1. La hora más oscura de la noche es la que
precede a la salida del sol
Reflexiones del sacerdote y escritor irlandés John O’ Donahue (1956-2008).
La hora más oscura de la noche es la que precede a la salida del sol. Las tinieblas se
vuelven más oscuras y anónimas. Si nunca hubieras estado en el mundo ni sabido lo que
era el día, jamás podrías imaginar cómo se disipa la oscuridad, cómo llega el misterio y el
color del nuevo día.
La luz es increíblemente generosa, pero a la vez dulce. Si observas cómo llega el alba,
verás cómo la luz seduce a las tinieblas. Los dedos de luz aparecen en el horizonte; sutil,
gradualmente, retiran el manto de oscuridad que cubre el mundo. Tienes frente a ti el
misterio del amanecer, del nuevo día.
Una de las tragedias de la cultura moderna es que hemos perdido el contacto con estos
umbrales primitivos de la naturaleza. La urbanización de la vida moderna nos apartó de
esta afinidad fecunda con nuestra madre Tierra.
Durante la noche, el mundo descansa. Árboles, montañas, campos y rostros son liberados
de la prisión de la forma y la visibilidad. Al amparo de las tinieblas, cada cosa se refugia
en su propia naturaleza. La oscuridad es la matriz antigua. La noche es el tiempo de la
matriz.
Nuestras almas salen a jugar. La oscuridad todo lo absuelve; cesa la lucha por la
identidad y la impresión. Descansamos durante la noche.
2. El alba es un momento renovador, prometedor, lleno de posibilidades. A la luz nueva del
amanecer reaparecen bruscamente los elementos de la naturaleza: piedras, campos, ríos
y animales. Así como la oscuridad trae descanso y liberación, el día significa despertar y
renovación.
Cada día, el alba revela el misterio de este universo. No existe sorpresa mayor que el
alba, que nos despierta a la presencia vasta de la naturaleza.
Siempre estamos viajando de las tinieblas a la luz. Al principio somos hijos de las
tinieblas. Tu cuerpo y tu cara se formaron en la benévola oscuridad. Viviste tus primeros
nueve meses en las aguas oscuras del vientre de tu madre. Tu nacimiento fue un viaje de
la oscuridad hacia la luz.
La creatividad nace en ese umbral primero donde la luz y las tinieblas se prueban y se
bendicen entre sí. Solamente encuentras equilibrio en la vida cuando aprendes a confiar
en el fluir de este ritmo antiguo.
La luz es la presencia secreta de lo divino. Mantiene despierta la vida. Es una presencia
nutricia. Despierta el calor y el color en la naturaleza.
Cuando el amor despierta en tu vida, en la noche de tu corazón, es como un alba en tu
interior. Donde había anonimato, hay intimidad; donde había miedo, hay coraje; donde
reinaba la torpeza, juegan la gracia y el donaire; donde había aristas, ahora eres elegante
y estás en sintonía con el ritmo de tu yo.
Cuando el amor despierta en tu vida, es como un renacer, un comienzo nuevo.