El documento analiza la situación educativa en España tras la implantación de la LOGSE en 1990 y compara los principios del tenista Rafael Nadal sobre el esfuerzo y competitividad con la falta de estos en la educación. Afirma que mientras la competitividad es valorada en el deporte, la LOGSE impone la equidad por encima del esfuerzo individual. También critica el dogmatismo de los expertos educativos que defienden teorías con poca aplicación práctica y rechazan principios como la exigencia y competitividad.
Pronunciamiento de Mujeres en defensa de la Ley 348
Artículo pac
1. 16 OPINIÓN
Diario de Navarra Sábado, 23 de noviembre de 2013
La educación, Rafael Nadal
y la dogmatofagia barojiana
Alberto Royo
ARA analizar la situación educativa
derivada de la infausta implantación de la LOGSE
en 1990 y, más en
concreto, para entender las
consecuencias de los errores
cometidos con el pretexto de la
extensión de la escolarización,
parece pertinente establecer
una elemental analogía deportiva. Decía el tenista Rafael Nadal en unas recientes declaraciones: “Evidentemente me
gusta ganar, pero lo que me encanta es el esfuerzo, tener la
sensación de hacerlo lo mejor
que puedo. Eso es lo que me hace feliz, saber que yo he hecho
todo lo que he podido” (…) “Lo
que nunca te debes permitir es
perder por falta de fuerza de voluntad. Siempre tienes que
aguantar, no importa cómo sea
de remota la posibilidad de ganar”.
Es curioso lo bien vista que
está en el deporte la competitividad. Todo lo contrario ocurre,
desde la LOGSE, en la enseñanza, en la que nadie debe desta-
P
car de la masa bajo ningún concepto (con perdón de la palabra
“concepto”). Lo de Nadal es una
declaración de principios en toda regla, inimaginable en boca
de un experto en pedagogía
logsiana o postlogsiana. La
competitividad de Nadal es consigo mismo pero, como parece
obvio por sus éxitos deportivos,
también con sus contrincantes,
con muchos de los cuales mantiene, sin embargo, una excelente relación personal. ¿Sería
imaginable el fomento de este
tipo de competitividad en la escuela, este afán por ser mejor
que los demás, por superarse,
por llegar cada vez un poco más
lejos? Desde luego que no. No es
imaginable con la LOGSE (ni
con su secuela, lo LOE), que impone la absoluta “equidad” de
todos los alumnos en la línea de
meta mediante la impúdica rebaja de los niveles de exigencia
hasta conseguir desdibujar al
alumno capaz y esforzado (como aquel personaje que interpretaba Robin Williams en
“Desmontando a Harry”, la genial película de Woody Allen). Y
no lo es tampoco con la LOMCE,
pues la única competitividad
que admite la ley del PP es la
que viene impuesta por las todopoderosas leyes del mercado. ¿Y el esfuerzo? No aparece
en la LOGSE, claro. Y en la
LOMCE, solamente con un mero propósito estético y sin respaldar el uso de esta palabra
con una reforma valiente y en
profundidad del sistema educa-
tivo.
¿Y “la Pedagogía”? ¿Y los pedagogos? ¿Y los expertos educativos? Pues “como el Madrid,
otra vez campeón de Europa,
¿no?”. Pedagogos, expertos, gurús y oráculos de la educación,
tan desconocedores de la realidad del aula como convencidos
de tener la receta para mejorar
la enseñanza, siguen instalados
en la doctrina de siempre: la
condena del profesorado por su
“falta de formación” y la insistencia impertérrita en unos fracasados (pero molones): dogmas: constructivismo, comprensividad…pero de esfuerzo,
de competitividad (sana competitividad), nada de nada. Esto
queda reservado para nuestros
deportistas de élite (otra palabra desterrada del ámbito educativo que sí es admitida en el
deportivo).
Por eso, cuando a uno se le
achaca cierta aversión hacia los
La nueva Ley de
Educación contempla el
esfuerzo como mero
pretexto estético
pedagogos, le resulta difícil explicar los motivos por los que,
admitiendo (y no solo admitiendo sino también defendiendo)
la imprescindible utilización de
la didáctica en el proceso de enseñar, no consigue dejar de desconfiar de los expertos. Y ello
ocurre, sobre todo, por dos motivos: el primero, la escasísima
aplicación práctica que es posible encontrar en sus teorías; el
segundo, el recalcitrante dogmatismo de los teóricos de la
educación que personalmente
me han llevado a ingresar en el
club de los dogmatófobos, en el
sentido barojiano, el expuesto
por el escritor vasco en su libro
“Juventud, egolatría”. Así lo explicaba Baroja: “Mi primer movimiento en presencia de un
dogma, sea religioso, político o
moral, es ver la manera de masticarlo y de digerirlo. El peligro
de este apetito desordenado de
dogma es gastar demasiado jugo gástrico y quedarse dispépsico para toda la vida. En esto
mi inclinación es más grande
que mi prudencia. Tengo una
dogmatofagia incurable”. En
efecto, no es sencillo masticar y
digerir dogmas como los mencionados más arriba, defendidos una y otra vez por la pedagogía oficial. Por ello conviene
ser prudentes, aceptando didáctica “como animal de compañía” (con el riesgo de dispepsia) pero sin consentir la sustitución de principios como la
exigencia intelectual y el esfuerzo por otros como la equidad en la medianía o la permisividad de la desidia que, con mejor o peor intención nos han
proporcionado nefastos resultados.
Alberto Royo Abenia es presidente
de la Asociación de profesores de
Secundaria de Navarra
La nueva PAC, un éxito de todos
A aprobación por parte del
Parlamento Europeo de la
nueva Política Agrícola Común (PAC) ESTA SEMANA en
Estrasburgo es una importante noticia para el sector
primario, ya que el acuerdo tiene muy en
cuenta los intereses de los agricultores y
ganaderos navarros y españoles.
El Gobierno de España ha hecho un intenso trabajo para que esta herramienta,
clave para el sector, preservara sus intereses y sentara unas bases de actuación que
permitan asegurar su supervivencia en un
momento especialmente complicado.
Indudablemente, esta reforma de la PAC
constituye un claro ejemplo de cuando todos remamos en la misma dirección, principalmente los dos grandes partidos presentes en la Eurocámara, es mucho más fácil obtener éxitos y beneficios para nuestro
país y para todas sus Comunidades Autónomas.
Ojalá que ese trabajo común y ese éxito
conjunto que ha supuesto la PAC fuera extrapolable al conjunto de España y a Navarra. Si en Europa somos capaces de ponernos de acuerdo difícilmente los ciudadanos
entenderán que aquí no sea posible.
Resulta más que evidente la importancia
de un sector que genera del orden de 28 millones de empleos en la Unión Europea. Lejos de plantearse como una política de subsidio, la PAC se convierte en una herramienta clave para la actividad económica
en general y, por tanto, para el conjunto de
la sociedad. Además, lo aprobado ESTA SE-
L
MANA en el Parlamento Europeo garantiza
no sólo la viabilidad de un sector clave para
la economía, sino que contribuye también a
maximizar su potencial de crecimiento.
Precisamente este planteamiento ha llevado al Gobierno de España a realizar un
intenso trabajo que, afortunadamente, ha
tenido sus frutos. Y para ello, desde el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, a través de su titular, Miguel
Arias Cañete, se ha realizado una importante labor mediante la
definición de una estraPablo Zalba tegia basada en el consenso con las Comunidades Autónomas, incluida Navarra, y en la
defensa a ultranza de los
intereses del sector primario español dentro del
Consejo de Ministros de
la Unión Europea. A esto
se ha sumado, además, el
desarrollo de una estrategia conjunta con los diputados de los dos
grandes grupos españoles presentes en el
Parlamento Europeo, PP y PSOE, teniendo
en cuenta que, por primera vez en una reforma agrícola, la Eurocámara tenía el poder de colegislador junto con el Consejo de
ministros de la UE.
Este arduo trabajo ha permitido que España pueda disponer de un presupuesto
agrícola de 47.000 millones de euros para el
periodo 2014-2020, una cuestión clave en
un momento en el que se suceden los recortes presupuestarios en las diferentes estra-
tegias europeas.
Otro de los logros obtenidos se centra en
que se ha conseguido suavizar el impacto
del nuevo modelo de ayudas establecido, al
haberse admitido su regionalización con el
fin de adaptar la reforma a las características agronómicas de nuestro país. Evidentemente, esto permite garantizar la eficiencia
de las ayudas. En este sentido, resulta también beneficiosa la limitación a un máximo
del 30% de la pérdida de ayudas que podría
sufrir cada agricultor con la aplicación del
nuevo modelo de subvenciones. Muy lejos
queda, por lo tanto, la propuesta original de
la Comisión Europea, que propugnaba una
“uniformización” de las ayudas de la PAC, lo
que hubiese dado lugar a ajustes mucho
más traumáticos.
En el caso del vino, un producto clave en
la actividad económica de muchas regiones
como Navarra, el sector seguirá contando
con un sistema de control de las plantaciones hasta 2030, tras haber sido revocada la
decisión de liberalización total de las plantaciones a partir del 2015, medida que hubiese supuesto un grave perjuicio para los
vinos de calidad principalmente.
Ahora más que nunca los que creemos
en Navarra y en España debemos dejar de
lado intereses partidistas y trabajar juntos
en favor de los ciudadanos. La negociación
de la PAC ha demostrado que es posible.
Pablo Zalba Bidegain es vicepresidente de la
Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del
Parlamento Europeo (PP)
Fernando Jáuregui
LA HISTORIA QUE
VIENE A
GOLPEARNOS
SISTI a la bastante multitudinaria presentación, en el
Congreso de los Diputados,
del libro de memorias de
Fernando Álvarez de Miranda, ‘La España que soñé; reflexiones de un hombre de consenso’. Pienso que no se trata de otro libro de memorias al uso, de
los bastantes que estos días proliferan,escritosporgentesquefueron,sin
duda, importantes (Felipe González,
Aznar, Zapatero, Solbes, Guerra, Bono...),yqueaúnloson.Perotodosestos
ex, que llegaron a lo más alto del escalafón político, aún tienen cosas que defender,aspiracionesquecumplirytrayectorias que maquillar, dicho sea con
el menor ánimo peyorativo posible.
Por ello, lo que nos dicen en sus libros
debe ser analizado con pinzas y microscopio.
Y ese no es el caso del octogenario
Álvarez de Miranda, que fue muchas
cosas -presidente del Congreso de los
Diputados, entre ellas-, pero en cuyo
currículo político lo más destacado es,
a mi juicio, su decisiva intervención
para facilitar el nacimiento de esa
Unión de Centro Democrático que pilotó la transición del franquismo a la
democracia(amijuicio,nodemasiado
perfecta) que hoy tenemos. Claro, son
muchos los españoles que ya no saben
quién era, en su más profundo significado, Franco, ni quiénes los que, como
Álvarez de Miranda, desmontaron
aquel régimen dictatorial y cruel.
Porque ahora, cuando nos asomamos a lo que yo pienso que es una segundatransiciónhaciaunanuevarealidad democrática, económica, política y social, hay que tener muy en
cuenta aquellos ejemplos aportados
porunaclasepolítica-AdolfoSuárezal
frente- que, con valentía, supo romper
lo que estaba ‘atado y bien atado’ y dar
no pocos pasos en una dirección que,
durante cuarenta años, se nos había
negado a los españoles.
Creo que somos muchos los que,
ahora y aquí, anhelamos una España
como la que quisieron Fernando Álvarez de Miranda y otros soñadores que
aceptaron encargarse de la marcha
del Estado para hacer esa revolución
silenciosaqueconsiste,comodijoSuárez, en cambiar todas las cañerías
mientras levantas nuevas paredes, y
todo ello sin que se te derrumbe el edificio.
Ahora, nadie quiere, parece, hacer
ese cambio de cañerías que comenzaría a modernizar la casa, nuestra casa:
la mera suma de los cambios, sin un
granproyectomoralregeneracionista
en el horizonte, no constituye el gran
Cambio que hace tanta falta como el
oxígeno que respiramos. Y, así, la Historia que escribieron con sus hechos
los Suárez, Álvarez de Miranda, Landelino Lavilla, Óscar Alzaga, Rodolfo
Martín Villa y también, por su lado, los
Carrillo y el primer Felipe González, ’,
viene ahora, maldita, a golpear nuestras conciencias, reprochándonos no
ser capaces de agarrar el timón con la
misma firmeza de entonces y hacer
que el barco vire, lejos de la escollera.
A
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