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Programación en Salud Familiar.
Dr. Reinaldo Muñoz Sepúlveda
Médico Familiar.
El proceso de programación, ineludible en un centro de atención sanitaria, constituye una
extraordinaria oportunidad para la implementación y desarrollo del modelo de Salud
Familiar. El proceso de programación permite entre otras acciones: planificar cuáles y
cuántas son las actividades que se deben ejecutar en una organización y desde esas
decisiones, establecer la cantidad de personas: profesionales, técnicos y administrativos
que la organización requiere para cumplir su misión y objetivos.
Es deseable que el proceso reflexivo y operativo de programar, sea efectuado por los
integrantes de los equipos de salud, coordinados con los gestores de la organización,
entre ellos las jefaturas, potenciando con ello el trabajo de equipo, dando apertura a la
creatividad de sus integrantes y estimulando la corresponsabilidad.
El proceso de programación propiamente tal, incorporado en los mecanismos de calidad y
mejoramiento continúo de una organización, se inicia con una evaluación cualitativa y
cuantitativa de la realidad sanitaria de las personas, familias y comunidad usuarios y de la
situación de la organización en un periodo de tiempo determinado. Esta evaluación, que
sin dudas es compleja, constituye la línea basal sobre la cual se realiza el proceso de
planificación operativa o programación.
Existen a lo menos dos tipos de programación, Histórica y de Base 0
1. Programación Histórica.
Este tipo de programación asume que la realidad de los usuarios familias y comunidad así
como la de una organización sanitarias se mantienen constantes o se modifican
levemente entre un año basal y el siguiente, por lo tanto la planificación de las actividades
se ajustan en pequeños porcentajes de un año a otro. Esta es la forma de programación
más utilizada en los centros donde predomina un modelo Biomédico.
2. Programación Base 0
Este tipo de programación establece que una organización debe construir su planificación
operativa ajustándose a las realidades demográficas, clínicas, epidemiológicas y sociales
de las personas, familias y comunidad usuarios, así como a las normativas técnicas,
clínicas y administrativas específicas de esa organización o establecimiento sanitario.
La programación base 0 no es una actividad de corta duración. Su ejecución se va
enriqueciendo con los análisis y aportes de quienes la realizan y en esto esta su gran
riqueza. Una programación base 0 realizada sólo por algunos integrantes de una
organización, probablemente no se ajustará adecuadamente a las realidades de las
personas, familias y comunidad de usuarios. Es deseable que su realización sea cada tres
o cuatro años, de acuerdo al comportamiento de las variables mencionadas. La
implementación del modelo de salud familiar constituye una gran oportunidad para que las
organizaciones sanitarias de la APS realicen una planificación base 0.
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Etapas de la Programación Base 0:
Habitualmente el proceso de programación base 0 considera cuatro fases:
• En la primera etapa se definen y planifican de manera precisa todas las actividades que
la organización puede realizar. En esta fase, para la planificación de las actividades se
aplican las variables técnicas específicas del proceso de programación.
• En la segunda etapa se realiza una evaluación macro o global de las actividades
planificadas.
• En la tercera etapa se efectúa el ajuste de las actividades planificadas de acuerdo a los
criterios de prioridad para el desarrollo del modelo y a los compromisos sanitarios y/o de
gestión adquiridos por la organización.
En la cuarta y última etapa se realiza la evaluación del cumplimiento de la programación
diseñada, analizando tanto lo realizado como lo no ejecutado, estableciendo medidas de
mejoras o correcciones y dando con ello el inicio a un nuevo proceso de programación.
Etapas de la programación
Etapa I
A.- Definición de actividades y aplicación de criterios técnicos
1.- Definición precisa de las actividades
La primera acción de la programación consiste en la definición precisa y detallada de la
actividad a realizar. No es deseable programar actividades globales, por ejemplo: control
sano infantil. Las definiciones precisas de las actividades, realizadas de manera
coordinada por los equipo de trabajo, evitan las interpretaciones erróneas de ellas.
2.- Criterios Técnicos de Programación.
Sólo con posterioridad a la definiciones precisas de las actividades, se inicia la utilización
de los criterios técnicos específicos de la programación:
a) Universo. Población total susceptible para una actividad determinada. Existen a lo
menos tres tipos de universo en los CESFAM:
1) Población asignada
2) Población inscrita
3) Población validada
b) Cobertura. Porcentaje del universo que recibe la actividad planificada. Se expresa en
números. Sólo excepcionalmente se programan coberturas del 100%, por ejemplo:
población beneficiaria del PAI.
c) Concentración. Cantidad de veces que se realiza una actividad a una población objetivo
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en un período de tiempo determinado y que es habitualmente un año. Ejemplo: 7
controles prenatales, 2 controles de puerperio.
d) Meta anual de actividades: Es el producto de Cobertura x Concentración. Este producto
determina el Nº de actividades definidas para un periodo de tiempo. Ejemplo: EMPA= 100
Personas x 2 actividades = 200 actividades/año.
e) Rendimiento: Es el tiempo ocupado en realizar la actividad. Habitualmente el parámetro
usado es el N° de actividades efectuadas en una hora cronológica (1 hora constituye el
denominador). Ejemplo: rendimiento 3 x hora
f) Horas/Año. Es la división de Meta anual de actividades/Rendimiento.
g) Recurso Humano: Para cada actividad debe definirse el recurso humano responsable
de su ejecución. La definición debe estar basada en las competencias para realizar esa
actividad. Sólo cuando existen recursos humanos igualmente competentes para una
actividad, es posible aplicar el criterio de eficiencia, el que sugiere que la organización
establezca que esa actividad sea realizada por la(s) persona(s) menos onerosa para ella.
h) Período de ejecución. En esta variable la organización fija el período real de semanas
durante las cuales ejecutará la actividad, de acuerdo a sus prioridades y disponibilidad de
personas. Las actividades clínicas curativas de generación espontáneas se realizan
durante las 52 semanas del año, por ejemplo: atención de morbilidad. La mayoría de las
actividades diferidas o planificadas con antelación, pueden programarse en períodos
menores a las 52 semanas del año, por ejemplo: VDI a postrados, 44 semanas.
i) Horas/semana. Dado que las personas son contratadas por las organizaciones
sanitarias en jornadas Horas / semana, la programación base 0 finaliza sus cálculos con
este parámetro, el cual se calcula de la siguiente manera: Horas/año dividido por período
de ejecución (en semanas).
j) Horas/día. La planificación histórica utiliza este parámetro que corresponde a la división
de las Horas/semana por el Nº de días en que se ejecuta la actividad.
Etapa II
Evaluación global de las actividades.
En esta etapa se mira de manera global el número de actividades planificadas. Es muy
probable que sorprenda la alta magnitud de actividades programadas y que se sienta que
los recursos humanos para realizarlas son insuficientes. Esto se explica porque en la
etapa 1 sólo se planifican actividades aisladas y no se tiene una mirada sobre todas las
actividades de la organización.
La cuantificación global de las actividades programadas es una tarea que debe ser
coordinada por los líderes de los equipos y de la organización y son ellos los
responsables de analizar esta información y establecer los lineamientos que conducen a
sus ajustes. La cuantificación no debe convertirse en un fenómeno mecánico de mirar
cifras de acuerdo a criterios de producción o de parámetros financieros, por el contrario,
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es una oportunidad de mejoramiento continúo que facilita el desarrollo del modelo de
salud familiar.
Producto del análisis global de las actividades planificadas surgirán las decisiones que
permitan equilibrar las actividades específicas del modelo de salud familiar con las
clásicas del enfoque biomédico o histórico. Ejemplo: se cuantifican las actividades
planificadas para las(os) profesionales matronas(es) y se constata que el 92% del tiempo
programado corresponden a actividades curativas. Teóricamente deben ocupar un 25%
de su tiempo en actividades propias de la salud familiar. A partir del análisis de esta
información es posible ajustar las actividades de estas(os) profesionales.
El análisis cuantitativo permitirá redefinir, modificar y/o eliminar las actividades que un
Centro de Salud ejecuta en un periodo de tiempo determinado.
Etapa III
Ajuste de actividades según prioridades y compromisos de Gestión.
a) Definición de prioridades
En esta tercera etapa es necesario ajustar las actividades planificadas de acuerdo a
criterios de priorización de la organización. Habitualmente los criterios de priorización de
una organización se basan en dar respuesta a las necesidades sanitarias de las
personas, familias y comunidad a su cargo velando tanto por el acceso como por la
resolutividad de su accionar. En la definición de prioridades para un centro de salud
familiar deben incorporarse tanto la realización de actividades específicas para las
familias, parejas y comunidades como actividades clínicas curativas centradas en las
personas más que en patologías disgregadas. Aquí se incorporan actividades clínicas
multidisciplinarias, controles grupales de multimorbilidad y otras actividades innovadoras
que permitan cumplir los compromisos adquiridos. Una buena manera de priorizar es
aplicar matrices decisionales.
Para el desarrollo del modelo de salud familiar es necesario planificar y programar las
actividades en función de los ejes del plan de salud familiar y desde ellos priorizarlas. La
priorización puede abarcar tanto actividades insertas en un mismo eje ( ejemplo familia)
como actividades de diferentes ejes ( familia v/s individuos)
b) Compromisos de Gestión
El ajuste de actividades debe estar en línea con los compromisos de gestión definidos
para los diferentes ejes de la salud familiar y además en concordancia con la planificación
estratégica de la organización, con las normativas vigentes y con objetivos sanitarios
locales y/o nacionales.
Las actividades trazadoras para cumplir los compromisos de gestión son dinámicas y es
deseable que en el ámbito del modelo de salud familiar reflejen el grado de avance de la
organización en él. Es posible que diferentes CESFAM similares compromisos de gestión
pero diferentes indicadores para ellos. Por ejemplo, en el eje familia un compromiso de
gestión puede ser Evaluación de la Vulnerabilidad Familiar y los indicadores de esta
actividad pueden fluctuar entre un 50% y un 75% trianual para cada centro de Salud.
5.
Etapa IV Evaluación de la programación
La última etapa de la programación es la evaluación del cumplimiento de su ejecución y
ella debe considerar tanto sus aspectos cualitativos como los cuantitativos.
En el aspecto cualitativo debe prevalecer la coherencia de las actividades ejecutadas con
la implementación del modelo de salud familiar. Esto es básico para avanzar en el
desarrollo del modelo.
Desde el punto de vista cuantitativo se deben evaluar trimestral o semestralmente el
grado de avance y cumplimiento de las metas definidas. Estas evaluaciones permitirán
conocer las eventuales desviaciones de las metas establecidas de manera precoz. Por
último se debe realizar la evaluación global anual de la programación con la finalidad de
analizar el desarrollo integral del modelo. Con esta etapa de evaluación se cierra el
proceso de programación que comenzó con la definición de las actividades y se da inicio
a uno nuevo, constituyéndose el proceso de la programación en un insumo para el
mejoramiento continuo de la organización.