Este documento narra la historia de Jesús encontrándose con dos discípulos que iban camino a Emaús después de su crucifixión. Jesús se les une en el camino y les explica las escrituras, pero ellos no lo reconocen. Cuando comparte el pan con ellos, sus ojos se abren y lo reconocen, pero él desaparece. Regresan a Jerusalén y cuentan a los otros discípulos lo sucedido.
2. “Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pueblo llamado Emaús, situado a
unos diez kilómetros de Jerusalén. En el camino hablaban sobre lo que había
ocurrido. Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió
caminando con ellos. Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran.”
1. Saber acercarnos y saber acompañar
Acercarnos porque el sufrimiento y angustias de nuestros
estudiantes nos interrogan, es la primera señal de ascenso espiritual
en este camino pedagógico de humanización. Desde está visión, el
docente no debe pasar de largo ante las necesidades,
preocupaciones, y problemas de sus educandos. Por el contrario,
son éstas las que lo interrogan y detienen su paso.
3. El les dijo: "¿Qué comentaban por el camino?". Ellos se detuvieron, con el
semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¡Tú eres el
único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!".
"¿Qué cosa?", les preguntó.
2. Saber preguntar y dialogar
Pregunta que detiene el paso de los caminantes, con la intención de descubrir
las comprensiones que ambos, educador y educando, tienen de un suceso.
Conversación que genera conocimiento del otro, de su saber y de su ser. No hay
posibilidad para el monólogo sustentado en relaciones verticales. El diálogo
humanizador da nacimiento a la igualdad entre educador-educando, ambos
buscan aprender, desaprender y formarse mutuamente con el conocimiento que
nace del contexto de una situación que preocupa, interesa, interpela.
4. Ellos respondieron: "Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en
obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo, y cómo nuestros sumos
sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron.
Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres
días que sucedieron estas cosas.
Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas
fueron de madrugada al sepulcro y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo
que se les habían aparecido unos ángeles, asegurándoles que él está vivo.
Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían
dicho. Pero a él no lo vieron".
3. Saber escuchar
Dejar que el otro se narre, se cuente en lo contado. No vale la pena preguntar
si no se está dispuesto a escuchar, y, menos aún, si lo que se escucha no
encaja en nuestra versión, visión, interpretación, y percepción de los
sucesos. La virtud terapéutica de la escucha del maestro descansa no en la
convergencia sino en la divergencia de opinión, el camino al consenso pasa
por el disenso. Se escucha no aquello que halaga el oído del oyente, sino se
escucha la totalidad de la persona y su situación.
5. Jesús les dijo: "¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo
que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías soportara esos
sufrimientos para entrar en su gloria?” Y comenzando por Moisés y continuando
con todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a él.
4. Saber discernir e interpretar para
dar un nuevo sentido a la vida
El conocimiento que se construye en la escuela tiene un papel fundamental:
Ampliar el horizonte de comprensión de nuestros educandos, liberar de la
ceguera, curar algún sufrimiento. Si un texto: discurso, palabra, imagen, tarea,
evaluación, consigna, diálogo, interrogante, no amplía nuestra comprensión para
dar un nuevo sentido a los sucesos de la vida y siembra esperanza, es un
conocimiento estéril. En esta avalancha de información lo más saludable para el
sentido de vida del educando es encontrar maestros capaces de discernimiento
que ayuden a descubrir lo esencial en cada momento histórico.
6. Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir
adelante.
Pero ellos le insistieron: "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se
acaba". El entró y se quedó con ellos.
Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se
lo dio.
5. Saber compartir la Vida
Entregar todo lo que somos, sabemos, podemos, hacemos y tenemos como
maestros, se convierte en un símbolo de sabiduría y a la vez de esperanza y
sabiduría cristiana. Darnos gratuitamente, sin medida hace la VIDA PLENA Y FELIZ
porque otorga un nuevo sentido no sólo para nuestras vidas como educadores
sino para la vida de nuestros educandos.
7. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, …
6. Saber abrir los ojos
Transformar la conciencia personal y social con ayuda del conocimiento es una
misión fundamental del ministerio educativo. El conocimiento académico no
puede enceguecer, nublar o alienar la conciencia. Al contrario, debe servir
para liberarnos de todo aquello que nos impide ver lo esencial: el sufrimiento
de la persona humana y de la naturaleza.
8. … pero él había desaparecido de su vista.
7. Saber desaparecer
Cuando un maestro ha entregado todo de sí, necesita aprender a
desaparecer, dejar crecer en autonomía, en libertad. Es decir, que su
presencia ya no es necesaria porque el conocimiento esencial habita en la
vida de sus educandos. Paradójicamente el maestro sabe desaparece para
estar más presente.
9. Y se decían: "¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el
camino y nos explicaba las Escrituras?".
8. Saber transformar los
corazones
Esta pregunta, es la expresión de un educando que siente que el conocimiento
del ser y saber del maestro toca, conmueve y llega a lo profundo de su corazón.
Esa razón sensible fruto de un acompañamiento permanente que sabe
acercarse, preguntar, escuchar, discernir y comprender habita en la vida del
educando. No es un conocimiento libresco, memorístico que muere tan pronto
termina la clase. Es un conocimiento hecho sabiduría que trasciende las
fronteras de la escuela, que transforma el estilo de vivir.
10. En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí
encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos, y estos les
dijeron: "Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apareció a Simón!".
Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo
habían reconocido al partir el pan.
9. Saber construir comunidad
educativa académica
La comunidad educativa genera conocimiento y saber, cuando cada actor
educativo es capaz de salir de sí mismo: saber acercarnos, conversar, escuchar,
preguntar, interpretar, tocar el corazón, entregar la vida sin reservas con
absoluta confianza son señales de una escuela que con su saber sana, cura,
libera, transformando los corazones, las relaciones, las visiones, las
concepciones, las prácticas pedagógicas. Este nuevo saber pone los pies en
marcha, hace renacer la esperanza, contagiando el deseo de comunicar a otros
que UNA ESCUELA AL ESTILO DE JESÚS SE CONVIERTE EN BUENA NOTICIA.