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El político en campaña.
Texto construido sobre la epístola quizás redactada por Quinto Tulio Cicerón titulada
“La petición del Consulado”.
Redactor: Serafín Pérez Izquierdo.
LIBRO 0. Acerca de las campañas electorales.
Introducción. Acerca del propósito de la campaña electoral.
001. ¿Cuáles son los propósitos últimos de vuestra campaña electoral?
Uno. Estar cerciorados de que vuestros amigos se comportarán como partidarios
vuestros.
Dos. Estar cerciorados de que quienes no son amigos vuestros no se comportarán como
enemigos vuestros ni como partidarios de vuestro adversario.
Tres. Estar cerciorados de que la masa no se comportará como enemiga vuestra, ni
como partidaria de vuestro adversario.
001. bis. Habréis de lograr que se hable acerca de vosotros durante todo el tiempo. En
toda ocasión y en todo lugar, habréis de solicitar apoyos, todas las veces en que ello sea
posible, al mayor número de personas posible. Las reuniones multitudinarias y los
banquetes, celebrados por vosotros o no, son una ocasión propicia para que los
potenciales partidarios se os acerquen, y para acercaros vosotros a ellos.
001. Tris. Durante toda vuestra campaña, habréis de aparentar ser la esperanza para
vuestra comunidad, y simultáneamente absteneros de hablar acerca de política.
LIBRO I. Acerca de vuestros partidarios.
002. ¿A quiénes consideraréis potenciales partidarios, durante vuestra campaña?
A quienesquiera que se muestren proclives hacia vosotros y que os frecuenten.
Acerca de las motivaciones que impulsan a alguien a ser partidario vuestro.
Acerca de la amistad sincera. ¿De donde proviene?
De los beneficios que vuestro amigo obtiene de vosotros. De los deberes que él tiene
hacia vosotros. De la camaradería. De la necesidad. De los lazos de parentesco. De una
naturaleza sociable y jovial.
003. Acerca de la importancia de que seduzcáis a vuestros cercanos (parientes, vecinos,
empleados, etcétera).
Concienciaos de que las conversaciones entre vuestros cercanos, y de ellos con terceros,
acabarán filtrándose al debate público. Por ello, os aconsejamos que logréis que
vuestros cercanos se conviertan en firmes partidarios vuestros y codicien que lleguéis a
ser ilustres. Además, la gente corriente usualmente presumirá la veracidad de aquello
dicho espontáneamente por quienes os conocen íntimamente.
004. Acerca de los varios tipos de individuos de los que os deberíais rodear, pues os
serán útiles.
4.1. Hay quienes son ilustres a consecuencia de honor y nombre. Si os rodeáis de ellos,
os revestiréis de dignidad.
4.2. Hay quienes ejercen cargos públicos influyentes (jueces, políticos, altos
funcionarios, etcétera). Si os rodeáis de ellos, tendréis a vuestro favor el poder político y
los tribunales.
4.3 Hay individuos intelectualmente sobresalientes que son capaces de arrastrar las
voluntades de los miembros de los colectivos a los que pertenecen. Si os rodeáis de
dichos individuos, lograréis que muchos colectivos os apoyen.
4.4. Hay individuos que como consecuencia de su prestigio, o de su opulencia, o de su
diligencia, o del amor que le profesan los miembros de la colectividad a la que
pertenecen, son capaces de arrastrar las voluntades de los miembros de esa
colectividad ; y que la arrastrarían en pro de aquellos a quienes ellos aman y de aquellos
con los que ellos están endeuda.
Seducidlos. Lograd que presupongan que vosotros tenéis claro lo que podéis esperar de
cada quien, que sois sensibles a aquello que recibís de otros, y que os acordaréis
perpetuamente de que lo habéis recibido.
Hay otros individuos cuyas cualidades son las antónimas de las anteriores. No confiéis
en ellos.
4.5. Hay individuos ambiciosos dispuestos a hacer cualquier cosa a cambio de una
jefatura sobre algo. Rodeaos de ellos, preparadlos, confirmadlos, y así tendréis
esforzador colaboradores.
4.6. Hay individuos que obran motivados por una esperanza de que priméis
grandemente su apoyo.
Hacedles presumir que vuestro auxilio está propuesto y preparado ya. Hacedles
presumir que sois conscientes de todo lo que ellos hacen en pro vuestra, y que sois
conscientes de la diligencia y esmero de su obrar.
4.7. Hay individuos a quienes vosotros habéis hecho favores que están pendientes de
devolución. Amonestadles, rogadles, confirmadles; lograd que esos individuos perciban
que éste es el único momento en el que podrán saldar su deuda hacia vosotros; que éste
es precisamente el momento para el que os reservasteis el cobro del favor. Quizás el
favor fue para ellos una tabla de salvación; entonces, además de todo lo anterior,
dejadles meridianamente claro que si ellos se comportan ingratamente ahora, nadie les
aprobará ya más. Alimentad en todos esos individuos la esperanza de más favores si os
ayudan ahora. Haced que a cada uno de esos individuos le sea claramente descrita su
tarea durante la campaña; sin más.
4.7. Hay individuos que no obran para devolveros favor alguno, y que tampoco esperan
premio alguno.
Explicitadles vuestra gratitud.
Cuando converséis con ellos, mimetizad a las motivaciones que les impulsan a
comportarse como partidarios vuestros, vuestra conversación. Inducid a tales
individuos, a presuponer que en todo estáis de acuerdo con ellos y a presuponer que
mantendréis con ellos un trato cada vez más familiar.
4.8. Hay individuos que os apoyarán porque ejercéis mando sobre ellos y porque os
deben lealtad.
4.9. Hay individuos, como los jóvenes, que son ingénuos, honestros, voluntariosos y
esforzados. Son muy útiles para anunciar lo que deseáis hacer, para ser parte de vuestro
séquito personal permanente, y para diseminar propaganda a favor vuestra y en contra
de vuestro adversario.
005. ¿De cuántos individuos útiles deberíais recabar ayuda?
De cuantos más, mejor. Concienciaos que excepto a los deudores de vuestro adversario,
a todos los demás individuos los podréis seducir si lográis que presupongan que sentís
estima hacia ellos, que actuáis sinceramente, que ayudaros es lo correcto y conveniente,
y que os convertiréis en firmes y perpetuos amigos suyos si os ayudan ahora.
A veces, un partidario os saldrá incluso más barato. Bastará con dos cosas: que
conozcáis por su nombre de pila a vuestro potencial partidario, y que le alimentéis la
esperanza de convertiros en un amigo útil a sus intereses. Estoe punto es especialmente
verdadero en cuanto a individuos humildes; quienes, si ven ocasión de convertirse en
protegidos vuestros, querrán merecerlo.
006. ¿A cuántos deberíais seducir?
A cuantos más, mejor; cuanto más variopintos, mejor; de cuantos más colectivos
humanos, mejor. Lograd tener bastante apoyo proveniente de todas las proveniencias
posibles. A ser posible, trabad trato personal con los individuos, conocedlos, y lograd
que ellos arrastren a sus comunidades a apoyaros.
Si el individuo os confiere poder fáctico vía influencias o fuerza, mejor.
Si el individuo es un individuo solícito e intelectualmente sobresaliente, a quien podáis
buscar o citar por vosotros mismos, o por amigos comunes a ambos, mejor.
Si es miembro de un colectivo apto para influir a otros colectivos, mejor.
Acerca de los individuos de que se compone vuestro acompañamiento cotidiano.
Procurad que provengan de todo género, orden y edad.
007. Acerca del saludador que os viene a vuestra casa.
1. Lograd que él salga más partidario que al entrar. Concienciaos de que numerosas
veces, un individuo frecuentará a vuestro adversario y a vosotros; si ese individuo
percibe que vosotros advertís grandemente el homenaje que le hacéis, entonces
probablemente él abandonará a vuestro adversario y se entregará a vosotros. Por lo
tanto, fingid que os es gratísimo lo que él hace.
Quizás percibáis que el saludador está fingiendo. Entonces, fingid no haberlo percibido.
Quizás el saludador sea plenamente consciente de no estar obrando en pro vuestra todo
lo que él podría obrar. Y quizá ese saludador haya percibido que vosotros también sois
conscientes de ello, y que sospecháis de él. Quizá, entonces, él pretenda excusarse ante
vosotros. Ante estas circunstancias, debéis comportaros así: aseverad que no os cabe
duda alguna acerca de su buena voluntad, y aseverad que quien sea consciente de no
estar haciendo cuanto puede en pro vuestra no puede ser amigo vuestro. No obstante
todo lo anterior, comportaos precavidamente respecto a tal individuo.
008. Acerca de los conductores.
Procurad conquistar la voluntad de quienes sean capaces de persuadir a los auditorios.
Procurad que al foro os acompañe un séquito multitudinario. Esto da mucho que hablar,
e impresiona. Y es que la cotidiana frecuencia en el conducir, conlleva magna opinión,
y magna dignidad.
009. Acerca de vuestro séquito permanente compuesto de vuestros acompañadores.
9.1. Os conviene que sean abundantes.
9.2. ¿De donde provienen vuestros acompañadores?
a) Los voluntarios.
Hacedles entender que os obligáis por siempre con ellos.
b) Los que os acompañen por que están en deuda con vosotros.
Exigidles este cargo, lisa y llanamente. Quizá puedan desempeñarlo ellos mismos;
entonces, que lo desempeñen personalmente. Quizá no puedan; entonces, que ellos
invistan en este cargo a un pariente suyo. Insistid en que este momento es el momento
de devolveros los favores.
c) Individuos particularmente brillantes que se comporten como partidarios vuestros.
Conferid a cada quien un cargo idóneo para él.
d) Los jóvenes son particularmente idóneos para estos desempeños.
LIBRO II. Acerca de vuestros detractores.
Título I. Acerca de aquellos a quienes dañasteis y que todavía no se están comportando
como partidarios de vuestro adversario.
010. Quizá fue el favorecer a un amigo el motivo de que dañaseis a ese individuo.
Entonces, excusaos de plano por haber obrado así. Recordadles vuestras necesidades;
hacedles albergar la esperanza de que os comportaréis como partidarios suyos en sus
asuntos.
Título II. Acerca de quienes carecen de motivo para no ser partidarios vuestros.
011. Sembradles esperanza, o inducidles a presuponer que obtendrán un beneficio, o a
presuponer que sentís afición hacia ellos.
TÍTULO III: Acerca de quienes se comportan como partidarios de vuestro adversario.
012. Seducidlos. Lograd que presupongan que le reportaréis beneficio, sembrad sus
esperanzas, o hacedles creer que sois amigos suyos. Si podéis acreditar que sois
benévolos hacia vuestros adversarios, acreditádselo.
LIBRO III. Acerca de las masas de individuos mediocres.
TÍTULO I. Acerca de algunas consideraciones en cuanto a la psicología del individuo
mediocre.
013. Al individuo mediocre le agrada sentir que vosotros le conocéis; y esto le conduce
a presuponer que vosotros mantenéis hacia él algún afecto. Esto es particularmente
cierto en poblaciones muy masificadas, y en poblaciones muy poco densas.
014. Al individuo mediocre le molesta que le lleven la contraria.
Mimetizaos, por tanto, con los deseos, el sentido y la voluntad de vuestros auditorios e
interlocutores; disimulad vuestro disgusto.
015. El individuo mediocre adora recibir promesas; cuantas más y más honoríficas,
mejor. Se rinde más a promesas acompañadas de buenas maneras, que a hechos y
beneficios efectivos.
016. El individuo mediocre se deja deslumbrar por la fastuosidad, la pompa, las
apariencias y las manifestaciones de liberalidad. Tened en cuenta esto durante toda
vuestra campaña.
TÍTULO II. Acerca de vuestras promesas electorales.
016. Cuando alguien se os acerque, lograd que cuando salga, salga más partidario
vuestro que cuando entró.
Cuantos mas grupos de intereses logréis que os consideren protectores suyos, mejor.
017. Acerca de la estrategia subyacente al hecho de prometer.
1. Si os negaseis de plano a prometer algo, os habríais ganado al instante un enemigo.
2. Lograd que vuestro potencial partidario se piense que lo que prometéis lo vais a
cumplir con empeño, gustosamente y esforzadamente.
3. Las promesas las hacéis para día incierto y para muy pocos. Y solo vais a cumplir la
que os convengan a vosotros.
4. No os limitéis a prometer solo aquello acerca de cuya posibilidad de cumplimiento
estéis plenamente cerciorados. Prometed hacer incluso aquello que seguramente no
podréis cumplir.
Los que os piden algo son muchos. De los que os piden que les prometáis algo, sólo una
parte acabarán queriendo exigiros cumplir la promesa que les hicisteis. Además, usual
mente podréis justificar vuestro cumplimiento si aducís que ese incumplimiento ha
ocurrido como consecuencia de que por causa ajena a vosotros ha ocurrido algo que
debería haber ocurrido y que no ocurrió, o algo que no debería haber ocurrido y que sí
ocurrió. Así, al final, son rarísimos los casos de quienes se marcharán furiosos porque
creen que les habéis mentido.
019 . Acerca de la manera de negaros a prometer algo.
1.En el caso extremo os veis forzados a negaros a prometerle algo a alguien -porque lo
que os pide es imposible o absurdo de todo punto, o porque el deber hacia otras
personas os lo impide- , hacedlo con vuestras mejores palabras, haciendo notar el
motivo, mostrando vuestro pesar, y mostrando vuestra disposición a hacer otra cosa que
no sea esa.
2. Sia lguien os pidiese algo, y le declináseis hacerlo porque que no podéis prometerle
eso , sed prudentes en cuanto a la excusa que empleáis.
2.1. Si os excusaseis arguyendo que os negáis a causa de que estáis impedidos, o a causa
de que os tenéis que ocupar de asuntos de amigos, o a causa de que estáis ocupado en
causas más graves o tomadas antes, entonces, ese potencial partidario se enemistaría
contra vosotros.
2.2. Si decís que no podéis estar presente a causa de algún oficio de necesidad, el se
marchará aplacado y equitativo.
TÍTULO IV. ACERCA DE LA POPULARIDAD y ACERCA DE LA
DISEMINACIÓN DE LA PROPAGANDA.
020. Acerca del contenido de la propaganda favorable a vosotros.
1. Habréis de lograr que se difunda la alabanza de lo que vosotros decís y la manera en
la cual lo decís (la gente corriente cree que el hablar bien es seña de inteligencia).
2. Habréis de lograr que se difunda que todo lo lográis a causa de vuestra inteligencia,
constancia y laboriosidad.
3. Habréis de lograr que se difunda que no os falta ánimo para pedir apoyo, y que lo
pedís cortésmente.
4. Habréis de lograr que lograr que se corra la voz de que tenéis de vuestra parte el
poder de la fuerza, y la voluntad de los hombres brillantes y de los hombres que
arrastran la voluntad de las asambleas
5. Habréis de lograr que se corra la voz de que la gente corriente os es próxima y de que
la conocéis. Habréis de lograr que ellos hablen bien de vosotros, que todos crean que
sois benignos y liberales.
6. Habréis de lograr que vuestro discurso satisfaga a todos, aunque vuestras obras solo
satisfagan a una mayoría. Lograd que cada uno de los grupos de interés presuman que
vosotros os comportaréis como un protector para él.
7. Habréis de lograr que se corra la voz de que son muchos los que se acercan a pediros
cosas.
8. Habréis de lograr que sea la gente mediocre la que solicite por propia iniciativa, a
otros, el apoyo para vosotros.
10. Caso de que vuestro adversario fuere individuo infame, criminal, vicioso, de malas
costumbres, o adoleciere de cualesquiera otras taras, habréis de lograr que se filtren al
debate público. Si con ello os es posible mantener atemorizado a vuestro adversario y a
sus partidarios y colaboradores, mejor todavía.
Y hasta aquí hemos llegado.
Serafín Pérez Izquierdo.

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  • 1. El político en campaña. Texto construido sobre la epístola quizás redactada por Quinto Tulio Cicerón titulada “La petición del Consulado”. Redactor: Serafín Pérez Izquierdo. LIBRO 0. Acerca de las campañas electorales. Introducción. Acerca del propósito de la campaña electoral. 001. ¿Cuáles son los propósitos últimos de vuestra campaña electoral? Uno. Estar cerciorados de que vuestros amigos se comportarán como partidarios vuestros. Dos. Estar cerciorados de que quienes no son amigos vuestros no se comportarán como enemigos vuestros ni como partidarios de vuestro adversario. Tres. Estar cerciorados de que la masa no se comportará como enemiga vuestra, ni como partidaria de vuestro adversario. 001. bis. Habréis de lograr que se hable acerca de vosotros durante todo el tiempo. En toda ocasión y en todo lugar, habréis de solicitar apoyos, todas las veces en que ello sea posible, al mayor número de personas posible. Las reuniones multitudinarias y los banquetes, celebrados por vosotros o no, son una ocasión propicia para que los potenciales partidarios se os acerquen, y para acercaros vosotros a ellos. 001. Tris. Durante toda vuestra campaña, habréis de aparentar ser la esperanza para vuestra comunidad, y simultáneamente absteneros de hablar acerca de política. LIBRO I. Acerca de vuestros partidarios. 002. ¿A quiénes consideraréis potenciales partidarios, durante vuestra campaña? A quienesquiera que se muestren proclives hacia vosotros y que os frecuenten. Acerca de las motivaciones que impulsan a alguien a ser partidario vuestro. Acerca de la amistad sincera. ¿De donde proviene? De los beneficios que vuestro amigo obtiene de vosotros. De los deberes que él tiene hacia vosotros. De la camaradería. De la necesidad. De los lazos de parentesco. De una naturaleza sociable y jovial. 003. Acerca de la importancia de que seduzcáis a vuestros cercanos (parientes, vecinos, empleados, etcétera). Concienciaos de que las conversaciones entre vuestros cercanos, y de ellos con terceros,
  • 2. acabarán filtrándose al debate público. Por ello, os aconsejamos que logréis que vuestros cercanos se conviertan en firmes partidarios vuestros y codicien que lleguéis a ser ilustres. Además, la gente corriente usualmente presumirá la veracidad de aquello dicho espontáneamente por quienes os conocen íntimamente. 004. Acerca de los varios tipos de individuos de los que os deberíais rodear, pues os serán útiles. 4.1. Hay quienes son ilustres a consecuencia de honor y nombre. Si os rodeáis de ellos, os revestiréis de dignidad. 4.2. Hay quienes ejercen cargos públicos influyentes (jueces, políticos, altos funcionarios, etcétera). Si os rodeáis de ellos, tendréis a vuestro favor el poder político y los tribunales. 4.3 Hay individuos intelectualmente sobresalientes que son capaces de arrastrar las voluntades de los miembros de los colectivos a los que pertenecen. Si os rodeáis de dichos individuos, lograréis que muchos colectivos os apoyen. 4.4. Hay individuos que como consecuencia de su prestigio, o de su opulencia, o de su diligencia, o del amor que le profesan los miembros de la colectividad a la que pertenecen, son capaces de arrastrar las voluntades de los miembros de esa colectividad ; y que la arrastrarían en pro de aquellos a quienes ellos aman y de aquellos con los que ellos están endeuda. Seducidlos. Lograd que presupongan que vosotros tenéis claro lo que podéis esperar de cada quien, que sois sensibles a aquello que recibís de otros, y que os acordaréis perpetuamente de que lo habéis recibido. Hay otros individuos cuyas cualidades son las antónimas de las anteriores. No confiéis en ellos. 4.5. Hay individuos ambiciosos dispuestos a hacer cualquier cosa a cambio de una jefatura sobre algo. Rodeaos de ellos, preparadlos, confirmadlos, y así tendréis esforzador colaboradores. 4.6. Hay individuos que obran motivados por una esperanza de que priméis grandemente su apoyo. Hacedles presumir que vuestro auxilio está propuesto y preparado ya. Hacedles presumir que sois conscientes de todo lo que ellos hacen en pro vuestra, y que sois conscientes de la diligencia y esmero de su obrar. 4.7. Hay individuos a quienes vosotros habéis hecho favores que están pendientes de devolución. Amonestadles, rogadles, confirmadles; lograd que esos individuos perciban que éste es el único momento en el que podrán saldar su deuda hacia vosotros; que éste es precisamente el momento para el que os reservasteis el cobro del favor. Quizás el favor fue para ellos una tabla de salvación; entonces, además de todo lo anterior, dejadles meridianamente claro que si ellos se comportan ingratamente ahora, nadie les aprobará ya más. Alimentad en todos esos individuos la esperanza de más favores si os
  • 3. ayudan ahora. Haced que a cada uno de esos individuos le sea claramente descrita su tarea durante la campaña; sin más. 4.7. Hay individuos que no obran para devolveros favor alguno, y que tampoco esperan premio alguno. Explicitadles vuestra gratitud. Cuando converséis con ellos, mimetizad a las motivaciones que les impulsan a comportarse como partidarios vuestros, vuestra conversación. Inducid a tales individuos, a presuponer que en todo estáis de acuerdo con ellos y a presuponer que mantendréis con ellos un trato cada vez más familiar. 4.8. Hay individuos que os apoyarán porque ejercéis mando sobre ellos y porque os deben lealtad. 4.9. Hay individuos, como los jóvenes, que son ingénuos, honestros, voluntariosos y esforzados. Son muy útiles para anunciar lo que deseáis hacer, para ser parte de vuestro séquito personal permanente, y para diseminar propaganda a favor vuestra y en contra de vuestro adversario. 005. ¿De cuántos individuos útiles deberíais recabar ayuda? De cuantos más, mejor. Concienciaos que excepto a los deudores de vuestro adversario, a todos los demás individuos los podréis seducir si lográis que presupongan que sentís estima hacia ellos, que actuáis sinceramente, que ayudaros es lo correcto y conveniente, y que os convertiréis en firmes y perpetuos amigos suyos si os ayudan ahora. A veces, un partidario os saldrá incluso más barato. Bastará con dos cosas: que conozcáis por su nombre de pila a vuestro potencial partidario, y que le alimentéis la esperanza de convertiros en un amigo útil a sus intereses. Estoe punto es especialmente verdadero en cuanto a individuos humildes; quienes, si ven ocasión de convertirse en protegidos vuestros, querrán merecerlo. 006. ¿A cuántos deberíais seducir? A cuantos más, mejor; cuanto más variopintos, mejor; de cuantos más colectivos humanos, mejor. Lograd tener bastante apoyo proveniente de todas las proveniencias posibles. A ser posible, trabad trato personal con los individuos, conocedlos, y lograd que ellos arrastren a sus comunidades a apoyaros. Si el individuo os confiere poder fáctico vía influencias o fuerza, mejor. Si el individuo es un individuo solícito e intelectualmente sobresaliente, a quien podáis buscar o citar por vosotros mismos, o por amigos comunes a ambos, mejor. Si es miembro de un colectivo apto para influir a otros colectivos, mejor. Acerca de los individuos de que se compone vuestro acompañamiento cotidiano. Procurad que provengan de todo género, orden y edad.
  • 4. 007. Acerca del saludador que os viene a vuestra casa. 1. Lograd que él salga más partidario que al entrar. Concienciaos de que numerosas veces, un individuo frecuentará a vuestro adversario y a vosotros; si ese individuo percibe que vosotros advertís grandemente el homenaje que le hacéis, entonces probablemente él abandonará a vuestro adversario y se entregará a vosotros. Por lo tanto, fingid que os es gratísimo lo que él hace. Quizás percibáis que el saludador está fingiendo. Entonces, fingid no haberlo percibido. Quizás el saludador sea plenamente consciente de no estar obrando en pro vuestra todo lo que él podría obrar. Y quizá ese saludador haya percibido que vosotros también sois conscientes de ello, y que sospecháis de él. Quizá, entonces, él pretenda excusarse ante vosotros. Ante estas circunstancias, debéis comportaros así: aseverad que no os cabe duda alguna acerca de su buena voluntad, y aseverad que quien sea consciente de no estar haciendo cuanto puede en pro vuestra no puede ser amigo vuestro. No obstante todo lo anterior, comportaos precavidamente respecto a tal individuo. 008. Acerca de los conductores. Procurad conquistar la voluntad de quienes sean capaces de persuadir a los auditorios. Procurad que al foro os acompañe un séquito multitudinario. Esto da mucho que hablar, e impresiona. Y es que la cotidiana frecuencia en el conducir, conlleva magna opinión, y magna dignidad. 009. Acerca de vuestro séquito permanente compuesto de vuestros acompañadores. 9.1. Os conviene que sean abundantes. 9.2. ¿De donde provienen vuestros acompañadores? a) Los voluntarios. Hacedles entender que os obligáis por siempre con ellos. b) Los que os acompañen por que están en deuda con vosotros. Exigidles este cargo, lisa y llanamente. Quizá puedan desempeñarlo ellos mismos; entonces, que lo desempeñen personalmente. Quizá no puedan; entonces, que ellos invistan en este cargo a un pariente suyo. Insistid en que este momento es el momento de devolveros los favores. c) Individuos particularmente brillantes que se comporten como partidarios vuestros. Conferid a cada quien un cargo idóneo para él. d) Los jóvenes son particularmente idóneos para estos desempeños. LIBRO II. Acerca de vuestros detractores.
  • 5. Título I. Acerca de aquellos a quienes dañasteis y que todavía no se están comportando como partidarios de vuestro adversario. 010. Quizá fue el favorecer a un amigo el motivo de que dañaseis a ese individuo. Entonces, excusaos de plano por haber obrado así. Recordadles vuestras necesidades; hacedles albergar la esperanza de que os comportaréis como partidarios suyos en sus asuntos. Título II. Acerca de quienes carecen de motivo para no ser partidarios vuestros. 011. Sembradles esperanza, o inducidles a presuponer que obtendrán un beneficio, o a presuponer que sentís afición hacia ellos. TÍTULO III: Acerca de quienes se comportan como partidarios de vuestro adversario. 012. Seducidlos. Lograd que presupongan que le reportaréis beneficio, sembrad sus esperanzas, o hacedles creer que sois amigos suyos. Si podéis acreditar que sois benévolos hacia vuestros adversarios, acreditádselo. LIBRO III. Acerca de las masas de individuos mediocres. TÍTULO I. Acerca de algunas consideraciones en cuanto a la psicología del individuo mediocre. 013. Al individuo mediocre le agrada sentir que vosotros le conocéis; y esto le conduce a presuponer que vosotros mantenéis hacia él algún afecto. Esto es particularmente cierto en poblaciones muy masificadas, y en poblaciones muy poco densas. 014. Al individuo mediocre le molesta que le lleven la contraria. Mimetizaos, por tanto, con los deseos, el sentido y la voluntad de vuestros auditorios e interlocutores; disimulad vuestro disgusto. 015. El individuo mediocre adora recibir promesas; cuantas más y más honoríficas, mejor. Se rinde más a promesas acompañadas de buenas maneras, que a hechos y beneficios efectivos. 016. El individuo mediocre se deja deslumbrar por la fastuosidad, la pompa, las apariencias y las manifestaciones de liberalidad. Tened en cuenta esto durante toda vuestra campaña. TÍTULO II. Acerca de vuestras promesas electorales. 016. Cuando alguien se os acerque, lograd que cuando salga, salga más partidario vuestro que cuando entró. Cuantos mas grupos de intereses logréis que os consideren protectores suyos, mejor. 017. Acerca de la estrategia subyacente al hecho de prometer. 1. Si os negaseis de plano a prometer algo, os habríais ganado al instante un enemigo.
  • 6. 2. Lograd que vuestro potencial partidario se piense que lo que prometéis lo vais a cumplir con empeño, gustosamente y esforzadamente. 3. Las promesas las hacéis para día incierto y para muy pocos. Y solo vais a cumplir la que os convengan a vosotros. 4. No os limitéis a prometer solo aquello acerca de cuya posibilidad de cumplimiento estéis plenamente cerciorados. Prometed hacer incluso aquello que seguramente no podréis cumplir. Los que os piden algo son muchos. De los que os piden que les prometáis algo, sólo una parte acabarán queriendo exigiros cumplir la promesa que les hicisteis. Además, usual mente podréis justificar vuestro cumplimiento si aducís que ese incumplimiento ha ocurrido como consecuencia de que por causa ajena a vosotros ha ocurrido algo que debería haber ocurrido y que no ocurrió, o algo que no debería haber ocurrido y que sí ocurrió. Así, al final, son rarísimos los casos de quienes se marcharán furiosos porque creen que les habéis mentido. 019 . Acerca de la manera de negaros a prometer algo. 1.En el caso extremo os veis forzados a negaros a prometerle algo a alguien -porque lo que os pide es imposible o absurdo de todo punto, o porque el deber hacia otras personas os lo impide- , hacedlo con vuestras mejores palabras, haciendo notar el motivo, mostrando vuestro pesar, y mostrando vuestra disposición a hacer otra cosa que no sea esa. 2. Sia lguien os pidiese algo, y le declináseis hacerlo porque que no podéis prometerle eso , sed prudentes en cuanto a la excusa que empleáis. 2.1. Si os excusaseis arguyendo que os negáis a causa de que estáis impedidos, o a causa de que os tenéis que ocupar de asuntos de amigos, o a causa de que estáis ocupado en causas más graves o tomadas antes, entonces, ese potencial partidario se enemistaría contra vosotros. 2.2. Si decís que no podéis estar presente a causa de algún oficio de necesidad, el se marchará aplacado y equitativo. TÍTULO IV. ACERCA DE LA POPULARIDAD y ACERCA DE LA DISEMINACIÓN DE LA PROPAGANDA. 020. Acerca del contenido de la propaganda favorable a vosotros. 1. Habréis de lograr que se difunda la alabanza de lo que vosotros decís y la manera en la cual lo decís (la gente corriente cree que el hablar bien es seña de inteligencia). 2. Habréis de lograr que se difunda que todo lo lográis a causa de vuestra inteligencia, constancia y laboriosidad. 3. Habréis de lograr que se difunda que no os falta ánimo para pedir apoyo, y que lo
  • 7. pedís cortésmente. 4. Habréis de lograr que lograr que se corra la voz de que tenéis de vuestra parte el poder de la fuerza, y la voluntad de los hombres brillantes y de los hombres que arrastran la voluntad de las asambleas 5. Habréis de lograr que se corra la voz de que la gente corriente os es próxima y de que la conocéis. Habréis de lograr que ellos hablen bien de vosotros, que todos crean que sois benignos y liberales. 6. Habréis de lograr que vuestro discurso satisfaga a todos, aunque vuestras obras solo satisfagan a una mayoría. Lograd que cada uno de los grupos de interés presuman que vosotros os comportaréis como un protector para él. 7. Habréis de lograr que se corra la voz de que son muchos los que se acercan a pediros cosas. 8. Habréis de lograr que sea la gente mediocre la que solicite por propia iniciativa, a otros, el apoyo para vosotros. 10. Caso de que vuestro adversario fuere individuo infame, criminal, vicioso, de malas costumbres, o adoleciere de cualesquiera otras taras, habréis de lograr que se filtren al debate público. Si con ello os es posible mantener atemorizado a vuestro adversario y a sus partidarios y colaboradores, mejor todavía. Y hasta aquí hemos llegado. Serafín Pérez Izquierdo.