La parábola de los trabajadores de la viña enseña que Dios es amor gratuito y bondad, no un juez que premia o castiga según méritos. La religión a menudo se basa en la necesidad y debilidad humanas, viendo a Dios como alguien que llena vacíos o debe temerse. Jesús muestra que Dios es gracia incondicional. Esto invita a pasar de una religión alienante a una espiritualidad que descubre nuestra verdadera identidad en la conciencia compartida con todo ser.