La resurrección de Jesús hace una diferencia significativa en varios aspectos: 1) aumenta el entusiasmo y la fe de los creyentes, como se vio en Pedro; 2) fortalece la resistencia ante la persecución, como en Esteban; 3) motiva el evangelismo, como Pablo predicando en la cárcel; y 4) transforma la vida diaria de los creyentes para que vivan en comunión con Dios y los demás.