3. - Qu’iubo, ¿cómo estás? No acostumbro a hablar con desconocidos y menos en el baño, pero mi calidad de viajero incógnito me animó a contestar. - Pues yo bien, muchas gracias...
4. - ¿En qué andas? Y a éste que le pasa, me pregunté. Me pareció estúpido pero igual respondí: - Caramba, creo que lo mismo que tú... Voy de viaje.
5. - ¿Y se puede saber de qué se trata? Me estaba sintiendo muy incómodo y contesté un poco forzado: - ¿Sí, claro. Voy a Tecate y luego a Mexicali...
6. - Supongo que andas detrás de algún buen negocio. Totalmente arrepentido de haber dado pie a esta conversación, contesté de mala gana: Sí, bueno … eso espero, ya que las posibilidades de negocio son positivas.
7. ¿Sabes qué?... Luego te vuelvo a llamar; se le está acabando la batería a mi celular y además aquí al lado hay un pendejo que responde a todo lo que te pregunto. ¡¿!?