1. DESCARTES
EL MÉTODO CARTESIANO Y SU FUNDAMENTACIÓN
A) R. Descartes: VIDA Y OBRA
VIDA:
Nació en La Haye, en la Turena francesa, en 1596. De familia
acomodada estudió en el colegio de los jesuitas de La Flèche, siguiendo
la filosofía escolástica, junto al cultivo de las ciencias y las
matemáticas. No conforme con la educación recibida, decide aprender
en el “gran libro del mundo”, para lo que vende las propiedades
heredadas tras la muerte de su padre, se alista en el ejército y participa
en la Guerra de los Treinta Años. A partir de 1629 vive en Holanda,
donde encuentra un ambiente de pensamiento libre que no halla en
Francia ni Inglaterra.
Comparte las ideas de Copérnico y Galileo, aunque prefiere no hacerlas
públicas para protegerse.
En 1637 publica su Discurso del Método que le proporciona fama por
toda Europa. A raíz de ello, es llamado por la reina Victoria de Suecia
para que sea su profesor de filosofía. Antes de un año enferma y muere
en 1650.
Es conocido como científico y matemático, además de como filósofo.
OBRAS PRINCIPALES:
Discurso del Método
Meditaciones Metafísicas
Las pasiones del alma.
B) MÉTODO INTUITIVO – DEDUCTIVO. LAS REGLAS DEL MÉTODO
Definición de método: entiende por método el conjunto de reglas ciertas
y fáciles que hacen imposible para quien las sigue estrictamente tomar
lo falso como verdadero, y que conducen ordenadamente al más alto
saber posible.
El método de la filosofía al igual que el de las ciencias exactas debe
partir de principios sólidos, claros y evidentes, directamente intuidos, y
de ellos derivan otras verdades menos conocidas que esos principios, a
las que llamamos conclusiones.
Este método intuitivo-deductivo debe someterse a cuatro rigurosas
reglas:
1ª ) Regla de la evidencia (momento intuitivo):
Descartes define primero que entiende por intuición un concepto de la
mente pura y atenta que brota de la sola luz de la razón y es más
verdadero que la misma deducción. Seguidamente enuncia la regla de la
evidencia: “He decidido no aceptar nunca cosa alguna como verdadera a
no ser que se presente con tanta claridad y distinción que sea imposible
dudar de ella.”
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2ª) Regla del análisis (momento intuitivo):
Descomponer cualquier problema o cuestión compleja en sus partes o
elementos para poder examinarlos por separado, aplicando así a esos
elementos simples la regla 1ª.
3ª) Regla de la síntesis (momento deductivo):
Iniciar el examen por los elementos más simples y fáciles de conocer
(principios) para desde ellos ir avanzando poco a poco al conocimiento
de los elementos más difíciles y complejos (conclusiones).
4ª) Regla de la enumeración:
Hacer revisiones tan amplias y enumeraciones tan profundas que esté
seguro de no haber omitido nada.
Diseñadas así las reglas de su método, Descartes inicia la difícil
tarea de aplicarlas a la Filosofía, encontrándose con una dificultad
inicial que parece insuperable: no encuentra en toda la Historia de la
Filosofía una sola verdad o principio que pueda servir de punto de
partida a su método, teniendo que imaginar su sistema de la duda
metódica para resolver este problema.
C) LA DUDA CARTESIANA
CARACTERÍSTICAS de la DUDA:
Hiperbólica o exagerada a propósito.
Metódica: camino o método para alcanzar la verdad.
Universal: afecta a todos mis conocimientos.
Fértil: llega a generar o producir una verdad originaria o primera.
MOMENTOS DE LA DUDA:
1º momento: teórico: reconocer el carácter incierto y problemático
de todos mis conocimientos.
2º momento: práctico: decisión de prescindir de todos esos
conocimientos, al menos provisionalmente.
NÚCLEO DE LA DUDA CARTESIANA:
Descartes no duda de la existencia en su mente de valores o
contenidos plurales y diversos.
De lo que duda es de la existencia de los correlatos externos de
tales ideas, contenidos mentales o esencias.
La duda cartesiana tendrá éxito y quedará superada si alguna vez
encuentro en mi mente una idea, contenido o esencia a la cual
corresponda necesariamente en el mundo externo una
determinada existencia. ÉSE ES EL CASO DEL COGITO, ERGO
SUM.
LOS MOTIVOS DE LA DUDA CARTESIANA:
1º) Las falacias o engaños del conocimiento sensible: los sentidos
nos engañan muchas veces; ¿Por qué no puede ser todas las
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veces? Pues no, ya que existen evidencias sensibles de las que
parece imposible dudar.
2º) Los sueños: esas evidencias sensibles tendrían valor, si no
fuera que “soy hombre y tengo por costumbre dormir”, y la misma
evidencia se me presenta durmiendo y no tengo criterio para
diferenciar vigilia y sueño.
No obstante, dormido o despierto la adición de 2+305, y el
cuadrado tiene cuatro lados. Estas verdades matemáticas
superan el motivo de los sueños.
3º) El Deus deceptor o Dios engañador: ¿Quién me dice que no
existe un ser sumamente poderoso y astuto que emplea toda su
industria en engañarme incluso en esas verdades matemáticas?
Pues no, porque ese mismo ser todopoderoso es suma bondad y
no puede disfrutar engañándome.
4º) El genio maligno: No obstante lo anterior, también puedo
imaginar ese mismo ser todopoderoso pero sumamente maligno
que sí puede disfrutar engañándome.
D) EL “COGITO”: LA VERDAD PRIMERA E INDUDABLE.
Esta primera verdad o certeza que Descartes encuentra al final de
la duda metódica tiene las siguientes características:
1ª) es una intuición no una deducción. A pesar de su enunciado
(ergo consecutivo) lo que hace es intuir o evidenciar que mientras
piensa, existe. Por ello es más correcto expresar esta primera
verdad como COGITANS SUM (pensando existo)
2ª) esa primera verdad originaria se transforma en criterio futuro
e certeza “todo lo que se me presente con igual claridad y
distinción lo aceptaré sin dudar como verdadero”.
3ª) a pesar de lo anterior, Descartes reconocer que esta primera
unidad es totalmente estéril y no le permite por sí misma salir de
su pensamiento hacia la exterioridad del mundo exterior.
E) LAS IDEAS, OBJETO DIRECTO DE CONOCIMIENTO.
Constatada la esterilidad del cogito (que encierra a Descartes
dentro de su propio pensamiento) éste vuelve sobre sí mismo y
analiza todo tipo de ideas que tiene en su mente o espíritu:
1ª) insiste en el hecho de que las ideas (todo contenido de
conciencia) son el objeto directo del conocimiento: pensamos
directamente ideas no cosas.
2º) clasifica estos contenidos mentales o ideas en tres clases:
a) ideas adventicias: que parecen “provenir del mundo externo”
b) ideas facticias: producidas por mi mente combinando ideas
adventicias (p.ej. sirena)
c) ideas innatas: que ni proceden del exterior ni son construidas
aleatoriamente como las facticias. Estas ideas innatas son algo
connatural (congénito) a todos los hombres y las posee el
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entendimiento desde su nacimiento sin necesidad de
aprendizaje alguno.
Examina a continuación qué ideas innatas tiene en su mente y
descubre una sumamente interesante: la idea innata de
substancia.
F) LA IDEA INNATA DE SUBSTANCIA
Descartes define el concepto o idea de substancia: “por
substancia entiendo aquello que existe de tal manera que no
precisa de ninguna otra cosa para existir” (nulla res indegeat ad
existendum). Tomada la definición literalmente, sólo habría una
substancia infinita e increada: Dios o la res infinita. Pero
Descartes admite también otras dos substancias finitas y creadas
que aunque no existen por sí, existen en sí, y no en otra cosa
como accidentes. Tales son:
La mente, alma o espíritu: substancia pensante: res cogitans
Lo corpóreo y extenso: substancia externa o mundo: res extensa
Seguidamente define el atributo de una substancia como “aquello
que percibimos como formando parte de su esencia”. El atributo
de la res cogitans es el pensamiento, y el atributo de la res
extensa es la extensión. Añade que entre substancia y atributo se
da sólo una distinción de razón o racional, no real.
Por último define los modos como afecciones o modificaciones
particulares y accidentales de la substancia y los atributos.
Cita como más representativos los modos siguientes:
Modos el pensamiento: odiar, amar, desear, juzgar
Modos de la extensión: posición, figura/forma; tamaño/volumen;
movimiento.
Caracterizado ya el concepto de substancia, atributo y modos,
justificada con anterioridad la existencia de la substancia
pensante (res cogitans) así como sus características, Descartes al
darse cuenta de que es imposible pasar directamente del “yo” (res
cogitans) al mundo (res extensa) da un rodeo a través de Dios (res
infinita): si consigue demostrar que Dios existe, que es suma
bondad y fuente suprema de verdad (Deus veracissimus), consigue
una garantía o aval perfectos para legitimar la existencia externa
de cuerpos (incluido el propio), que causan con él las ideas o
impresiones respectivas.
Para demostrar la existencia de Dios argumenta lo siguiente:
1º) Tengo en mi mente finita e imperfecta la idea de un ser infinito
y sumamente perfecto al que llamo Dios. Tal idea no puede
proceder del exterior (adventicia) ni ser creada ni tener su origen
en mi mente (facticia); sólo un ser perfecto e infinito pudo ponerla
en mí. A ese ser lo llamo Dios.
2º) Si yo me hubiera dado el ser, me habría hecho perfecto,
omnipotente, omnisciente, etc. Estas cualidades no se dan en mí,
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de lo que concluyo que no me he creado el ser, sino que es un ser
superior la causa de mi existencia, al que llamo Dios.
3º) Acepta Descartes la prueba a priori u ontológica de S. Anselmo
(S. XI) sobre la existencia divina: “un ser sumamente perfecto,
aquello mayor que lo cual nada puede imaginarse” debe existir
tanto en el entendimiento como en la realidad; la inexistencia de
Dios restaría perfección a tal ser y ya no sería el más perfecto de
todos.
Probada así la existencia divina, Descartes recobra la confianza
en sus sentidos, admite que ese Dios es veraz y bondadoso (fuente
última de verdad), no le engaña, con lo que puede asegurar que la
causa inmediata de sus percepciones de cosas exteriores existe:
es decir que existen las cosas externas o mundo (res extensa).
LA RES EXTENSA: EL MECANICISMO CARTESIANO
El mecanicismo de la res extensa:
Los cuerpos caracterizados por su extensión y modos respectivos
(figura, posición, movimiento, etc.) se estructuran y actúan
mecánicamente, es decir, como una máquina. Esta máquina que
es el mundo se asemeja a un inmenso billar en el que, iniciado el
movimiento por el Dios creador, éste se transmite
automáticamente entre todos los cuerpos (“bolas”). Cada cuerpo
actúa como causa agente o principio del movimiento de otro
cuerpo y así sucesivamente, en una cadena inexorable de causas
y efectos.
La unión alma/cuerpo:
La res cogitans, alma o espíritu, no está sujeta a las leyes
mecánicas del universo; tiene sus propias leyes de pensamiento,
por lo que Descartes encuentra graves dificultades para explicar
las relaciones entre alma y cuerpo (dualismo cartesiano).
Descartes imagina que el influjo alma/cuerpo se da a través de la
glándula pineal.
El automatismo de los animales:
Los animales (no humanos) carecen de alma, de conciencia y
pensamiento, son sólo seres corpóreos sometidos exclusivamente
a las leyes mecánicas del universo, que en su caso actúan
mediante el mecanismo estímulo (causa)/ respuesta (efecto).
Son pues meros autómatas, seres articulados que ni sienten ni
padecen pues de realizar estas funciones también pensarían, algo
imposible en estos seres.
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