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Esto es cosa seria¡¡
1.
2. LAS DECISIONES EL PAN DE CADA DÍA
siempre estamos tomándolas, desde las pequeñas e intrascendentes hasta las que nos
cambian la vida. Sin embargo, a veces optamos por el camino menos acertado y
quedamos disconformes o arrepentidos. ¿Aporta la ciencia alguna solución?
Casi todos desconocemos los procesos mentales que nos llevan a tomar una decisión,
pero recientes hallazgos de psicólogos y neurobiólogos podrían ayudarnos a obtener
mejores resultados. A continuación presentamos diez de las fascinantes estrategias que
han descubierto.
3. Pasos para tomar decisiones
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1 No tenga miedo a las consecuencias
2 Confíe en su intuición
3 Considere sus emociones
4 Haga de abogado del diablo
5 Cuidado con las comparaciones
6 No lamente lo irremediable
7 Cambie su óptica
8 Evite la presión social
9 Reduzca su gama de opciones
10 Pida a otra persona que decida
4. No tenga miedo a las consecuencias
YA SEA QUE SE DEBA ELEGIR ENTRE UN AUTO, una casa mejor, o incluso con quién casarnos, la
mayoría de las decisiones implica un pronóstico:
imaginamos cómo nos harán sentir las opciones que tenemos, y casi siempre elegimos la que
creemos que nos hará más felices. Sin embargo, este “pronóstico afectivo” es incorrecto. La
gente suele sobreestimar los efectos, de sus decisiones.
Una causa importante de que pronostiquemos mal es la idea de que una pérdida nos dolerá más
de lo que nos complacería. Gilbert demostró que si bien este miedo influye en la toma de
decisiones, cuando una persona en efecto sale perdiendo, la experiencia resulta mucho menos
dolorosa de lo que temía.
¿Qué hay que hacer entonces? En vez de volver la mirada hacia dentro e imaginar cómo lo hará
sentir determinada decisión que usted tome, busque a alguien que haya optado por la misma
alternativa y vea cómo se sintió.
Pasos
5. Confíe en su intuición
AUNQUE SUELE CREERSE QUE TOMAR BUENAS decisiones exige tiempo, a veces una elección
intuitiva resulta igualmente buena o mejor. Janine Willis y Alexander Todorov, de la Universidad
de Princeton, observaron que tardamos una décima de segundo desde que vemos una cara
nueva para formarnos un juicio sobre lo competente, fiable, agresiva, simpática y atractiva que
es una persona.
Es razonable suponer que cuanta mayor información tiene usted sobre una cuestión, más
racionales serán sus decisiones al respecto. Paradójicamente, a veces cuanta más información
tenga, mejor resultado obtendrá si confía en su intuición.
Pasos
6. Considere sus emociones
SE DIRÍA QUE LOS SENTIMIENTOS SON ENEMIGOS de la toma de decisiones, pero en realidad son
esenciales a ella. Decidir pone en marcha el sistema límbico, centro emocional del cerebro. Al
estudiar a pacientes con daño en este sistema, el neurobiólogo Antonio Damasio, de la Universidad
del Sur de California, observó que no podían decidir cuestiones tan básicas como qué comer o cómo
vestirse. Según él, esto puede deberse a que el cerebro guarda recuerdos emotivos de las decisiones
pasadas y los usa para tomar las presentes.
Decidir bajo el efecto de una emoción puede afectar el resultado. En un estudio, Nitika Garg, de la
Universidad de Mississippi, y Jeffrey Inman y Vikas Mittal, de la Universidad de Pittsburgh,
observaron que los consumidores enojados tendían a aceptar lo primero que se les ofrecía en vez de
considerar otras opciones. el enojo nos vuelve impulsivos, egoístas y afectos a correr riesgos.
Los sentimientos afectan nuestro juicio y nuestra motivación, es mejor no tomar decisiones
importantes mientras se está bajo la influencia de alguno. Sin embargo, por raro que parezca, hay
una emoción que parece ayudarnos a decidir mejor. Los investigadores estadounidenses observaron
que las personas tristes se tomaban su tiempo para analizar las opciones que tenían, y terminaban
eligiendo las mejores.
Pasos
7. Haga de abogado del diablo
¿ALGUNA VEZ HA DISCUTIDO CON ALGUIEN sobre un tema polémico y se ha sentido frustrado
porque su interlocutor recurría sólo a pruebas que respaldaban su propia opinión y hacía caso
omiso de cualquier argumento que la rebatiera? Esta actitud, llamada prejuicio de la
confirmación omnipresente, constituye un problema cuando nos hace creer que estamos
tomando una decisión, cuando en realidad ya hicimos una elección que queremos justificar.
Decidir bien es algo más que aferrarse a los datos y cifras que apoyan la opción por la que ya nos
hemos decidido. el psicólogo Raymond Nickerson, de la Universidad Tufts, en Massachusetts.
“Quizá nos convendría reconocer que ese prejuicio existe, y que todos lo tenemos”. Así, por lo
menos, sostendremos nuestros puntos de vista de manera menos dogmática y decidiremos con
mayor humildad.
Pasos
8. Cuidado con las comparaciones
A VECES BASAMOS NUESTRAS DECISIONES en datos y cifras irrelevantes. de “rebajado” en un
comercio: utilizamos el precio original como punto de comparación para juzgar el rebajado, que
entonces nos parece una ganga, aunque en términos absolutos no lo sea. ¿Cómo podemos
vencer este efecto? “Es muy difícil evitarlo”, admite el psicólogo Tom Gilovich, de la Universidad
Cornell. Una estrategia podría ser utilizar puntos de comparación que lo contrarresten, pero aun
eso es difícil. “Como no sabemos cuánto nos ha afectado el primer punto de comparación, es
difícil neutralizarlo”, agrega.
Pasos
9. No lamente lo irremediable
En los años 80 Hal Arkes y Catherine Blumer, de la Universidad Estatal de Ohio, demostraron la
facilidad con que nos dejamos engañar por ella.
Hicieron creer a un grupo de estudiantes que les vendían reservas para un viaje de fin de
semana a un lugar de esquí por 100 dólares. Luego les ofrecieron un viaje más barato —de 50
dólares— a un centro turístico de mejor calidad. No fue sino hasta después de que los
estudiantes hubieron pagado las reservas cuando se les dijo que ambos viajes tendrían lugar el
mismo fin de semana, y que debían decidirse por uno. Por extraño que parezca, la mayoría eligió
el viaje menos atractivo y más caro debido a la mayor suma ya invertida en él.
Para evitar que esto influya en sus decisiones, no se olvide de que llega un momento en que
debemos abandonar los empeños infructuosos.
Pasos
10. Cambie su óptica
A VECES TOMAMOS DECISIONES irracionalmente influidas por la manera en que se presentan las
opciones. Este efecto, llamado del planteamiento, explica por qué preferimos los bocaditos con “el 90
por ciento menos grasas” a los que se anuncian con “un 10 por ciento de grasas”. Sentimos una
marcada atracción por las opciones que parecen entrañar ganancias, y aversión por las que parecen
representar pérdidas.
En un estudio publicado en 2006, Benedetto De Martino y Ray Dolan, del University College de
Londres, observaron la reacción del cerebro a este efecto con tomografías de resonancia magnética.
Las imágenes mostraron una actividad muy intensa en la amígdala (parte del centro emocional del
cerebro) cuando la persona se dejaba llevar por el planteo. Los individuos menos susceptibles
presentaron la misma actividad en la amígdala, pero fueron más hábiles para suprimir esta reacción
emocional inicial al poner en juego otra región, la corteza prefrontal orbital y medial, que tiene
fuertes conexiones con la amígdala y con zonas relacionadas con el pensamiento racional. De Martino
señala que las personas con daños en dicha corteza tienden a ser más impulsivas.
Aunque lo anterior no significa que podamos aprender a sustraernos a este efecto, es importante
saber que existe, agrega De Martino. La experiencia y la educación pueden contrarrestarlo, y aun los
más propensos a él podemos hacer algo para evitarlo: analizar nuestras opciones desde varios
ángulos.
Pasos
11. Evite la presión social
Aunque usted se considere un individuo resuelto, nadie es inmune a la presión social. En 1971,
un experimento que se realizaba en la Universidad Stanford, en California, se tuvo que
interrumpir cuando un grupo de estudiantes que representaban el papel de celadores de una
prisión empezaron a ejercer violencia psicológica contra otros que representaban a los presos.
Desde entonces los estudios han demostrado que los grupos de individuos que comparten
intereses tienden a convencerse de adoptar posturas extremas, y que tienen mayores
probabilidades de tomar decisiones arriesgadas que quienes actúan solos. Estos efectos explican
en parte la peligrosa conducta de las pandillas y el radicalismo de los fanáticos.
¿Cómo evitar la presión social negativa? En primer lugar, si cree que va a tomar una decisión
sólo por complacer a su jefe, piénselo mejor. Si pertenece a un grupo, nunca dé por sentado que
sabe más que usted, y si todos están de acuerdo, represente el papel de abogado del diablo. Por
último, desconfíe de las situaciones en que la responsabilidad esté distribuida entre demasiadas
personas; es en ellas donde se corre más riesgo de tomar decisiones irresponsables.
Pasos
12. Reduzca su gama de opciones
QUIZÁS USTED PIENSE QUE ES BUENO tener muchas opciones, pero considere que se deriva más placer de un
chocolate elegido entre cinco que entre 30, según la psicóloga Sheena Iyengar, de la Universidad Columbia, en
Nueva York, quien estudia la paradoja de las opciones: aunque nos parezca mejor tener muchas, es preferible que
sean pocas.
Cuantas más opciones hay, más exigen a nuestra capacidad para procesar información, lo que puede
confundirnos, hacernos perder tiempo, aumentar el riesgo de error y dejarnos insatisfechos con nuestra decisión.
Las personas más afectadas por esta paradoja son aquellas que estudian detenidamente todas las opciones antes
de decidir. Esta estrategia es buena sólo si el número de opciones es reducido. En cambio, los individuos que
tienden a elegir lo primero que satisface sus necesidades sufren menos. “Si la intención es conformarse con algo
‘razonablemente bueno’, la presión disminuye y la tarea de elegir una opción entre muchas se vuelve más
manejable”, explica Barry Schwartz, psicólogo de la Universidad Swarthmore, en Pensilvania.
Así, en vez de buscar una cámara digital ideal, pregunte a un amigo si está contento con la suya. Si lo está, quizás
a usted también le guste, agrega Schwartz. Aun en situaciones en que una elección le parezca demasiado
importante para conformarse con lo mínimo satisfactorio, procure limitar sus opciones.
Pasos
13. Pida a otra persona que decida
SOLEMOS CREER QUE QUEDAREMOS más conformes si decidimos solos, pero a veces, sea cual sea el
resultado, el propio proceso de elegir nos deja insatisfechos. En esos casos es preferible ceder la
responsabilidad a otro.
En 2006 Simona Botti, de la Universidad Cornell, y Ann McGill, de la Universidad de Chicago,
publicaron varios experimentos sobre esta estrategia. En uno, los individuos tenían que elegir entre
varios artículos sin información que los orientara. Cuando se les preguntó cuál era su grado de
satisfacción con el resultado y con la decisión tomada, todos dijeron estar menos satisfechos que
aquellos a quienes simplemente se les asignó una opción. La razón, según los investigadores, es que
quienes eligieron no se atribuyeron ningún mérito aunque su decisión hubiera sido buena, y aun así
la idea de no haber optado por lo mejor los agobiaba. Aun en los casos en que se les daba un poco de
información previa (pero no la suficiente para que se sintieran responsables del resultado), no se
sentían más felices de elegir que si fuese otro el que lo hiciera por ellos.
Según Botti y McGill, estos hallazgos tienen importantes implicaciones para las decisiones triviales o
desagradables. Deje, por ejemplo, que otro elija el vino en el restaurante. También podría sentirse
mejor si deja ciertas decisiones en manos de un profesional. “Suele creerse que elegir produce
felicidad —concluyen—, pero a veces no es así”.
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