El documento propone una conversión cultural hacia una espiritualidad de comunión que promueva el trabajo en equipo, la flexibilidad y la creatividad. Esto requiere consolidar una cultura creativa donde los líderes fomenten la experimentación, el aprendizaje y la confianza. Asimismo, se debe aprovechar las fortalezas de cada persona para imaginar proyectos, detectar información y desarrollar soluciones de manera conjunta.