa misma lluvia que mojaba la ciudad también lavara y curara su pena de amor. Recordó el día que entró a trabajar como recepcionista al periódico. La primera persona que vio pasar frente a ella fue justamente a Juan Manuel. Ella se quedó mirándolo impactada. Amor, pasión a primera vista. El tampoco pudo quitarle los ojos encima y una sonrisa cómplice abrió el camino de lo que vendría después para ambos. Nunca se imagino ella que todo terminaría así. Nunca supuso que sentiría dolor por algo que solo parecía una aventura y ya. Ella, acostumbrada a que los hombres la persigan y le rueguen, estaba ahora del otro lado. Pero así son las reglas del destino y del amor. Recordó la primera cita con Juan Manuel. Ella, nerviosa y turbada. Él, torpe y charlatán. Pero le encantaba su presencia y su compañía. Ese día fueron a comer, a bailar y a la una de la mañana, la llevo a un pequeño bar a tomar algunas copas de vino. Ella sabía bien que él era un hombre casado, pero no le importó nada y terminó dando más de si de lo que debía. Compartiendo vidas que no se viven juntas. Cazando miradas escondidas en el trabajo, llamadas secretas entre los dos. Y no le importaba nada. Pero siempre se sentía mal. Ella quería ser la mujer de Juan Manuel. No quería estar en un segundo lugar. Pero sabía también tremendamente que eso era prácticamente imposible que pasara, por más que tratara 62
  • 63. de acallar la voz de su conciencia que le decía: Eso esta mal. Y ahora, era victima de esa maldición de volver a amar lo que se quiere perder para siempre. Odiar, amar, sufrir. El eterno circulo vicioso del mal amar. El amor es el estado humano mas parecido a la droga: Te dopa, dejas de ver la realidad para construir la tuya, así muy dentro de ti sepas que no va a ningún lado. Y Maribel lo descubrió. Allí estaba él, rondando sus pensamientos. Allí estaba, convertido en un número telefónico, en una llamada, en una foto, en un anhelo, en un sueño. El amor es doloroso, porque cuando el enamoramiento se va para darle paso a la realidad de la situación, los verdaderos rostros se dejan ver, la verdad empieza a asomar implacable y los problemas se transforman en olas que amenazan con tumbar el amor del alma, de la cabeza, de la cama y ahogarlo todo. Ahora Maribel estaba allí, como un cuadro triste enmarcado en depresión. No quería salir de casa. No quería hacer nada. Quería hacer su duelo amoroso sola, como un preso en alcatraz que trata de calmarse en su encierro que no termina. Y todo porque no se despidió de ella antes de salir de viaje. Pero ella sabia que había más detrás de eso. Ni una llamada. Ni un gesto amoroso. Era como una montaña rusa de emociones: Un día todo era espectacular. Luego venían varios días de total hermetismo e indiferencia. Y así había 63
  • 64. sido su idilio todo ese tiempo. Eso no era amor real. Eso era un amor falso. Era hora de abrir los ojos. Todo se derrumbaba a su alrededor, y ella lo veía claramente. El mundo dejo de ser blanco y negro para ella. Ahora todo tenía un matiz gris, que hacia que todas las demás cosas perdieran color. La semana de viaje de Juan Manuel finalmente paso. Ese día María del Carmen se había levantado con una hermosa sonrisa en su rostro. Su amado llegada de viaje después de una larga semana fuera del país. - Buenos días señorita María del Carmen, ¡Hoy está más radiante que nunca! – Dijo su asistente entregándole su tinto bien cargado esa mañana en la floristería. - Buenos días! ¡Si Gracielita, hoy me siento súper feliz! por fin llega mi marido de viaje. Ese día María del Carmen tuvo tres eventos, dos fiestas familiares y un almuerzo de negocios que decorar. No paraba de ver el reloj. Tenía el tiempo contado; debía confirmar al restaurante el domicilio de langostinos al ajillo, ir a la cita en el salón de belleza, recoger a los chicos del colegio y el 64
  • 65. vestido a la tintorería. Esa noche empezaría la re-conquista de su amado Juan Manuel. Las horas pasaron y la noche finalmente se dejo ver. La mesa estaba lista, velas sin prender, dos copas para vino, dos platos y cubiertos. Ella estaba realmente hermosa, vestido negro corto, medias veladas, tacones altos, cabello liso, maquillaje suave y el perfume que a él le gustaba cuando eran novios por todo su cuerpo. - Hola. Ya llegue, voy para el apartamento. – Dijo Juan Manuel por el teléfono celular. - ¡Hola mi vida! Acá te espero… Después de media hora, la puerta sonó, Los chicos corrieron a abrir y María del Carmen se retocó el labial. - Hola - dijo él mientras la abrazaba y le daba un beso. - ¿Quieres comer? - No todavía, aunque llegue súper molido, debo trabajar un rato. - Ah…Ok… 65
  • 66. Juan Manuel se quitó su chaqueta, desajustó un poco su corbata, sacó su Laptop y se sentó en el sofá de la habitación matrimonial a trabajar. Mientras tanto, María del Carmen lavó algunos trastos que estaban en el lavaplatos, puso alguna ropa en la lavadora y acostó a los chicos en sus respectivos cuartos. Cuando llego, Juan Manuel seguía igual de concentrado. - ¿Quieres cenar ahora amor? - ¿Ah? - Dijo él sin quitar los ojos de la pantalla de su laptop. - Que si quieres comer... - No, no, come tú si quieres y me dejas en el horno. María del Carmen no podía creer lo que estaba pasando, añoró por tanto esta noche, la planeó una y mil veces... que estaba completamente enojada, desilusionada, triste... ¡No era posible! ¡No era justo! Jamás se imaginó que esa noche se sentaría sola a la mesa a comer el plato favorito de su marido. Jamás se imaginó que tomaría 3 copas de vino y fumaría sola 5 cigarrillos. Volvió a la habitación, y Juan Manuel seguía trabajando. 66
  • 67. Fue al baño y mientras lágrimas corrían por sus mejillas, se quitó los aretes, el collar y empezó a desmaquillarse. Estaba realmente desilusionada, su marido ni siquiera se había percatado de cómo estaba vestida. - Te dejé tu comida en el horno, me dormiré. - Gracias amor, ya casi termino… María del carmen se mordió el puño y siguió llorando en silencio hasta quedarse dormida. Tuvo pesadillas aquella noche. Su matrimonio estaba peor de lo que ella imaginaba. - ¿Tienes algo María C? - Por qué lo dices… no nada - Hummm......... te veo pensativa, no te caería mal irte al spa a ver si te distraes un poco más. - Gracias, lo tendré en cuenta – dijo María del Carmen mientras recogía los platos del desayuno – Juan Manuel llegó un poco estresado al periódico, había olvidado lo que era conducir en esa caótica ciudad y jamás se imaginó que al voltear su mirada y ver a Maribel iba a sentir ese corrientazo que solo lo había sentido con su primer amor. 67
  • 68. Paso rápido, alzo su mano y dijo “buenos días gente” Maribel también sintió ese corrientazo cuando escuchó su voz, pero no alzó el rostro, solo contesto: “Buenos días doctor” Esa mañana ella había llegado mas temprano que el resto de sus compañeros, entró a la oficina de Juan y dejó un sobre encima del escritorio con lo que había escrito en el baño de su trabajo. Terminó la carta con un: “Gracias por todo y por mas que te ame es necesario que esto termine porque me está lastimando demasiado” Juan lo leyó más de una vez y sabía que era lo mejor, aunque le dolía mucho saber que era el fin de esta aventura. Ese día estuvo más gris que nunca para los dos. Maribel intentó dejar de pensar en él pero tenía mucha curiosidad por saber que pensaba sobre su carta. Cuando llego del baño ya para irse vio en la recepción un paquete con un papel hermoso y una tarjeta que decía su nombre – De: Juan Manuel Para: Maribel – lo abrió delicadamente y encontró un hermoso bolso negro de Dolce 68
  • 69. and Gabbana. ¡No podía creer que tenía uno original! Cuando vio el interior del bolso había un papel que decía: - Tienes razón hermosa, es mejor que dejemos las cosas hasta este punto, muchas gracias por tus palabras y por el aroma de tu perfume en el papel, te quiero, te quiero mucho Maribel   Sus lágrimas recorrieron sus hermosas mejillas y lo poco que le quedaba de su corazón se rompió mientras corría al parqueadero con la esperanza de encontrar el carro de Juan Manuel, pero no estaba… No aguanto más y mirando el cielo nublado, lloro, lloro y lloro. - Señorita ¿Le pasa algo? - No, señor Ismael, tranquilo. - Ok señorita si quiere la llevo a su casa o déjeme y la acompaño a tomar el bus - No, tranquilo quiero caminar, en verdad, muchas gracias. - Ok, espero que todo este bien, sabe que la estimo mucho Maribel – Terminó diciendo uno de los mejores editores del periódico – 69
  • 70. Caminó por más de una hora y media y sin saber cómo, llegó a la papelería donde trabajaba su mejor amiga. - Hola Augusto ¿Está Liliana? - Hola… si esta en la bodega ya sale. - Hummm...…Gracias. - ¡Qué hubo amiga! ¡Que hace acá! Qué le pasa, ¿Porque viene así? - Hola nenita… ¿A que hora sale? Quiero hablar con alguien sino me le tiraré a un carro. - En 10 minutos salgo, espere le traigo una agüita aromática y ahora mas tarde me cuenta. - Gracias, oiga y que tiene Augusto que me contestó más feo cuando le pregunté por usted… - Ah no sé… Ayer me trato mas mal y no le hablo y ya, mucho bobo, yo era su única amiga y ahora se quedo solo. Las dos amigas fueron a un café que quedaba cerca de la papelería y al son de un buen capuchino y una caja de cigarrillos, Maribel le contó esa trágica semana que tuvo que pasar sin Juan Manuel y lo que había ocurrido este día. 70
  • 71. - Hay amiguita, hizo bien… ¡Usted se merece un tipo mejor! ¡Mírese! Usted es una mujer muy, muy bonita Espere y verá que le voy a decir a Sebastián que le presente un amigo. - Que va Liliana yo no quiero a nadie, yo lo quiero a él. - ¡No Maribel! ¡Usted no puede seguir dándole sexo a cambio de nada! Usted está para que la amen… Cuando llegó a su casa, Maribel decidió sacar todo ese dolor que tenía adentro y por eso, tomó un cuaderno de lindas hojas, un esfero y dejó que se desahogara su alma: Acá estoy, en mi habitación completamente desordenada. Cama sin tender, ropa tirada por el piso, vasos esparcidos por toda la habitación, un cenicero, al cual no le cabe una colilla más y yo, con mi alma perdida... Heme acá, rompiendo mi pasado, nuestro pasado. Intentando desaparecer tú recuerdo. ¡Hoy me propuse empezar a olvidarte! ¡lo juro! Te estoy olvidando Juan Manuel… A quien quiero engañar, por mas que rompa los objetos que te pertenecían, por mas que borre cualquier vestigio 71
  • 72. tuyo, cada palabra, cada sonrisa, cada mirada, cada momento sexual. No puedo sacarte tan fácil de mi corazón y de mi alma... Eso tomará tiempo, así esté con mil hombres para usarlos como jabón y estropajo, ahí estás... sentado, viéndome y riéndote en mi cara… Después de escribir, se acostó con su bolso nuevo como si fuera un muñeco y se durmió abrazándolo.” - Mañana sábado se estará presentando el circo de Los Hermanos Gauchos en el Coliseo Central. Si quieren pases dobles para asistir, solo tienen que llamar en la siguiente hora y contestar nuestra trivia de la radio novela. Esta muy fácil. Facilísima. La pregunta es: ¿Como se llama la mejor amiga de Maribel? Las líneas están abiertas. Llamen ya. Mañana continuaremos con nuestra radio novela. Volvemos después de estos comerciales… 72
  • 73. 6 - Hoy sábado la rumba es en el parque de la 93 con el grupo: “Son Cubano Project” Que se estará presentando en exclusiva en la discoteca “Matrix” Nosotros continuamos acá, esta noche fría de fin de semana. Soy Mariana, en la locución, y esta historia continua así: “Liliana continuaba mientras tanto con su idilio amoroso. Sebastian era más de lo que ella podía llegar a pedir. Le gustaba físicamente, tenia dinero, posición social. Todo estaba bien entre ellos. Ella sentía que él la amaba y por supuesto, ella estaba entregada en cuerpo y alma a él. Había pasado poco tiempo desde el día que lo conoció, pero eso para ella no importaba. Él había demostrado ser el hombre indicado y eso era suficiente. La había llevado a un par de reuniones y fiestas con los compañeros del trabajo de él y la había presentado oficialmente como “La novia”. Ese titulo le gustaba. La hacia sentirse importante. La hacia sentirse querida, por lo menos una vez en su vida. Lo que Liliana no sabía era que Sebastián en ese momento tenía la mente en 73
  • 74. otro lugar. Eso es lo malo de conocer nada del pasado de la pareja con la que uno está. Pues, en años anteriores, Sebastián había tenido más de una aventura sexual, y lo más curioso, es que no había sido solo con mujeres. Sebastián, por algunos años, mantuvo una doble vida: Era bisexual. Aunque ser bisexual no tiene nada de malo o de censurable para esta sociedad acostumbrada a los cambios generacionales y a la complacencia de libertad de pensamiento, palabra, obra y omisión, el tener un ritmo de vida sexual agitado y sin protección, si lo es. Y Sebastián en sus años universitarios había pecado bastante de ese mal. Encuentros casuales con chicas ebrias y encuentros homosexuales con hombres en lugares de la zona LGBT de la capital habían puesto en riesgo su salud física. Año y medio antes de conocer a Liliana aquella noche en el bar, en donde estaba con Maribel, Sebastián había sostenido una relación bastante tempestiva con otro hombre llamado Diego, con el cual terminó definitivamente ante la promiscuidad de éste. Desde ese momento, decidió que no quería continuar con este ritmo de vida y convino consigo mismo que las mujeres le gustaban de manera autentica y el 74
  • 75. estar con hombres, fue más un juego de ruleta rusa de su sexualidad y no quería continuar mas con esa vida. Alejando la confusión de su cabeza volvió a una vida totalmente heterosexual y tiempo después, conoció a Liliana. Una noche entre semana Sebastián estaba sentado frente al computador de su casa chateando con una amiga cuando recibió un mensaje de su excompañero sentimental. Sorprendido, pues no había tenido noticias lo saludo y después de cruzarse algunas palabras amables por el chat, Diego le pidió un encuentro personal, pues necesitaba comentarle una situación muy delicada. Sebastián se rehúso de inmediato, pero entonces recibió una llamada a su celular. Era Diego. - Necesitamos hablar. Es importante. - Mira Diego – Dijo Sebastián – Ya lo que había entre nosotros es parte de mi pasado y así debe quedarse. No me jodas más. - No. Es que tú no entiendes. Tenemos que hablar. Estoy mal… - ¿Y a mi que putas me importa? - Sebastián. Tengo sida. 75
  • 76. Un silencio fue toda la respuesta del otro lado de la línea. Sebastián estaba petrificado. El había tenido mucho sexo con él, sin protección. - Sebastián… ¡Háblame! Tienes que hacerte la prueba. Puedes estar infectado también… - Y se deshizo en llanto por teléfono. Sebastián colgó. Se quedó allí, sentado, mirando a la pared, completamente ido, como una película de cine que se termina y se apaga el monitor… María del Carmen Llego esa mañana al club mas temprano que de costumbre. Llevaba en la cajuela del auto los palos de golf y quedó de encontrarse con el profesor Goyeneche para una clase guiada a través del campo. Desde la llegada de Juan Manuel del viaje estaba sentida y deprimida. Él estaba como ausente y ella había perdido todo ese impulso de reavivar su matrimonio ante la indiferencia de su marido. Sentía que hiciese lo que hiciese, para él, ella ya no era importante. Encontró al profesor parado en el tee de salida del hoyo uno. Se saludaron y empezaron a jugar. Él le hablaba, pero ella estaba totalmente distraída. Media hora después, el profesor 76
  • 77. se dio cuenta que ella no estaba mentalmente allí y le preguntó que le ocurría. - Nada profe. Problemas que no faltan… - ¿Una mujer tan bonita como usted con problemas? No le creo - En serio. Que pena con usted hacerlo madrugar para la clase pero…es que no estoy para esto hoy. - No se preocupe. Si desea vamos hasta la sede y nos tomamos algo caliente. Esta mañana esta muy fría. -Bueno. Gracias. El profesor y la alumna se devolvieron a través de los hoyos del campo, mientras él le hablaba calmadamente y le daba ánimos. María del Carmen se sintió muy cómoda y tranquila con el tono de voz y las atenciones del profesor Goyeneche. En ese momento cayó en cuenta que hacía mucho tiempo no recibía ese tipo de atenciones de un hombre. Ni siquiera de su marido. Tomaron café y galletas y hablaron durante un rato más. Ella se abrió de corazón y le contó las dudas que tenia acerca de la infidelidad de su marido y de cómo 77
  • 78. andaban las cosas en ese momento en su relación. Lloro amargamente, ante la presencia atenta del profesor, que de vez en vez y con disimulo, le tomaba las manos en señal de apoyo. A pesar del dolor que sentía de contarle esas cosas, Maia del Carmen no pasó por alto el hecho de que para ella, el profesor no le era del todo indiferente. Su rostro, moreno del sol de lo campo de golf, hacía resaltar sus ojos claros. Una barba sombreada y con algunas canas, al igual que el cabello y unos brazos gruesos terminado en manos de dedos finos y largos y un cuerpo atlético para un hombre de cuarenta y tantos años. No podía creer que estaba reparando en un hombre diferente a su marido, pero en ese instante su cabeza y su pecho era un enredijo total, así que nada le importaba. Llegadas las once de la mañana, el profesor se puso de pie para despedirse, pues tenía que dictar una clase a un grupo de chicos. María del Carmen agradeció los consejos y la compañía en el momento difícil de una persona como él. - ¡Que pena profesor yo contarle estas cosas de mi matrimonio! Pero necesitaba desahogarme… - No se preocupe. Para eso son los amigos. María Del Carmen se ruborizo ante la mirada del profesor de golf. 78
  • 79. - ¿Y que va a hacer usted ahora? - No se profe. No tengo ganas de irme para la casa… - Si me permite. Yo le dicto la clase a estos muchachos hasta la una de la tarde. Si quiere, nos acompaña y después la invito a almorzar… ¿Qué le parece? – Y se quedo mirándola fijamente. - Bueno…Gracias. – Dijo María del Carmen bajando la mirada. La clase con los chicos la distrajo completamente. El profesor era excelente en lo que hacia y pudo percibir en las miradas de lo jóvenes, la admiración profunda que tenían hacia él. - “Seguramente yo tengo la misma mirada cuando lo miro”- Pensaba mientras sonreía como una adolescente. La clase terminó y el profesor salió con ella al parqueadero del club. - ¿Nos vamos en mi carro? - No se profe… ¿Y que hago con el mío? - Déjelo acá. La quiero llevar a un restaurante que queda saliendo de la ciudad y al que siempre me gusta ir, solo en excelente compañía, como lo es para mí la suya. Mas tarde volvemos. 79
  • 80. El almuerzo resultó fenomenal. María del Carmen reía complacida con las historias del profesor Goyeneche acumuladas a través de los años de experiencia en el mundo del golf. Recibió toda clase de atenciones por parte de él. Después de una exquisita comida, el profesor pidió una botella de vino tinto. Ni más decir, la más costosa de la carta de vinos. María del Carmen se preocupo. - No deberíamos tomar. Usted tiene que conducir. - No se preocupe María del Carmen. Eso una copita de vino no le hace daño a nadie. - Pues si… Después de esa primera botella, vino una segunda y una tercera. María del Carmen, poco acostumbrada a tomar, estaba totalmente ebria, pero feliz. Se rieron de todo y de nada. Se contaron sus historias personales. Sus vidas. Sus aciertos y desaciertos y ella se sintió totalmente identificada con él. El alcohol cumplió con su función y ella terminó, no se sabe como, en un motel con el profesor. Eufórica por el vino, ella se entregó a él de manera salvaje: Agarraba su cabello con fuerza, mientras le besaba los senos. Gemía excitada mientras aquellas manos enormes recorrían sus curvas. Le practicó un sexo oral como no se lo había hecho a 80
  • 81. su marido en años. Tuvo varios orgasmos mientras el profesor la penetraba deliciosamente en una maratón de posiciones sexuales hasta llegar la madrugada. Luego, cayó en un profundo sueño. Se despertó a las siete de la mañana, con una resaca tremenda por el alcohol, pero con una más grande aún por lo que había hecho. Le había sido infiel a su maridó, por primera vez en su vida. El sol se colaba por la cortina del motel y al ver al profesor Goyeneche, desnudo y profundamente dormido a su lado, sintió vergüenza, como nunca en su vida. Buco sus ropas, desperdigadas por toda la habitación, y salió despavorida. Tomó el primer taxi que vio y salió directo a su casa. Pero por más que le pedía al conductor que se apuraba, no podía huir de su conciencia que le recriminaba una y otra vez lo sucedido. El taxista miraba a través del espejo retrovisor como María del Carmen lloraba amargamente, tapando su rostro con manos temblorosas. Estaba siendo victima de un ataque de pánico. Augusto no podía dormir. Daba vueltas y vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño. No hacia sino pensar. Pensaba en lo pendejo que era. ¿Por qué había nacido con ese estigma de ser tan tonto? En la cama de al lado la abuela dormía profundamente. Sus ronquidos llenaban el silencio de esa 81
  • 82. pequeña habitación. ¡Tanto esfuerzo! ¡Tanto estudiar! Y ¿Para qué? Estaba solo, no tenia nada, debía velar por su abuela que en cierto punto se convertía en una carga pesada para él. Y Liliana….Pendiente de todos lo hombres del planeta, menos de él. En su imaginación, Augusto era un campeón. Un hombre exitoso, un ganador de batallas. Pero en la realidad, era todo lo contrario. Y eso le generaba un odio extraño en su adentro hacia si mismo. Quería escapar de su mente. Exteriorizar lo que él era en su interior, pero por alguna razón no podía. Para colmo, ahora Liliana estaba enojada con él. Pero por otro lado era lo mejor. Tenia que olvidarse de ese amor tan platónico. Tenia que salir adelante, de alguna forma. Esa noche tuvo sueños terribles y se despertó cansado y desesperanzado con la vida. Un halo de tristeza enmarcaba su mirada mientras iba rumbo a su trabajo. Ya estaba a diez pasos de la papelería cuando de repente se encontró un billete de lotería. Levanto la vista y vio allá, a lo lejos, un lotero invidente que ofrecía en un papel la esperanza de muchos que sueñan con ganarse el premio mayor, decirle a su jefe que es un hijo de puta, y mandarlo todo a la mierda mientras se van al extranjero. Augusto quería ir a entregarle el billete, pero iba sobre la hora de 82
  • 83. entrada y el ir en pos del lotero significaría el despido, pues no se le aceptaban más retrasos. Con genuina resignación, guardo el billete en su maleta y entro a trabajar. Liliana ni lo volteo a mirar y el tampoco le prestó atención, aunque permanecía pendiente de cada movimiento, de cada llamada que contestaba en el celular, de cada sonrisa que le disparaba a un cliente. Cada vez que él la veía, sentía el sonido de las campanas en su mundo irreal, en el cual, ella lo amaba y le sonreía solo a él. Entre tanto, aquella mañana Sebastián no fue a trabajar, se refugió en su habitación intentando atar cabos, contaba y volvía a contar cuantas veces había estado con Diego y las veces que él pensaba que le había sido infiel. Había apagado el celular, no soportaba mas ver las llamadas perdidas de Liliana, sabía que había más de 4 mensajes de voz y 2 mensajes de texto, pero no tenia cabeza para ella. Solo se preguntaba una y otra vez que iba a hacer si el resultado salía positivo. Su vida dependía de una decisión que tenía pavor tomar: Hacerse ese examen. Fue al baño y mirando su reflejo en el espejo se decía: “¡Puta vida que hice! ¡Por imbécil fui! ¡Por huevon! Y… ¿Si arruiné mi vida?” 83
  • 84. Se demoró más de lo normal en la ducha, solo quería que el agua se llevara sus preocupaciones, sus miedos. ¡Su vida era tan perfecta! No podía creer cómo todo podía cambiar sin siquiera dejarlo pensar. - Buenas tardes señorita, vengo a realizarme el examen del VIH - Buenas tardes, si señor, regáleme su cédula, su carnet social y cincuenta mil pesos. Después de media hora de espera, llamaron a Sebastián para que pasara a un cuarto completamente blanco, con un escritorio, dos sillas y una camilla. Una enfermera entró, lo saludó, le extrajo un poco de sangre y le dijo que podía volver a la sala de espera. Su resultado lo tendría en media hora. Parecía muerto en vida, mirando por el ventanal del cuarto piso del laboratorio, solo pensaba en todas las locuras que hizo mas joven, en todas las mujeres y hombres con los que había tenido relaciones sexuales, drogado, tomado, cruzado o en sano juicio. - Señor Sebastián Alcántara! Señor Sebastián Alcántara 84
  • 85. - ¡Si! Soy yo - Acá está su resultado - Mañana continuaremos con nuestra radio novela. Gracias a todos por escribirnos. El día de hoy recibimos este e-mail de Esther, quien nos dice: “Un saludo a todos los de la emisora “Todas las voces” Y un abrazo para Mariana. Soy una admiradora de su programa y no me he perdido ningún capitulo de la radio novela. Me siento identificada con Maribel, pues a mi me sucedió una situación parecida. Fue en un trabajo que tuve…” 85
  • 86. 7 - Hoy domingo, a las diez de la noche, se estará dirigiendo para todo el país, el Señor Presidente de la República, quien nos estará informando sobre las medidas adoptadas ante el fuerte invierno que azota a la nación. Recordemos que hasta el momento se han registrado más de medio millón de damnificados y según los expertos, las lluvias continuarán, por lo menos hasta mediados de Abril del año próximo. Si desea colaborar con las victimas, puede comunicarse a nuestra línea y le estaremos diciendo a que albergues podrá llevar sus donativos. Ahora si, continuemos con nuestra radio novela: “Mientras caminaba hacia la puerta de su casa, María del Carmen pensaba una y mil excusas que podría decirle a Juan Manuel y a sus hijos, pero nada encajaba. - Hola mami – dijo Mateo dándole un fuerte abrazo 86
  • 87. - ¡Hola mi cacheton hermoso! ¿Ya estás listo para irte a estudiar? - Si mami. ¿Cómo te fue cuidando a la abuela? - Uhhh… bien…bien, ¿Quien te contó donde andaba yo? - Mi papi… Dejo el bolso en uno de los sillones de la sala, junto con su abrigo y fue al cuarto. Allí estaba Juan Manuel, en el sillón de la habitación leyendo el periódico. Cuando la vio entrar, miró por encima de las hojas. - ¿Qué le pasó al carro? - ¿Cómo que qué le paso al carro? - Te vi llegar en taxi - ¡Ja! Por Dios… ¡Llego a las seis de la mañana a casa y lo que me preguntas es por el hijueputa carro! - No es eso, bueno, bueno… ¿Donde diablos estabas? – dijo Juan Manuel dejando el periódico en el piso, escudriñando con la mirada a su esposa y con cierto tono de celos en su voz. 87
  • 88. - Pues como ayer llegaste y ni hablamos, se me paso decirte que tenía un pedido de más de 100 arreglos florales que entregar para una boda. - ¿Y no podías llamar a avisarme? Me toco inventarles cualquier cosa a los niños para que no se preocuparan. ¿Dónde dejaste el celular? Te estuve llamando toda la noche y no contestaste jamás. - Ah si, perdón… creo que esta en silencio, ahora lo veo – dijo mientras se quitaba sus costosas joyas, las dejaba en su mesa de noche y disfrutaba los reclamos de su marido. - Mira María del Carmen si te estás vengando por todo lo que está pasando entre nosotros, OK lo entiendo… ¡Pero no es la forma! Nosotros siempre hemos hablado, así que si tienes algo que decirme, dilo de una vez por todas. - No, no tengo nada que hablar contigo y ¿Sabes que? Estoy completamente cansada, así que me daré una ducha, que tengas buen día – Terminó la frase dándole un beso en la mejilla a su marido – Lo que no sabía María del Carmen es que esa noche Juan Manuel estaba decidido a apostarle de nuevo al matrimonio. Mientras iba de vuelta a casa, había hecho reservaciones en 88
  • 89. un lujoso restaurante de la ciudad, la cual, a las once y media de la noche, había cancelado. Estaba como loco esa noche. Hace muchos años no había sentido celos o miedo de perder a su mujer. Él sabía que aunque los años ya pesaban en ella, seguía siendo una mujer atractiva, capaz de seducir a cualquier hombre. No paro de llamar al celular y a la floristería, trató de leer para ayudarle al tiempo pasar, se tomó él solo una botella de whisky, pero ella jamás llego. María del Carmen se baño con una sonrisa dibujada en su rostro, todo el pavor que sintió al llegar a su casa se había desvanecido. Le había encantado ver a su marido completamente celoso ¡Por fin lo sentía vivo! Maribel veía pasar los días sin distinción alguna entre uno y otro. El sol, la lluvia, el día, la noche. Nada tenia color para ella. Parecía como si estuviese flotando. Juan Manuel la estaba destruyendo en su alma con su recuerdo filoso. No quería comer. No quería salir. No quería nada. Iba a trabajar por inercia y tenia que dejar sola la recepción para escapar 89