La identidad digital de un investigador incluye la información sobre él publicada en Internet, como datos profesionales, producción científica e interacciones, que conforman su imagen digital. Es importante gestionarla de forma estratégica para difundir el trabajo del investigador y aumentar su visibilidad e impacto. Esto requiere seguir buenas prácticas como mantener la coherencia de la información publicada, actualizarla regularmente y participar activamente en redes para consolidar la reputación digital a largo plazo.