Hay varios factores que pueden causar el mal desarrollo de las plantas de interior, como la falta de luz adecuada, riegos excesivos o insuficientes, y la interrupción del abonado continuo al que están acostumbradas. Para que las plantas crezcan sanas, es importante proporcionarles la cantidad correcta de luz, agua y fertilizantes de acuerdo a las necesidades de cada especie y estación del año.