Nada es superfluo. En situaciones de discapacidad.

José María Olayo olayo.blogspot.com
Nada es
superfluo
(en situaciones
de discapacidad)

La vulnerabilidad es inherente a nuestra vida,
convive cada día con nuestras capacidades.

Todos poseemos limitaciones y tenemos que desarrollar
la habilidad de poner delante de ellas nuestros talentos.

Tenemos que convertir nuestra vida en un alegato
sostenible de la participación en nuestro entorno ...

… pues es con los demás como tenemos más futuro que pasado.

Nada es superfluo en la lucha cotidiana por encontrar
nuestro sitio entre los otros.

Tenemos que aprender cuanto antes que la indiferencia
nunca puede ser la respuesta.

Cada detalle, cada mínima señal proveniente del entorno
puede representar una oportunidad para crecer.

Tenemos que descubrir cuanto antes que no debemos
aspirar a ser lo que se espera de nosotros.

“La más larga caminata comienza
con un solo paso”.
Proverbio chino

Nada es superfluo en la vida cuando las capacidades
están mermadas a causa de una discapacidad.

En esa circunstancia, lo más inteligente es alejarse de
una vida sin palabras en la que solo se dice NO ...

… adoptar un compromiso crítico con uno mismo ...

… apelar a la ternura con insistencia sin dejar que
se deslice fuera de control por el tobogán
del paternalismo o el victimismo.

Vivir es mucho más que una aspiración a existir ...

… es, sobre todo, una única ocasión para ejercer
cada emoción como sin nos fuera la vida en ello.

Nada es superfluo en la vida cuando se buscan
experiencias para estimular nuestros deseos ...

… para avivar la curiosidad y estrechar los
márgenes de las dudas y los miedos.

En situaciones de discapacidad no hay más
remedio que esquivar certezas y tópicos al uso ...

… aprender a interactuar y no sobreactuar; convertir la ironía
en una poderosa herramienta para persuadir ...

… compartir con los demás a través de la empatía
y no de una pretendida generosidad.

“La vida es forma, pero también,
la trascendencia de esa forma”.
Georg Simmel

Nada es superfluo en la vida, y menos aún cada gesto
de valentía y coraje propio y ajeno ...

… pues es a través de ellos como descubrimos
que agradecer es reconocer.

Cuando somos capaces de reconocernos
aprendemos a dar valor a las pequeñas cosas
e insignificantes que nos pasan cada día ...

… es en ese territorio donde se esconden las mejores
oportunidades para aderezar con pasión
las decisiones que se toman.

Nada es superfluo en la vida porque hasta las
pequeñas cosas nos enseñan a cambiar los
deseos imposibles por los improbables ...

… también a afrontar con determinación cada
imprevisto en vez de dejarlo estar; apretar
los dientes cuando peor vienen dadas ...

… para darle fuelle a la pasión y generar nuevas complicidades
que nos abran nuevas ventanas y revivan sueños abandonados.

“Eres la más bonita forma
en que sonríe la vida”.
Edwin Oliver

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