Este documento discute los conocimientos fundamentales que deberían poseer los directivos. Sostiene que es más importante que los directivos tengan capacidades como la gestión de relaciones e incertidumbre que conocimientos específicos. Propone tres principios: 1) Los conocimientos deben ser heterogéneos; 2) El aprendizaje es más efectivo a través de experiencia real; 3) Se debe seguir aprendiendo de por vida debido a la rápida evolución del conocimiento.