El documento discute cómo las redes sociales y las tecnologías digitales están afectando a las organizaciones sanitarias y cómo pueden aprovecharse para mejorar la comunicación con los pacientes, empoderar a los pacientes, monitorear enfermedades, responder a emergencias y mejorar los servicios. También señala que esto requiere adoptar una mentalidad de apertura, participación, colaboración y redistribución del poder entre los profesionales y los pacientes.