El documento presenta una serie de obras pictóricas de Diego Velázquez con breves descripciones de cada una. Incluye retratos, escenas religiosas y mitológicas pintadas por el artista entre 1618 y 1632, tanto de su etapa en Sevilla como en Madrid, resaltando su estilo y evolución a lo largo de los años.
2. El desayuno Hacia 1618 Lienzo. 1,07 x 1,01 Museo del Ermitage, San Petersburgo. Diego Velázquez, además de retratar a numerosos personajes cortesanos, dejó múltiples escenas costumbristas protagonizadas por gente corriente. En ellas puso de manifiesto su amor hacia el pueblo y su concepción profundamente humana de la vida. En El desayuno , conservado en el Museo del Ermitage, el artista nos muestra a dos alegres jóvenes que, aparentemente, han invitado a un hombre viejo, un vagabundo quizá. El argumento y los personajes se repiten a menudo en la obra del pintor. Velázquez resalta a los gesticulantes jóvenes, llenos de vida y osadía, cuya actitud contrasta con la del algo inmóvil y reservado anciano que, mientras escucha la juvenil charla, da muestras de poseer gran experiencia. La comparación entre juventud y vejez está hecha de una forma delicada y con mucho tacto.