1. El documento analiza la parábola del hijo pródigo desde varias perspectivas, destacando la actitud del padre.
2. Se describe al padre como una figura maternal que acoge al hijo arrepentido con besos y abrazos, sin juzgarlo ni hacerlo sentir culpable.
3. El padre restaura la dignidad del hijo vistiéndolo y celebrando una gran fiesta, mostrando un perdón y misericordia totales.
Los siete saberes necesarios para la educacion del futuro 311008
La actitud maternal del Padre
1.
2.
3. “Un hombre tenía dos hijos: y el menor de ellos dijo al padre:
padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde” Lucas
15,11
El narrador no nos dice los motivos de la petición del hijo menor. Por qué
quiere la parte de la hacienda que le corresponde? Por qué quiere lo suyo? Por
qué no puede seguir compartiendo la abundancia que encuentra en la casa del
Padre?
4. No lo sabemos pero intuimos una posible razón. Podría estar en relación con el
hermano mayor o quien quita con el padre.
El padre repartió la hacienda o como dice el texto griego “Repartió entre
ellos la vida”.
5. “Y les repartió la hacienda” Lucas 15,12
La actitud del Padre, su silencio
nos deja perplejos. Tiene un papel
importante en la casa y no dice
una palabra. Casi no se le ve. Casi
desaparece.
No le interesa lo que le pide su
hijo? No le interesan sus bienes,
su fortuna? Es un padre débil que
hace lo que los hijos quieren?
Son preguntas que nacen de las
escasas afirmaciones del texto.
6. “Pocos días después, el hijo menor lo reunió todo y se marchó a
un país lejano, donde malgastó su hacienda viviendo como un
libertino” Lucas 15,13
Esta segunda acción del hijo menor no es
consecuencia inmediata de la primera.
En ese tiempo debe de haber pasado algo
significativo que hace que el hijo menor
abandone la casa. Quizás la relación con el
hermano mayor se haya deteriorado más y hasta
roto definitivamente.
7. Pero el asunto es más profundo. El hijo menor no
solo quiere compartir la hacienda – y la vida del
padre – con su hermano mayor, sino que quiere
experimentar el valor y el poder de su libertad.
8. Vive como un libertino, hasta que en aquel país sobreviene un hambre
extrema Lucas 15,14. Al hijo menor “lo mío” que tanto reclamó y deseó no le
alcanzó para vivir.
9. Espera que, por
apacentar los cerdos
pueda al menos
comer algo” Lucas
15,16.
Sigue con la lógica de “lo
suyo”, de lo que le
corresponde. Pero la
situación es tan dura que
al fin se acuerda de que
las cosas en la casa
de un padre
funcionan de manera
diferente “allí no hay
nadie que se muera
de hambre” Lucas
15,17
10. “Decide volver a casa, confesar su pecado y pedirle al padre ser
tratado como uno de sus jornaleros” Lucas 15,18.
Su decisión de volver a casa no está movida por el deseo de encontrarse con su
padre y reconciliarse con su hermano, sino por el hambre y el miedo de morir.
Tan solo se ha dado cuenta de que en la casa de su padre nadie muere de
hambre. Su lógica comercial continúa. Sigue siendo víctima de “lo
suyo”.
11. RESUMAMOS TODO
• El menor dijo a su padre: Es una conducta
escandalosa. Rechaza ser hijo, es la muerte de la
relación Padre – Hijo.
• Reunió todo lo que tenía y partió a un lugar
lejano. Para afirmar su autonomía. Su esquema mental
le impedía soñar siquiera en que podrá ser limitado,
débil. Se dedicó a “la buena vida”.
• Allí malgastó y gastó todo. Se va degradando
progresivamente.
• Fue a buscar trabajo. Termina en una situación
desastrosa. Toca fondo, termina en una ocupación
que para los judíos era una apestación.
12. • Entra en sí. Toma conciencia de su realidad.
El primer elemento de referencia a la limitación
es de orden cognitivo: se da cuenta de sus
errores pero no se encierra en ellos, los mira
de frente.
6. Volveré a mi Padre y le diré “He pecado
contra el cielo y contra ti”. Pedir la herencia es
declarar la muerte del padre.
7. Levantándose partió de vuelta donde
su padre. Emprende el camino del retorno
cansado y harapiento, oliendo a perro muerto
…
13. En el Hijo Menor se dan los que parecen los tres momentos fundamentales del
desarrollo individual de la persona:
Distanciamiento: de la “casa”, de sí mismo, de su propia realidad.
Decisión de una posibilidad de reorientación
Retorno a casa: Aceptación de la propia limitación, de su propia
equivocación.
El Hijo Menor tiene el coraje de reconocer su debilidad, su limitación, su
indigencia. Toma conciencia de sus “zonas erróneas” y las acepta.
14. Desde el versículo 20 el narrador mueve la cámara – centrada hasta ahora en el
hijo menor – para enfocar al padre. Y lo hace con mucha maestría.
1. Cuando aún estaba lejos su Padre lo vio.
Lo ve: No como algo, como un objeto sino
como alguien como una persona, como un
rostro humano que para el era especialísimo.
Lo ve con el corazón más que con los ojos.
El Padre ve de lejos. Es una madre, ve con ternura y benevolencia. Ve con
los ojos, con la cabeza, con el corazón, los brazos, los pies, con el cuerpo todo.
Porque el corazón ve realidades que la cabeza no ve. Los pies ven realidades
que el corazón no percibe. Los brazos ven realidades que los ojos no
descubren.
El Padre obedece la voz de su humanidad. Es la humanidad la que ve no la
razón. Es la humanidad que comunica compasión – misericordia.
15. 2. “Profundamente conmovido”: El hijo nunca se le ha salido del corazón. La
misericordia rehace la vida del hijo. Supo esconder su decepción a la hora de
la partida más no su emoción a la hora del retorno. La alegría contagia
todo su cuerpo. Es importante resaltar que no solo el dolor y el sufrimiento
conmueven a las personas. La belleza, los bellos recuerdos, los gestos
gratuitos también nos conmueven.
16. • “Salió corriendo a su encuentro”:
Una forma de proceder que no es
común en un anciano pero el corazón
conmovido no se frena ante nada. El
hijo arrepentido va hacia el Padre pero
al final es el Padre quien corre hacia
su hijo impulsado por la conmoción.
La misericordia del padre supera en
mucho las expectativas del hijo y la
cultura oriental. Guarda silencio, no lo
reprende, no pone a funcionar el
sentimiento de culpa, no lo “sermonea”.
La conducta del Padre es algo raro e
insólito contrario a lo tradicional. No lo
acogió como empleado sino
como HIJO.
Este hombre no actúa como patrón y patriarca de una familia. Sus gestos son los
de una Madre.
17. • “Lo abrazó y lo cubrió de besos”: El
Padre rompe las barreras. No crea distancias
con quien llega sucio. Lo trata como lo que es:
Su hijo.
Es un signo de perdón incondicional. Este Padre es
maternal. Dios como Madre recibe a quien creó
a su propia imagen y semejanza. Esta
expresión libre de amor está fuera de lugar
para un padre de aquella sociedad patriarcal.
Aquí hay un padre que desestima su honor, la
herencia y los parámetros patriarcales de la
época, es un mal padre y actúa como UNA
MADRE muy buena.
Esos besos y abrazos son signo de
acogida y perdón, pero también de
protección y defensa ante los
vecinos.
18. “Entonces el hijo le dijo: Padre he pecado contra el cielo y contra
ti ya no merezco llamarme hijo tuyo”. El Padre en vez de juzgarlo, de
producirle sentimientos de culpa, acepta, como que olvida, no tiene en cuenta la
equivocación de su hijo. En ese momento lo que aparece es el perdón que
vuelva al hijo más joven a su dignidad de hombre libre y a la pertenencia y su
familia y que se expresa en.
19. Interrumpe su confesión para ahorrarle humillaciones y se apresura a restaurar su
dignidad dentro de la familia: lo viste con el mejor vestido, le pone un anillo y le
hace calzar sandalias.
20. La misericordia supone un salir hacia los otros de manera gratuita. La
misericordia reconstruye la vida del otro.
5. Le manda poner rápido el
mejor vestido: El Padre no ve la
hora en que el hijo se reponga de sus
heridas, que se de cuenta de lo que
había perdido: su dignidad, el lugar
en su familia, su libertad. El vestido
viejo, su pasado, queda atrás.
6. Le coloca el anillo: Formaba parte
de las insignias reales. Le confirma
sus antiguos privilegios, los poderes
del hijo. Qué confianza la de este
padre con un hijo derrochador.
21. 7. Le manda poner sandalias:
Privilegio de los hombres libres. El
Padre se adelanta al hijo quien va a
pedir trato de jornalero, quien apela
a la misericordia como única
esperanza.
8. Hace sacrificar el novillo cebado: El
animal alimentado con más cuidado
y reservado para una celebración
especialísima.
9. Convoca una fiesta con todas las
de la ley mejor comida, música,
baile. Parece exagerada pero el
Padre explica el motivo: el gran valor
de la vida del hijo. “Este hijo mío
estaba perdido y lo hemos
encontrado, estaba muerto y ha
vuelto a la vida”.
22. 10. “Celebremos una fiesta”: Para todo
el pueblo. No necesita las explicaciones
del hijo, ni las pide, ni las quiere. La fiesta
tiene una función reorientadora:
• Rehacer su honor y el de toda la familia
• Que saque provecho de la experiencia
pasada, que no se desoriente. Que el hijo
se perdone, se ame, no pierda su
autoestima, no se condene.
• Convoca una fiesta con todas las de la
ley mejor comida, música, baile. Parece
exagerada pero el Padre explica el motivo:
el gran valor de la vida del hijo. “Este hijo
mío estaba perdido y lo hemos
encontrado, estaba muerto y ha
vuelto a la vida”.
La fiesta es la expresión tangible, inequívoca del perdón dado: Un perdón
total.
23. El Padre hace fiesta porque el hijo ha vuelto a la vida. En el versículo 22 el
Padre da tres órdenes: “que son comparadas a Gen 41,42 donde José, después de ser
entronizado como gran canciller de Egipto recibe un anillo, un vestido de lino precioso y un collar
de oro. El hijo recibe en primer lugar un vestido de fiesta: significa una alta distinción,
es figura del tiempo de la salvación, el anillo significa plenos poderes y los zapatos son
un lujo; es el hombre libre quien los usa, el hijo no debe andar con los pies descalzos. Las tres
ordenes son una publicación de perdón y de restablecimiento en la
condición de hijo” .
24. El Hijo esperaba ser recibido dentro de una
espiritualidad de la ley que prescribía el
castigo para las transgresiones, pero fue recibido
dentro de una espiritualidad samaritana,
lo que superó muchísimo sus expectativas.
Aquí hay un baño de misericordia. La
misericordia de Dios devuelve la identidad al
Hijo. El vuelve a ser persona, a sentirse amado
y dispuesto a amar. El que pensaba volverse
empleado, descubre que continúa siendo el
hijo de un padre compasivo y
misericordioso: Compasivo, tierno, sin
rencores.
25. El Padre, con su actitud, no solo recuperó la vida del hijo menor, sino que el
creció como ser humano, pleno de misericordia. Es un agente terapéutico de
distensión, de integración, de consolación. En una palabra de vida plena y
abundante.
26. El Padre, representa el
objetivo de la parábola: ser
misericordioso, tener
entrañas de misericordia.
Ser exagerado en el perdón
frente al hombre que se ha
equivocado. Humanizar la
humanidad practicando
la samaritanidad.
27. En el abrazo y en los besos
del Padre el hijo entiende
por qué en su casa no falta
el pan y hay vida en
abundancia: sencillamente
porque el Padre no reclama
“lo suyo”.
El Hijo Menor ni siquiera puede pronunciar todo su preparado discurso.
Ha entendido que el corazón de su padre es más grande que la lógica
de “lo que me corresponde”. La fiesta y el gozo del Padre no es
solo porque el hijo ha regresado, sino porque ha entendido su corazón
y la lógica que reina en su casa.
28.
29. El Hijo Mayor se enojó y no quiso entrar: el perfeccionista es un ser muy frio. Vive
el sentimiento a un nivel muy bajo. Percibe la debilidad como una amenaza no
como un llamamiento de humanidad.
1. “Su Padre salió a rogarle” para que
participe en la fiesta. Quiere contagiarle
su alegría para que salga de su egoísmo
para que no viva como un extraño sino
como un hijo.
No se había perdido en un país lejano,
pero se encuentra perdido víctima de
su propio resentimiento. La vuelta del
hermano no le produce alegría como a su
Padre, sino rabia pues el creció sin
alegrías. No en el amor sino en la
obediencia.
30. Dada su “perfección” era incapaz de ver la existencia fuera de la lógica del premio
y del castigo. Este hijo mayor irreprensible y perfecto es la encarnación del
lenguaje y de la lógica diaria de la razón. Cómo es posible que se haga fiesta
para “este hijo que dilapidó tus bienes viviendo pérfidamente”
31. La conducta del Padre debe haber provocado un profundo golpe en la existencia
del hijo mayor: qué sentido tiene la vida, mi dedicación al cumplimiento de la ley?
32. Este hijo mayor no funciona
como ser humano.
Rechazando la indigencia, la
limitación del humano, el que
presumiblemente está en
vida, cae en la muerte: la
humanidad desaparece bajo
la exigencia exagerada de
perfección.
33. No le grita, no le da órdenes. No
actúa como el patrón de la casa. Al
contrario, como una Madre, le
suplica una y otra vez que venga a
la fiesta, que participe de esta gran
alegría.
34. Si prestamos atención, aprendemos que el Hijo Mayor piensa
exactamente igual que su hermano. Se parecen mucho. Se considera
siervo y no hijo. Ha estado siempre en la casa paterna pero viviendo
fuera, en el campo. Exactamente igual que su hermano. No ha
experimentado al Padre como Padre sino como patrón.
35. El Padre trata de explicarle al hijo mayor lo que
le ha pasado “al hermano suyo” que “estaba
muerto y ha vuelto a la vida, estaba
perdido y lo hemos encontrado”. Y esto
ha sucedido porque se ha liberado de la lógica
de “lo mío” y “lo tuyo”. También el debe
dejar una vida de esclavo y para esto se
necesita que sienta como “suyo” lo de su
hermano menor.
36. Es entonces cuando el hijo explota y deja al
descubierto todo su rencor. Ha pasado su
vida cumpliendo órdenes del Padre pero no
ha sabido disfrutar de su amor como un
hijo. Aún en casa, ha vivido como un extraño
. En soledad total. En relación con el mundo
de las cosas, de los deberes, de los principios
no de las personas. Es curioso que en su
respuesta no hay ninguna referencia a la vida
de familia, al afecto, a las relaciones, a la
comunicación. Solo habla de obediencia.
Esta vida ha endurecido su corazón.
Ahora no sabe sino humillar a su Padre y
denigrar a su hermano denunciando su vida
libertina. El no acoge, ni perdona.
El hijo mayor censura desde el pedestal de su arrogancia. Su perfección
produce deshumanización, impide experimentar la compasión. Es “la letra que
mata y no el espíritu que da vida”. Esto produce juicio e incomprensión.
37. 2. “Hijito todo lo mío es tuyo”: El
corazón misericordioso del Padre es
la mayor riqueza.
El Padre le habla con ternura “Todo
lo mío es tuyo”. Su único deseo
de Padre es ver de nuevo a sus hijos
sentados en la misma mesa,
compartiendo fraternalmente un
banquete festivo. El redescubrimiento
de la filiación lleva a la recuperación
de la fraternidad por esto el Padre al
“ese hijo tuyo” contrapone
“este hermano tuyo”. El busca
que los dos experimenten el amor
paterno.
38. Jesús interrumpe aquí su relato sin explicación alguna: No sabemos lo que siguió:
entró y participó de la fiesta? Se derritió la dureza en su corazón? Perdonó al
hermano? Lo saludó y le dio un abrazo?
Que sintieron los padres que habían cerrado para siempre las puertas a sus
hijos escapados de casa para vivir su propia aventura?
En qué pensaron los que vivían dentro de la alianza y despreciaban a
pecadores, recaudadores y prostitutas?
Esta parábola constituye el fundamento espiritual de
“la terapia de la imperfección” cuyo desenlace es la
misericordia y no la condenación
La misericordia del Padre se extiende a los dos
hijos.
Se muestra igualmente desinteresado por la inmoralidad
del menor y por la auto-justificación del mayor. El
interés del Padre es unir en el amor a sus dos hijos. Ambos
son culpables de faltas graves y el quiere perdonar a los
dos. La preocupación del Padre no es la justicia es la
Misericordia, el triunfo de la compasión.
39. Todos los que al principio juzgaban la insensatez de este Padre por su falta de
autoridad al conocer su compasión misericordia increíble, al verlo perdonar y
proteger maternalmente a su hijo perdido y salir humilde al encuentro del hijo
mayor buscando la reconciliación de los dos en una fiesta, quedaron
probablemente desconcertados y conmovidos.
La verdadera riqueza de Nuestro Dios, es
su Misericordia esa es nuestra
herencia. Como el hijo menor
aprenderemos a recibirla y como el hijo
mayor aprenderemos a compartirla.
Sale a flote el inmenso valor de la
RELACIÓN y de su verdadero
fundamento. Para el Padre “lo perdido” no
fueron los bienes sino “el hijo”. En el
perdón se reconstruyen todos los aspectos
de esta relación, en la que “todo lo mío es
tuyo”. Y es ahí donde la raíz de la fiesta
que ordena el Padre.
40. La sanación acaba para nuestra sorpresa y
desilusión, como una película sin final. Qué le
contesta el hijo mayor al Padre? Entiende las
razones de su Padre? Entra en la casa para
vivir en ella como Hijo y no como siervo?
Abraza al hermano menor ...? No lo sabemos.
41. El relato sin final es una técnica narrativa que
nos ayuda a reflexionar sobre lo nuestro. Cuál
es mi puesto en esta historia? Soy como el hijo
mejor o como el mayor? Estoy en la casa como
si viviera fuera de ella? He comprendido al
corazón del Padre y su estilo, su lógica de vida?
Qué rostro de Dios me ha descubierto la
parábola? El de quien me ama con la
simplicidad y la ternura de un niño o el de
alguien a quien no le importa, que es como un
patrón que se guarda celosamente “lo suyo” y
me compensa en función del valor de mi
trabajo?
Deseo el bien de mis hermanos, los abrazo, qué
hago para que experimenten la ternura y la
misericordia de Dios?
42. Es posible que Dios sea así? Un Padre acogiendo con los brazos abiertos
a los que andan “perdidos” y suplicando a todos que “sean misericordiosos
como mi Padre es Misericordioso”
Será esto el Reino de Dios? Jesús habla de un gran banquete para todos,
habla de música y danzas, de hombres perdidos que desatan la ternura de un
Padre, de hermanos llamados a perdonarse.
Será esta la Buena Noticia de Dios? La Parábola significa una gran
revolución porque “este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; se
había perdido y lo hemos encontrado”. Es la figura de Dios bajo la óptica de la
Misericordia, de quien acepta y comprende la limitación humana.
43.
44. Vivimos una época de bienestar y contrastes, de miedos y de
amenazas, de indefinición en la que las seguridades se diluyen. La
información es intensiva y las distancias difusas. Hay la sensación de
que los vemos todo y lo sabemos todo: injusticias, corrupción,
sufrimientos, soledad, violencia … Y cada vez nos sorprendemos
menos con lo que vemos y oímos.
45. Como hemos sido capaces de,
viendo tanto, hacer tan poco?
Por qué ese letargo? Las
causas pueden ser muchas:
46. La privatización de la vida: Los objetivos vitales que tenemos
son personales poco sociales.
La sensación de impotencia ante las tragedias: que
puede impermeabilizar el corazón, crear un cierto mecanismo de
defensa.
La distancia física y mediática que hace que esa realidad
se convierta en pura información, pero no en algo que le afecte y
muchos menos que la apasione.
47. La falta de comunicación, de motivación personal: El
otro me es demasiado ajeno como para sentirlo mío. Tan rápido
como llega el sentimiento se va. Sabemos más de los problemas de
los personajes del corazón que de la vida real de la gente con la que
vivimos.
48. La dificultad para comprender la diferencia: El contacto
con los otros muchas veces es aséptico, impersonal, anónimo o
profesional. Hay poco interés, poco tiempo o falta de seguridad para
asomarse a la vida del diferente. Terminamos tratando únicamente
con quienes son como nosotros.
49. Unos se refieren a la COM – PASIÓN – Misericordia como una
pasión, otro como una moción, otros como un sentimiento…
pero todos coinciden en que tiene que ver con nuestra común
humanidad.
La compasión nos sitúa en una especie de humanidad entre seres
radicalmente iguales en su humanidad.
50. La COM-PASIÓN – Misericordia tiene
que ver con vibrar con lo que vive el
otro, sufrir con lo que sufre el otro,
pasar por lo que pasa el otro.
COM-PASIÓN – Misericordia significa
indignarse ante la desgracia ajena, compartirla,
sentirla y dolerse de ella. La compasión exige
un proceso de identificación con el otro, con el
que sufre, imaginarme su dolor, viajar
imaginariamente a su situación, experimentar su
alteridad.
51. La COM-PASIÓN –
Misericordia supone
asumir la carga
existencial del otro,
cargar con su propio
sufrimiento y descubrir
intuitivamente que
no soy imposible e
indiferente sino frágil y
vulnerable también,
porque los otros sufren.
52. La COM-PASIÓN – Misericordia es la superación del egoísmo que nos
lleva a ponernos en lugar del otro y actuar por y para él. En ella
prevalece la igualdad y dignidad básica y común del ser humano.
53. La COM-PASIÓN – Misericordia es sentir con el otro, particularmente
el otro golpeado por las circunstancias de la vida. Es la valentía para
sentir su pasión, sufrir con sus penas y buscar con la esperanza, el
alivio, la alegría. Es anteponer el otro a muchas urgencias de la vida.
54. Para que se suscite la compasión se
requieren tres condiciones:
a) Creer que el sufrimiento es serio,
profundo, no trivial.
b) Creer que el sufrimiento no es causado
por los pecados de la persona.
c) Creer que las propias posibilidades del
compasivo son parecidas a los del
compadecido.
55. La Compasión – Misericordia no
está exenta de trampas pues puede
degenerar en lástima en vez de
articularse como solidaridad una cosa
es dar y otra muy diferente compartir y
convivir. Cuando nos guía la lástima
desaparece la igualdad. Es la solidaridad
la que crea un mundo común inclusivo.
56. Hay que distinguir entre:
CIUDADANÍA
LÁSTIMA COMPASIVA
PROTAGONISTA Yo -SOLIDARIA
Comunidad Cristiana
EL OTRO EN
Objeto de mi lástima Persona
NECESIDAD ES
Misericordiosa
ACTORES Individuos Ciudadanos
Solidarios
CLAVE HUMANA Sentimiento Cultura
Misericordiosa
VINCULO QUE
Sentimental Constitutivo: Común
ESTABLECE
unión
TIPO DE
Vertical Horizontal
RELACION
ORIENTACIÓN Egoísmo Servicio
Autosatisfacción Reino de Dios
HORIZONTE
QUÉ ES Práctica pasajera Espiritualidad
Samaritana
57. CAMINOS PARA ABANDONAR LA INDIFERENCIA:
No hay recetas de lo que se trata es de
mantener un toque de humanidad.
Dejar que la realidad diga su palabra,
dediquemos tiempo a enterarnos de lo que ocurre.
Tomar conciencia de que el único modo eficaz de
frenar el egoísmo es la compasión.
Una actitud de apertura y disposición a una
comunicación honda: aprender a escuchar las
historias de la gente, a acompañar sus inquietudes, a
preguntarle al otro por su vida, sus sueños, sus
preocupaciones, sus anhelos y su dolor. Tratar de
entenderlos sin interpretarlos, etiquetarlos o juzgarlos.
Dedicar tiempo a “los otros” conocidos,
extraños y distantes.
Asomarnos al dolor ajeno y también a sus
alegrías. Eliminar distancias.