2. El absceso hepático es una infección
necrótica del hígado.
Se suele clasificar:
Piógeno.
Amebiano.
3. Epidemiología.
A nivel mundial el absceso hepático
amebiano es más frecuente que el
piógeno.
La incidencia del absceso piógeno es 8 –
15 casos por cada 100 000 habitantes.
Los abscesos hepáticos amebianos
complican la colitis amebiana en casi el
10% de los casos.
4. La mayor parte de los abscesos se
producen en el lóbulo hepático derecho.
Son más frecuentes en los varones en
relación 2:1 con la mujer.
Más frecuentes entre la 4ª y 6ª décadas
de la vida.
5. Síntomas y signos.
Fiebre, escalofrío, sudoración.
Anorexia, pérdida de peso.
Náuseas, vómito, diarrea.
Tos con dolor torácico pleurítico.
6. Síntomas y signos.
Dolor abdominal en el cuadrante superior
derecho.
Hepatomegalia.
Esplenomegalia.
Ictericia.
Pueden aparecer derrame pleural,
estertores y roces por fricción.
7. Etiología.
El absceso hepático piógeno, suele ser
polimicrobiano.
E.Coli.
K. Pneunomiane.
Estreptococcus.
P.aeuruginosa.
Proteus.
Bacteroides.
8. El absceso hepático
amebiano se debe
al parásito:
Entamoeba
histolytica.
9. El absceso hepático piógeno se puede deber
también:
Enfermedad biliar con colangitis 21 – 30%.
Enfermedad de la vesícula biliar con
diseminación por contigüidad al hígado.
Diverticulitis o apendicitis con diseminación a
través de la circulación portal.
Diseminación hematógena por la arteria
hepática.
Heridas penetrantes.
A través del sistema porta.
10. La amebiasis:
Se debe a contaminación fecal – oral e
invade la mucosa intestinal accediendo al
sistema porta para llegar al hígado.
11. Diagnóstico.
El diagnóstico de absceso hepático
necesita un alto nivel de sospecha tras
una anamnesis detallada y una
exploración física.
Los estudios radiológicos, microbiológicos,
serológicos y las técnicas percutáneas
(aspiración) confirman la existencia de un
absceso.
13. Valoración.
La valoración de un absceso hepático se
centra en distinguir entre el origen
amebiano y piógeno.
Los rasgos que sugieren naturaleza
amebiana:
Regiones endémicas.
Abscesos solitarios en lugar de múltiples.
Síntomas de evolución subaguda.
Ausencia de trastornos predisponentes.
14. Los estudios de laboratorio
no son específicos.
Resultan útiles como
pruebas
complementarias.
Las pruebas radiológicas no
permiten distinguir entre los
dos.
Los estudios microbiológicos
pueden ser estériles en el
50% de los casos.
15. Pruebas de laboratorio.
La citometría hemática muestra
leucocitosis.
Pruebas de función hepática:
Fosfatasa alcalina a menudo está elevada
(95 – 100%).
AST y ALT elevadas en el 50% de los casos.
Bilirrubina aumentada en 20 – 30%.
Albúmina baja.
16. TP (INR) prolongado 70%.
Hemocultivos positivos en el 50% de los
casos.
Aspiración 50% estéril.
Muestras de heces:
Para detección de trofozoitos de E.
Histolytica (positivo en el 10 – 15% de los
casos de Absceso hepático amebiano).
17. Diagnóstico por imagen.
La radiografía de tórax es
anormal en el 50% de los
casos.
Elevación del hemidiafragma
derecho.
Presencia de niveles
hidroaéreos
subdiafragmáticos.
Derrames pleurales e infiltrados
en forma de consolidación.
18. La ecografía presenta un 80 – 100% de
sensibilidad para el diagnóstico de
abscesos.
Masa redonda u ovalada.
Hipoecogénica.
19. La TC es más sensible para detectar los
abscesos hepáticos y la extensión a
órganos contiguos.
Es la prueba radiológica de elección.
20. La mayoría de los abscesos hepáticos son
solitarios, pero cuando existe una
bacteriemia sistémica pueden ser
múltiples.
21. Tratamiento.
El tratamiento de los abscesos hepáticos
piógenos se distingue del amebiano.
El tratamiento médico es la base del
tratamiento de los abscesos amebianos.
La cirugía o drenaje con catéter y
antibióticoterapia parenteral es el
tratamiento habitual en los abscesos
piógenos.
22. Tratamiento agudo.
El drenaje percutáneo bajo
control TC o ecográfico es
esencial en los abscesos
piógenos.
La aspiración de un absceso
amebiano no es necesaria
salvo que no responda al
tratamiento, o se plantee
causa piógena.
23. El tratamiento de los abscesos hepáticos
piógenos se realiza inicialmente en forma
empírica:
Penicilina.
Aminoglucósido.
Metronidazol.
24. En los casos muy graves antibióticos
parenterales.
Cefotaxima o piperacina/ tazobactam
Metronidazol.
Durante 2 semanas.
Seguidos de 4 – 6 semanas de
antibioticoterapia oral.
26. La cobertura antibiótica de los abscesos
hepáticos amebianos incluye:
Metronidazol 750 mg V.O. 3 veces al día,
durante 10 días.
Altermativa:
Dehidroemetina 1 mg /kg/ día durante 5
días, seguida de cloroquina 1g/día durante
2 días, después 500 mg/día por 2 – 3
semanas.
27. Pronóstico.
La frecuencia de curación de los
abscesos hepáticos piógenos mediante
drenaje percutáneo y antibióticos oscila
entre 88 – 100%.
La mortalidad de los abscesos piógenos
no tratados de aproxima al 100%.
28. La mayor parte de los pacientes con
abscesos amebianos se quedan sin fiebre
a los 4-5 días del tratamiento.
La mortalidad de los abscesos hepáticos
amebianos es menor a 1%.
29. Complicaciones.
Las complicaciones de los abscesos
hepáticos amebianos y piógenos
incluyen:
Extensión pleuropulmonar que origina
empiema, absceso, formación de fístulas.
Peritonitis.
Pericarditis purulenta.
Sepsis.