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Centro de estudios tecnológicos industriales y de
servicios No 57 Ignacio allende
Nombre del alumno: Ibarra Núñez Fidel
Grado y grupo: 6ºB
Especialidad: Enfermería General
Marco Teórico: Alzheimer
Modulo V/Sub-modulo 1
Profesor: Benedicta Pérez Carechure
INTRODUCCIÓN
La enfermedad del Alzheimer se pretende mediante el campo de estudio
de índole teórico dar a conocer, describir, explicar, comprender y
establecer pronósticos sobre el tema a tratar.
Con el hecho de dar a conocer en primer término el concepto de lo que es
Alzheimer, así mismo presentar las diversas concepciones del supuesto
origen de esta enfermedad y brindar un panorama más amplio en donde
damos a conocer con clarificación y delimitación sobre el desarrollo de
esta enfermedad degenerativa.
En primer lugar se dará una breve introducción y se plantea el problema
que surge por el cual se llevó a hacer esta investigación.
Posteriormente se da a conocer la metodología, los propósitos que se
pretende lograr, el marco teórico en el cual yo menciono algunos
antecedentes del Alzheimer, lo que es, las enfermedades de demencia que
existen con las cuales se puede confundir el Alzheimer con ello se deriva
el tipo de diagnóstico que se debe hacer para determinar bien el tipo de
enfermedad que padece el paciente, si es la demencia Alzheimer citamos
qué es lo que daña lo cual principalmente es el cerebro. De aquí se llega a
la parte del tema delimitado, las causas o factores de riesgo de la
enfermedad los cuales son muy diversos, a partir de esto la
sintomatología que presentan los enfermos de acuerdo a la fase de la
enfermedad que vayan cursando esto va de la mano de un tratamiento en
el cual destaca la participación de un cuidador especial dedicado
únicamente a atender las necesidades del paciente enfermo de Alzheimer.
Seguido al marco teórico damos los resultados obtenidos y el análisis e
interpretación de los mismos.
MARCO TEORICO
Historia del Alzheimer
En 1906 Alois Alzheimer (Alemán) describió una nueva enfermedad que
producía pérdida de memoria desorientación, alucinaciones y finalmente
muerte. La enfermedad fue diagnosticada por primera vez en una mujer
de 51 años, llamada Augusta D. la paciente falleció por una infección
debida a las heridas que le habían aparecido por estar inmóvil durante
mucho tiempo en la cama y por una infección pulmonar.
El cerebro de la mujer fue estudiado por Alzheimer, que encontró un
número disminuido de neuronas en el córtex cerebral, junto con cúmulos
de proteínas, unos ovillos o filamentos, neurofibrilares en el citoplasma
de las neuronas. Estos últimos fueron descritos por primera vez en la
historia por este autor.
Se decidió llamar a la nueva patología “Enfermedad del Alzheimer” en
honor a su descubridor y el término fue utilizado por primera vez por
“Kraepeling” en la octava edición del manual de psiquiatría en 1910. Lo
que en aquel momento se pensaba que era una enfermedad rara se
demostró posteriormente que era la causa más frecuente de demencia.
El segundo caso fue descrito por el doctor Alzheimer en 1911, fecha en la
que también aparece una revisión publicada por Solomon Carter Fuller,
un americano que había rotado durante unos años con Alzheimer en
Alemania. La revisión incluía a tres enfermos con demencia con una edad
media de 50 años. Su enfermedad se prolongaba alrededor de 7 años.
Esta enfermedad es mundialmente recordada el 21 de septiembre: Día
Internacional del Alzheimer, fecha elegida por la OMS y la Federación
Internacional del Alzheimer.
¿Qué es el Alzheimer?
El Alzheimer es una enfermedad que ataca al cerebro es progresiva y degenerativa y
causa problemas de memoria, pensamiento y conducta. Esta enfermedad altea en la
toma de decisiones, atención, sensatez, expresión y temperamento, con el tiempo esta
enfermedad deteriora más el cerebro.
La enfermedad del Alzheimer, es la causa más frecuente de demencia en los ancianos,
es un trastorno grave, degenerativo, producido por la pérdida gradual de neuronas
cerebrales, cuya causa no es del todo conocida. Se trata de una enfermedad muy rara
en los pacientes jóvenes, ocasional en los de mediana edad y más frecuente a medida
que se cumplen años.
La enfermedad del Alzheimer, enfermedad degenerativa que afecta al cerebro y que
origina un deterioro gradual y progresivo de la memoria, la percepción del tiempo y el
espacio, el lenguaje y finalmente, la capacidad de cuidar de uno mismo.
El Alzheimer es una enfermedad neurológica degenerativa que provoca la pérdida
progresiva de facultades cognitivas e intelectuales, llegando a la demencia.
Las causas aún se desconocen, pero hay varias líneas de investigación abiertas
(genética, inmunológica, tóxica, etc.).
La demencia de tipo Alzheimer depende de un proceso degenerativo con pérdida
importante de células de la corteza y otras áreas del cerebro. Clínicamente, la pérdida
de memoria es el primer síntoma más manifiesto. No se presentan trastornos del
estado de alerta en fase temprana de la enfermedad. El cerebro muestra atrofia
intensa por surcos profundos y ventrículos dilatados. Hay placas seniles y marañas
neurofibrilares.
El alzheimer es una demencia progresiva que tiene el déficit de memoria como uno de
sus síntomas más tempranos y pronunciados. Por lo general, el paciente empeora
progresivamente, mostrando problemas perceptivos, del lenguaje y emocionales a
medida que la enfermedad va avanzando.
A nivel neuronal, la enfermedad está asociada con el desarrollo de placas y ovillos de
fibras que van recubriendo el cerebro.
Pero en esta investigación el alzheimer debe ser entendido como una enfermedad
gradual degenerativa que principalmente afecta diferentes partes del cerebro
deteriorándolo paulatinamente haciendo que el paciente pierda la capacidad de
memoria, presente dificultad para realizar actividades cotidianas o habituales,
problemas con el lenguaje, desorientación en tiempo y espacio, disminución del juicio,
problemas con el pensamiento abstracto, cambios de humor o comportamiento,
cambios de personalidad así como perdida de la iniciativa; todos estos síntomas se
presentan a medida que la enfermedad va avanzando hasta concluir con el
fallecimiento del paciente.
Formas de Diagnóstico
En la actualidad existen diferentes exámenes médicos para detectar la enfermedad del
alzheimer aunque se siguen realizando estudios para detener esta enfermedad
degenerativa del cerebro. Antes de detectar esta enfermedad se debe descartar todas
las posibilidades, no se debe determinar que un paciente padece de la enfermedad del
alzheimer hasta realizar todas las pruebas.
El paciente debe ser analizado íntegramente, para ello se debe realizar análisis físicos,
pruebas neurológicas, exámenes psicológicos y psiquiátricos, además de
investigaciones en laboratorio, lo que se lograra al final es tener un diagnostico
bastante exacto la única manera de confirmar un diagnóstico de la enfermedad es
examinando tejido cerebral con un microscopio, lo cual solo puede hacerse cuando se
realiza una autopsia.
Los siguientes cambios son más comunes en el tejido cerebral de personas con
alzheimer:
 ”Nudos neurofibrilares” (fragmentos enrollados de proteína dentro de las
neuronas que las obstruyen.
 ”Placas neuriticas” (aglomeraciones anormales de células nerviosas muertas y
que están muriendo, otras células y proteínas)
 ”Placas seniles” (áreas donde se han acumulado productos de neuronas
muertas alrededor de proteínas)
Para hacer un diagnóstico lo más importante es la historia clínica, pero también
existen otras pruebas que pueden ayudar al médico, fundamentalmente porque
ayudan a descartar otras enfermedades. Por lo tanto el médico, para diagnosticar a un
paciente de Enfermedad de Alzheimer debe hacerle:
1. Una historia médica completa que incluya información sobre la salud general
de la persona, los problemas médicos anteriores y cualquier dificultad que la
persona tenga en las actividades diarias.
2. Pruebas diagnósticas médicas tales como los exámenes de sangre, de orina
ayudan al médico a encontrar otras posibles enfermedades que causan estos
síntomas.
3. Un examen neuro-psicológico para medir la memoria, la capacidad de resolver
problemas, la atención, la capacidad de contar y el lenguaje. Dichos exámenes
se realizan con la ayuda de test que están diseñados para valorar estas
alteraciones. Uno de los más conocidos y utilizados es el mini-mental, que es un
test sencillo, que puede ser aplicado por el personal médico o de enfermería en
un corto espacio de tiempo y que tiene es muy útil para la valoración inicial de
una posible demencia. Su principal problema es que los resultados pueden
estar condicionados por el nivel cultural o de estudios y no por el nivel
cognitivo del entrevistado (por ejemplo algunas preguntas implican que el
paciente tiene que restar, si el paciente no sabe hacerlo puntuará como
negativo). Con todo resulta un test muy rentable en cuanto al tiempo que se
necesita para hacerlo y la información que aporta, aunque no se debe olvidar
que no se puede utilizar para hacer el diagnóstico definitivo de demencia, ya
que sólo vale para cribar pacientes. Es necesario ampliar la información con
otras pruebas para poder hacer el diagnóstico final.
4. Debe descartarse la existencia de una depresión, que a veces puede simular un
cuadro de demencia. Lo más frecuente, sin embargo, es que las dos
enfermedades coexistan, es decir, muchos enfermos de Alzheimer tiene
además depresión.
5. Exámenes del cerebro con escáner (TAC) o con resonancia magnética nuclear
(RMN) para permitir al médico mirar fotografías del cerebro para ver si hay
algo que no parezca normal. En general los pacientes con Enfermedad de
Alzheimer no suelen tener grandes alteraciones en estas pruebas, como mucho
la presencia de atrofia cerebral (un cerebro disminuido de tamaño).
Su rastro en el cerebro: ¿Qué partes de este y como
las perjudica?
La enfermedad produce una atrofia cerebral progresiva que afecta a todas las partes
del cerebro. Cuando se hacen estudios en pacientes que han fallecido y tenían el
diagnóstico de mal de Alzheimer se ve que el cerebro está disminuido de peso y de
volumen. Las neuronas se van destruyendo por la aparición de depósitos insolubles
extracelulares (alrededor de las neuronas), cuyo elemento fundamental es una
proteína llamada beta-amiloide (placas seniles y placas neuríticas) y depósitos
intracelulares (dentro de las propias neuronas). Estos depósitos dan lugar a una
degeneración neurofibrilar, cuyo principal componente es una proteína denominada
tau.
La presencia de acúmulos de proteínas (neurofibrillas) en las neuronas es el hallazgo
anatomopatológico característico de esta enfermedad y se considera un marcador de
la misma. Sin embargo, se desconoce el papel exacto que tienen estas estructuras a la
hora del desarrollo de la enfermedad, cuál es la causa de su aparición y por qué
algunos pacientes ancianos tienen neurofibrillas y no desarrollan síntomas mientras
otros pacientes sí que desarrollan la enfermedad.
Desde el punto de vista bioquímico, la enfermedad de Alzheimer se asocia a una
disminución de los niveles cerebrales de acetilcolina (una sustancia química que
existe en el cerebro y que trabaja enviando señales de una neurona a otra, este
neurotransmisor es fundamental para aprender y memorizar). La falta de esta
sustancia reduce los estímulos que tienen que pasar de una célula a otra, base del
funcionamiento de los circuitos neuronales que nos permiten fijar recuerdos,
aprender nuevas cosas y evocarlas, así como llevar a cabo otras actividades
intelectuales.
Factores de riesgo (causas)
No se sabe qué es lo que causa exactamente el mal de Alzheimer. El envejecimiento del
cerebro no se produce igual en todos los enfermos. Hay factores genéticos,
ambientales y sociales que parecen influir en el desarrollo de demencia, pero no
actúan por igual en todas las personas. Los dos factores de riesgo más importantes
son la edad y los antecedentes familiares, aunque se han estudiado muchos otros
La edad es un factor de riesgo evidente: los pacientes mayores de 65 años tienen un
10% de riesgo de tener la enfermedad, mientras que el riesgo se eleva a casi el 50% en
los pacientes mayores de 85 años.
En una minoría de casos se puede presentar en edades menores a 60 años,
cuando se produce por la aparición de mutaciones en los genes PSEN1, PSEN2 y APP.
En este caso la enfermedad aparece en épocas tempranas de la vida y se transmite de
padres a hijos (por lo que existe habitualmente historia familiar de enfermedad de
Alzheimer en edades precoces). En una minoría de casos se puede presentar en
edades menores a 60 años, cuando se produce por la aparición de mutaciones en los
genes PSEN1, PSEN2 y APP. En este caso la enfermedad aparece en épocas tempranas
de la vida y se transmite de padres a hijos (por lo que existe habitualmente historia
familiar de enfermedad de Alzheimer en edades precoces).
Los antecedentes familiares también son un factor de riesgo, de forma que los
individuos cuyos padres o abuelos han tenido demencia tienen más riesgo de
desarrollarla, sin embargo la enfermedad se considera hereditaria en menos de un 1%
de los casos. Conocer la predisposición puede ayudar a hacer un diagnóstico temprano
y a encontrar tratamientos precoces, por lo que en un futuro puede tener gran
utilidad.
El genotipo de la apolipoproteina E (ApoE) es el más conocido y estudiado de todos.
Tiene tres formas: una parece proteger a una persona de la enfermedad de Alzheimer,
y otra parece que aumenta las probabilidades del desarrollo de la enfermedad.
Haber heredado un gen del tipo 4 implica que se tienen más riesgo de desarrollar la
enfermedad que los que no lo han heredado. Los que tienen un gen del tipo 2 tienen el
efecto opuesto. Tener uno de estos genes no es ni necesario ni suficiente para que
aparezca la enfermedad, aunque es un factor de riesgo muy importante.
Recientemente un número importante de investigaciones han relacionado la
enfermedad de Alzheimer con desórdenes metabólicos, particularmente con la
resistencia a la insulina.
Desde el punto de vista bioquímico, la enfermedad de Alzheimer se asocia a una
disminución de los niveles cerebrales de acetilcolina (una sustancia química que
existe en el cerebro y que trabaja enviando señales de una neurona a otra, este
neurotransmisor es fundamental para aprender y memorizar).
La educación se ha relacionado en algunos estudios con la demencia, de forma que un
nivel alto de escolarización parece ser un factor protector. Estudios realizados en
animales han demostrado que hay estímulos ambientales complejos que aumentan el
crecimiento de las neuronas y el peso del cerebro. Además, la educación también
proporciona recursos y estrategias para resolver problemas, de forma que los
pacientes con más nivel educativo tendrían menor riesgo de presentar demencia. En
relación con este tema, algunos estudios han asociado la capacidad para expresarse
con un lenguaje escrito complejo en los primeros años de la edad adulta con un menor
riesgo de demencia.
La exposición laboral a pesticidas, fertilizantes y disolventes se ha relacionado con el
desarrollo de enfermedad de Alzheimer, aunque no se sabe cuál es el mecanismo por
el que estos productos pueden favorecer el cuadro.
Lo pacientes con factores de riesgo vascular (hipertensión, tabaquismo,
hipercolesterolemia, diabetes mellitus, fibrilación auricular) tienen un riesgo superior
de desarrollar demencia. Es posible que estos factores actúen aumentando las lesiones
vasculares en el cerebro, y la unión de lesiones vasculares y lesiones degenerativas
permita la expresión clínica de la enfermedad de Alzheimer en muchos casos. Algunos
estudios han demostrado que a igual número de lesiones neurodegenerativas, la
presencia de una lesión vascular puede hacer que aparezca una demencia
clínicamente evidente.
Síntomas
Los síntomas de demencia abarcan dificultad con muchas áreas de la función mental,
incluyendo:
El lenguaje
La memoria
La percepción
El comportamiento emocional o la personalidad
Las habilidades cognitivas (como el cálculo, pensamiento abstracto o la
capacidad de discernimiento)
La demencia aparece primero generalmente como olvido.
Síntomas de alarma
La forma de aparición de la enfermedad es muy variada, no existe un patrón único y,
en ocasiones, puede no notarse nada hasta que la enfermedad ha evolucionado un
poco. Los síntomas que pueden hacernos pensar en la presencia de una enfermedad
de Alzheimer.
 Pérdida de memoria: el síntoma más precoz de esta enfermedad es la pérdida
de memoria, que se inicia con olvidos frecuentes de cosas que acaban de hacer
(no saben que han comido, o si han cerrado la puerta de la casa con llave). El
paciente suele ser consciente de estos olvidos, aunque a veces trata de
disimularlo.
 Dificultades para realizar tareas habituales: los pacientes olvidan
guardar las cosas en los armarios, tienen problemas para el manejo de los
electrodomésticos comunes, van a comprar y olvidan cosas o compran aquellas
que no necesitan.
 Problemas con el lenguaje: los pacientes con Alzheimer incipiente tienen
dificultades para encontrar las palabras correctas para expresarse. A veces
hacen 'circunloquios' para decir cosas habituales (el lugar donde se guardan
los trajes en vez de decir el armario, por ejemplo).
 Desorientación en tiempo y espacio: es normal que los pacientes olviden el día
en el que viven y no sepan donde se encuentran, llegándose a perder en
trayectos tan simples como de su casa a la panadería, o incluso dentro de su
propia casa.
 Disminución del juicio: al inicio de la enfermedad los pacientes muestran una
incapacidad para hacer juicios de cosas simples, de modo que en ocasiones
toma decisiones incorrectas sobre la ropa que deben ponerse en función de
tiempo que hace, o el dinero que deben pagar.
 Problemas con el pensamiento abstracto: los pacientes pierden su capacidad
de hacer cálculos, y en ocasiones olvidan la utilidad de los números.
 Descolocan las cosas: con frecuencia al inicio de la enfermedad los pacientes
colocan las cosas en sitios disparatados, como poner la cartera dentro de la
cazuela o los zapatos dentro de la lavadora.
 Cambios de humor o comportamiento: los pacientes con enfermedad de
Alzheimer pueden tener cambios bruscos de humor, sin aparente motivo y sin
desencadenantes externos.
 Cambios de personalidad. Aunque la personalidad suele cambiar con la edad,
los pacientes con Alzheimer tienen cambios exagerados de la misma,
convirtiéndose en personas desconfiadas, dependientes o hurañas.
 Pérdida de la iniciativa: esto implica que son incapaces de tomar iniciativas
para llegar a su casa, hacer las cuentas u organizar sus vidas. Con frecuencia su
actividad diaria acaba limitándose a mirar la televisión, sin conversar ni
prestar atención por el entorno.
 El deterioro cognitivo leve (DCL) es la fase entre el olvido normal debido al
envejecimiento y el desarrollo del mal de Alzheimer. Las personas con
deterioro cognitivo leve tienen ligeros problemas con el pensamiento y la
memoria que no interfieren con las actividades cotidianas y, con frecuencia,
son conscientes del olvido. No todas las personas con deterioro cognitivo leve
desarrollan mal de Alzheimer.
Los síntomas del deterioro cognitivo leve abarcan:
Olvidar hechos o conversaciones recientes
Dificultad para realizar más de una tarea a la vez
Dificultad para resolver problemas
Tardar más tiempo para llevar a cabo actividades mentales más difíciles
Los síntomas tempranos del mal de Alzheimer pueden abarcar:
Problemas del lenguaje, como tener dificultad para encontrar el nombre de
objetos familiares
Extraviar artículos
Perderse en rutas familiares
Cambios de personalidad y pérdida de habilidades sociales
Perder interés en cosas que previamente disfrutaba, estado anímico
indiferente
Dificultad para realizar tareas que exigen pensar un poco, pero que solían ser
fáciles, tales como llevar el saldo de la chequera, participar en juegos (como
bridge) y aprender nueva información o rutinas
A medida que el mal de Alzheimer empeora, los síntomas son más obvios e
interfieren con la capacidad para cuidar de sí mismo. Los síntomas pueden
abarcar:
Olvidar detalles acerca de eventos corrientes
Olvidar eventos en la historia de su propia vida, perder la noción de quién es
Cambio en los patrones de sueño, despertarse con frecuencia por la noche
Mayor dificultad para leer o escribir
Deficiente capacidad de discernimiento y pérdida de la capacidad para
reconocer el peligro
Uso de palabras erróneas, no pronunciar las palabras correctamente, hablar
con frases confusas
Retraerse del contacto social
Tener alucinaciones, discusiones, comportamiento violento y dar golpes
Tener delirios, depresión, agitación
Dificultad para realizar tareas básicas, como preparar las comidas, escoger la
ropa apropiada o conducir
Las personas con mal de Alzheimer severo ya no pueden:
Entender el lenguaje
Reconocer a los miembros de la familia
Llevar a cabo actividades básicas de la vida diaria, como comer, vestirse y
bañarse.
Otros síntomas que pueden ocurrir con el mal de Alzheimer:
Incontinencia
Problemas para deglutir
Complicaciones
Pérdida de la capacidad para desempeñarse o cuidar de sí mismo
Úlceras de decúbito, contracturas musculares (pérdida de la capacidad para
mover articulaciones debido a la pérdida de la función muscular), infección
(particularmente infecciones urinarias y neumonía) y otras complicaciones
relacionadas con la inmovilidad durante las etapas finales de la enfermedad
Caídas y fracturas
Pérdida de la capacidad para interactuar
Desnutrición y deshidratación
Insuficiencia en los sistemas corporales
Comportamiento dañino o violento hacia sí mismo o hacia los otros
Maltrato por parte de un cuidador demasiado estresado.
Etapas de la enfermedad.
El curso de la enfermedad varía de una persona a otra, como media se podría decir
que los pacientes viven unos 8-10 años tras el diagnóstico, aunque en algunas
ocasiones los pacientes pueden sobrevivir hasta 20 años después del diagnóstico.
Afecta a cualquier persona independientemente de sexo, escolaridad, ocupación, raza,
clase social, etc. Su comienzo es impredecible y evoluciona de manera diferente en
cada caso.
La enfermedad pasa por diferentes etapas, caracterizadas por un progresivo
empeoramiento en la sintomatología. Se podría dividir en tres periodos:
INICIAL: La sintomatología es leve, el paciente puede valerse para las actividades
básicas, aunque precise apoyo puesto que ocasionalmente se le olvidan algunas cosas,
o puede perderse etc. La pérdida de memoria puede pasar inadvertida o atribuirse a
olvidos benignos, aunque con el tiempo pueden interferir en las actividades diarias
como estar al tanto de la propia economía, seguir las instrucciones del trabajo,
conducir o ir a la compra. Algunos pacientes son conscientes de las dificultades que
tienen lo que les general frustración y ansiedad. Un cambio en el entorno habitual de
los pacientes puede ser desastroso en estas fases: los síntomas que han podido pasar
inadvertidos se hacen muy llamativos cuando el paciente cambia de residencia o de
rutina y se acentúan todos los síntomas.
En este periodo debe hacerse el diagnóstico y hoy por hoy debería
valorarse el inicio del tratamiento con algunos fármacos, que podrían frenar la
evolución de la enfermedad.
En esta fase también se debe ir preparando a los familiares y al propio paciente de lo
que está por venir, para que se puedan ir tomando decisiones sobre el futuro. Algunas
pueden ser tan importantes como el testamento vital del paciente o la acomodación de
la casa de cara al futuro.
Es importante averiguar lo que sabe el paciente y lo que quiere saber sobre su
enfermedad. Es tan injusto dar 'malas noticias' como privar a un individuo de la
posibilidad de tomar decisiones cuando todavía es capaz de hacerlo.
INTERMEDIO: síntomas con gravedad moderada. El paciente empieza a
ser más dependiente, necesitando ayuda para el autocuidado (vestirse, lavarse,
peinarse, comer...). Las alteraciones cognitivas son muy obvias y ya no existen dudas
sobre su diagnóstico. El paciente es incapaz de trabajar, se pierde y se muestra
confuso con facilidad, necesitando una supervisión diaria. En esta etapa las formas
sociales y el comportamiento de rutina, las conversaciones superficiales pueden
conservarse de forma sorprendente y sólo cuando se interroga al enfermo de forma
dirigida somos conscientes de sus dificultades.
El lenguaje suele alterarse, sobre todo la capacidad de comprender lo que les decimos
y la de dar nombre a los objetos: a veces los pacientes utilizan circunloquios para
expresarse. Con frecuencia tienen problemas para relacionar palabras, algo que se
pone de manifiesto con algunos de los test diseñados para detectar la demencia: por
ejemplo son incapaces de dar una respuesta coherente a preguntas del tipo '¿en que se
parecen una pera y una naranja?' o cuando se les manda repetir series de palabras
(diga: coche, lapicero, edificio). Aparece incapacidad para realizar actos motores
secuenciales como vestirse, comer, hacer rompecabezas o copiar figuras geométricas.
Hay dificultad para hacer cálculos sencillos o leer la hora.
En esta fase son frecuentes las alucinaciones (los pacientes ven objetos que no están
en la habitación: animales, personas conocidas etc.) y los delirios (en ocasiones acusan
falsamente a su pareja de infidelidad, piensan que la visita es un ladrón, o se asustan
de su propia imagen en el espejo).
AVANZADO O TERMINAL: etapa final, el paciente es dependiente para todas las
tareas básicas de la vida, precisa que le den de comer, que le limpien, que le muevan.
En esta etapa pierden el contacto con el medio exterior y no pueden comunicarse ni
responder a los estímulos externos. Se tarda en perder la capacidad de caminar, pero
cuando lo hacen es de forma errante y sin sentido. A veces tienen comportamientos
desinhibidos o agresivos o pasivos. La alteración del patrón vigilia-sueño se da en
muchos enfermos de forma que no duermen por la noche y tienen periodos de
agitación durante estas horas, y se pasan durmiendo todo el día. La rigidez muscular
que va a pareciendo los conduce a lentitud y torpeza de movimientos.
Al final muchos pacientes están rígidos, mudos, no controlan los esfínteres y
permanecen prostrados en cama. A veces presentan contracciones musculares
bruscas y breves, como pequeñas sacudidas de algunos grupos musculares o de todo
el cuerpo, espontáneas o como respuesta a estímulos externos. Se aumentan los
riesgos de complicaciones por infecciones, deshidratación, heridas por la
inmovilización, desnutrición etc. De hecho la causa final de la muerte suele estar
relacionada con alguna de estas complicaciones.
La enfermedad de Alzheimer suele ser de evolución lenta, que empieza con pequeños
problemas de memoria y acaba con un daño cerebral grave. El curso de la enfermedad
varía de una persona a otra, como media se podría decir que los pacientes viven unos
8-10 años tras el diagnóstico, aunque en algunas ocasiones los pacientes pueden
sobrevivir hasta 20 años después del diagnóstico. Se desconocen los motivos de estas
diferencias.
Tratamiento.
Hoy por hoy no existe ningún tratamiento que pueda curar la enfermedad de
Alzheimer. La enfermedad progresa de forma más o menos rápida, hacia un deterioro
severo que precisa de ayuda para todas las actividades básicas. Sin embargo en
algunas personas, en las fases tempranas y media de la enfermedad, medicamentos
como los inhibidores de la colinesterasa pueden prevenir el empeoramiento de
algunos síntomas durante un tiempo limitado.
Dentro de los inhibidores de la colinesterasa están la tacrina (Cognex),
donepezilo (Aricept), rivastigmine (Exelon) o galantamine (Reminyl). También se ha
usado como tratamiento específico la memantina (Axura, Ebixa) o la selegilina entre
otros.
Tacrina es un inhibidor de la colinesterasa que consigue el aumento de los niveles
cerebrales de acetilcolina. Estudios han demostrado que su consumo produce una
mejoría en la valoración que los cuidadores hacen del nivel funcional del paciente, y
también se asocia a menor deterioro cognitivo a los 2 años. La respuesta se da en el
10-20% de los pacientes, un porcentaje que puede parecer pequeño, pero que resulta
esperanzador cuando existen pocas alternativas. Los efectos secundarios que produce
son nauseas, vómitos y diarrea. Además puede ser hepatotóxico, por lo que hay que
hacer análisis para ver si ha afectado al hígado, y en ese caso reducir la dosis. No
parece que ofrezca beneficios en las fases avanzadas de la enfermedad, y por este
motivo no está autorizado su uso en estos estadios en nuestro país. Los efectos
secundarios, especialmente el daño al hígado, han ido reduciendo su uso, e incluso en
países como en Francia se indicó en el año 2000 la retirada progresiva (se mantenía el
tratamiento en pacientes que no habían presentado toxicidad y habían respondido al
mismo, pero no se introducía en nuevos pacientes). En nuestro país la actitud tomada
es similar: los pacientes que con el tratamiento hayan ido bien los mantienen pero no
suele indicarse a nuevos pacientes.
Los otros inhibidores tienen menos efectos secundarios por lo que su uso está más
extendido en la actualidad. El donepezilo (Aricept), la rivastigmina (Exelon, Prometax)
o la galantamina (Reminyl). Todos estos fármacos mejoran algo la memoria, los
síntomas de carácter psicológico y conductual y el cumplimento de las actividades de
la vida diaria. Además pueden mejorar la memoria, la conducta y el funcionamiento
cotidiano en pacientes en fases moderadamente grave o grave.
Si un fármaco no se tolera si podría hacerlo otro de la misma familia, por lo que puede
probarse a cambiar un fármaco. Siempre que se dé un nuevo medicamento la dosis se
deberá ir aumentando progresivamente mientras se comprueba si los pacientes lo
toleran o si existen efectos secundarios. Sin embargo si un fármaco es ineficaz es poco
probable que otro de la misma familia sea útil, por lo que no tendría sentido cambiar
cuando es un problema de ineficacia.
La memantina actúa evitando la muerte neuronal. El nombre comercial de este
medicamente es Akatinol. Ha sido aprobada para su uso en la Unión Europea, para
casos graves y moderadamente es grave por su capacidad para frenar la progresión.
Los estudios demostraron que los enfermos que tomaban este fármaco mejoraban en
su capacidad para realizar las actividades de cada día, tenían más iniciativa,
participaban más en las reuniones familiares, rebajan su nivel de dependencia del
cuidador y mejoraron algo sus funciones cognitivas. Además el fármaco se tolera bien.
Se está estudiando su posible utilidad en casos menos avanzados.
Apoyo familiar(rol del cuidador)
Dentro del cuidado del paciente la figura del cuidador -aquella persona dentro de la
familia que asume la mayor responsabilidad en la atención al anciano- tiene una
importancia fundamental. Existen cuidadores tradicionales, los que han convivido con
el enfermo y se hacen cuidadores prácticamente sin darse cuenta, al asumir
responsabilidades incluso antes de que aparezca la enfermedad. También existen
cuidadores modernos, que asumen el papel del cuidador cuando el anciano comienza
a necesitar ayuda para la realización de las actividades de la vida diaria.
El perfil más frecuente de cuidador es el de la hija de entre 40-50 años,
casada y con hijos. Muchas de ellas trabajan fuera del domicilio familiar, no tienen
ninguna formación en el cuidado de personas dependientes, no están remuneradas y
desarrollan una jornada de trabajo sin límites establecidos. Su cuidado les afecta de
forma muy dispar, desde favorecer cuadros depresivos, insomnio, agresividad,
cambios de humor, también puede reducir las defensas o suponer un gran gasto
económico para los que se hacen cargo de los pacientes.
Cuando los cuidadores son hijos del enfermo suelen percibir la situación como un
contratiempo en la vida y tratan de adaptarse a la enfermedad, incluso procura
mantener los contactos sociales. Suele tener más posibilidad de encontrar válvulas de
escape que cuando el cuidador principal es el cónyuge. Pero a veces puede que este
papel le haga tener problemas con su pareja, con otros hermanos y disminuir su
rendimiento laboral.
Cuando los cuidadores son los cónyuges el principal problema con el que se
encuentran es la soledad. La atención al enfermo les limita el tiempo libre y las
relaciones con los amigos. Además, muchas parejas no entienden el ocio sin su pareja,
lo cual conlleva un aumento de la sensación de soledad. El riesgo más grande que
tienen los cuidadores es el conocido como 'síndrome del cuidador', que conduce a
estrés laboral y afectivo, cansancio, cefaleas, ansiedad e incluso una fase de vacío
personal, que suele aparecer cuando el enfermo ha ingresado en una residencia o ha
fallecido y el cuidador tiene que aprender a vivir sin él.
Prevención
Aunque no existe una forma comprobada de prevenir el mal de Alzheimer, existen
algunas prácticas que vale la pena incorporar en la rutina diaria, particularmente si
usted tiene antecedentes familiares de demencia. Hable con el médico acerca de
cualquiera de estas propuestas, especialmente aquellas que implican tomar
medicamentos o suplementos.
Consumir una dieta baja en grasa.
Consumir pescado de agua fría (como atún, salmón y caballa) rico en ácidos
grasos omega-3, al menos dos a tres veces a la semana.
Reducir la ingesta de ácido linoleico que se encuentra en las margarinas, la
mantequilla y los productos lácteos.
Incrementar los antioxidantes, como los carotenoides, la vitamina E y la
vitamina C, consumiendo muchas frutas y verduras de color oscuro.
Mantener una presión arterial normal.
Permanecer activo mental y socialmente durante toda la vida.
Pensar en tomar antinflamatorios no esteroides (AINES), como ibuprofeno
(Advil, Motrin), sulindaco (Clinoril) o indometacina (Indocin). Las drogas
estatinas, un tipo de medicamento normalmente usado para el colesterol alto,
pueden ayudar a disminuir el riesgo del mal de Alzheimer. Sin embargo, hable
con el médico acerca de los pros y contras de la utilización de estos
medicamentos para la prevención.
Además, se están haciendo las primeras pruebas de una vacuna contra el mal de
Alzheimer.
ANÁLISIS E INTERPRETACION DE RESULTADOS
En base a la consulta de distintas fuentes se pudo construir una definición propia
sobre lo que es esta enfermedad degenerativa (Alzheimer), posteriormente se
continuo dándole un seguimiento a esta investigación descubriendo con ello que
existen varios tipos de demencia que de igual forma se presentan en la edad y
condiciones parecidas a las del Alzheimer pudiendo confundirlas, pero no obstante
existen diferentes tipos de diagnósticos para poder verificar si en verdad se padece de
esta enfermedad aunque esto no quiere decir que el diagnostico presente un cien por
ciento de seguridad ya que el único modo de corroborar que de verdad se padeció de
esta enfermedad es a través de un estudio de tejido cerebral llevado a cabo en la
autopsia; pudiendo observar que el cerebro presenta cambios como lo son el peso y
volumen disminuido de este; las neuronas se van destruyendo por la aparición de
depósitos insolubles extracelulares. Estos depósitos dan lugar a una degeneración
neurofibrilar, cuyo principal componente es una proteína denominada tau.
La presencia de acúmulos de proteínas (neurofibrillas) en las neuronas es el hallazgo
característico de esta enfermedad Sin embargo, se desconoce el papel exacto que
tienen estas estructuras a la hora del desarrollo de la enfermedad. A su vez la
enfermedad de Alzheimer se asocia a una disminución de los niveles cerebrales de
acetilcolina, cuya carencia de esta sustancia reduce los estímulos que tienen que pasar
de una célula a otra, lo que nos permiten fijar recuerdos, aprender nuevas cosas y
evocarlas, así como llevar a cabo otras actividades intelectuales.
Otro aspecto fundamental es que existen diferentes causas por las cuales se puede
originar esta enfermedad, las más destacadas son la edad y la genética; en el caso de la
edad, que es un factor de riesgo evidente la enfermedad tiende a presentarse en
pacientes mayores de 65 años que tienen un 10% de riesgo de desarrollar esta,
mientas que esta probabilidad tiende a elevarse conforme a la edad y en el caso de la
genética se presenta de forma que los individuos cuyos padres o abuelos han tenido
demencia tienen más riesgo a desarrollarla presentándose esta en edades no tan
avanzadas, es decir, de los 60 años para abajo.
Dentro de los síntomas la forma de aparición de la enfermedad es muy variada, no
existe un patrón único y, en ocasiones, puede no notarse nada hasta que la
enfermedad ha evolucionado un poco.
El curso de la enfermedad varía de una persona a otra pero siempre presentándose de
manera lenta en tres etapas las cuales son: inicial, intermedia (síntomas con gravedad
moderada) y avanzada o terminal.
Como toda enfermedad esta tiene un posible tratamiento a seguir pero este no
asegura su curación simplemente le da al paciente una calidad de vida adecuada a sus
condiciones. No obstante esta existe una manera posible de poder prevenir el
Alzheimer aunque no está del todo comprobada y esto conlleva a seguir investigando
para que a futuro exista un posible descubrimiento de una vacuna para así poder
prevenirla
Conclusión
El Alzheimer es una enfermedad crónico degenerativa descubierta en 1906 por Alois
Alzheimer, su origen no es del todo conocido aunque se tienen ciertas teorías de
diferente índole , del mismo modo los diagnósticos que se tienen no son cien por
ciento seguros para detectar esta enfermedad, se sabe que es un tipo de demencia
progresiva la cual presenta síntomas dependiendo la fase en la que se encuentre el
paciente ya sea en la inicial, intermedia o avanzada terminal, pero en todos los casos
se presentara una atrofia cerebral progresiva que afecta todas las partes de este,
llevando al paciente a un estado de total dependencia ya sea al cuidado de sus
familiares o de una persona asignada llamada “cuidador” en un espacio especialmente
destinado a ello aunque de igual modo que el origen y el diagnostico, el tratamiento
no es del todo certero. Llevándonos así a enfrentarnos a una enfermedad totalmente
incierta.

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  • 1. Centro de estudios tecnológicos industriales y de servicios No 57 Ignacio allende Nombre del alumno: Ibarra Núñez Fidel Grado y grupo: 6ºB Especialidad: Enfermería General Marco Teórico: Alzheimer Modulo V/Sub-modulo 1 Profesor: Benedicta Pérez Carechure
  • 2. INTRODUCCIÓN La enfermedad del Alzheimer se pretende mediante el campo de estudio de índole teórico dar a conocer, describir, explicar, comprender y establecer pronósticos sobre el tema a tratar. Con el hecho de dar a conocer en primer término el concepto de lo que es Alzheimer, así mismo presentar las diversas concepciones del supuesto origen de esta enfermedad y brindar un panorama más amplio en donde damos a conocer con clarificación y delimitación sobre el desarrollo de esta enfermedad degenerativa. En primer lugar se dará una breve introducción y se plantea el problema que surge por el cual se llevó a hacer esta investigación. Posteriormente se da a conocer la metodología, los propósitos que se pretende lograr, el marco teórico en el cual yo menciono algunos antecedentes del Alzheimer, lo que es, las enfermedades de demencia que existen con las cuales se puede confundir el Alzheimer con ello se deriva el tipo de diagnóstico que se debe hacer para determinar bien el tipo de enfermedad que padece el paciente, si es la demencia Alzheimer citamos qué es lo que daña lo cual principalmente es el cerebro. De aquí se llega a la parte del tema delimitado, las causas o factores de riesgo de la enfermedad los cuales son muy diversos, a partir de esto la sintomatología que presentan los enfermos de acuerdo a la fase de la enfermedad que vayan cursando esto va de la mano de un tratamiento en el cual destaca la participación de un cuidador especial dedicado únicamente a atender las necesidades del paciente enfermo de Alzheimer. Seguido al marco teórico damos los resultados obtenidos y el análisis e interpretación de los mismos.
  • 3. MARCO TEORICO Historia del Alzheimer En 1906 Alois Alzheimer (Alemán) describió una nueva enfermedad que producía pérdida de memoria desorientación, alucinaciones y finalmente muerte. La enfermedad fue diagnosticada por primera vez en una mujer de 51 años, llamada Augusta D. la paciente falleció por una infección debida a las heridas que le habían aparecido por estar inmóvil durante mucho tiempo en la cama y por una infección pulmonar. El cerebro de la mujer fue estudiado por Alzheimer, que encontró un número disminuido de neuronas en el córtex cerebral, junto con cúmulos de proteínas, unos ovillos o filamentos, neurofibrilares en el citoplasma de las neuronas. Estos últimos fueron descritos por primera vez en la historia por este autor. Se decidió llamar a la nueva patología “Enfermedad del Alzheimer” en honor a su descubridor y el término fue utilizado por primera vez por “Kraepeling” en la octava edición del manual de psiquiatría en 1910. Lo que en aquel momento se pensaba que era una enfermedad rara se demostró posteriormente que era la causa más frecuente de demencia. El segundo caso fue descrito por el doctor Alzheimer en 1911, fecha en la que también aparece una revisión publicada por Solomon Carter Fuller, un americano que había rotado durante unos años con Alzheimer en Alemania. La revisión incluía a tres enfermos con demencia con una edad media de 50 años. Su enfermedad se prolongaba alrededor de 7 años. Esta enfermedad es mundialmente recordada el 21 de septiembre: Día Internacional del Alzheimer, fecha elegida por la OMS y la Federación Internacional del Alzheimer.
  • 4. ¿Qué es el Alzheimer? El Alzheimer es una enfermedad que ataca al cerebro es progresiva y degenerativa y causa problemas de memoria, pensamiento y conducta. Esta enfermedad altea en la toma de decisiones, atención, sensatez, expresión y temperamento, con el tiempo esta enfermedad deteriora más el cerebro. La enfermedad del Alzheimer, es la causa más frecuente de demencia en los ancianos, es un trastorno grave, degenerativo, producido por la pérdida gradual de neuronas cerebrales, cuya causa no es del todo conocida. Se trata de una enfermedad muy rara en los pacientes jóvenes, ocasional en los de mediana edad y más frecuente a medida que se cumplen años. La enfermedad del Alzheimer, enfermedad degenerativa que afecta al cerebro y que origina un deterioro gradual y progresivo de la memoria, la percepción del tiempo y el espacio, el lenguaje y finalmente, la capacidad de cuidar de uno mismo. El Alzheimer es una enfermedad neurológica degenerativa que provoca la pérdida progresiva de facultades cognitivas e intelectuales, llegando a la demencia. Las causas aún se desconocen, pero hay varias líneas de investigación abiertas (genética, inmunológica, tóxica, etc.). La demencia de tipo Alzheimer depende de un proceso degenerativo con pérdida importante de células de la corteza y otras áreas del cerebro. Clínicamente, la pérdida de memoria es el primer síntoma más manifiesto. No se presentan trastornos del estado de alerta en fase temprana de la enfermedad. El cerebro muestra atrofia intensa por surcos profundos y ventrículos dilatados. Hay placas seniles y marañas neurofibrilares. El alzheimer es una demencia progresiva que tiene el déficit de memoria como uno de sus síntomas más tempranos y pronunciados. Por lo general, el paciente empeora progresivamente, mostrando problemas perceptivos, del lenguaje y emocionales a medida que la enfermedad va avanzando. A nivel neuronal, la enfermedad está asociada con el desarrollo de placas y ovillos de fibras que van recubriendo el cerebro.
  • 5. Pero en esta investigación el alzheimer debe ser entendido como una enfermedad gradual degenerativa que principalmente afecta diferentes partes del cerebro deteriorándolo paulatinamente haciendo que el paciente pierda la capacidad de memoria, presente dificultad para realizar actividades cotidianas o habituales, problemas con el lenguaje, desorientación en tiempo y espacio, disminución del juicio, problemas con el pensamiento abstracto, cambios de humor o comportamiento, cambios de personalidad así como perdida de la iniciativa; todos estos síntomas se presentan a medida que la enfermedad va avanzando hasta concluir con el fallecimiento del paciente. Formas de Diagnóstico En la actualidad existen diferentes exámenes médicos para detectar la enfermedad del alzheimer aunque se siguen realizando estudios para detener esta enfermedad degenerativa del cerebro. Antes de detectar esta enfermedad se debe descartar todas las posibilidades, no se debe determinar que un paciente padece de la enfermedad del alzheimer hasta realizar todas las pruebas. El paciente debe ser analizado íntegramente, para ello se debe realizar análisis físicos, pruebas neurológicas, exámenes psicológicos y psiquiátricos, además de investigaciones en laboratorio, lo que se lograra al final es tener un diagnostico bastante exacto la única manera de confirmar un diagnóstico de la enfermedad es examinando tejido cerebral con un microscopio, lo cual solo puede hacerse cuando se realiza una autopsia. Los siguientes cambios son más comunes en el tejido cerebral de personas con alzheimer:  ”Nudos neurofibrilares” (fragmentos enrollados de proteína dentro de las neuronas que las obstruyen.  ”Placas neuriticas” (aglomeraciones anormales de células nerviosas muertas y que están muriendo, otras células y proteínas)  ”Placas seniles” (áreas donde se han acumulado productos de neuronas muertas alrededor de proteínas) Para hacer un diagnóstico lo más importante es la historia clínica, pero también existen otras pruebas que pueden ayudar al médico, fundamentalmente porque ayudan a descartar otras enfermedades. Por lo tanto el médico, para diagnosticar a un paciente de Enfermedad de Alzheimer debe hacerle: 1. Una historia médica completa que incluya información sobre la salud general de la persona, los problemas médicos anteriores y cualquier dificultad que la persona tenga en las actividades diarias.
  • 6. 2. Pruebas diagnósticas médicas tales como los exámenes de sangre, de orina ayudan al médico a encontrar otras posibles enfermedades que causan estos síntomas. 3. Un examen neuro-psicológico para medir la memoria, la capacidad de resolver problemas, la atención, la capacidad de contar y el lenguaje. Dichos exámenes se realizan con la ayuda de test que están diseñados para valorar estas alteraciones. Uno de los más conocidos y utilizados es el mini-mental, que es un test sencillo, que puede ser aplicado por el personal médico o de enfermería en un corto espacio de tiempo y que tiene es muy útil para la valoración inicial de una posible demencia. Su principal problema es que los resultados pueden estar condicionados por el nivel cultural o de estudios y no por el nivel cognitivo del entrevistado (por ejemplo algunas preguntas implican que el paciente tiene que restar, si el paciente no sabe hacerlo puntuará como negativo). Con todo resulta un test muy rentable en cuanto al tiempo que se necesita para hacerlo y la información que aporta, aunque no se debe olvidar que no se puede utilizar para hacer el diagnóstico definitivo de demencia, ya que sólo vale para cribar pacientes. Es necesario ampliar la información con otras pruebas para poder hacer el diagnóstico final. 4. Debe descartarse la existencia de una depresión, que a veces puede simular un cuadro de demencia. Lo más frecuente, sin embargo, es que las dos enfermedades coexistan, es decir, muchos enfermos de Alzheimer tiene además depresión. 5. Exámenes del cerebro con escáner (TAC) o con resonancia magnética nuclear (RMN) para permitir al médico mirar fotografías del cerebro para ver si hay algo que no parezca normal. En general los pacientes con Enfermedad de Alzheimer no suelen tener grandes alteraciones en estas pruebas, como mucho la presencia de atrofia cerebral (un cerebro disminuido de tamaño). Su rastro en el cerebro: ¿Qué partes de este y como las perjudica? La enfermedad produce una atrofia cerebral progresiva que afecta a todas las partes del cerebro. Cuando se hacen estudios en pacientes que han fallecido y tenían el diagnóstico de mal de Alzheimer se ve que el cerebro está disminuido de peso y de volumen. Las neuronas se van destruyendo por la aparición de depósitos insolubles extracelulares (alrededor de las neuronas), cuyo elemento fundamental es una proteína llamada beta-amiloide (placas seniles y placas neuríticas) y depósitos intracelulares (dentro de las propias neuronas). Estos depósitos dan lugar a una degeneración neurofibrilar, cuyo principal componente es una proteína denominada tau.
  • 7. La presencia de acúmulos de proteínas (neurofibrillas) en las neuronas es el hallazgo anatomopatológico característico de esta enfermedad y se considera un marcador de la misma. Sin embargo, se desconoce el papel exacto que tienen estas estructuras a la hora del desarrollo de la enfermedad, cuál es la causa de su aparición y por qué algunos pacientes ancianos tienen neurofibrillas y no desarrollan síntomas mientras otros pacientes sí que desarrollan la enfermedad. Desde el punto de vista bioquímico, la enfermedad de Alzheimer se asocia a una disminución de los niveles cerebrales de acetilcolina (una sustancia química que existe en el cerebro y que trabaja enviando señales de una neurona a otra, este neurotransmisor es fundamental para aprender y memorizar). La falta de esta sustancia reduce los estímulos que tienen que pasar de una célula a otra, base del funcionamiento de los circuitos neuronales que nos permiten fijar recuerdos, aprender nuevas cosas y evocarlas, así como llevar a cabo otras actividades intelectuales. Factores de riesgo (causas) No se sabe qué es lo que causa exactamente el mal de Alzheimer. El envejecimiento del cerebro no se produce igual en todos los enfermos. Hay factores genéticos, ambientales y sociales que parecen influir en el desarrollo de demencia, pero no actúan por igual en todas las personas. Los dos factores de riesgo más importantes son la edad y los antecedentes familiares, aunque se han estudiado muchos otros La edad es un factor de riesgo evidente: los pacientes mayores de 65 años tienen un 10% de riesgo de tener la enfermedad, mientras que el riesgo se eleva a casi el 50% en los pacientes mayores de 85 años. En una minoría de casos se puede presentar en edades menores a 60 años, cuando se produce por la aparición de mutaciones en los genes PSEN1, PSEN2 y APP. En este caso la enfermedad aparece en épocas tempranas de la vida y se transmite de padres a hijos (por lo que existe habitualmente historia familiar de enfermedad de Alzheimer en edades precoces). En una minoría de casos se puede presentar en edades menores a 60 años, cuando se produce por la aparición de mutaciones en los genes PSEN1, PSEN2 y APP. En este caso la enfermedad aparece en épocas tempranas de la vida y se transmite de padres a hijos (por lo que existe habitualmente historia familiar de enfermedad de Alzheimer en edades precoces). Los antecedentes familiares también son un factor de riesgo, de forma que los individuos cuyos padres o abuelos han tenido demencia tienen más riesgo de desarrollarla, sin embargo la enfermedad se considera hereditaria en menos de un 1% de los casos. Conocer la predisposición puede ayudar a hacer un diagnóstico temprano y a encontrar tratamientos precoces, por lo que en un futuro puede tener gran utilidad.
  • 8. El genotipo de la apolipoproteina E (ApoE) es el más conocido y estudiado de todos. Tiene tres formas: una parece proteger a una persona de la enfermedad de Alzheimer, y otra parece que aumenta las probabilidades del desarrollo de la enfermedad. Haber heredado un gen del tipo 4 implica que se tienen más riesgo de desarrollar la enfermedad que los que no lo han heredado. Los que tienen un gen del tipo 2 tienen el efecto opuesto. Tener uno de estos genes no es ni necesario ni suficiente para que aparezca la enfermedad, aunque es un factor de riesgo muy importante. Recientemente un número importante de investigaciones han relacionado la enfermedad de Alzheimer con desórdenes metabólicos, particularmente con la resistencia a la insulina. Desde el punto de vista bioquímico, la enfermedad de Alzheimer se asocia a una disminución de los niveles cerebrales de acetilcolina (una sustancia química que existe en el cerebro y que trabaja enviando señales de una neurona a otra, este neurotransmisor es fundamental para aprender y memorizar). La educación se ha relacionado en algunos estudios con la demencia, de forma que un nivel alto de escolarización parece ser un factor protector. Estudios realizados en animales han demostrado que hay estímulos ambientales complejos que aumentan el crecimiento de las neuronas y el peso del cerebro. Además, la educación también proporciona recursos y estrategias para resolver problemas, de forma que los pacientes con más nivel educativo tendrían menor riesgo de presentar demencia. En relación con este tema, algunos estudios han asociado la capacidad para expresarse con un lenguaje escrito complejo en los primeros años de la edad adulta con un menor riesgo de demencia. La exposición laboral a pesticidas, fertilizantes y disolventes se ha relacionado con el desarrollo de enfermedad de Alzheimer, aunque no se sabe cuál es el mecanismo por el que estos productos pueden favorecer el cuadro. Lo pacientes con factores de riesgo vascular (hipertensión, tabaquismo, hipercolesterolemia, diabetes mellitus, fibrilación auricular) tienen un riesgo superior de desarrollar demencia. Es posible que estos factores actúen aumentando las lesiones vasculares en el cerebro, y la unión de lesiones vasculares y lesiones degenerativas permita la expresión clínica de la enfermedad de Alzheimer en muchos casos. Algunos estudios han demostrado que a igual número de lesiones neurodegenerativas, la presencia de una lesión vascular puede hacer que aparezca una demencia clínicamente evidente.
  • 9. Síntomas Los síntomas de demencia abarcan dificultad con muchas áreas de la función mental, incluyendo: El lenguaje La memoria La percepción El comportamiento emocional o la personalidad Las habilidades cognitivas (como el cálculo, pensamiento abstracto o la capacidad de discernimiento) La demencia aparece primero generalmente como olvido. Síntomas de alarma La forma de aparición de la enfermedad es muy variada, no existe un patrón único y, en ocasiones, puede no notarse nada hasta que la enfermedad ha evolucionado un poco. Los síntomas que pueden hacernos pensar en la presencia de una enfermedad de Alzheimer.  Pérdida de memoria: el síntoma más precoz de esta enfermedad es la pérdida de memoria, que se inicia con olvidos frecuentes de cosas que acaban de hacer (no saben que han comido, o si han cerrado la puerta de la casa con llave). El paciente suele ser consciente de estos olvidos, aunque a veces trata de disimularlo.  Dificultades para realizar tareas habituales: los pacientes olvidan guardar las cosas en los armarios, tienen problemas para el manejo de los electrodomésticos comunes, van a comprar y olvidan cosas o compran aquellas que no necesitan.  Problemas con el lenguaje: los pacientes con Alzheimer incipiente tienen dificultades para encontrar las palabras correctas para expresarse. A veces hacen 'circunloquios' para decir cosas habituales (el lugar donde se guardan los trajes en vez de decir el armario, por ejemplo).  Desorientación en tiempo y espacio: es normal que los pacientes olviden el día en el que viven y no sepan donde se encuentran, llegándose a perder en trayectos tan simples como de su casa a la panadería, o incluso dentro de su propia casa.
  • 10.  Disminución del juicio: al inicio de la enfermedad los pacientes muestran una incapacidad para hacer juicios de cosas simples, de modo que en ocasiones toma decisiones incorrectas sobre la ropa que deben ponerse en función de tiempo que hace, o el dinero que deben pagar.  Problemas con el pensamiento abstracto: los pacientes pierden su capacidad de hacer cálculos, y en ocasiones olvidan la utilidad de los números.  Descolocan las cosas: con frecuencia al inicio de la enfermedad los pacientes colocan las cosas en sitios disparatados, como poner la cartera dentro de la cazuela o los zapatos dentro de la lavadora.  Cambios de humor o comportamiento: los pacientes con enfermedad de Alzheimer pueden tener cambios bruscos de humor, sin aparente motivo y sin desencadenantes externos.  Cambios de personalidad. Aunque la personalidad suele cambiar con la edad, los pacientes con Alzheimer tienen cambios exagerados de la misma, convirtiéndose en personas desconfiadas, dependientes o hurañas.  Pérdida de la iniciativa: esto implica que son incapaces de tomar iniciativas para llegar a su casa, hacer las cuentas u organizar sus vidas. Con frecuencia su actividad diaria acaba limitándose a mirar la televisión, sin conversar ni prestar atención por el entorno.  El deterioro cognitivo leve (DCL) es la fase entre el olvido normal debido al envejecimiento y el desarrollo del mal de Alzheimer. Las personas con deterioro cognitivo leve tienen ligeros problemas con el pensamiento y la memoria que no interfieren con las actividades cotidianas y, con frecuencia, son conscientes del olvido. No todas las personas con deterioro cognitivo leve desarrollan mal de Alzheimer. Los síntomas del deterioro cognitivo leve abarcan: Olvidar hechos o conversaciones recientes Dificultad para realizar más de una tarea a la vez Dificultad para resolver problemas Tardar más tiempo para llevar a cabo actividades mentales más difíciles Los síntomas tempranos del mal de Alzheimer pueden abarcar: Problemas del lenguaje, como tener dificultad para encontrar el nombre de objetos familiares Extraviar artículos Perderse en rutas familiares Cambios de personalidad y pérdida de habilidades sociales Perder interés en cosas que previamente disfrutaba, estado anímico indiferente Dificultad para realizar tareas que exigen pensar un poco, pero que solían ser fáciles, tales como llevar el saldo de la chequera, participar en juegos (como bridge) y aprender nueva información o rutinas
  • 11. A medida que el mal de Alzheimer empeora, los síntomas son más obvios e interfieren con la capacidad para cuidar de sí mismo. Los síntomas pueden abarcar: Olvidar detalles acerca de eventos corrientes Olvidar eventos en la historia de su propia vida, perder la noción de quién es Cambio en los patrones de sueño, despertarse con frecuencia por la noche Mayor dificultad para leer o escribir Deficiente capacidad de discernimiento y pérdida de la capacidad para reconocer el peligro Uso de palabras erróneas, no pronunciar las palabras correctamente, hablar con frases confusas Retraerse del contacto social Tener alucinaciones, discusiones, comportamiento violento y dar golpes Tener delirios, depresión, agitación Dificultad para realizar tareas básicas, como preparar las comidas, escoger la ropa apropiada o conducir Las personas con mal de Alzheimer severo ya no pueden: Entender el lenguaje Reconocer a los miembros de la familia Llevar a cabo actividades básicas de la vida diaria, como comer, vestirse y bañarse. Otros síntomas que pueden ocurrir con el mal de Alzheimer: Incontinencia Problemas para deglutir Complicaciones Pérdida de la capacidad para desempeñarse o cuidar de sí mismo Úlceras de decúbito, contracturas musculares (pérdida de la capacidad para mover articulaciones debido a la pérdida de la función muscular), infección (particularmente infecciones urinarias y neumonía) y otras complicaciones relacionadas con la inmovilidad durante las etapas finales de la enfermedad Caídas y fracturas Pérdida de la capacidad para interactuar Desnutrición y deshidratación Insuficiencia en los sistemas corporales Comportamiento dañino o violento hacia sí mismo o hacia los otros Maltrato por parte de un cuidador demasiado estresado.
  • 12. Etapas de la enfermedad. El curso de la enfermedad varía de una persona a otra, como media se podría decir que los pacientes viven unos 8-10 años tras el diagnóstico, aunque en algunas ocasiones los pacientes pueden sobrevivir hasta 20 años después del diagnóstico. Afecta a cualquier persona independientemente de sexo, escolaridad, ocupación, raza, clase social, etc. Su comienzo es impredecible y evoluciona de manera diferente en cada caso. La enfermedad pasa por diferentes etapas, caracterizadas por un progresivo empeoramiento en la sintomatología. Se podría dividir en tres periodos: INICIAL: La sintomatología es leve, el paciente puede valerse para las actividades básicas, aunque precise apoyo puesto que ocasionalmente se le olvidan algunas cosas, o puede perderse etc. La pérdida de memoria puede pasar inadvertida o atribuirse a olvidos benignos, aunque con el tiempo pueden interferir en las actividades diarias como estar al tanto de la propia economía, seguir las instrucciones del trabajo, conducir o ir a la compra. Algunos pacientes son conscientes de las dificultades que tienen lo que les general frustración y ansiedad. Un cambio en el entorno habitual de los pacientes puede ser desastroso en estas fases: los síntomas que han podido pasar inadvertidos se hacen muy llamativos cuando el paciente cambia de residencia o de rutina y se acentúan todos los síntomas. En este periodo debe hacerse el diagnóstico y hoy por hoy debería valorarse el inicio del tratamiento con algunos fármacos, que podrían frenar la evolución de la enfermedad. En esta fase también se debe ir preparando a los familiares y al propio paciente de lo que está por venir, para que se puedan ir tomando decisiones sobre el futuro. Algunas pueden ser tan importantes como el testamento vital del paciente o la acomodación de la casa de cara al futuro. Es importante averiguar lo que sabe el paciente y lo que quiere saber sobre su enfermedad. Es tan injusto dar 'malas noticias' como privar a un individuo de la posibilidad de tomar decisiones cuando todavía es capaz de hacerlo. INTERMEDIO: síntomas con gravedad moderada. El paciente empieza a ser más dependiente, necesitando ayuda para el autocuidado (vestirse, lavarse, peinarse, comer...). Las alteraciones cognitivas son muy obvias y ya no existen dudas sobre su diagnóstico. El paciente es incapaz de trabajar, se pierde y se muestra
  • 13. confuso con facilidad, necesitando una supervisión diaria. En esta etapa las formas sociales y el comportamiento de rutina, las conversaciones superficiales pueden conservarse de forma sorprendente y sólo cuando se interroga al enfermo de forma dirigida somos conscientes de sus dificultades. El lenguaje suele alterarse, sobre todo la capacidad de comprender lo que les decimos y la de dar nombre a los objetos: a veces los pacientes utilizan circunloquios para expresarse. Con frecuencia tienen problemas para relacionar palabras, algo que se pone de manifiesto con algunos de los test diseñados para detectar la demencia: por ejemplo son incapaces de dar una respuesta coherente a preguntas del tipo '¿en que se parecen una pera y una naranja?' o cuando se les manda repetir series de palabras (diga: coche, lapicero, edificio). Aparece incapacidad para realizar actos motores secuenciales como vestirse, comer, hacer rompecabezas o copiar figuras geométricas. Hay dificultad para hacer cálculos sencillos o leer la hora. En esta fase son frecuentes las alucinaciones (los pacientes ven objetos que no están en la habitación: animales, personas conocidas etc.) y los delirios (en ocasiones acusan falsamente a su pareja de infidelidad, piensan que la visita es un ladrón, o se asustan de su propia imagen en el espejo). AVANZADO O TERMINAL: etapa final, el paciente es dependiente para todas las tareas básicas de la vida, precisa que le den de comer, que le limpien, que le muevan. En esta etapa pierden el contacto con el medio exterior y no pueden comunicarse ni responder a los estímulos externos. Se tarda en perder la capacidad de caminar, pero cuando lo hacen es de forma errante y sin sentido. A veces tienen comportamientos desinhibidos o agresivos o pasivos. La alteración del patrón vigilia-sueño se da en muchos enfermos de forma que no duermen por la noche y tienen periodos de agitación durante estas horas, y se pasan durmiendo todo el día. La rigidez muscular que va a pareciendo los conduce a lentitud y torpeza de movimientos. Al final muchos pacientes están rígidos, mudos, no controlan los esfínteres y permanecen prostrados en cama. A veces presentan contracciones musculares bruscas y breves, como pequeñas sacudidas de algunos grupos musculares o de todo el cuerpo, espontáneas o como respuesta a estímulos externos. Se aumentan los riesgos de complicaciones por infecciones, deshidratación, heridas por la inmovilización, desnutrición etc. De hecho la causa final de la muerte suele estar relacionada con alguna de estas complicaciones. La enfermedad de Alzheimer suele ser de evolución lenta, que empieza con pequeños problemas de memoria y acaba con un daño cerebral grave. El curso de la enfermedad varía de una persona a otra, como media se podría decir que los pacientes viven unos 8-10 años tras el diagnóstico, aunque en algunas ocasiones los pacientes pueden
  • 14. sobrevivir hasta 20 años después del diagnóstico. Se desconocen los motivos de estas diferencias. Tratamiento. Hoy por hoy no existe ningún tratamiento que pueda curar la enfermedad de Alzheimer. La enfermedad progresa de forma más o menos rápida, hacia un deterioro severo que precisa de ayuda para todas las actividades básicas. Sin embargo en algunas personas, en las fases tempranas y media de la enfermedad, medicamentos como los inhibidores de la colinesterasa pueden prevenir el empeoramiento de algunos síntomas durante un tiempo limitado. Dentro de los inhibidores de la colinesterasa están la tacrina (Cognex), donepezilo (Aricept), rivastigmine (Exelon) o galantamine (Reminyl). También se ha usado como tratamiento específico la memantina (Axura, Ebixa) o la selegilina entre otros. Tacrina es un inhibidor de la colinesterasa que consigue el aumento de los niveles cerebrales de acetilcolina. Estudios han demostrado que su consumo produce una mejoría en la valoración que los cuidadores hacen del nivel funcional del paciente, y también se asocia a menor deterioro cognitivo a los 2 años. La respuesta se da en el 10-20% de los pacientes, un porcentaje que puede parecer pequeño, pero que resulta esperanzador cuando existen pocas alternativas. Los efectos secundarios que produce son nauseas, vómitos y diarrea. Además puede ser hepatotóxico, por lo que hay que hacer análisis para ver si ha afectado al hígado, y en ese caso reducir la dosis. No parece que ofrezca beneficios en las fases avanzadas de la enfermedad, y por este motivo no está autorizado su uso en estos estadios en nuestro país. Los efectos secundarios, especialmente el daño al hígado, han ido reduciendo su uso, e incluso en países como en Francia se indicó en el año 2000 la retirada progresiva (se mantenía el tratamiento en pacientes que no habían presentado toxicidad y habían respondido al mismo, pero no se introducía en nuevos pacientes). En nuestro país la actitud tomada es similar: los pacientes que con el tratamiento hayan ido bien los mantienen pero no suele indicarse a nuevos pacientes. Los otros inhibidores tienen menos efectos secundarios por lo que su uso está más extendido en la actualidad. El donepezilo (Aricept), la rivastigmina (Exelon, Prometax) o la galantamina (Reminyl). Todos estos fármacos mejoran algo la memoria, los síntomas de carácter psicológico y conductual y el cumplimento de las actividades de la vida diaria. Además pueden mejorar la memoria, la conducta y el funcionamiento cotidiano en pacientes en fases moderadamente grave o grave. Si un fármaco no se tolera si podría hacerlo otro de la misma familia, por lo que puede probarse a cambiar un fármaco. Siempre que se dé un nuevo medicamento la dosis se
  • 15. deberá ir aumentando progresivamente mientras se comprueba si los pacientes lo toleran o si existen efectos secundarios. Sin embargo si un fármaco es ineficaz es poco probable que otro de la misma familia sea útil, por lo que no tendría sentido cambiar cuando es un problema de ineficacia. La memantina actúa evitando la muerte neuronal. El nombre comercial de este medicamente es Akatinol. Ha sido aprobada para su uso en la Unión Europea, para casos graves y moderadamente es grave por su capacidad para frenar la progresión. Los estudios demostraron que los enfermos que tomaban este fármaco mejoraban en su capacidad para realizar las actividades de cada día, tenían más iniciativa, participaban más en las reuniones familiares, rebajan su nivel de dependencia del cuidador y mejoraron algo sus funciones cognitivas. Además el fármaco se tolera bien. Se está estudiando su posible utilidad en casos menos avanzados. Apoyo familiar(rol del cuidador) Dentro del cuidado del paciente la figura del cuidador -aquella persona dentro de la familia que asume la mayor responsabilidad en la atención al anciano- tiene una importancia fundamental. Existen cuidadores tradicionales, los que han convivido con el enfermo y se hacen cuidadores prácticamente sin darse cuenta, al asumir responsabilidades incluso antes de que aparezca la enfermedad. También existen cuidadores modernos, que asumen el papel del cuidador cuando el anciano comienza a necesitar ayuda para la realización de las actividades de la vida diaria. El perfil más frecuente de cuidador es el de la hija de entre 40-50 años, casada y con hijos. Muchas de ellas trabajan fuera del domicilio familiar, no tienen ninguna formación en el cuidado de personas dependientes, no están remuneradas y desarrollan una jornada de trabajo sin límites establecidos. Su cuidado les afecta de forma muy dispar, desde favorecer cuadros depresivos, insomnio, agresividad, cambios de humor, también puede reducir las defensas o suponer un gran gasto económico para los que se hacen cargo de los pacientes. Cuando los cuidadores son hijos del enfermo suelen percibir la situación como un contratiempo en la vida y tratan de adaptarse a la enfermedad, incluso procura mantener los contactos sociales. Suele tener más posibilidad de encontrar válvulas de escape que cuando el cuidador principal es el cónyuge. Pero a veces puede que este papel le haga tener problemas con su pareja, con otros hermanos y disminuir su rendimiento laboral. Cuando los cuidadores son los cónyuges el principal problema con el que se encuentran es la soledad. La atención al enfermo les limita el tiempo libre y las
  • 16. relaciones con los amigos. Además, muchas parejas no entienden el ocio sin su pareja, lo cual conlleva un aumento de la sensación de soledad. El riesgo más grande que tienen los cuidadores es el conocido como 'síndrome del cuidador', que conduce a estrés laboral y afectivo, cansancio, cefaleas, ansiedad e incluso una fase de vacío personal, que suele aparecer cuando el enfermo ha ingresado en una residencia o ha fallecido y el cuidador tiene que aprender a vivir sin él. Prevención Aunque no existe una forma comprobada de prevenir el mal de Alzheimer, existen algunas prácticas que vale la pena incorporar en la rutina diaria, particularmente si usted tiene antecedentes familiares de demencia. Hable con el médico acerca de cualquiera de estas propuestas, especialmente aquellas que implican tomar medicamentos o suplementos. Consumir una dieta baja en grasa. Consumir pescado de agua fría (como atún, salmón y caballa) rico en ácidos grasos omega-3, al menos dos a tres veces a la semana. Reducir la ingesta de ácido linoleico que se encuentra en las margarinas, la mantequilla y los productos lácteos. Incrementar los antioxidantes, como los carotenoides, la vitamina E y la vitamina C, consumiendo muchas frutas y verduras de color oscuro. Mantener una presión arterial normal. Permanecer activo mental y socialmente durante toda la vida. Pensar en tomar antinflamatorios no esteroides (AINES), como ibuprofeno (Advil, Motrin), sulindaco (Clinoril) o indometacina (Indocin). Las drogas estatinas, un tipo de medicamento normalmente usado para el colesterol alto, pueden ayudar a disminuir el riesgo del mal de Alzheimer. Sin embargo, hable con el médico acerca de los pros y contras de la utilización de estos medicamentos para la prevención. Además, se están haciendo las primeras pruebas de una vacuna contra el mal de Alzheimer. ANÁLISIS E INTERPRETACION DE RESULTADOS En base a la consulta de distintas fuentes se pudo construir una definición propia sobre lo que es esta enfermedad degenerativa (Alzheimer), posteriormente se continuo dándole un seguimiento a esta investigación descubriendo con ello que existen varios tipos de demencia que de igual forma se presentan en la edad y condiciones parecidas a las del Alzheimer pudiendo confundirlas, pero no obstante existen diferentes tipos de diagnósticos para poder verificar si en verdad se padece de
  • 17. esta enfermedad aunque esto no quiere decir que el diagnostico presente un cien por ciento de seguridad ya que el único modo de corroborar que de verdad se padeció de esta enfermedad es a través de un estudio de tejido cerebral llevado a cabo en la autopsia; pudiendo observar que el cerebro presenta cambios como lo son el peso y volumen disminuido de este; las neuronas se van destruyendo por la aparición de depósitos insolubles extracelulares. Estos depósitos dan lugar a una degeneración neurofibrilar, cuyo principal componente es una proteína denominada tau. La presencia de acúmulos de proteínas (neurofibrillas) en las neuronas es el hallazgo característico de esta enfermedad Sin embargo, se desconoce el papel exacto que tienen estas estructuras a la hora del desarrollo de la enfermedad. A su vez la enfermedad de Alzheimer se asocia a una disminución de los niveles cerebrales de acetilcolina, cuya carencia de esta sustancia reduce los estímulos que tienen que pasar de una célula a otra, lo que nos permiten fijar recuerdos, aprender nuevas cosas y evocarlas, así como llevar a cabo otras actividades intelectuales. Otro aspecto fundamental es que existen diferentes causas por las cuales se puede originar esta enfermedad, las más destacadas son la edad y la genética; en el caso de la edad, que es un factor de riesgo evidente la enfermedad tiende a presentarse en pacientes mayores de 65 años que tienen un 10% de riesgo de desarrollar esta, mientas que esta probabilidad tiende a elevarse conforme a la edad y en el caso de la genética se presenta de forma que los individuos cuyos padres o abuelos han tenido demencia tienen más riesgo a desarrollarla presentándose esta en edades no tan avanzadas, es decir, de los 60 años para abajo. Dentro de los síntomas la forma de aparición de la enfermedad es muy variada, no existe un patrón único y, en ocasiones, puede no notarse nada hasta que la enfermedad ha evolucionado un poco. El curso de la enfermedad varía de una persona a otra pero siempre presentándose de manera lenta en tres etapas las cuales son: inicial, intermedia (síntomas con gravedad moderada) y avanzada o terminal. Como toda enfermedad esta tiene un posible tratamiento a seguir pero este no asegura su curación simplemente le da al paciente una calidad de vida adecuada a sus condiciones. No obstante esta existe una manera posible de poder prevenir el Alzheimer aunque no está del todo comprobada y esto conlleva a seguir investigando para que a futuro exista un posible descubrimiento de una vacuna para así poder prevenirla
  • 18. Conclusión El Alzheimer es una enfermedad crónico degenerativa descubierta en 1906 por Alois Alzheimer, su origen no es del todo conocido aunque se tienen ciertas teorías de diferente índole , del mismo modo los diagnósticos que se tienen no son cien por ciento seguros para detectar esta enfermedad, se sabe que es un tipo de demencia progresiva la cual presenta síntomas dependiendo la fase en la que se encuentre el paciente ya sea en la inicial, intermedia o avanzada terminal, pero en todos los casos se presentara una atrofia cerebral progresiva que afecta todas las partes de este, llevando al paciente a un estado de total dependencia ya sea al cuidado de sus familiares o de una persona asignada llamada “cuidador” en un espacio especialmente destinado a ello aunque de igual modo que el origen y el diagnostico, el tratamiento no es del todo certero. Llevándonos así a enfrentarnos a una enfermedad totalmente incierta.