Este texto de Teilhard de Chardin alienta al lector a aceptar los designios de Dios y confiar en Él, incluso durante los momentos difíciles. Aconseja no preocuparse por las dificultades de la vida y en su lugar querer lo que Dios quiere. Explica que el plan divino de Dios es perfecto y que cuanto nos inquieta o reprime es pasajero. Alienta al lector a conservar la paz y la sonrisa a través de la confianza en Dios.