La llegada del ferrocarril, si bien no concluyó con los arreos, acortó las
distancias; bastaba con arrear hasta la estación más próxima y allí cargar la
hacienda en los vagones jaula del tren que estaban estacionados en el brete.
A mediados del siglo pasado aparecieron los camiones de transportar
hacienda, que van directamente y a cualquier día y hora a la puerta del
establecimiento donde se encuentra la hacienda que se desea transportar. Esto
concluyó con los arreos, con las tropas y con los troperos.
Ya no se ven pasar más por los caminos rurales las tropas en viaje, ni se oye
el grito de los troperos animando el arreo, ni el tañido de los cencerros de las
madrinas tropilleras que iban a la cabecera.
Hasta no hace muchas décadas, quienes
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Bernardo Alemán
4. ARREOS, TROPAS Y TROPEROS
La ganadería, desde los comienzos de la población del Río de la Plata, fue
siempre un factor fundamental en la economía nacional. Estuvo siempre presente
en la fundación de ciudades, ya sea coincidiendo con el acto fundacional, ya sea
sucediéndolo y algunas veces precediéndolo.
Al hablar de ganadería nos referimos no solo al ganado mayor vacuno, sino
también al ovino y al yeguarizo y mular.
“Arrear”, según el Diccionario de Argentinismos de Lisandro Segovia, era el
acto de mover ganado de un punto a otro; “tropa”, un conjunto más o menos
numeroso de ganado; y “tropero”, el conductor del ganado.
Cuando las tropas eran de mulas se denominaban “arrias”; tanto las que
transitaban al norte en procura de los mercados del Perú, como las que
provenían de las provincias cuyanas transportando en sus lomos pipas de vino o
árganas cargadas de fruta, dulces y otros artículos regionales.
En la región pampeana al tropero se lo llamaba también “resero”, por el
hecho de arrear predominantemente reses gordas a los corrales de abasto en la
ciudad capital.
En la provincia de Santa Fe los arreos de ganado estuvieron siempre
presentes desde el día de su fundación, de manera que se puede afirmar que las
primeras tropas y los primeros troperos de la región platense, transitaron por
estas tierras santafesinas.
Cuando fundó Santa Fe en 1573, Garay hizo traer por arreo una tropa de
ganado desde Asunción del Paraguay. Este arreo bajó por la costa oriental del río
del mismo nombre; cuando alcanzaron la costa del gran río Paraná, frente al
lugar donde más tarde se establecería la ciudad de Corrientes, lo cruzaron a nado
azotando el ganado al agua. Luego continuaron la marcha por la banda izquierda
del río hasta alcanzar la Laguna de los Patos y la Punta del Yeso. Allí aguardaron
la llegada del Capitán, que lo hizo navegando, para pasar después a la otra banda
donde se fundaría la primitiva Santa Fe. Ribetes de hazaña tuvo este arreo tan
prolongado, por tierras desconocidas, surcadas por numerosos ríos y arroyos
que debían vadearse a nado y bajo la amenaza constante de los indios
comarcanos.
Este primer arreo arribado a Santa Fe simultáneamente con la fundación de
Garay, fue conducido por Don Juan de Espinosa, quien vendría así a constituirse
en el primer capataz de tropa del Río de la Plata; pues no solo condujo este
primer arreo sino que volvió a traer otro en 1576 y posteriormente arreó más
ganado desde Santiago del Estero y Córdoba.
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