1. De donde proviene el mal aliento
Según las últimas investigaciones, el origen del mal aliento parece ya estar perfectamente
establecido. Mel Rosenberg y otros investigadores (Scientific America, Abril 2002, pág. 58),
afirman que entre el 85 y el 90% de los casos, el mal aliento se origina en la boca, y que es el
resultado de los productos derivados del metabolismo microbiano.
Normalmente la boca alberga una verdadera jungla de microbios (Creces, Julio 1998, pág. 12), que
forman un ecosistema muy complejo. Allí fácilmente proliferan por la agradable temperatura de
36ºC, la constante humedad de la mucosa y el abundante flujo de nutrientes. Diversos estudios
señalan que en la boca cohabitan entre 200 a 500 especies de bacterias diferentes.
Tradicionalmente se ha considerado que las bacterias que se alimentan de azúcares, son
irrelevantes para el mal aliento. No así, en cambio, los microorganismos que metabolizan
productos proteicos, ya que entre los catabolitos que de allí resultan, se incluyen muchas
sustancias fétidas. Muchas de estas bacterias son anaeróbicas y producen sulfito de hidrógeno,
que huele a huevo podrido. Otras producen metil mercaptano, producto que también está en las
deposiciones. Otras producen cadaverina y putresina, sustancias que también se producen en la
carne descompuesta. Otras producen ácido isovalerico, que da el característico olor a pata. Con
todos éstos y otros perfumes en la boca, no es raro que se produzca un mal aliento.
Walter Loesche de la Universidad de Michigan, descubrió recientemente que la microflora de la
lengua era muy diferente de aquella que forma la placa de los dientes. En individuos con halitosis
se han descrito bacterias que habitan en la parte posterior de la lengua. En esa región, que a
diferencia de los dientes y las encías, es poco aseada por la saliva, existen muchas
microinvaginaciones donde las bacterias encuentran un hábitat ideal para su desarrollo. Es allí
donde se desarrolla la mayor parte de las bacterias culpables de la halitosis.
En mucha menor proporción, pueden desarrollarse en otras regiones de la boca, como son las
encías inflamadas, los dientes defectuosamente tratados o mal aseados o en posibles abscesos. La
sequedad de la boca puede exacerbar la situación, ya que el normal flujo de la saliva contribuye a
arrastrar las bacterias o sus productos metabólicos. El tabaco, si bien es cierto que inhibe el
desarrollo microbiano, también puede exacerbarlo por la sequedad que produce en las mucosas.
Más de alguien podría pensar que eliminando todas las bacterias de la lengua podría lograrse
eliminar también el mal aliento. Sin embargo hay que considerar que ellas también juegan un rol
protector. Normalmente en la lengua, además de las bacterias, también existen levaduras y
hongos como el "candida". Pero éstos se mantienen a raya por la acción protectora de las
bacterias, que cuando se eliminan por el uso de antibióticos, inmediatamente florece la candida, y
esta enfermedad es más grave y más difícil de tratar que la halitosis. De modo que más que
destruir todas las bacterias, el objetivo es mantener su población bajo control.
Sólo en un 5 al 10% de los casos, la halitosis nace de fuentes ajenas a la boca, como puede ser la
nariz y los pasajes nasales. Por lo general en estas situaciones la halitosis es diferente, lo que
2. ayuda al diagnóstico del médico. El desagradable olor nasal puede provenir de sinusitis o de otras
condiciones que bloquean o impiden el normal flujo del mucus. Es frecuente que los niños se
introduzcan objetos en su nariz que impidan el drenaje nasal, y que por permanecer allí por
mucho tiempo, lleven al desarrollo microbiano mal oliente.
En un 3% de los casos, la halitosis puede provenir de amigdalas podridas. Pueden existir en ellas
los llamados "tonsilolitos", que son como pequeñas piedras que crecen en las criptas y que
consisten en restos orgánicos y bacterias calcificadas.
Más raras son otras causas, como el síndrome llamado de "olor a pescado" o trimetilaminuria, que
corresponde a una enfermedad genética que se produce por la deficiencia de una enzima, que
normalmente degrada la trimetilamina, una molécula que huele a pescado.
Muchas personas piensan equivocadamente que el mal aliento puede provenir del estómago y no
de la boca. Ello es un error. Puede que en ocasiones, por infecciones agudas del estómago, se
produzcan eructos de mal olor, pero éstos no dan una halitosis permanente y los síntomas
desaparecen tan pronto se mejora el trastorno digestivo. Incluso el típico olor que se produce
después de comer ajos, no viene del estómago, sino de la mucosa de la boca que retiene y queda
impregnada con sustancias que dan el olor peculiar.
Causas alimentarias y digestivas
En su estado normal, el estómago es un compartimiento estanco y los gases y flujos digestivos
suelen expulsarse en forma de eructos que pasan más o menos desapercibidos. Sin embargo,
durante su digestión, ciertos alimentos pueden alterar pasajeramente el olor del aliento, como la
cebolla cruda, el ajo, las salsas grasas o el alcohol. Aunque este olor desagradable suele ser
pasajero, es mejor que procures evitarlos si sabes que te producen este efecto.
Un antiácido, un poco de bicarbonato o sal de frutas pueden ayudarte a acelerar la digestión y
hacer que el mal rato se pase.
La acidez estomacal puede hacer que el aliento huela mal aunque la persona no sufra molestias
digestivas. El tabaco y el alcohol suelen producir este efecto, que enseguida delata a quienes
fuman o beben en exceso.
3. Tipos de mal aliento
A veces, el tipo de olor es síntoma de problemas muy concretos.
Por ejemplo, el “olor a podrido” puede indicar un deterioro dental, enfermedad de las encías o
sinusitis.
Un “olor afrutado” podría ser síntoma de diabetes mellitus.
El “olor a queso” en un niño suele avisar de la presencia de un cuerpo extraño en su nariz.
Un olor a orina puede ser síntoma de fallo renal.
Otras causas del mal aliento incluyen condiciones de origen médico o químico. Por ejemplo la
disfunción del hígado, la enfermedad pulmonar y la enfermedad respiratoria (las infecciones del
pulmón).
Hay también medicamentos que pueden causar malos olores, La sequedad en la boca puede estar
provocada por más de trescientos fármacos, entre los que se cuentan antidepresivos y
antihistamínicos.
El mal aliento matinal
La disminución del flujo de la saliva en la boca ha sido identificada como una de las causas del “mal
aliento de la mañana”. La halitosis matinal se produce porque, durante el sueño, se deja de
producir saliva. Ésta mantiene la boca limpia de residuos. Sin saliva la boca se reseca y las células
muertas y bacterias se adhieren a la lengua y al interior de las mejillas. Así se producen los malos
olores.
Los niños rara vez tienen el problema de mal aliento en la mañana, tan frecuente en los adultos.
Pero con las infecciones de la garganta, especialmente en algunos tipos de amigdalitis, puede
presentarse este desagradable probelma.
Por otra parte, la respiración por la boca, el roncar, la edad y las preocupaciones sociales,
contribuyen a la disminución de la saliva en la cavidad oral. Algunas dietas bajan en carbohidratos
causan una condición llamada “el olor de hambre”. Este es el resultado de la Ketosis, que es un
uso incompleto de las grasas del cuerpo para la energía.