1. COMENTARIO DE TEXTO: “Discurso del método”, cuarta parte. DESCARTES
Resumen 1ª parte
En este primer fragmento, trata de la duda metódica, recurso epistemológico, que Descartes emplea, para
deshacerse de cualquier enunciado confuso o impreciso. Centra su interés en establecer un tipo de filosofía
rigurosa, exacta, que pueda ser universalizable, (como lo es la ciencia matemática, por ejemplo), y piensa que
se tendría que rechazar toda idea que provocase una duda razonable, deshaciéndose de los prejuicios. Le
parece incorrecto afirmar como ciertas, proposiciones sin haber comprobado fehacientemente, con
anterioridad, su verdad.
Esto lleva a Descartes a manifestar que hay que dudar de: los sentidos, los razonamientos matemáticos, la
distinción entre sueño y realidad.
El filósofo se pregunta si habrá algún conocimiento absolutamente indubitable, fundamento y base de su
filosofía.
Así llega a la conclusión de que mientras esta dudando, piensa, y es imposible, dudar sin existir. De esta
forma llegó a: Pienso, luego soy, primer principio de su filosofía.
Resumen 2ª parte
En este fragmento analiza más profundamente la cuestión de la naturaleza de este yo que piensa. Y llega a
la conclusión de que es esencial al ser humano la actividad del pensamiento, ya que si dudamos del
pensamiento, dudamos de la existencia del propio ser. Argumenta, se puede fingir la existencia de todo lo
material (ya que funciona como una máquina,) pero no la de la actividad mental, porque la duda es una
actividad del pensamiento, y aunque el cuerpo no existiese, el alma no dejaría de trabajar. Puesto que es
absurdo pensar que el pensamiento se puede ejercer en abstracto o en el vacío. Necesariamente lo lleva a cabo
la res cogitans o alma.
Revisa el criterio que debe seguir para saber si algo es verdadero. Una cosa es verdadera cuando la
percibimos de forma clara y no la confundimos con las demás, esto es, que nuestra mente no se confunde.
Utiliza el Cogito ergo sum (pienso luego existo) como modelo paradigmático, de tal modo, que si
encontramos otra proposición que tenga la misma claridad y distinción que éste, podremos considerarla
cierta y segura. Esta es la formulación de la primera regla del método, la de la evidencia: no tomar por
verdadero, sino lo que se presenta a mi mente de manera clara y distinta
Resumen 3ª parte
En la tercera parte, Descartes reflexiona acerca del hecho de que siendo él un ser imperfecto, (pues la
mayor perfección se encuentra en conocer y no en dudar), como es posible, que pueda concebir la perfección,
(influencia de San Agustín). La respuesta a esto parece hallarse en que dicha idea proviene de una naturaleza
que sí es perfecta. Sin embargo, esto no significa que él no pueda concebir pensamientos correctos, pues
aunque su mente es imperfecta, no lo es del todo. Así, hablamos de cosas como el cielo o el calor, ideas que
no le superan en perfección, que sí puede conocer. Visto esto, aún queda la duda de la procedencia de la idea
de perfección y visto que no puede proceder de él, ni tampoco de la nada (porque de la nada, nada se crea),
sólo queda la posibilidad de remitirse a una naturaleza más perfecta, es decir, a Dios, que la ha puesto en su
mente (idea innata).
También, analizando otras verdades, se da cuenta de que un razonamiento lógico, como un desarrollo
matemático, puede ser evidentemente correcto, pero que, por otro lado, éste no tiene que existir por necesidad.
Así pues, en un triángulo, sus tres ángulos tienen que ser necesariamente iguales a dos rectos, pero esto no
quiere decir que exista triángulo alguno fuera del campo de la matemática. En cambio, la existencia de Dios es
tan evidente como lo puede ser un razonamiento matemático, pero en la idea de Dios como ser perfecto se
halla comprendida la existencia, porque le es esencial. De este modo, Descartes expone cómo llega a la
conclusión de que Dios existe. (Vemos aquí claramente la influencia de S. Anselmo y Avicena)
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2. 2. NOCIONES
2.1 DUDA Y CERTEZA.
Descartes se propone en el “Discurso del Método” y en las “Meditaciones Metafísicas”
encontrar si es posible un juicio absolutamente cierto y esto significa que no pueda ser cuestionada su
verdad, ni por las más extravagantes suposiciones de los escépticos, (los filósofos que todo lo ponen en duda
y que en consecuencia deducen que es imposible un conocimiento verdadero, firme y seguro). Descartes
entiende el concepto de verdad como certeza, es decir, como ausencia de toda duda y sólo si se encuentra
una certeza firme podrá fundarse el conocimiento humano, de ahí la importancia de su investigación.
Una vez determinado el objetivo, Descartes aclara el procedimiento (el de la duda metódica) del que se
va a servir para determinar si una certeza tal existe o no, a saber : considerar como falso todo conocimiento,
en cuanto se puedan encontrar razones para dudar de su verdad.
Resumiendo: ¿De qué duda Descartes?
- Duda de los sentidos: algunas veces nos engañan y nos inducen a error, por lo que no nos
podemos fiar de ellos.
- Duda del mundo exterior: a veces es imposible distinguir la realidad exterior del sueño. Yo lo
percibo como real, pero también me ha pasado durante el sueño y creía que era real.
- Duda de los propios razonamientos: mi entendimiento se puede equivocar cuando razona. En las
Meditaciones metafísicas plantea la posibilidad de que exista un genio maligno que hubiese creado mi mente
de suerte que por más claro que vea la verdad de un juicio matemático, este pueda ser falso.
¿Adónde quiere llegar?
A admitir como verdaderas las ideas evidentes, es decir, claras y distintas
Para Descartes, el criterio de verdad del conocimiento se basa en la evidencia objetiva. De este modo
pretende alcanzar la certeza; Descartes define la certeza como la adhesión firme de la mente a una
proposición, es un conocimiento claro y distinto de alguna verdad, el cual se comprueba correctamente para
poder decir que ese conocimiento sea verdaderamente. La certeza, para Descartes, es, en realidad, un
conocimiento que proporciona seguridad absoluta al entendimiento, no vale con creer algo porque lo hayas
imaginado, porque podría ser un sueño y ser falso. Para él, las certezas son verdaderas si las percibimos con
gran claridad y distinción. Descartes considera a la razón como la única fuente válida de conocimiento y que
es capar de llegar a comprender todo el conocimiento.
Descartes obtiene la idea de certeza a partir de la primera verdad descubierta con el ejercicio de la duda
metódica y esa certeza es “pienso, luego soy”, para él la verdad absoluta: El “cogito ergo sum” (pienso, luego
existo), desvanece la duda. Es de carácter intuitivo, pues el mero hecho de que pienso implica por sí mismo mi
existencia. Porque por más que nos engañemos, de lo que no podemos dudar es de que estamos pensando, ya
que la duda es una actividad del pensamiento y por lo tanto ni el mayor de los escépticos, la puede socavar.
Esta proposición, se constituye en el criterio de verdad de toda la filosofía; su evidencia clara y distinta
significa que no puede ser negada, pues se caería en contradicción. Se establece como paradigma de toda
verdad.
2.2 ALMA Y CUERPO (res cogitans y res extensa).
Alma: Por alma entendemos la sustancia espiritual, cuyo atributo esencial es el pensamiento, mientras
que por extensión (cuerpo) entendemos la sustancia corpórea. Ademas está la sustancia infinita que se
corresponde con Dios. Descartes considera, pues, que hay tres sustancias.
Descartes considera al alma como separada del cuerpo. Por otro lado, mi existencia como ser pensante
no prueba por sí misma la existencia de mi cuerpo, por no hablar ya de la de otros cuerpos. Pero encuentro en
mí mismo ciertas facultades y actividades, como el poder cambiar de posición y movimiento local , que
claramente implican la existencia de una substancia corpórea o extensa, el cuerpo.
Si bien, tanto la existencia de mi cuerpo como la de los otros cuerpos, por la hipótesis del genio maligno
sólo quedará garantizada si se prueba la existencia de Dios y su bondad, cosa que hace Descartes.
Según la concepción mecanicista del mundo, la materia, no deja espacio para la libertad ni para los
valores espirituales del hombre. Afirmar la unidad sustancial alma-cuerpo significaría reducir el alma a
materia, o lo que es lo mismo a maquina. De tal modo que Descartes se ve obligado a afirmar que el alma
está en una esfera autónoma e independiente de la materia. Esta independencia del alma trata de salvarla para
defender la libertad del hombre. En su opinion, alma y cuerpo no son una sola sustancia, como mantenía la
tesis aristotélica-tomista, antes bien, el alma debe entenderse como espíritu, constituida por el pensamiento,
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3. como una cosa completamente distinta del cuerpo y que no necesita de él para ser, puesto que su ser es el
pensar; el pensamiento es independiente de la materia, del cuerpo, de los sentidos.
Descartes define la substancia como "una cosa existente que no requiere más que de sí misma para
existir". Pero esa definición, si se entiende en su sentido literal, solamente tiene aplicación a Dios. Ahora bien,
lo que percibimos no son substancias como tales, sino atributos de substancias. Los atributos son las
propiedades que se consideran esenciales. El modo de determinar cuál es el atributo principal de un
determinado tipo de substancia consiste en preguntar qué es lo que percibimos clara y distintamente como
atributo imprescindible de la cosa, de modo que todas los demás propiedades y cualidades, se considera que
presuponen y dependen de aquél.
Para Descartes el atributo principal de la substancia espiritual es el pensar. En tanto que el del cuerpo
es la extensión.
En el ser humano, según Descartes, el alma está unida al cuerpo a través de la glándula pineal, localizada
en el cerebro. El alma puede existir independientemente del cuerpo porque no lo necesita para pensar. Si bien,
el problema es que si el cuerpo y el alma pueden darse por separado, ¿como podemos entonces hablar del yo?
El yo se articula en base a que la mente o el pensamiento organiza, dirige y controla los movimientos y
funciones del cuerpo, desde esta glándula. Sin que ello suponga, que va a actuar de manera mecánica, ya que
para eso tiene la capacidad de razonar.
Con su respuesta se aleja del método que el mismo había recomendado encarecidamente, el de la claridad
y la distinción.
Descartes cree que el cuerpo debe entenderse como materia constituida por la extensión, el espacio lleno:
los cuerpos son realidades extensas. Ésta es la única idea clara y distinta; El atributo por el que conocemos
esta substancia, el que constituye su naturaleza y esencia, y del que dependen todas las demás, es la extensión
en longitud, anchura y profundidad, “res extensa”. El resto de características que podamos atribuir a los
cuerpos (como la figura y el movimiento) presuponen la extensión. Los animales son pura extensión, no
poseen mente alguna.
Para probar la existencia de los cuerpos, Descartes necesita probar previamente la existencia de Dios, de
un Dios bueno que no permite que siempre me engañen los sentidos, haciéndome ver un mundo inexistente.
Encontramos así pues dos líneas de pensamiento, a saber la que pone el acento en la distinción entre
alma y cuerpo expuesta en el Discurso del método (texto que se comenta) y la que acepta y trata de explicar
la interacción y la unidad total del hombre, expuesta en las Meditaciones Metafísicas (número seis).
2.3. PENSAMIENTO E IDEAS.
Por pensamiento, entendemos de modo general, un acto mental de tipo cognoscitivo. Sin embargo,
Descartes se refiere con esta palabra a todo contenido mental, a todo lo que se encuentra en la mente. Entiende
por “pensar” “todo lo que se produce en nosotros de modo que lo percibimos inmediatamente por nosotros
mismos; por esto, entender, querer, imaginar, sentir hacen referencia a la misma cosa : pensar”. Incluye las
impresiones, emociones o pasiones, en la medida en que son procesos mentales conscientes.
Tenemos ya una verdad absolutamente cierta: la existencia del Yo como sujeto pensante. Esto es, aunque
puedo dudar de todo, no puedo dudar de que esté dudando; no puedo dudar de mi pensamiento, y si pienso, es
porque existo. Esta existencia indubitable del yo no parece implicar, sin embargo, la existencia de ninguna
otra realidad. En efecto, aunque se piense, tal vez el mundo no exista en realidad; lo único que es cierto es que
yo pienso que el mundo existe.
Indudablemente, ese criterio de verdad fue sugerido a Descartes por las matemáticas. Una proposición
matemática verdadera se impone a la mente, por así decirlo, por sí misma. Cuando se ve clara y distinta, la
mente no puede por menos de asentir a ella. Del mismo modo, yo afirmo la proposición "pienso, luego soy",
simplemente porque veo de una manera clara y distinta que es así. Sólo las ideas claras y distintas dan lugar a
juicios ciertos.
El problema es enorme, sin duda, ya que a Descartes no le queda más remedio que deducir la existencia
de la realidad a partir de la existencia del pensamiento. Así lo exige el ideal deductivo: de la primera verdad,
yo pienso, han de extraerse todos nuestros conocimientos, incluido, claro está, el conocimiento de que existen
realidades extramentales. Es decir, la actividad de pensar ha de tener también siempre un objeto o
contenido. Los contenidos de la conciencia se dividen en ideas que son como imágenes que representan las
cosas, los sentimientos o pasiones, los actos de voluntad y los juicios o proposiciones en que se afirma o niega
algo. Por otra parte también presupone una realidad subyacente o sustancia que realice la actividad y que
constituye la sustancia pensante, el yo que piensa, esto es, hay un sujeto.
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4. Tenemos por un lado, el pensamiento como actividad (yo pienso) y por otro, las ideas que piensa. En el
ejemplo citado, yo pienso que el mundo existe, ésta fórmula nos pone de manifiesto la presencia de tres
factores: el yo que piensa, cuya existencia es indudable; el mundo como realidad exterior de pensamiento,
cuya existencia es dudosa y problemática, y las ideas o representaciones acerca del mundo que
indudablemente poseo.
Las ideas son aquellas cosas que podemos pensar y que están en nuestra mente. Se pueden clasificar
según varios criterios. Por un lado estarían las ideas verdaderas y falsas, según su adecuación a la realidad;
según el criterio de verdad podemos diferenciar las ideas claras o indudables frente a las ideas confusas; y
finalmente según su origen, podemos diferenciar por un lado las ideas adventicias, que son aquellas que
parecen provenir del exterior, pues coinciden con la realidad que percibimos con los sentidos. Aquí
encontraríamos conceptos como el Sol, los árboles, los hombres… sin embargo, su existencia es dudosa, ya
que las conocemos a través de los sentidos; por otro lado las facticias, producidas por la imaginación, y las
cuales no corresponden a la realidad (por ello éstas serían falsas), como la idea de hada o quimera; Finalmente
las ideas innatas, que son aquellas que ya se encuentran en el alma o la mente. El sujeto no puede
modificarlas, pues no las ha producido él. Por esto, Descartes deduce que dichas ideas han debido ser puestas
en el sujeto por Dios. Estas ideas serian indudablemente verdaderas, pues la garantía del criterio de verdad es
la existencia de Dios, y si éste es la fuente de estas ideas, necesariamente han de ser verdaderas. El principio,
"pienso, luego existo", seria un ejemplo de este ultimo caso.
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TEMAS
3.1. EL COGITO Y EL CRITERIO DE VERDAD.
Una vez que Descartes tiene la certeza del sujeto pensante y el criterio general de certeza, es preciso indagar
si existe alguna otra realidad de la cual no quepa dudar y para ello utiliza el principio de causalidad que
aplica a las ideas. La cuestión es si el sujeto pensante puede ser la causa de todas las ideas que están en su
mente. Concluye que el sujeto pensante es la causa de todas las ideas que están en su mente, excepto de la idea
de Dios.
Toca, pues, demostrar la existencia de un Dios es bondadoso, (refutar la tesis del genio maligno), pues solo
así, queda garantizada la existencia de un mundo exterior a la conciencia y la posibilidad de su conocimiento
por medio de las matemáticas.
El criterio cartesiano de verdad está ya formulado en la primera regla del método: podré estar seguro de que
un conocimiento es verdadero cuando lo perciba clara y distintamente, esto es, de tal modo que no puede
dudar de su verdad. El criterio de verdad ofrece dos dificultades:
-Que es un criterio meramente formal; Cuando Descartes descubre el principio de su filosofía -pienso
luego existo- también considera haber hallado el contenido del criterio de verdad: será verdadero todo aquello
que se perciba con tanta evidencia. El criterio de verdad es, por lo tanto, la claridad y distinción, pero
precisamente aquella claridad y distinción que tiene el cogito.
-Que el criterio de claridad y distinción vale para saber que aquello que el yo percibe de forma clara y
distinta es seguro subjetivamente, (por tanto, no es un criterio suficiente), pero no vale para asegurar que lo
que el yo percibe clara y distintamente es cierto.
La hipótesis del genio maligno no anula la certeza que uno tiene de su propia existencia, pero, insisto aun
así hay que asegurar el criterio de claridad y distinción, a través de la prueba de que el yo ha sido creado por
Dios. La existencia de un Dios bondadoso es la garantía definitiva o última del criterio de verdad.
Puedo pensar que no existe Dios, que no existe el mundo, las cosas… Pero no puedo pensar que yo, que
pienso estas cosas, no existo al mismo tiempo que las pienso. Es posible que las cosas sean falsas, o que no
existan; pero que yo las pienso es absolutamente cierto. Para dudar hace falta pensar, y para pensar hace falta
existir. Soy un ser que pienso, y, por tanto, un ser que existe. Esa realidad puede con todas las dudas.
En pocas palabras, renovó la filosofía gracias al Racionalismo. Descartes opinaba que siguiendo las reglas del
método, utilizando solamente la razón, podríamos llegar a conocer todo cuanto quisiéramos. Quería llegar
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5. a distinguir lo verdadero de lo falso y poder encontrar así, la certeza absoluta, el fundamento sólido de su
sistema filosófico. Él pensaba que había de someter a duda todas las certezas que había aceptado hasta ahora:
Descartes dudaba de los sentidos, porque según él, no nos podemos fiar de ellos; Se nota aquí la influencia
recibida de Platón, ya que, al igual que él, Descartes desconfía de los sentidos y afirma únicamente el
conocimiento basado en la razón; Del mundo exterior, ya que muchas veces confundimos la realidad con el
sueño; E incluso de los razonamientos matemáticos, ya que puede existir un genio maligno que nos induzca al
error.
El cogito es la primera verdad en el orden del conocimiento, que tiene dos sentidos: por una parte es la
primera verdad a la que llegamos cuando hacemos uso de la duda metódica, y en segundo lugar podemos
fundamentar a partir de ella todas las demás. Viene a ser el axioma básico a partir del cual desarrollar toda la
filosofía como un sistema de conocimiento absolutamente fundamentado.
Por ello Descartes es escéptico en el planteamiento de su filosofía, pero no en su desenlace en cuanto
considera incuestionable la existencia de un sujeto pensante. La certeza del sujeto tiene su antecedente en San
Agustín: “si me equivoco, existo”, de ahí pasó a la escolástica. Pero lo esencial radica en que en éste último
forma parte de un planteamiento original en el que se problematiza la existencia de cualquier realidad distinta
del yo; Ahora bien, la naturaleza de ese yo no es otra que la de una cosa pensante y en cuanto tal inextensa. El
cuerpo en cuanto cosa extensa es completamente distinto de la mente y queda cuestionada su existencia.
La hipótesis del genio maligno no anula la certeza que uno tiene de su propia existencia. La existencia de un
Dios bondadoso es la garantía definitiva o última del criterio de verdad.
Hasta llegar a una certeza que resista todos los ataques de la duda y de la que sea imposible dudar. En el
cogito ergo sum encuentra Descartes la idea clara y distinta, de la cual extrae la regla general que le guiará en
los sucesivos pasos de la investigación de la verdad. La regla dice: «Las cosas que concebimos clara y
distintamente son verdaderas». Una idea clara será cuando no se confunda con el resto, cuando esté separada
de las demás, y se distinga en ella que es evidente y se comprenda de manera precisa y diferente.
La necesidad de un método en Descartes era una verdadera obsesión, convencido de la certeza y seguridad de
las matemáticas, quería emplear en su filosofía un método que condujera a la misma seguridad. La razón está
controlada por el método y éste funcionará bien usando correctamente las cuatro reglas: La evidencia es el
criterio de verdad. La evidencia se define por sus dos caracteres esenciales: La claridad y la distinción. El
resto lo constituye el análisis, la síntesis y la enumeración.
3. 2. LAS DEMOSTRACIONES DE LA EXISTENCIA DE DIOS.
Antes de exponer las pruebas de la existencia de Dios es necesario realizar una distinción entre tipos de ideas
según su grado de evidencia:
- Por un lado están las ideas que pueden ser innatas, es decir, que proceden de la mente y el alma, se
encuentran dentro del sujeto pero no han sido producidas por él, han sido creadas por Dios.
- Por otro lado están las ideas adventicias, que son las que provienen del exterior del sujeto y coinciden con la
realidad que muestran los sentidos.
- Por último se encuentran las facticias, producto de la imaginación e invenciones del sujeto. Todas ellas son
falsas.
Para Descartes la mente podría estar fabricada de forma que se equivocara en aquello que considera evidente.
Esta hipótesis surge de la idea de que el ser humano ha sido creado por un ser malvado, el cual nos ha
diseñado de tal forma que nos equivocamos en lo más evidente. Este proceder es resultado de la duda
hiperbólica, cuya refutación exige la existencia de un Dios bueno.
Las pruebas de la existencia de Dios presentan las siguientes características:
1.- Parten del cogito, que como hemos visto es la primera verdad.
2.- No pueden ser demostraciones fruto de la deducción. Deben ser una prolongación del cogito.
3.- Las dos primeras pruebas parten del principio de causalidad, mientras que la tercera es una idea a priori.
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6. Las pruebas que expone Descartes para demostrar la existencia de Dios son:
- La primera parte de la idea innata de infinito de una sustancia eterna, inmutable y omnisciente. A partir de
todo esto las cosas existen ya que han sido creadas y producidas por alguien (superior). Además, la causa de
la idea de infinito ha de tener tanta perfección como la idea, por lo que el ser humano no puede ser el causante,
dado que es imperfecto. La causa, por tanto, ha de ser infinita. Conclusión : Dios es la causa de la idea de
infinito que posee el sujeto pensante.
- La segunda está basada en la idea de que el sujeto pensante no puede ser la causa de sí mismo. Si
afirmamos esto, tendríamos que aceptar que recoge y aúna todas las perfecciones conocidas, tales como la
eternidad. Sin embargo apreciamos que el ser humano es finito e imperfecto, por lo que ha de existir un ser
que sea el creador del ser humano y se conserve en la existencia, sea perfecto. Este es Dios.
- La tercera explica la existencia de Dios según la 5ª Meditación y parte de la prueba de San Anselmo, por lo
que se le conoce como la prueba ontológica. Se basa en que la esencia del ser perfecto contiene la existencia,
por tanto sería imposible decir que el ser perfecto no existe, al igual que es imposible afirmar que un
rectángulo no tiene un ángulo recto.
Tras demostrar la existencia de Dios a través del criterio de verdad, Descartes establece las siguientes
conclusiones:
- La existencia de Dios está creada a partir de la intuición absoluta, que encontramos dentro de la teoría “Dios
tiene realidad en sí”.
- La hipótesis del genio maligno queda cancelada.
- Todas aquellas que el yo percibe clara y distintamente son reales.
4. CONTEXTUALIZACION:
Descartes nace en 1596 y muere en 1650, su filosofía se desarrolla a lo largo del siglo XVII.
El texto pertenece la cuarta parte de la obra “El discurso del método” . En la cuarta parte,
cuenta las conclusiones metafísicas a las que llegó ; dudó, de todo lo que no tenia por cierto, hasta
descubrir una verdad irrefutable: “pienso, luego existo”. Unos años después publica las “Meditaciones
metafísicas” en las que se demuestra la existencia de Dios y la inmortalidad del alma.
El siglo XVII se caracteriza por el absolutismo, la contrarreforma, el barroco, y el triunfo de la
nueva ciencia;
En relación a la nueva ciencia. El surgimiento de la filosofía moderna, que se inicia con Descartes, está en
conexión con el triunfo de la ciencia moderna. Copérnico, Galileo y Kepler asientan los pilares del
edificio de la ciencia experimental. Las matemáticas serán el auténtico modelo del saber.
Los conflictos políticos y religiosos se manifiestan en el pensamiento social de la época.
En este ambiente crece una nueva corriente filosófica: el Racionalismo. A esta corriente pertenecen
Leibniz, Descartes, Spinoza y Malebranche, y defiende:
-que la fuente del conocimiento es la razón.
-que la legitimación del conocimiento reside en la demostración racional siguiendo el modelo deductivo-
matemático.
-que hay ideas innatas, principios evidentes, seguros, a partir de los cuales se puede construir un saber
universal.
-la evidencia racional como único criterio de verdad.
Destacamos a San Agustín de Hipona, por su pensamiento de Dios como causa de la idea de
infinito y del ser del sujeto. Descartes, influenciado por él, piensa que si se niega que Dios sea la causa de
la existencia del sujeto, habrá que admitir que el sujeto es causa de sí mismo. Pero, en tal caso, se habría
dotado con todas las perfecciones que conoce y que están contenidas en la idea de infinito. Puesto que
comprobamos que el sujeto es un ser finito, imperfecto y limitado, no puede haber sido su propia causa y,
consiguientemente, debemos concluir que Dios es su causa.
La idea de la existencia de Dios como Ser perfecto proviene de San Anselmo de Canterbury y es
conocida con el nombre de prueba ontológica. Descartes viene a decir que la esencia del Ser perfecto
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7. contiene la existencia y que, por ese motivo, no es posible pensar el Ser perfecto como no existente, del
mismo modo que no se puede pensar un triángulo que no tenga tres ángulos. Por tanto, el Ser perfecto ha
de existir necesariamente.
Cuando se expone la teoría del conocimiento cartesiana, es inevitable tener a Platón en el
horizonte. Veamos brevemente algunos reductos platónicos en la obra de Descartes:
- Persigue la verdad única, incuestionable, eterna y accesible a la razón humana, lo cual se parece mucho
a la Idea del Bien platónica.
- La desconfianza en los sentidos como fuente de conocimiento.
- La consideración de la matemática como paradigma de la ciencia.
- La necesidad de Descartes de admitir las ideas innatas para justificar el mundo y la realidad, presente en
Platón cuando admite la existencia de la verdad en el alma humana en su teoría de la reminiscencia
Ahora vamos a relacionarlo con Santo Tomás en su demostración de la existencia de Dios.
Muchos temas de Santo Tomás tienen una presencia en Descartes, que utilizó las pruebas tomistas de la
causalidad eficiente y por la contingencia, aunque con importantes modificaciones en la demostración de
la existencia de Dios.
Hay una gran diferencia entre estos autores en cuanto a la demostración de Dios. Santo Tomás utiliza una
argumentación que se llama “a posteriori”, porque parte de la experiencia sensible, de los datos que nos
proporcionan los sentidos y aplica los principios metafísicos, concluyendo la existencia de Dios.
Descartes demuestra “a priori”, o sea, parte del pensamiento y de las cualidades que definen al mismo
Dios, para concluir que ese ser tiene que existir también en el orden ontológico o real.
Por otro lado podemos mencionar a uno de sus detractores: el empirista Hume, quien rechaza
tanto la tesis de las ideas innatas como la de que la fuente máxima de conocimiento resida en la razón y
no en la experiencia, como él sugiere.
Entre las influencias posteriores: La principal aportación de Descartes a la filosofía posterior es
el haber colocado "el cogito", el sujeto pensante, en el fundamento de toda reflexión. Con ella imprime un
giro a la filosofía moderna que influirá en gran medida en la filosofía posterior, presente en filósofos
como Espinoza, Locke, Leibniz, Kant, Hegel, Husserl y Sartre para quien el cogito vuelve a ser el punto
de partida de la filosofía.
Y por último en Husserl es innovador en filosofía, por su fenomenología. La fenomenología es un
método trascendental en cuanto que somete a la propia vida a la reducción fenomenológica: en primer lugar la
epoché, el poner entre paréntesis aquello que "estoy haciendo" (poner en suspenso la realidad) y la reducción
eidética en segundo lugar (para llegar a la esencia).
Podemos apreciar inmediatamente el paralelismo entre la duda cartesiana y Husserl: el método.
Husserl "radicaliza" la duda cartesiana, en el uso que hace de ésta en la epoché. Aplicando la epoche, nos
quedamos con la esencia del objeto al desnudo.
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