9. Finalidad de la reforma teresiana
La necesidad de una ética comunitaria para hacer una comunidad orante:
amor fraterno, desasimiento, humildad.
Cap. 16 – 18 oración activa y contemplativa / repercusión en la vida
comunitaria
Cap. 19 – 32 grados y matices de la oración vocal, mental, recogimiento,
quietud, y principios de unión
Cap. 27 – 42 el Paternoster
Cap. 33-35 Devoción al Santísimo Sacramento
Cap. 36 Superación del sentimiento de la honra y aceptación de las posibles injurias
Cap. 37 Dignidad de la oración del Padrenuestro
Cap. 38-39 Las tentaciones
Cap. 40-41 Amor y temor de Dios / Ley y libertad
Cap. 42 Liberación del mal
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16. algo que te ayude a vivir este momento especial. “…procurad traer una imagen o retrato de
este Señor que sea a vuestro gusto; no para traerle en el seno y nunca le mirar, sino para hablar muchas veces con
El, que El os dará qué le decir” (C 26, 9).
en tu cuerpo. Toma una postura cómoda. Relájate, pues
“Siéntese grandísimo deleite en el cuerpo y grande satisfacción en el alma. Está tan
contenta de sólo verse cabe la fuente, que aun sin beber está ya harta” (C 31, 3).
: acéptate tal como eres; deja de lado todas las
preocupaciones y ocupaciones ... Este tiempo está reservado solo
para ti y para Él.... recoge tus pensamientos, pero si no lo logras, no
pelees con ellos, obsérvalos y déjalos pasar; “… nunca supe qué cosa era
rezar con satisfacción hasta que el Señor me enseñó este modo. Y siempre he hallado
tantos provechos de esta costumbre de recogimiento dentro de mí” (C 29, 7).
de su presencia. Jesús te está acompañando.
“Representad al mismo Señor junto con vos y mirad con qué amor y humildad os está
enseñando” (C 26,1).
es el amigo que está escuchando todo lo que tienes que
decirle... “Es muy amigo tratemos verdad con El. Tratando con llaneza y claridad,
que no digamos una cosa y nos quede otra…” (C 37,4).
descúbrete mirado con amor, “Así que, hijas mías, procurad entender de Dios en
verdad que no mira a tantas menudencias como vosotras pensáis, y no dejéis que se os encoja el ánima y el ánimo,
que se podrán perder muchos bienes” (C 41, 8).
déjale hablar a él... aprende a escuchar esa palabra que no deja de dirigirte:
“¿Pensáis que está callado? Aunque no le oímos, bien habla al corazón cuando le pedimos de corazón” (C 24, 5).
17. Santificado sea tu
nombre: “Mas como
vio Su Majestad que
Padre nuestro: no podíamos santificar
“Buen Padre os tenéis, ni alabar ni
que os da el buen engrandecer ni
glorificar este nombre
Jesús. No se conozca santo del Padre
aquí otro padre para Eterno conforme a lo
tratar de él. Y procurad, poquito que podemos
nosotros…” (C 30, 4)
hijas mías, ser tales que
merezcáis regalaros con Venga a nosotros tu
El, y echaros en sus Reino: “… el gran
bien que me parece a
brazos…” (C 27, 6) mí hay en el reino del
cielo, con otros
que estás en el cielo: “¿Pensáis que importa poco saber muchos, es ya no
tener cuenta con cosa
qué cosa es cielo y adónde se ha de buscar vuestro de la tierra, sino un
sacratísimo Padre? (C 28, 1)… Ya sabéis que Dios está en sosiego y gloria en sí
todas partes…adonde está Dios, es el cielo… adonde está mismos, un alegrarse
que se alegren todos,
Su Majestad está toda la gloria. (C 28, 2) ¡Donosa una paz perpetua, una
humildad, que me tenga yo al Emperador del cielo y de la satisfacción grande en
tierra en mi casa… (C 28,3)… Las que de esta manera se sí mismos, que les
viene de ver que todos
pudieren encerrar en este cielo pequeño de nuestra alma, santifican y alaban al
adonde está el que le hizo… y acostumbrar a no mirar ni Señor y bendicen su
estar adonde se distraigan estos sentidos exteriores, crea nombre y no le ofende
nadie”. (C 30, 5)
que lleva excelente camino… (C 28,5)
18. Danos hoy nuestro
pan de cada día: “¡Oh
Señor eterno! ¿Cómo
aceptáis tal petición?
¿Cómo lo consentís? No
miréis su amor, que a
trueco de hacer
cumplidamente vuestra
voluntad y de hacer por
nosotros, se dejará cada
día hacer pedazos.
(C33, 4)… “Oh, válgame
Dios, qué gran amor del
Hijo, y qué gran amor
del Padre!” (C 33, 3)
Hágase tu voluntad en la tierra Perdona nuestras ofensas como también nosotros
como en el cielo: “Porque todo lo perdonamos a los que nos ofenden: “Pues tened
que os he avisado en este libro va mucha cuenta, hermanas, con que dice: «como
dirigido a este punto de darnos del perdonamos»; ya como cosa hecha, como he dicho. Y
todo al Criador y poner nuestra advertid mucho en esto, que cuando de las cosas que
voluntad en la suya … Porque sin dar Dios hace merced a un alma en la oración que he dicho
nuestra voluntad del todo al Señor de contemplación perfecta no sale muy determinada y, si
para que haga en todo lo que nos se le ofrece, lo pone por obra de perdonar cualquier
toca conforme a ella, nunca deja injuria por grave que sea, no estas naderías que llaman
beber de ella”. (C 32, 9) injurias, no fíe mucho de su oración…”
(C 36,8).
19. No nos dejes caer en la tentación: “El que podemos tener,
hijas, y nos dio Su Majestad es «amor y temor»; que el amor
nos hará apresurar los pasos; el temor nos hará ir mirando
adónde ponemos los pies para no caer por camino adonde
hay tanto en que tropezar como caminamos todos los que
vivimos. Y con esto a buen seguro que no seamos
engañadas” (C 40, 1).
Y líbranos del mal: “Paréceme tiene razón el buen Jesús de
pedir esto para Sí… mas ¡tantas ofensas como se hacían a su
Padre y tanta multitud de almas como se perdían! Pues si acá
una que tenga caridad le es esto gran tormento, ¿qué sería en AMÉN
la caridad sin tasa ni medida de este Señor? Y ¡qué gran “Bendito sea y alabado
razón tenía de suplicar al Padre que le librase ya de tantos el Señor, de donde nos
males y trabajos y le pusiese en descanso para siempre en su viene todo el bien que
reino, pues era verdadero heredero de él!” (C 42, 1). hablamos y pensamos
y hacemos. Amén”
(C 42, 7/Final del libro)