El arte islámico y de Al-Andalus se caracteriza por la falta de imágenes de seres humanos o de Dios, un estilo esquemático y la importancia de elementos como el agua y la vegetación. La decoración se basa principalmente en caligrafía coránica, motivos vegetales y patrones geométricos. Los edificios más importantes son las mezquitas y palacios, como la Alhambra de Granada, que combina zonas militares, palaciegas y jardines.