5. Hay algo en esto de ser un hombre
que me emociona. Sea lo que sea,
no hay un solo día en que no me
despierte con el impulso de resolver
el desafío del momento o de
conquistar la última batalla. La
autoridad y la responsabilidad que
Dios instituyo de manera única en la
hombría bìblica a aveces me dejan
sin palabras.
6. Si nosotros, como hombres,
pudiéramos comprender plenamente
todo lo que Dios no solo ha
predestinado para nosotros, sino
todo lo que ha puesto a nuestra
disposición, no solo mejoraríamos
nuestra vida, sino también la de
nuestra familia, y además
causaríamos un impacto en nuestra
iglesia, en nuestra comunidad y en el
mundo entero.
7. Desafortunadamente, la mayoría de los
hombres parece no entenderlo. Han
renunciado a una gran porción de su
hombría simplemente porque no
entienden o no viven de acuerdo a la
perspectiva teológica de lo que
significa ser un hombre del reino.
Existen muchas definiciones falsas
sobre la hombría, entre las cuales
están las siguientes:
8. Hombre pasivo: el varón que es
incapaz o que no quiere aceptar el
rol de liderazgo que Dios le asignó.
Hombre dominante: El varón que
cree que la hombría se mide por su
capacidad de forzar física y-o
emocionalmente a los demás a
cumplir con sus exigencias.
9. Hombre sexual: el varón que mide su
hombría de acuerdo a la cantidad de
mujeres que puede conquistar.
Hombre corporativo: el varón que define
su hombría por la cantidad de tiempo
que invierte en su profesión o por la
cantidad de dinero que recibe.
Hombre irresponsable: el varón que se
niega a proveer debidamente para el
bienestar de las personas que están
bajo su cuidado.
10. Hombre hedonista: el varón que vive para
su propio placer a expensas de los que lo
rodean...
Unicamente cuando el hombre funciona
como un hombre del reino según la Biblia
experimentará la plenitud de su destino.
Sin embargo, cuando un hombre no vive
conforme a la definición bíblica de hombría,
lo manifiesta en su propia vida y en la vida
de quienes están bajo su influencia y
cuidado, provocando con esto un tremendo
desgaste emocional en quienes le rodean.
11. Hay mujeres desgastadas que son
abusadas, maltratadas o
abandonadas. Hay niños
desgastados que son desatendidos,
mal orientados o abandonados. Hay
iglesias desgastadas que se dividen,
que permanecen estacionadas o que
fracasan en perfeccionar a sus
hombres para que aprovechen la vida
abundante o el alto llamado al
discipulado.
12. Hay mucho desgaste en nuestras
comunidades porque las guerras económicas,
educativas, criminales, sociales y en el àrea
de la salud desmantelan nuestra estabilidad.
Sin embargo, no podemos resolver ninguno de
estos problemas sin tratar primero la causa de
ellos. Porque si lo único que hacemos es
reemplazar a una esposa por otra, una
profesión por otra, un sistema educativo por
otro nuevo, una identidad por otra nueva, una
iglesia por otra, o abandonar a nuestros hijos
a esas niñeras sustitutas que son los juegos
para computadoras, la televisión, los círculos
sociales o la escuela, terminaremos
exactamente con los mismos problemas.
13. Señores, no tenemos problemas con nuestra
esposa, con la familia, con los hijos o con el
trabajo. Tenemos un problema de hombres.
Por muy duro que le suene, se reduce a usted.
Y se reduce también a mí. Se reduce a
nosotros. Porque si un hombre está fuera de
alineamiento con respecto a la receta de Dios
para la hombría del reino, no solo se estropea
a sí mismo, sino que también echa a perder a
todos y a cada uno de los que están en
contacto con él, especialmente si están bajo su
autoridad.
14. Muchos hombres no están alineados
con Dios porque han recibido una
definición de hombría de fuentes
ilegítimas, inadecuadas o
descarriadas, las cuales incluyen a
los medios de comunicación, a los
hombres que influyeron en su vida, el
hogar donde crecieron e inclusive la
música. No obstante, hay mucho
más en ser un hombre que lo que
esas fuentes puedan decir...
15. Ser un hombre implica el ejercicio de la
autoridad y de la responsabilidad juntos
con el de la sabiduría y de la
compasión. Un hombre del reino alinea
intencionalmente su vida, elecciones,
pensamientos y hechos bajo el Señorío
de Jesucristo. Ser un hombre del reino
es algo más que tener una marca en el
casillero que diga "varón" en su partida
de nacimiento. Yo creo que un hombre
puede pertenecer a tres categorías de
"casilleros":
16. Todos los hombres comienzan en la
primera categoría, dentro de la
masculinidad. La masculinidad tiene que
ver solamente con la identidad sexual.
Lamentablemente, algunos hombres se
limitan a quedar definidos únicamente por
su identidad sexual el resto de su vida.
La segunda categoría por la que todos los
hombres pasan, y donde muchos
permanecen es la de la niñez. La niñez se
caracteriza por la inmadurez, sumada a la
dependencia. Una cosa cierta sobre
cualquier niño es que es inmaduro.
17. Los niños no toman decisiones sabias por
su cuenta, lo cual está bien, si se tiene
siete años. El problema en la actualidad,
sin embargo, es que hay muchos hombres
que ya no tienen siete años, pero siguen
buscando que alguien se ocupe de ellos.
Quieren que otra persona se haga
responsable de ellos. Que otro limpie sus
desastres, no solo el desastre físico, sino
también los desastres emocional,
econòmico y de relaciones destrozadas
que dejan a su paso mientras corren por la
vida tomando decisiones egocéntricas y
necias.
18. Cualquier esposa que tenga que cuidar
a su hombre en realidad está cuidando
a un niño porque esa es la
característica de la infancia. Así como
es excepcional la mujer que confiesa la
edad que tiene, ha llegado a ser
excepcional el hombre que actúa
según la edad que tiene, ya que en
lugar del impacto duradero y positivo
del reino, muchos dejan una estela de
confusión.
19. Gran parte de los problemas
matrimoniales son producto de que el
hombre trata de vivir en esas dos primeras
categorías a la vez: La de la masculinidad
y la de la niñez. En esta combinación el
hombre no solo es irresponsable y
dependiente, sino que además exige ser
satisfecho sexualmente, basado en su
identidad sexual. Esto genera parámetros
conflictivos en la relación, que no solo
producen confusión en el matrimonio sino
que además hacen que la esposa se
sienta usada.
20. ¿Qué mujer quiere tener relaciones
íntimas con alguien a quien tiene que
limpiar su desorden, tiene que
despertar para ir a la iglesia y hacerle
de niñera? Su lógica es que si él
puede ser hombre en la cama, ¿por
qué entonces no puede ser hombre
en la sala, en la oficina, con sus
finanzas, como padre o en la relación
matrimonial? Estas son interrogantes
válidas para formular.
21. Sin embargo, el matrimonio o la
familia no son los únicos que sufren
cuando los hombres se quedan
perpetuamente en el estado de niño,
la iglesia, y la comunidad también
sufren. Cada vez que existe la
ausencia de hombres, ya sea
físicamente o por simple definición de
lo que significa ser un hombre del
reino, el impacto es como el de un
tsunami.
22. Cuando Dios quiso debilitar el dominio egipcio
sobre los israelitas esclavizados, su última
jugada y la más decisiva fue aniquilar a sus
primogénitos varones. Al hacerlo,
fundamentalmente liquidó una generación de
líderes, porque los primogénitos varones
históricamente han desempeñado los altos
cargos en la sociedad. De hecho, esa realidad
no se encuentra solamente en los anales de la
antigua cultura egipcia, también está presente en
nuestra sociedad contemporánea. Al aniquilar a
los primogénitos egipcios, Dios no solo perjudicó
en aquel momento el estado de la nación,
también lo hizo con las generaciones que
vendrían...