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    APUESTAS METODOLÓGICAS EN EL TRABAJO DE GÉNERO CON HOMBRES
                            INDÍGENAS



                                                     ABELARDO PALMA MOLINA


                                                       Formación y Capacitación A.C.
                                                   San Cristóbal de las Casas Chiapas
                                                                       Agosto del 2009

                                                        Ahora me estoy dando cuenta
                                                         que la mujer tiene su validez
                                                            hoy amigo haz el cambio
                                                              y ser mejor como lo ves
                                                                             †Chepito




Introducción


El presente trabajo tiene el propósito de compartir preocupaciones que han surgido de
nuestra experiencia educativa en género con hombres de comunidades indígenas del
Estado de Chiapas. Es un acercamiento acompañado de algunas reflexiones que son
fundamentales en el abordaje de género. Inicio haciendo una breve exposición para
resaltar la importancia de los usos y costumbres. Posteriormente describo suscintamente
la secuencia metodológica considerando aspectos que emanan de lo particular a lo global.
El punto de partida es la individualidad y sus conexiones sociales con las prácticas
comunitarias para luego señalar los referentes metodológicos que facilitan el trabajo de
género. Enfatizo en lo cotidiano desde dónde se construyen y refuncionalizan las
masculinidades indígenas y planteo la validez que tiene la promoción de los espacios de
encuentro con hombres para analizar y deconstruir los dispositivos de poder que dan
cauce a las relaciones de poder y dominación patriarcal. Argumento además que las
emociones y sentimientos son fuentes de conocimiento y que pueden contribuir a mejorar
nuestra forma de ser hombres. Anoto que el trabajo de género es político y responde a
concepciones ideológicas que      tenemos   que aclararnos si        queremos realmente
comprometernos e incidir en los cambios sociales. Finalmente menciono interrogantes que




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requieren un exhaustivo trabajo de investigación para conocer la realidad comunitaria y las
formas que adoptan los mecanismos culturales de dominación genérica.


Visualizar los usos y costumbres


¿Qué relación tienen los usos y costumbres con el género? ¿Qué importancia tienen en el
trabajo de género con hombres? ¿Porqué tomarlos en cuenta?. Los usos y costumbres
son integradores de la identidad comunitaria. En ellos se expresan las relaciones
desiguales y de subordinación genérica que permean la vida comunitaria. El reto es cómo
explorarlos para introducir la reflexión de género con hombres y con ello identificar cuáles
son las prácticas y representaciones que reproducen la dominación indígena. Muchos son
los estudios que analizan las diferencias culturales y la construcción de las identidades,
pero todavía falta indagar las especificidades para conocer si realmente existen modelos
de subordinación étnica en las comunidades indígenas, saber cuáles son los mecanismos
culturales que favorecen la reproducción de la dominación masculina indígena y también
identificar las influencias que favorecen las resistencias al cambio. Y para descubrir lo
anterior es pertinente conocer aquellas prácticas individuales y colectivas que son
obstáculos para el cambio y en ello juega un papel fundamental los usos y costumbres.


La comunidad indígena reproduce permanentemente los usos y costumbres en los
espacios de interacción social. En la casa, iglesia, fiesta, juegos, escuela y asambleas.
Pero el lugar dónde más fuerza adquiere el ejercicio de la dominación masculina indígena
es en el espacio doméstico. No significa que en los otros espacios el control y dominio no
se ejerza, pero es en los ámbitos íntimos y privados alrededor de la esfera doméstica
donde se reproducen con mayor vigor las relaciones de subordinación. Es posible
identificar algunos de los dispositivos culturales que desde la esfera doméstica explican las
características que adopta la subordinación de género. Al reflexionar las ventajas y
desventajas que tienen mujeres y hombres se concluye que las ventajas de las mujeres
son: tener hijos, cocinar, lavar ropa, barrer, ser creídas1, ser más obedientes, no tomar
alcohol, ser madre, ama de casa, les gusta el baile, costuran ropa, más compasivas. Las
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 Cuando los hombres dicen que una mujer es creída, es porque es presumida, vanidosa, mira a los hombres de arriba
para abajo. Dicen los hombres que se cree una reyna.


                                                                                                     2
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desventajas, no orinar paradas, no pueden brincar, no pueden pasear solas, no pueden
tomar, lloran mucho, dormilonas, no hacen trabajo pesado, no saben cocer ropa, no puede
jugar, sufridora, no manda. Las ventajas de los hombres, no lavar ropa, no cocinar, no
embarazarse, ser libre de caminar en la noche, montar a caballo, cargar, tomar licor, andar
con mujeres, golpear, manejar el dinero, tener propiedades, mandar, tener privilegios en
casa, hacer lo que quiera, más oportunidad en trabajos, no depender económicamente, ser
vaquero2, pelear, ser bailador, orinar parados.3 Estas concepciones infieren que el papel
asignado socialmente a la mujer es la atomización doméstica mientras que al varón le son
conferidos los privilegios de ser el que controla y detenta el poder en los espacios privados
y públicos.


Dentro de los usos y costumbres existen otros dispositivos que son recreados en
combinación con lo doméstico y lo público. Recuerdo que hace alrededor de dos años las
empresas televisivas con afán de denostar los usos y costumbres hicieron un reportaje en
el pueblo de San Juan Chamula, cuyo título decía, palabras más palabras menos, “mujeres 
indígenas  son  vendidas  para  casarse”.  Una  expresión  así  en  cadena  nacional  provoca 
rechazo y remueve los prejuicios más conservadores de los sectores reaccionarios de la
sociedad      mexicana.        Atrás     del    manejo      tendencioso        y    terjiversado      subyace       el
androcentrismo occidental que ignora el significado de la vida ritualizada alrededor del
matrimonio. No ven que en torno a la búsqueda de pareja y a la consumación del
casamiento existen códigos y mediaciones simbólicas que revitalizan la tradición
comunitaria de cooperación y agradecimiento.


La entrega de dinero tiene una carga simbólica de primer orden. A pesar de que los
hombres digan que no se paga y lo vean como aportación económica, lo cierto es que la
ritualización efectuada mediada por el dinero significa transacción económica sobre el
cuerpo. El uso del dinero, quiérase o no, implica que el hombre adquiere un derecho de
posesión sobre la mujer que le permite reproducir el control y el poder. Todavía en los


2
  Ser vaquero, es ser hombre rudo, diestro en domar y montar caballo, cuida ganado, participa en las fiestas de los
pueblos en carreras de caballo, es bueno para el cuidado de animales en los ranchos.
3
  Las reflexiones son producto de los talleres que el Centro de Acción e Investigación de la Mujer Latinoamericana A.C.
(CIAM) organiza y en alianza con Formación y Capacitación A.C. (FOCA) diseñamos y facilitamos.


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usos y costumbres se pueden encontrar vestigios heredados del dominio colonial y quizá
esta transacción es legado del derecho de pernada que permitía al patrón disponer
sexualmente de las mujeres indígenas.


Muchas otras representaciones corporales son reminiscencias coloniales que fueron
introyectadas corporalmente y naturalizadas como parte de los usos y costumbres. El
saludo de una persona joven ante una persona mayor, adulta o anciana, se hace por
medio de una reverencia, en dónde el joven se para de frente a la persona mayor, se quita
el sombrero y se agacha para que con su mano le toque la parte superior de la cabeza.
Estas conductas las trajeron los frayles dominicos y franciscanos, cuando un indígena se
acercaba ante el sacerdote, se tenía que agachar en señal de respeto. Después esta
conducta fue adoptada por los hacendados y no permitían que los indígenas miraran de
frente. Para hablar tenían que hacerlo agachados y mirando al suelo. En caso contrario
eran azotados.


Cuando un joven se interesa por una mujer es para establecer compromiso personal y
familiar. Los cortejos ocurren en los espacios de encuentro comunitario como la fiesta y si
la mujer acepta bailar significa interés que no necesariamente el desenlace es noviazgo y
matrimonio. Después viene la solicitud de permiso ante el papá para platicar con ella y si
existe acuerdo entre ambos de concretar la relación procede “la pedida” que regularmente 
consiste en tres visitas. Ambas familias se encuentran y comparten comida que
usualmente es pan, refresco, alcohol y carne. Inicia la plática el papá del varón explicando
los motivos de la visita, pide que lo reciban en su casa y seguidamente el papá de la novia
toma la palabra para dar paso a un diálogo familiar dónde todos y todas toman la palabra.
Se le pregunta a la novia si está dispuesta a casarse, si le interesa o no la relación. No se
fija ninguna cuota económica en las primeras dos visitas, es hasta la tercera cuando se
habla de dinero para celebrar la fiesta, se planifica y el novio tiene que cubrir los gastos
que ascienden entre diez ó quince mil pesos. La cantidad es variable dependiendo de las
posibilidades del novio y de los acuerdos familiares. El desembolso económico incluye la
cooperación que el novio entrega a la familia de la novia, no para organizar la fiesta, sino
para la familia. Es una aportación concebida como agradecimiento por la crianza y el



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cuidado de la hija que será entregada en matrimonio y encargada para su cuidado a la
familia del novio. Ahora ya no será responsabilidad del hombre nada más sino también de
la familia que la recibe como una más de sus integrantes, pero en calidad de subordinada,
es decir que al pasar a ser parte de otra familia, el estatus de subordinación se mantiene y
quién asume el control sobre su cuerpo y persona es directamente el hombre.


Afortunadamente los usos y costumbres no permanecen estáticos y van cambiando al
paso generacional. En las comunidades autónomas zapatistas los cambios son más
visibles a diferencia de la cabecera municipal de San Juan Chamula cuya característica es
representada por la defensa acérrima del tradicionalismo comunitario. El sentido de las
transformaciones en torno a la ritualización del matrimonio, así como las relaciones en el
ámbito domestico o familiar tienen un avance significativo en las comunidades autónomas.
Es mal visto que un hombre le pegue a la mujer, no quiere decir que no exista violencia,
pero por lo menos los hombres van a pensar dos veces en cometer acciones de violencia
física contra la mujer, a diferencia de comunidades de filiación priísta, en dónde todavía la
violencia física ligada al consumo del alcohol es recurrente. Sin duda el zapatismo ha
generado cambios importantes en la vida comunitaria. Los avances en salud al desterrar
de las comunidades el consumo del alcohol es un logro importante porque las primeras
beneficiadas son las mujeres y familiares.


El procedimiento más usual en ritualización del matrimonio es el que describo, aunque las
situaciones cambian dependiendo de la comunidad, familia y región. Cuando se
transgreden las normas, que también sucede, intervienen otros actores como la autoridad
y/o asamblea comunitaria. Pero todo depende de la situación que se presente. Las
relaciones por fuera del ritual legitimado por la comunidad es considerado un delito que
merece castigo. Los embarazos antes del matrimonio, las infidelidades del hombre y mujer
son valorados por la autoridad y la familia implicada, si no hay arreglo entonces interviene
la asamblea y resuelve. Los castigos pueden ser desde la cárcel, expulsión de la
comunidad, multa económica, trabajo, exhibición pública amarrados ó el azote. Las
sanciones no son lineales, dependen de la magnitud del delito y de las opiniones
familiares. Antes de que un problema pase a la asamblea comunitaria la autoridad



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pregunta  a la  familia las  alternativas  de  solución  y/o reparación  del  “daño”.  En  ocasiones 
puede ser cárcel y entrega de dinero. Los conflictos motivados por violar las normas
siempre tendrán solución con la intervención de autoridades y familiares.


Lo anterior ejemplifica las prácticas comunitarias y muestran que las posiciones del orden
masculino y femenino están determinadas culturalmente. El uso y la costumbre en tanto
construcción cultural define los parámetros sobre los cuáles se edifica y transforma la
identidad y proporciona pistas para diseñar estrategias metodológicas que faciliten el
trabajo de género con hombres. Es un logro que al reflexionar las expresiones
tradicionales de subordinación los hombres reconozcan la existencia de practicas
discriminatorias, serviles y violentas hacia las mujeres. Identificarlas para buscar
alternativas es una tarea obligada con el objetivo de construir nuevas formas culturales de
convivencia que favorezcan relaciones sanas de igualdad y equidad.


La estrategia metodológica tiene que combinar los elementos culturales e identitarios
entrelazados con los usos y costumbres. Así como reivindicamos la importancia de la
transversalidad de género, considerar los usos y costumbres para trabajar con hombres de
contextos rurales e indígenas es fundamental. No para reforzar lo que no contribuye a la
igualdad, sino para buscar alternativas de transformación y diseñar estrategias para
promover cambios individuales y colectivos. Las tradiciones y costumbres que sirven, que
son positivas, deben de retomarse para convertirlas en instrumentos didácticos en el
trabajo de género con hombres.


Diálogo emocional con el yo. Lo personal y sus conexiones contextuales


Propiciar el diálogo emocional es otro principio metodológico. El orden inicia con los
sentimientos y emociones que cruzan todo el cuerpo. Anthony Giddens expone el recorrido
metodológico y que puede ser aplicado a la experiencia educativa con hombres. (Giddens,
1997: 48-105). El autor toma como referencia los aportes múltiples de la psicoterapia.
Menciona que el yo, posee una trayectoria particular, que puede sintetizarse en la
reflexividad del yo a la realización del yo. Señala que la búsqueda de la identidad del yo es



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un problema moderno que probablemente tiene sus orígenes en el individualismo
occidental, a pesar    de reconocer que la individualidad es valorada por las distintas
culturas. Sin duda esto es cierto, pues hay que recordar que los Griegos y Romanos
apreciaban mucho el cuidado de uno mismo. Sin embargo, esto evolucionó y en
determinado momento, el planteamiento del cuidado de uno mismo empezó a verse como
sospechoso y motivó el señalamiento de ver la preocupación individual como egoísta
(Foucault, 1994: 111-113).


La reflexividad del yo, dice Giddens, es parte de un proyecto cuya responsabilidad es
personal y pasa por el conocimiento de uno mismo. La trayectoria del yo inicia brindando
espacio para pensar el pasado, dialogar con el tiempo, escribir la historia de vida, elaborar
un ejercicio autobiográfico en el cual vamos a ser auténticos. Esto supone la honestidad
y/o fidelidad con uno mismo. La reflexivilidad conduce a cobrar conciencia del cuerpo y
estar atentos a las señales corporales. Adquirir autoconciencia corporal física y mental es
un criterio básico para la realización del yo. La realización supone el control del tiempo
personal para lograr satisfacción. Ocupar un espacio de vida para la reflexión de los
pasajes personales e intentar un equilibrio entre la oportunidad y riesgo. Entendido como
las posibilidades y peligros para lograr satisfacer las necesidades emocionales. ¿Tenemos
o no necesidades emocionales ?.


Vivir plenamente las emociones y sentimientos, cuidar el cuerpo, es aprender a pensar el
cuerpo. No ejercer un riguroso control opresivo sobre él y no subordinarlo a la mente, nos
permite, crear las condiciones para la emotividad sin temor. Pero no solamente eso, el
reconocimiento corporal implica hacer conciencia de la relación que existe entre el cuerpo
y el contexto social. No perder de vista la ubicación temporal y espacial que hace que las
masculinidades hegemónicas refuncionalicen el sistema social de relaciones inequitativas.
Si nada más nos quedamos en la reflexivididad del yo estaremos cayendo en lo que el
posmodernismo promueve al centrar su atención en el autocuidado y autoestima sin tomar
en cuenta que somos parte de un sistema patriarcal con su dinámica propia que
retroalimenta las injusticias y que las luchas por construir mejores masculinidades pasa por
derribar las estructuras de poder capitalistas. La importancia de trabajar lo corporal reside



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en que las dinámicas de poder trascienden las esferas sociales y se trasladan hasta lo
más profundo de las subjetividades de hombres y mujeres naturalizando la opresión de
generación a generación. Metodológicamente se trata de intercalar el diálogo con el yo
pero contextualizándolo con las luchas de carácter global antisistémicas.


El diálogo emocional con el yo implica abordar la subjetividad individual. La metodología
propone un continuum entre el yo y los otros. Establecer una conexión entre la realidad
personalizada y la relación con los otros. El entorno o el contexto son elementos externos
conectados con el posicionamiento subjetivo. El punto de referencia básico que facilita
iniciar el proceso de diálogo con sí mismo, son las experiencias particulares, determinadas
por la socialización que cada persona realiza. Dicho de otra manera, es pensar en los
puentes entre el ser y los seres. Es buscar una mediación reflexiva (Ricoeur: 2003) entre la
construcción de las identidades personales con las identidades colectivas. Las identidades
personales están ligadas con un nivel superior y global que son recreadas y reproducidas
permanentemente como parte intrínseca del modelo hegemónico de masculinidad. Pero
además la secuencia metodológica es efectiva en la medida en que obliga a los hombres a
identificarse con sus defectos y virtudes y al reconocimiento de las marcas, cicatrices,
rupturas y desafíos.


El abordaje desde la perspectiva de género y masculinidades contiene varios
componentes ligados entre sí y al aplicar la estrategia metodológica, todos ellos se
entrecruzan en forma de espiral y de oscilaciones ondulantes. El modelo hegemónico de
masculinidad tiene la capacidad de naturalizarse en todos los espacios de socialización de
los hombres. El primer contacto que permite esa naturalización es el individuo, por eso es
imprescindible partir desde la corporalidad no únicamente física sino también a la parte
siempre negada y oculta que caracteriza la masculinidad hegemónica y a lo que Bourdie
denomina prescripciones trascendentales. La línea conductora es flexible y apunta hacia el
encuentro con las sutilezas de la dominación masculina para cuestionarlas, derribarlas y
transformarlas en otras formas de ser y hacer. Los dispositivos cotidianos que reactivan la
diversidad de masculinidades, se ubican en cuatro espacios; íntimo, privado, doméstico y
público.



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Para cada espacio es necesario el diseño de una estrategia específica que facilite el
intercambio entre hombres. El reto es el atrevimiento al diálogo para provocar las
emociones y sentimientos. No siempre es así, porque destapar emociones y sentimientos
requiere todo un proceso que lleva su tiempo y cada persona establece sus límites y
resistencias. Nunca se sabe en qué momento la disponibilidad para hablar puede
desbordarse y ser compartida con otros hombres. Uno de los recursos hasta ahora
utilizados en los espacios con hombres y con bastante éxito es la imagen del cuerpo con
las características físicas y emocionales.


El siguiente esquema pretende ilustrar el recorrido de ese proceso y cómo la reflexividad
del yo es conectada con otros niveles de elaboración de la masculinidad. Para nada es
mecánico, sin perder de vista que el punto de arranque es la subjetividad representada por
el yo. El ambiente generado en los espacios tiene el mérito de ser cíclico con ritmos y
vaivenes propios. De arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba, de lado a lado.
Transversalmente se resaltan los usos y costumbres porque trastocan todos los espacios
al igual que el complemento político en tanto que la naturaleza de las actividades humanas
y el ser social son políticos. Hacer énfasis en esta idea es justo porque concebimos el
trabajo de las masculinidades como revolucionario que amerita ser potenciado y exige un
posicionamiento de transformación profunda y radical del sistema de dominación
patriarcal.




 




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                         Lo intimo      Mi sexualidad 
                           Soy yo       Mi salud 
                                        Mi decisión 
                                        Mi autoestima 
                                        Mi alegría 
                                        Mi tristeza 
                          Espacio       Mi enojo 
                          privado       Mi violencia 
                                        Mi memoria 
                         Mi familia     Mi conocimiento 
POLITICO                                Mi poder 
USOS Y                                  Mi afecto 
COSTUMBRES                              Mis privilegios 
                                        Mi cosmovisión 
                                        Mi costumbre 
                        Lo doméstico 
                           Mi casa 

 Cargos 
 comunitarios 
 Trabajos 
 Derechos                Lo público 
 públicos,                 Donde  
 consuetudinarios        me muevo 
 y 
 constitucionales 
 Políticas hacia las 
 mujeres 
 Cosmovisión 
 Usos y 
 costumbres 
  
  




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Lo cotidiano y los espacios de reflexión entre hombres


Provocar  situaciones  “cara  a  cara”  (Berger  y  Luckmann,  2003:  44-50) para encontrar al
otro y crear un ambiente de relaciones intersubjetivas donde el juego escénico permita el
acceso a las subjetividades individuales y al intercambio colectivo para entender e
interpretar las experiencias de los otros. Retratar las prácticas y vivencias comunitarias
para reflejar la cotidianidad y sus estructuras de dominación. En las anécdotas, los
discursos, la cosmovisión, el lenguaje y en la tradición oral se denotan formas de ver y
hacer el mundo. Portan cargas de significados impuestos e introyectados en las
subjetividades desde la conquista y que hoy continúan desarrollándose para alimentar la
condición patriarcal del sistema capitalista. Atender estos espacios para encontrar rastros
que sean útiles en el diseño de herramientas didácticas y transformarlas en recursos es
tarea obligada para impulsar el género con población indígena.


Los relatos e imágenes que rescatan la cotidianidad comunitaria son recursos pedagógicos
de primer orden para motivar y concienciar a los hombres en el compromiso personal y
social de construir otras y mejores masculinidades.


Enseguida presento dos relatos que son utilizados como recurso para motivar la discusión
en la búsqueda de alternativas para mejorar el diálogo, la negociación, la comunicación, el
respeto, las relaciones afectivas, manejo de las emociones, el control, el poder y la
violencia. Los textos permiten la posibilidad de la improvisación y creatividad para explorar
rumbos que sensibilicen y conduzcan a los hombres a ser mejores hombres.


                         POR EL CAMINO CON NIEBLA


La noche era espesa como lobo nocturno. Empezó por decir que estaba enamorado,
que hacía seis meses que su novia lo había dejado sin ninguna explicación. Que
nunca quiso decir porqué, de un momento a otro llegó a decirle que ya no quería más
estar con él ¿Por qué?. Ni él mismo se lo puede explicar, ya le preguntó muchas
veces y no encuentra nada de respuesta. Entonces no aguantó la preocupación pues



                                                                                   11
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los primeros cinco días de la noticia no pudo dormir, se pasaba las noches pensando
en ella. Por más que quería olvidarla no podía. Su mente no se ocupaba de otra cosa.
Eso era lo más terrible que podía pasarle a un ser humano; estar enamorado y ser
mal correspondido. Angustiado fue a pedir consejo con un amigo un poco más
“experimentado”.  ¿Qué  debo  hacer?,  todavía  me  sigue  gustando.  Pues  trata  de 
pedirle que te explique. ¿Cómo la enamoraste? ¿Le mandaste cartas?. ¡Sí¡. ¡Ah!
pues ahora lo que hay que hacer es buscar una buena estrategia para tratar de
conquistarla nuevamente. Pero si no se puede hay que sacar la lección y entender
que en la vida se pierde o se gana y en esta ocasión te tocó perder. Lo que sigue es
olvidarla y eso con el tiempo se cura. Después que ya la olvidaste, porque sigues
viendo muchachas bonitas, pues te vas a encontrar otras que te gusten y quieras.


Aprovecha un baile para hablarle otra vez, pero intenta sorprenderla con una flor, con
un gesto bonito, con algo que debes saber le gusta mucho a ella. Pero fíjate bien cuál
va a ser su reacción en la cara y sobre todo en ese momento observa muy bien sus
ojos. Sólo así vas a descubrir si hay interés o no de regresar contigo. Pero algo
importante es que revises qué fue lo que hiciste tú. A lo mejor la lastimaste en su
corazón, te portaste mal con ella, algo que no le gustó, a lo mejor una palabra tuya
cuando platicabas la lastimó en sus sentimientos. ¿Te lo reclamó?, porque hay
mujeres que no se quedan calladas, rápido echan bronca. Eso está bien porque
nosotros no queremos mujeres sumisas, agachadas, que no levantan la cara.


Sigue pensando qué fue lo que pasó...4


Después de aplicado el ejercicio a la mayoría de los hombres les provocó tristeza y enojo.
Otros se sintieron trastocados por sus vivencias personales pues el relato trastocó sus
fibras. Con estos resultados tenemos mejores elementos para pasar a vivenciar las
emociones que violentan y someten a las mujeres.



4
  El relato es un hecho real compartido en los talleres con hombres. Ahora es un recurso didáctico para motivar la
reflexión en base a tres interrogantes, ¿Qué sentimiento o emoción me provoca? ¿Qué solución propongo? ¿Cómo me
gustaría que terminara el relato?.


                                                                                                     12
13


En otro taller los participantes entretejieron la siguiente historia:


                                            HORTENCIA Y GABRIEL


“Odiar  lo  que  es  malo”,  concluye  Gabriel,  después  de  reflexionar  sobre  su  pasado  y 
presente. Hortensia, su compañera de vida, decidió abandonarlo por que ya no lo
aguantó. Los nueve años de relación tortuosa fueron suficientes para la ruptura.
Demasiado tarde comprendió Gabriel lo irreparable. Pensó como muchos hombres;
así  son  todas  las  mujeres  y  si  no  les  das  su  buena  “majiza” 5, no entienden. ¿Qué
podía hacer?. Sus venas se llenaron de calor y las manos se humedecieron como
era costumbre cuando se preocupaba por algo.


Las opciones para recuperar a Hortensia estaban descartadas. Arrepentido y
cabizbajo dejó que la emoción lo invadiera en llanto. Hacía tiempo que no lloraba y
esta vez soltó los nudos que llevaba dentro, no pudo más. Ahora se encontraba sólo;
sin mujer… sin hijos…  y sin esperanza. 


Recordó cuando era niño. Pocas veces tuvo la oportunidad de disfrutar del juego. Su
padre era de los duros y se enojaba cuando desatendía sus responsabilidades. Cortar
leña, darle de comer a los animales, acarrear agua y tapiscar 6, eran actividades de
todos los días, además las de rigor, como jornalero en las fincas de la región..


“Éramos como animales, nos daban nuestros pajuelazos 7, todo el santo día a
trabajar, no nos criaban con estimación. Así como nos trataba el patrón nos criaron.
Yo sufrí mucho, mi papá echaba mucho trago, nos pegaba. Nos criamos todos
trapozos8 y mugrosos. Cuando mi padre murió yo andaba en los once años, después




5
  De majar, golpear.
6
  Desprender la mazorca de maíz de la planta cuando la semilla está madura.
7
  Golpes.
8
  Con harapos.


                                                                                         13
14


me crié con un tío y desde entonces le entre a la molienda9. Me acostumbré a los
maltratos  y desde muy chico le metí duro al trago...”. 


Así creció. La única educación recibida fue la de su papá. Su madre siempre en la
casa y nunca se atrevió a desafiar al marido. Cuando la reprendía por alguna razón
insignificante, ella callaba, y la señal de inconformidad escondida era meter su
barbilla en el pecho, dar la media vuelta y retirarse. La crianza con rigor y “cuerazos” 
fue la base de su educación. Nunca tuvo escuela. y una escena llegó a su mente
cuando recuerda  “¡Corran, corran! ¡hay vienen los que se roban a los niños”, gritaban 
los mayores al acercarse los que traían la escuela. Ahí nomás, se aventaban rápido al
maizal para esconderse.


Se hizo hombre como todos los del pueblo, acostumbrado a que le sirvieran las
mujeres y a fijarse en ellas a muy temprana edad. Le dijeron desde pequeño que los
hombres son para los trabajos duros y que las mujeres deben de atender la casa y los
hijos. Alguna vez pensó; ¿A quién se le habrá ocurrido decidir que las cosas fuertes
son para los hombres y las cosas suaves para las mujeres ?. Quizá por eso, alguien
dijo que la mujer fue hecha de una costilla del hombre...


Por más dolorosa que fuera su situación, ahora no tenía otra posibilidad. Su relación
destruida por él, le permitió pensar y pensar. ¿Por qué no lo hizo antes?. De nada
sirvieron los consejos  de  sus  amigos;  “lo  que  pasó es  que  no  la  corregiste  desde  el 
principio como debe de ser”, le decían. Varias veces puso en práctica las sugerencias
pero no dieron el resultado esperado. Hortensia en lugar de obedecerlo se volvió más
rebelde.


Trajo a su memoria, uno de tantos pleitos con la Hortensia. En esas discusiones
fuertes con las mujeres, a ella se le ocurrió denunciarlo por golpes ante la policía
municipal. Se lo llevaron y permaneció en la cárcel una semana. Para liberarlo el juez
exigía el pago de una multa que para sus posibilidades económicas resultaba
9
 Actividad que consiste en moler la caña ayudados por caballos que giran alrededor de un molino rústico para después
procesarla y convertirla en azúcar. La presentación  comercial y común es el “piloncillo” ó panela. 


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15


demasiado elevada. Para solucionar el asunto a la Hortensia no le quedó otra que
vender la marrana que estaban engordando con tanto anhelo para ganar un poco
más de dinero. Eso fue muy doloroso para los dos, por que eran sus ahorros y
quedaron con las autoridades municipales. El coraje le tardó, por que culpaba de todo
a la Hortensia.


El cariño por ella empezó a transformase. Era una mezcla de ausencia y extrañeza.
Para su desgracia, él estaba acostumbrado a tenerla en cualquier momento. Al Llegar
a la casa ella lo esperaba sin importar la hora. En ocasiones observaba su rostro y la
simple expresión anunciaba algo. Tal vez reclamos por su comportamiento
irresponsable. Se iba de la casa durante periodos largos y no preguntaba de qué
manera resolvía el problema de la comida de los(as) hijos(as). Algo fue que la hizo
más rebelde, ya no era como antes.


No ubicaba con certeza las razones que obligaron a Hortensia a marcharse. Lo peor
era, que los que decían ser sus amigos no daban la cara. Se esfumaron tan pronto
empezaron a enterarse de los líos que arrastraba con la familia. Uno que otro de
repente le tocaba el punto, pero así de refilón, no directamente. Y es que los
problemas de los hombres hay que arreglarlos como hombres, aguantarse bien,
fajarse los pantalones. Todavía más cuando se trata de líos con la mujer de uno. No
tienen por que enterarse, ni meterse otros. Muy a su pesar, experimentó la necesidad
de buscar a alguien para contarle la tortura. Y como es usual, la cantina es un buen
lugar para hacerlo. Dicen que el alcohol sirve para calmar las penas. Total, se fue
derecho a la palapa10 de doña Carmela a pedir fiado. Por lo menos un cartón de
cervezas para empezar.


Después del matrimonio se le olvidó, que de vez en cuando una señal, un gesto, un
detalle eran buenos para reanimar el amor que alguna vez le dijo tener. Las
manifestaciones de afecto fueron constantes en la etapa de cortejo y ya casados
quedaron en el olvido. Sentía la necesidad de decirle que la amaba, pero le costaba
10
  Construcción con techo de palma sin paredes, sostenida únicamente por pilares que regularmente son de postes de
madera. Este tipo de construcción son comunes en zonas calurosas.


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16


trabajo abrir sus sentimientos y hablarlos con Hortensia. Callado, con los sentimientos
escondidos, construyó una relación fincada en culpas, dolores y miedos, que trataba
de suprimir refugiándose en el alcohol.


Los abuelos y demás familiares decían que el lugar de las mujeres está en la casa.
Ellas son buenas para criar hijos y hacer la comida para cuando llegue el marido.
Debe cuidar que todo esté en perfecto orden, así como a él le gusta. Tiene que ser
sensible para intuir aquello que a él le mortifique. Hortensia habitualmente se
esmeraba en detalles. Uno de ellos era calcular que la comida estuviera a término
medio, ni muy fría, ni muy caliente, para que no se enoje.


Su pensamiento era un mar de contradicciones. Gabriel no logró comprender cómo
era eso de la división del sexo entre hombres y mujeres, y porqué, desde pequeños a
los hombres una cosa y a las mujeres otra. Eso poco importaba, pues así es la
costumbre y ni modo.11


En los espacios con hombres se incorporan las emociones al terreno educativo, porque en
ellas se portan valores y creencias. Se busca colectiva e individualmente identificar las
emociones que dañan y nos dañan, y al mismo tiempo, se analiza cómo poder
transformarlas en relaciones positivas. Esta experiencia atestigua la apertura de
emociones y sentimientos ocultos que los hombres no nos atrevemos a expresar.
Emociones positivas y negativas que interfieren en el conjunto de las relaciones cotidianas
como por ejemplo la culpa y el miedo. Si no las ubicamos, se forma un círculo vicioso de
relaciones de opresión y discriminación hacia las mujeres.


En los momentos vivenciales han surgido preguntas como ¿Qué conflictos aparecen
cuando se ejerce una relación de poder? ¿Por qué los hombres somos violentos? ¿Cómo
ejercemos la violencia? ¿Qué podemos hacer para contrarrestar el miedo y las culpas?
¿Cuál es el origen de las desigualdades?. Por eso es importante ubicar y apropiarnos de



11
     El relato se construyó en Octubre de 1999 en el poblado de Villa las Rosas, Chiapas.


                                                                                            16
17


las emociones y sentimientos, porque son necesarias para el desarrollo de nuestras vidas.
Reaprender a valorar y a expresar nuestra sensibilidad de manera diferente.


¿Qué es lo que determina ser hombre? ¿Cómo nos vemos a nosotros mismos? ¿Qué
aspectos de nuestras vidas queremos cambiar? ¿Cuándo los hombres decimos lo que
sentimos? ¿Qué pasa con nuestras emociones? ¿Alguna vez los hombres hemos pensado
en compartir nuestras utopías y dolores con otros hombres? ¿Por qué los hombres somos
portadores de poder? ¿Cómo ejercemos el poder? ¿Por qué el poder está inmerso en la
construcción cotidiana de la masculinidad ?. Estas preguntas surgen en los espacios con
hombres, pero todavía las respuestas se quedan a mitad del camino. Hay un
reconocimiento o aceptación para entrar a la reflexión, y lo interesante de esto, es la
posibilidad de seguimiento personal que cada quien desee imprimir al cambio. Destaca
además la interrogante de si es válido plantearse en la relación de pareja la opción del
equilibrio de poder. Hay claridad de que los hombres ejercemos un poder en la casa y en
el conjunto de la sociedad. Lo que sigue son compromisos que cada uno asume para el
cambio. Por eso es importante indagar qué papel juega el poder en las relaciones
cotidianas que establecemos los hombres y vivenciar con otros hombres las experiencias
de relaciones de poder e identificar las situaciones de abuso y daño al ejercer poder.


El otro ingrediente que subyace a la propuesta pedagógica es el análisis colectivo de cómo
se construye la masculinidad y su relación con el poder y trasladar la memoria al pasado
para ver cómo nos vamos haciendo hombres.


...la adquisición de la masculinidad hegemónica (...) es un proceso a través del cual
los hombres llegan a suprimir toda una gama de emociones, necesidades y
posibilidades, tales como el placer de cuidar de nosotros, la receptividad, la empatía y
la compasión, experimentadas como inconsistentes con el poder masculino. Tales
emociones y necesidades no desaparecen; simplemente se frenan o no se les
permite desempeñar un papel pleno en nuestras vidas, lo cual sería saludable tanto
para nosotros como para los que nos rodean. Eliminamos estas emociones porque
podrían restringir nuestra capacidad y deseo de autocontrol o de dominio sobre los



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seres humanos que nos rodean y de quienes dependemos en el amor y la amistad.
Las suprimimos porque llegan a estar asociadas con la feminidad que hemos
rechazado en nuestra búsqueda de masculinidad (Kaufman, 1995: 131).


A los hombres se nos pinta como “los  fuertes,  los  que  no  se  doblegan,  los  firmes y
enérgicos, los que no deben llorar, los que se aguantan, los que ejercen control.” 12 Así nos
educaron. Somos la cultura patriarcal, de dominio en la casa, en la pareja y los hijos/as,
con la novia, y el trabajo, en todas las relaciones sociales que establecemos con las otras
y otros. El espacio de hombres enfrenta a los hombres con su poder. Algo así como
pararse ante el espejo y decir, “ese  soy  yo”. Simultáneamente se incorpora el análisis
individual y colectivo para enfrentarnos ante el poder que nosotros mismos hemos creado.
Desde la academia y más allá de la investigación se reconoce que es necesario conocer y
experimentar técnicas de autoconocimiento y desarrollo personal que arranquen desde el
cuerpo y la emoción, y no tanto desde la palabra y el discurso.13


Los talleres con hombres se convierten en un espacio de encuentro. Tratamos siempre de
mantener continuidad en cuanto a los asistentes y los contenidos abordados. Desde
Formación y Capacitación A.C. (FOCA) acompañamos varios procesos. Somos parte de
una alianza regional que promueve el trabajo de género con hombres y mujeres indígenas,
en la cuál se involucran el Centro de Investigación y Acción de la Mujer Latinoamericana
A.C. (CIAM) en San Cristóbal de las Casas y el Colectivo de Educación Popular del Centro
de Educación Integral de Base A.C. (CEIBA) en Comitán. La responsabilidad de FOCA
radica en compartir su experiencia en el diseño metodológico y en la facilitación siempre
con la mirada de formar multiplicadores. El acompañamiento que hacemos actualmente es
coordinado por responsables de cada una de las organizaciones que son parte de la
alianza.




12
  Memoria del Taller Introducción a las masculinidades . Villa las Rosas Chiapas, 29 de Octubre de 1999.
13
  Red de Masculinidad. En su evaluación anual la red se propone para el 2000, “Explorar  la  utilización  de  técnicas 
corporales y de i maginería c omo  herramientas  para  la  investigación  de  identidades  masculinas”. Su sede esta en
FLACSO-Chile. http://www.eurosur.org/FLACSO/redmascart.htm


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La periodicidad de los talleres es mensual en la zona de Comitán y en San Cristóbal de las
Casas tenemos sesiones bimestrales, pero todo depende de los tiempos de los asistentes
pues llegan de diferentes regiones y comunidades y no siempre es fácil coincidir entre
todos. Lo interesante es que la demanda de trabajar el género con hombres está
creciendo, y por lo mismo, nos encontramos en una etapa de multiplicación. Hemos
iniciado un trabajo que intercala la reflexión, con la producción y diseño de herramientas
didácticas que permita a los asistentes facilitar y reproducir los talleres en sus
organizaciones y comunidades.


La duración de los talleres varía dependiendo del interés y de la decisión de las
comunidades. Un encuentro que profundice una temática particular con resultados óptimos
tiene una duración de dos días y medio. Otra situación es cuando una comunidad propone
la realización de un taller y regularmente se hace en un día, medio día o unas horas.


Cada taller es preparado con anticipación. La convivencia e intercambio nunca es igual
como tampoco la planeación realizada se ejecuta al cien por ciento, pues al momento la
creatividad e imaginación nos obliga a improvisar y a construir recursos no previstos. Por
cada taller registramos los acontecimientos y levantamos una memoria escrita para
después compartirla con los asistentes.


Vivenciar y compartir los sentimientos y emociones con los otros


Parte de lo los objetivos que persiguen los espacios de hombres es empezar a explorar la
masculinidad heredada y hacer de la complicidad entre hombres un nuevo estilo de vida.
Son espacios de encuentro para inspeccionar las emociones y sentimientos, y al mismo
tiempo, para planificar acciones en el terreno de la intimidad y lo público. La utilidad de los
grupos de hombres es que nos ayudan a identificar y cambiar actitudes que antes las
veíamos como normales. Se nos hace más fácil hablar con otros hombres para resolver
angustias y empezar a relacionarnos, sin agresiones, para ser más agradables.




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20


El proceso no es lineal, ni automático, como tampoco medible en tiempo. La construcción
de la igualdad trastoca los espacios públicos y privados. Es más fácil cuestionar las
instituciones de poder públicas que lo cotidiano. El lugar de reproducción de los valores
hegemónicos de la masculinidad pocas veces se pone a consideración de la crítica para
transformarla. Por eso hay que cuestionar lo personal, lo individual, lo de uno mismo sin
abandonar las luchas contra las desigualdades.


Se promueven habilidades que ayudan a mejorar las relaciones cotidianas en el hogar y en
el trabajo. Aprender a escuchar, a dialogar con respeto, a ser amorosos, es parte de la
estrategia diseñada. Nos permitimos la oportunidad de reír, llorar, confesar, confiar,
bromear, sanar heridas, compartir dolores y alegrías, enojarnos, cuestionar, criticar y
autocriticarnos. Trasmitimos la experiencia de cada uno. Comentamos las situaciones que
nos incomodan en las relaciones de pareja, cómo vivimos nuestra paternidad, cómo nos
vemos al ser hijos, qué nos gusta y no de las mujeres, qué pasa con nuestra sexualidad,
cuáles son los miedos, cómo pensamos el placer, qué con la homofobia, la
homosexualidad, etcétera.


Llegar a profundizar las masculinidades no solamente requiere de la buena disposición
para hablar, sino también de la metodología que empleamos. Procuramos que sea
participativa y vivencial. De esa manera se inicia la sensibilización en los hombres hasta
lograr tocar lo profundo. Tal vez el dolor, el miedo, la tristeza, angustia, afecto, alegría y
enojo. Nunca sabemos qué emociones se van a provocar en cada uno de los hombres
involucrados en la reflexión de su masculinidad.


Replantear las formas de relación con los y las demás implica asumir obligaciones y
cumplirlas. Cada quién es responsable de su vida emocional, valorando la parte que nos
corresponda.


Encontrar maneras de apoyarnos emocionalmente entre varones, requiere de confianza,
amistad, discreción, respeto y vencer el miedo a la vergüenza. La mayoría de los hombres
no hablamos por temor a que nos juzguen y nos critiquen. Empleamos herramientas de



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trabajo como el juego y la broma. Cada experiencia es un espejo vivencial porque nos
identifica con las historias de vida de los otros. Esto crea relaciones solidarias.


La mayoría de los hombres tenemos una coraza que impide destapar las emociones.
Actuamos de inmediato para demostrar nuestra hombría cuando es cuestionada. Los
atributos considerados masculinos, representan la fortaleza y habilidades para destacar
por encima de los y las demás. La competitividad, el coraje, la violencia son elementos
constitutivos de nuestra variedad de ser hombres.


No nos proponemos alcanzar un modelo ideal de hombre. El propósito es adquirir una
visión y practica diferente de nuestras masculinidades. Intentamos cambiar aquello que
identificamos como nocivo para nuestra salud y la de los/as demás. El reto es desmantelar
las relaciones de poder, los privilegios, el sexismo, la homofobia y lograr construir
relaciones democráticas, igualitarias, equitativas y más placenteras con las personas que
están a nuestro alrededor.


¿Cuál sería el concepto de un verdadero hombre?. ¿Cómo nos idealizamos los hombres?
¿Cómo nos piensan las mujeres?. Una mujer nos dice que el hombre verdadero tiene que
ser: honesto, íntegro y fuerte, pero también, suave, tierno y cariñoso.


No son suficientes las buenas intenciones. Si la masculinidad es construida y aprendida
desde la infancia, entonces sí podemos modificarla. Pero esto pasa por el
autorreconocimiento individual, por la exploración masculina. A los hombres se nos ha
enseñado que lo racional va por delante antes que lo emocional. Por esa razón es difícil
compartir lo que sentimos. Fomentamos la falsa idea, de que los hombres no tenemos
necesidades emocionales. Bajo esta concepción, los sentimientos y emociones en los
hombres son señales de debilidad. Por el contrario, mostrar y expresar nuestras
debilidades, puede convertirse en indicadores de fortaleza.




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El espacio de hombres enfrenta a los hombres con su poder. Algo así como pararse ante
el espejo y decir, “ese  soy  yo”.   Simultáneamente se incorpora el análisis individual y
colectivo para enfrentarnos ante el poder que nosotros mismos hemos creado.


En los espacios de masculinidad se destapan y producen sentimientos y emociones con
dos objetivos; reconocer lo que somos y rechazar lo que somos. Premisa indispensable
para la adopción de compromisos y rupturas. Esto implica el diseño personal de una
estrategia que contribuya a modificar las actitudes masculinas portadoras de poder.


Situación que preocupa a algunos hombres, respecto a que hoy en día, se habla de la
existencia de una especie de machismo light o masculinidad blanda, que hace más sutil
los mecanismos de ejercicio del poder entre hombres y mujeres y que a los hombres nos
coloca en una posición de pérdida de poder. Desde luego que este asunto empieza a ser
motivo de discusión en el ámbito académico, que bien vale la pena retomar, no para hacer
una defensa de las sutilezas modernas del machismo, sino para generar un espacio de
análisis o debate de las masculinidades en un sentido constructivo. La misma
preocupación la tienen algunas mujeres feministas, porque afirman, que es renovar el
discurso, apropiarnos de él, para tener mejores argumentos y no cambiar las formas de
dominación. Son constructivos los señalamientos, porque evidentemente es una realidad
que los hombres somos susceptibles de refinar el discurso para utilizarlo en ventaja propia.


La propuesta educativa implementada en los espacios de hombres, es incompleta si
dejamos de asumir una responsabilidad individual, en la organización, en el trabajo
comunitario, en el hogar etcétera. En los talleres identificamos los rasgos comunes a la
cultura específica de los hombres y que impiden la equidad de género. Abordamos temas
como la violencia, generada a partir del consumo de alcohol, la violencia doméstica en su
expresión física y psicológica, la paternidad, relación de pareja. Ahora nos estamos
planteando continuar con el trabajo personal pero promoviéndolo en los espacios
comunitarios y en la organización social. Recientemente al hacer una evaluación
encontramos que los temas que requieren mayor profundización son los de sexualidad,
migración, usos y costumbres y religión.



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Para revisar cómo nos conducimos afectivamente, nos permitimos hablar de las formas en
que vemos el amor. Las interrogantes más comunes, tienen que ver con el intercambio de
experiencias relacionadas al sentimiento trasmitido particularmente hacia las mujeres.
¿Los hombres cómo estamos queriendo? ¿Con dulzura? ¿Con violencia ?. El “amor” que 
damos, infinidad de veces lleva grandes cargas de violencia. Es contradictorio decir, te
quiero, te amo; pero al mismo tiempo te pego, controlo y domino. Contradicciones
pendientes a resolver si queremos fincar nuevas relaciones orientadas a la equidad de
género.


Resolver lo anterior, sin ataduras y sin peligros, pasa por indagar lo que hay dentro de
cada uno de nosotros e identificar las resistencias que nos impiden ser mejores hombres,
sobre todo si queremos un mundo con relaciones positivas. Darnos la oportunidad de
intentar reconocer cómo somos, qué queremos ser y cómo le vamos hacer, sin discursos,
para lograr una forma distinta de comportamiento ante los y las demás.


Esa búsqueda de lo diferente, implica a nivel de las emociones, reconocer el enojo y la
rabia. Ser consecuentes con el “yo veo, yo imagino, yo siento, yo quiero”.14 Estos ejes se
refieren a la ubicación de lo personal en el terreno de las emociones y en el espacio de lo
racional. La combinación de ambos elementos contradicen la visión de la cultura patriarcal
al atribuir a las mujeres lo emocional y lo racional a los hombres. (Cáceres, Del Valle, et
al., 1991: 53).


Trasladar estos conceptos a la vida cotidiana no es sencillo y menos si los dotamos de un
contenido para el cambio de actitudes. En la relación de pareja cada hombre tiene una
vivencia particular, pero que la hace en cierto sentido homogénea al conjunto de los
hombres y que no somos capaces de modificar en un sentido propositivo. No se trata
tampoco de privilegiar lo racional sobre lo emocional porque ambos son complementarios
e indisolubles, pero sí, es posible buscar mecanismos que permitan garantizar cierto


14
  Estos referentes fueron parte de los contenidos que se abordaron en uno de los talleres realizados en el “Primer Taller 
Nacional de Género y Salud”, organizado por Salud y Género A.C. El Castillo Qro., 12-15 de Mayo de 1999.


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equilibrio. Lo racional debería de ser utilizado para acordar, negociar y buscar puntos de
encuentro ó de partida.


Analizar la afirmación de “yo  veo” es justamente entender que existe una percepción
parcial de una realidad personal en tanto hombre. No es lo mismo partir de lo individual en
el análisis de un conflicto, que poner por delante la visión de dos personas, es decir, el otro
y yo y la otra y yo. En el “yo imagino”, se esconden las trampas que fabricamos a partir de
las suposiciones que hacemos y que frecuentemente son equivocadas. Son inventos o
suposiciones que nos enferman, que nos torturan y no nos dejan estar en paz con
nosotros mismos. Provocar el “yo  siento”  en los hombres se asocia regularmente al
consumo de las drogas en especial el alcohol. Hábito que debiera estar desterrado pero
que no se logra si no es por medio de la concientización del cuidado de sí. Precisamente
este es uno de los propósitos relevantes de los talleres. Destapar los sentimientos y que
los hombres nos atrevamos a decir lo que sentimos, sin temores en un clima no violento y
de respeto mutuo.


El “yo quiero”, es el reto para los hombres porque implica adentrarnos en el terreno de la
sinceridad con nosotros mismos, asumir que detrás de las emociones, existe algo que
deseamos que ocurra. Pero sobre todo, y esto es lo fundamental, ese momento que surge
desde lo nuestro-interno, para que se extienda hacia los demás y particularmente hacia las
mujeres, tiene que ser compartido, es decir, negociado para lograr equilibrio de poderes en
una relación de dos.


Lo político


El trabajo de género adquiere diferentes perspectivas dependiendo del enfoque que se le
imprima. Bien sabemos que el diseño de políticas en general responde siempre a un
interés particular que encierra concepciones ideológicas. Así tenemos a las instituciones
representantes del Estado mexicano que reivindican la necesidad de introducir la
perspectiva de género en las políticas de desarrollo y asistencia social. Para ello se han
formado distintas secretarías y programas que impulsan iniciativas tendientes a resolver –



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dicen- el problema de las desigualdades. Por el lado de las instituciones académicas,
organismos no gubernamentales y movimientos sociales también sostienen que el género
debe de ser incorporado en todas sus acciones. Pareciera que todos los actores coinciden
en la necesidad de introducir la temática de género y que su perspectiva es la misma. Pero
la realidad es otra, detrás de estas afirmaciones, encontramos veredas que conducen a
distintos lugares. El punto de partida es el mismo en tanto se reconoce que abordar el
género es para resolver la equidad e igualdad entre hombres y mujeres pero la llegada al
final del camino es distinto. ¿Por qué?.


Veamos algunas de las tendencias actuales, que sin profundizarlas, merecen atención
pues sus concepciones conllevan consecuencias prácticas y ubican el lugar desde el cuál
se ventilan propuestas de transformación de género y masculinidades.


Las corrientes posmodernas con sus variantes coinciden en postular la preeminencia de
las diferencias. Bandera tan socorrida actualmente y reivindicada por importantes sectores
ligados a organizaciones y movimientos sociales. En nombre del respeto a la diversidad,
se ocultan o no se quieren ver las diferencias de clase, género, etnia y raza. El peligro de
esta posición es que confunde las…  diferencias estructurales en sanas muestras de
diversidad  cultural:  pobres  y  ricos,  opresores  y  oprimidos  (…),  podemos  convivir  y 
aceptarnos simplemente como diferentes. El no contemplar las diferencias con sus
significados sistémicos, las encamina a la naturalización y a la justificación, propiciando
una tendencia conformista y desmovilizadora desde el punto de vista político 15 (Olivera, s/f:
6).


A nombre de las diferencias y/o diversidad promueven el respeto invisibilizando el origen
de las desigualdades. El posicionamiento político implícito es la tolerancia y aceptación del
otro. Las diferencias o diversidades si bien son riqueza de la humanidad, al igual que el
reconocimiento al derecho de existencia, a la toma de decisiones, a las formas de ser y a
las opciones sexuales, no por ello debe de abandonarse la lucha por construir un sistema
sin desigualdades. La liberación de género va más allá del empoderamiento individual de
15
  Ponencia presentada en el Primer Encuentro Mesoamericano de Estudios de Género, organizada por FLACSO-
Guatemala. S/f.


                                                                                            25
26


las   mujeres,   de   recuperar    la   espiritualidad   y   tradiciones   culturales,    de   la
complementariedad entre hombres y mujeres, de la autoestima y subjetividades. Tarea
nada sencilla que tiene que estar ligada a las luchas sociales y a la construcción de un
proyecto político incluyente, sin racismos y discriminación desde abajo y a la izquierda
para que el poder realmente existente sea distribuido horizontalmente. Sin abandonar la
utopía y sin perder la capacidad de indignarnos ante las injusticias.


Ramificaciones de la corriente anterior priorizan en sus estrategias la incidencia en
políticas públicas dejando para un segundo momento las luchas contra las desigualdades
y subordinación de género que reproduce el sistema capitalista neoliberal. Se han
especializado en la formulación de leyes para recomendarle al Estado como hacer mejoras
a  sus  programas  de  asistencia  social  y  hacer  más  “blandas”  las  desigualdades. Es una
tendencia enarbolada principalmente por partidos políticos y organizaciones no
gubernamentales en América Latina que obnubilados por las posibilidades de ascenso al
poder de los otrora movimientos de izquierda convertidos en socialdemocracia y
asimilados a las estructuras de poder parlamentarias, ven que la única opción real de
transformación social es la toma del poder vía los procesos electorales. Pero además hay
que decirlo, este enfoque responde en mucho a los requerimientos de los organismos de
cooperación internacional que condicionan los financiamientos al diseño de estrategias
para la incidencia en políticas públicas. Se observa además la tendencia a modificar el
discurso de género cercenando conceptos claves como el poder y patriarcado. Categorías
que sirven para explicar y analizar el carácter opresor y desigual del sistema social en que
vivimos. Los cambios legislativos a favor de los derechos son necesarios e importantes sin
descuidar y abandonar el rumbo por transformar las esferas de dominación y
subordinación de género.


Son importantes los cambios legislativos porque las mujeres pueden utilizarlos en
provecho, pero la mayoría no tienen acceso, porque no es cultura acceder a las leyes y
menos en las comunidades indígenas, pues sus leyes son otras. La incidencia en políticas
públicas no debe ser el único eje. Los verdaderos cambios sociales vendrán de otro lado.
Las incidencias políticas deben acompañarse de un trabajo de base que por desgracia



                                                                                     26
27


muchas ongs., abandonaron por comodidad y por figurar en las esferas políticas del
Estado. El trabajo no puede ser en un solo sentido, tenemos que incidir por cambios en las
culturas y costumbres, de lo contrario sólo formaremos tecnócratas fieles al sistema y
haremos de la perspectiva de género tecnocracia. Quienes hacen políticas públicas tienen
que construir redes con organizaciones sociales y movimientos que tengan experiencia de
trabajo de base para lograr cambios sociales significativos.


En la capital mexicana algunas –no todas- organizaciones no gubernamentales le hacen el
trabajo al gobierno en aras posiblemente de posicionarse en el escenario político que les
ofrece el Estado. Y el argumento añejo para hacerlo es que para cambiar el sistema o el
gobierno hay que estar dentro de él. El riesgo es que los hombres que trabajamos el
género con hombres también adoptemos la trayectoria que nos ofrece efímeramente la
democracia representativa y parlamentaria y hagamos del género un discurso atractivo y
seductor incrustado en las estructuras estatales sin trascender en verdaderos cambios
sociales. Espero equivocarme y con el tiempo ya veremos.


La experiencia inconclusa en Chiapas


En Formación y Capacitación A.C. (FOCA) nos hemos comprometido con la promoción de
los espacios de reflexión y acción con hombres indígenas. El trabajo con mujeres es
acompañado de la estrategia de reflexión de género con hombres adultos, jóvenes y niños
en comunidades indígenas. La elaboración de metodologías para ser aplicadas con
indígenas son desafíos pues las experiencias en México son principalmente con hombres
de ciudad. Las aportaciones deberán contemplar como eje transversal el género y las
mediaciones culturales de los usos y costumbres. La apuesta es que las estrategias vayan
acorde con contenidos cuestionadores, liberadores, innovadores y flexibles para
reproducirlas en otras regiones pues cada pueblo tiene su particular forma de ver el
mundo. Se pueden rescatar algunos contenidos generales, pero lo óptimo es retomar la
vida cultural de los pueblos para confeccionar una propuesta metodológica que facilite el
trabajo de las masculinidades con hombres indígenas.




                                                                                27
28


La primera lección es que el uso de imágenes y relatos propician la sensibilidad en los
hombres. Parte de la metodología utilizada en los talleres se resume en “... el poder de la 
imagen, como material corpóreo capaz de despertar la memoria, estimular momentos de
sueños  colectivos  en  nuestra  época  de  reproducción  mecánica...” (Taussig, 1995:22).
Localmente    percibimos adecuado      continuar    el   proceso   de   exploración    de las
masculinidades étnicas y conocer cómo se construyen dentro de las comunidades y en el
marco de la resistencia de los pueblos indígenas.


Quedan enormes vertientes de trabajo inexploradas en Chiapas. La primera relacionada
con la autoexploración de la masculinidad indígena, pues las experiencias son marginales
en el diseño y elaboración de herramientas didácticas que permitan hacerlo. La segunda
es investigar el proceso de construcción de las masculinidades indígenas para constatar si
existen o no modelos particulares de subordinación étnica. Se abren posibilidades de
delinear proyectos de investigación que apunten a la interpretación de los cimientos del
proceso de construcción masculina y cómo esos mecanismos generan relaciones de poder
que se reproducen cotidianamente y llegan a representar un obstáculo para el desarrollo y
crecimiento de las mujeres en el ámbito familiar, organización social y comunitaria.


Por lo pronto señalo algunas interrogantes no resueltas ¿Cómo los indígenas construyen
su masculinidad?. ¿Qué aspectos de la cultura masculina tradicional están cambiando?
¿Cuáles son los dispositivos culturales que obstaculizan las relaciones de igualdad entre
hombres y mujeres indígenas? ¿Cómo identificar las resistencias de los hombres
indígenas al cambio? ¿Cuáles son los obstáculos que impiden el desarrollo y crecimiento
personal de las mujeres? ¿Qué opciones se pueden construir para sensibilizar y
concientizar a otros hombres? ¿Qué papel juega la historia oral en la trasmisión de los
valores culturales considerados masculinos? ¿Cuál es el peso de la visión masculina en la
resolución de conflictos comunitarios? ¿De qué manera viven y se expresan las emociones
y sentimientos?. ¿Hasta dónde es posible romper con las relaciones de poder masculinas
consideradas usos y costumbres? ¿Qué aspectos de los usos y costumbres están
dispuestos a modificar?.




                                                                                  28
29


El otro desafío para la investigación es verificar cómo desde el análisis del discurso sobre
la diferencia es factible encontrar pistas y descubrir la relación cultural entre el cuerpo y
poder. Parte de los debates que plantea el feminismo y que aportan a los estudios del
poder es justamente la vinculación entre el cuerpo y poder. Esa relación que la teoría
social clásica, elaborada desde la racionalidad masculina omitió, no por descuido, sino
porque en aras del ejercicio científico, se preocupó por impregnar y justificar la producción
de teoría basada exclusivamente en la razón negando las emociones y sentimientos como
fuentes de conocimiento. (Seidler J. Victor: 2000).


Si reconocemos que una de las claves para comprender la simbolización que las culturas
elaboran de su entorno, formas de ser y de hacer, es la relación que existe entre el cuerpo
y mente, entonces para indagar de qué manera la concepción que cada cultura percibe
sobre la diferencia sexual-corporal, biológica (Lamas, 1994) influye en la elaboración de
los discursos, vale plantearse ¿Cómo la cultura es recreada a partir de la diferencia? ¿Qué
expresiones y conductas son determinadas en función de los cuerpos? ¿Cuál es la
percepción del otro/a en función de la diferencia corporal? ¿Qué relación existe entre la
representación simbólica del cuerpo y los discursos elaborados socialmente? ¿Cómo
influye la cosmovisión que sobre el cuerpo existe en los procesos educativos? Todas estas
interrogantes se sitúan...en el orden de las creencias, es decir en lo más profundo de las
disposiciones corporales (Bourdieu, 1999: 118).




                                                                                  29
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                                  BIBLIOGRAFÍA




Asturias Laura: “Hombres con Ángel”. Diario La República, 29-01-1996. Guatemala C.A.
Berger Peter L. y Luckmann Thomas (2003). La construcción social de la realidad.
Amorrortu, Buenos Aires, Argentina.
Bourdieu Pierre (1999): Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción. Anagrama,
Barcelona España.
Cáceres Gloria, Del Valle Josefina, et al. (1991). De rivales a cómplices. Una experiencia
de educación popular feminista. Edición Colectivo El Telar, Chile.
Foucault Michel (1994). Hermeneútica del Sujeto. Ediciones de la Piqueta. Madrid,
España.
Giddens Anthony (1997). Modernidad e identidad del yo. El yo y la sociedad en la época
contemporánea. Ediciones Península, Barcelona España.
González María Asunción (1998). Feminidad y masculinidad. Subjetividad y orden
simbólico. Edit. Biblioteca Nueva, Madrid España.
Kaufman Michael  (1995).  “Los  hombres,  el  feminismo  y  las  experiencias  contradictorias 
del  poder  entre  los  hombres”.  Género e Identidad. Ensayos sobre lo femenino y lo
masculino. Edit. TM, Colombia.
Lamas Marta (1994). “Cuerpo, diferencia sexual y género”. Debate feminista, Año 5, Vol.
10. Impretei. México.
Miedzian Myriam (1995). Chicos son, hombres serán. Cómo romper los lazos entre
masculinidad y violencia. Cuadernos inacabados. Edit., Horas y HORAS, Madrid España.
Olivera B. Mercedes (s/f). Ponencia fotocopiada. Posmodernidad, Interculturalidad e
Identidades de Género. Facultad de Ciencias Sociales. UNACH. México.
Ricoeur Paul (2003). Sí mismo como otro. Siglo XXI. México.
Seidler J. Victor (2000): La sinrazón masculina. Masculinidad y teoría social. Paidós,
PUEG- UNAM y CIESAS. México.
Taussig Michael (1995). Un gigante en convulsiones. El mundo humano como sistema
nervioso en emergencia permanente. Gedisa. Barcelona, España.




                                                                                   30
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Apuestas metodolgicas en el trabajo de género con hombres indgenas

  • 1. 1 APUESTAS METODOLÓGICAS EN EL TRABAJO DE GÉNERO CON HOMBRES INDÍGENAS ABELARDO PALMA MOLINA Formación y Capacitación A.C. San Cristóbal de las Casas Chiapas Agosto del 2009 Ahora me estoy dando cuenta que la mujer tiene su validez hoy amigo haz el cambio y ser mejor como lo ves †Chepito Introducción El presente trabajo tiene el propósito de compartir preocupaciones que han surgido de nuestra experiencia educativa en género con hombres de comunidades indígenas del Estado de Chiapas. Es un acercamiento acompañado de algunas reflexiones que son fundamentales en el abordaje de género. Inicio haciendo una breve exposición para resaltar la importancia de los usos y costumbres. Posteriormente describo suscintamente la secuencia metodológica considerando aspectos que emanan de lo particular a lo global. El punto de partida es la individualidad y sus conexiones sociales con las prácticas comunitarias para luego señalar los referentes metodológicos que facilitan el trabajo de género. Enfatizo en lo cotidiano desde dónde se construyen y refuncionalizan las masculinidades indígenas y planteo la validez que tiene la promoción de los espacios de encuentro con hombres para analizar y deconstruir los dispositivos de poder que dan cauce a las relaciones de poder y dominación patriarcal. Argumento además que las emociones y sentimientos son fuentes de conocimiento y que pueden contribuir a mejorar nuestra forma de ser hombres. Anoto que el trabajo de género es político y responde a concepciones ideológicas que tenemos que aclararnos si queremos realmente comprometernos e incidir en los cambios sociales. Finalmente menciono interrogantes que 1
  • 2. 2 requieren un exhaustivo trabajo de investigación para conocer la realidad comunitaria y las formas que adoptan los mecanismos culturales de dominación genérica. Visualizar los usos y costumbres ¿Qué relación tienen los usos y costumbres con el género? ¿Qué importancia tienen en el trabajo de género con hombres? ¿Porqué tomarlos en cuenta?. Los usos y costumbres son integradores de la identidad comunitaria. En ellos se expresan las relaciones desiguales y de subordinación genérica que permean la vida comunitaria. El reto es cómo explorarlos para introducir la reflexión de género con hombres y con ello identificar cuáles son las prácticas y representaciones que reproducen la dominación indígena. Muchos son los estudios que analizan las diferencias culturales y la construcción de las identidades, pero todavía falta indagar las especificidades para conocer si realmente existen modelos de subordinación étnica en las comunidades indígenas, saber cuáles son los mecanismos culturales que favorecen la reproducción de la dominación masculina indígena y también identificar las influencias que favorecen las resistencias al cambio. Y para descubrir lo anterior es pertinente conocer aquellas prácticas individuales y colectivas que son obstáculos para el cambio y en ello juega un papel fundamental los usos y costumbres. La comunidad indígena reproduce permanentemente los usos y costumbres en los espacios de interacción social. En la casa, iglesia, fiesta, juegos, escuela y asambleas. Pero el lugar dónde más fuerza adquiere el ejercicio de la dominación masculina indígena es en el espacio doméstico. No significa que en los otros espacios el control y dominio no se ejerza, pero es en los ámbitos íntimos y privados alrededor de la esfera doméstica donde se reproducen con mayor vigor las relaciones de subordinación. Es posible identificar algunos de los dispositivos culturales que desde la esfera doméstica explican las características que adopta la subordinación de género. Al reflexionar las ventajas y desventajas que tienen mujeres y hombres se concluye que las ventajas de las mujeres son: tener hijos, cocinar, lavar ropa, barrer, ser creídas1, ser más obedientes, no tomar alcohol, ser madre, ama de casa, les gusta el baile, costuran ropa, más compasivas. Las 1 Cuando los hombres dicen que una mujer es creída, es porque es presumida, vanidosa, mira a los hombres de arriba para abajo. Dicen los hombres que se cree una reyna. 2
  • 3. 3 desventajas, no orinar paradas, no pueden brincar, no pueden pasear solas, no pueden tomar, lloran mucho, dormilonas, no hacen trabajo pesado, no saben cocer ropa, no puede jugar, sufridora, no manda. Las ventajas de los hombres, no lavar ropa, no cocinar, no embarazarse, ser libre de caminar en la noche, montar a caballo, cargar, tomar licor, andar con mujeres, golpear, manejar el dinero, tener propiedades, mandar, tener privilegios en casa, hacer lo que quiera, más oportunidad en trabajos, no depender económicamente, ser vaquero2, pelear, ser bailador, orinar parados.3 Estas concepciones infieren que el papel asignado socialmente a la mujer es la atomización doméstica mientras que al varón le son conferidos los privilegios de ser el que controla y detenta el poder en los espacios privados y públicos. Dentro de los usos y costumbres existen otros dispositivos que son recreados en combinación con lo doméstico y lo público. Recuerdo que hace alrededor de dos años las empresas televisivas con afán de denostar los usos y costumbres hicieron un reportaje en el pueblo de San Juan Chamula, cuyo título decía, palabras más palabras menos, “mujeres  indígenas  son  vendidas  para  casarse”.  Una  expresión  así  en  cadena  nacional  provoca  rechazo y remueve los prejuicios más conservadores de los sectores reaccionarios de la sociedad mexicana. Atrás del manejo tendencioso y terjiversado subyace el androcentrismo occidental que ignora el significado de la vida ritualizada alrededor del matrimonio. No ven que en torno a la búsqueda de pareja y a la consumación del casamiento existen códigos y mediaciones simbólicas que revitalizan la tradición comunitaria de cooperación y agradecimiento. La entrega de dinero tiene una carga simbólica de primer orden. A pesar de que los hombres digan que no se paga y lo vean como aportación económica, lo cierto es que la ritualización efectuada mediada por el dinero significa transacción económica sobre el cuerpo. El uso del dinero, quiérase o no, implica que el hombre adquiere un derecho de posesión sobre la mujer que le permite reproducir el control y el poder. Todavía en los 2 Ser vaquero, es ser hombre rudo, diestro en domar y montar caballo, cuida ganado, participa en las fiestas de los pueblos en carreras de caballo, es bueno para el cuidado de animales en los ranchos. 3 Las reflexiones son producto de los talleres que el Centro de Acción e Investigación de la Mujer Latinoamericana A.C. (CIAM) organiza y en alianza con Formación y Capacitación A.C. (FOCA) diseñamos y facilitamos. 3
  • 4. 4 usos y costumbres se pueden encontrar vestigios heredados del dominio colonial y quizá esta transacción es legado del derecho de pernada que permitía al patrón disponer sexualmente de las mujeres indígenas. Muchas otras representaciones corporales son reminiscencias coloniales que fueron introyectadas corporalmente y naturalizadas como parte de los usos y costumbres. El saludo de una persona joven ante una persona mayor, adulta o anciana, se hace por medio de una reverencia, en dónde el joven se para de frente a la persona mayor, se quita el sombrero y se agacha para que con su mano le toque la parte superior de la cabeza. Estas conductas las trajeron los frayles dominicos y franciscanos, cuando un indígena se acercaba ante el sacerdote, se tenía que agachar en señal de respeto. Después esta conducta fue adoptada por los hacendados y no permitían que los indígenas miraran de frente. Para hablar tenían que hacerlo agachados y mirando al suelo. En caso contrario eran azotados. Cuando un joven se interesa por una mujer es para establecer compromiso personal y familiar. Los cortejos ocurren en los espacios de encuentro comunitario como la fiesta y si la mujer acepta bailar significa interés que no necesariamente el desenlace es noviazgo y matrimonio. Después viene la solicitud de permiso ante el papá para platicar con ella y si existe acuerdo entre ambos de concretar la relación procede “la pedida” que regularmente  consiste en tres visitas. Ambas familias se encuentran y comparten comida que usualmente es pan, refresco, alcohol y carne. Inicia la plática el papá del varón explicando los motivos de la visita, pide que lo reciban en su casa y seguidamente el papá de la novia toma la palabra para dar paso a un diálogo familiar dónde todos y todas toman la palabra. Se le pregunta a la novia si está dispuesta a casarse, si le interesa o no la relación. No se fija ninguna cuota económica en las primeras dos visitas, es hasta la tercera cuando se habla de dinero para celebrar la fiesta, se planifica y el novio tiene que cubrir los gastos que ascienden entre diez ó quince mil pesos. La cantidad es variable dependiendo de las posibilidades del novio y de los acuerdos familiares. El desembolso económico incluye la cooperación que el novio entrega a la familia de la novia, no para organizar la fiesta, sino para la familia. Es una aportación concebida como agradecimiento por la crianza y el 4
  • 5. 5 cuidado de la hija que será entregada en matrimonio y encargada para su cuidado a la familia del novio. Ahora ya no será responsabilidad del hombre nada más sino también de la familia que la recibe como una más de sus integrantes, pero en calidad de subordinada, es decir que al pasar a ser parte de otra familia, el estatus de subordinación se mantiene y quién asume el control sobre su cuerpo y persona es directamente el hombre. Afortunadamente los usos y costumbres no permanecen estáticos y van cambiando al paso generacional. En las comunidades autónomas zapatistas los cambios son más visibles a diferencia de la cabecera municipal de San Juan Chamula cuya característica es representada por la defensa acérrima del tradicionalismo comunitario. El sentido de las transformaciones en torno a la ritualización del matrimonio, así como las relaciones en el ámbito domestico o familiar tienen un avance significativo en las comunidades autónomas. Es mal visto que un hombre le pegue a la mujer, no quiere decir que no exista violencia, pero por lo menos los hombres van a pensar dos veces en cometer acciones de violencia física contra la mujer, a diferencia de comunidades de filiación priísta, en dónde todavía la violencia física ligada al consumo del alcohol es recurrente. Sin duda el zapatismo ha generado cambios importantes en la vida comunitaria. Los avances en salud al desterrar de las comunidades el consumo del alcohol es un logro importante porque las primeras beneficiadas son las mujeres y familiares. El procedimiento más usual en ritualización del matrimonio es el que describo, aunque las situaciones cambian dependiendo de la comunidad, familia y región. Cuando se transgreden las normas, que también sucede, intervienen otros actores como la autoridad y/o asamblea comunitaria. Pero todo depende de la situación que se presente. Las relaciones por fuera del ritual legitimado por la comunidad es considerado un delito que merece castigo. Los embarazos antes del matrimonio, las infidelidades del hombre y mujer son valorados por la autoridad y la familia implicada, si no hay arreglo entonces interviene la asamblea y resuelve. Los castigos pueden ser desde la cárcel, expulsión de la comunidad, multa económica, trabajo, exhibición pública amarrados ó el azote. Las sanciones no son lineales, dependen de la magnitud del delito y de las opiniones familiares. Antes de que un problema pase a la asamblea comunitaria la autoridad 5
  • 6. 6 pregunta  a la  familia las  alternativas  de  solución  y/o reparación  del  “daño”.  En  ocasiones  puede ser cárcel y entrega de dinero. Los conflictos motivados por violar las normas siempre tendrán solución con la intervención de autoridades y familiares. Lo anterior ejemplifica las prácticas comunitarias y muestran que las posiciones del orden masculino y femenino están determinadas culturalmente. El uso y la costumbre en tanto construcción cultural define los parámetros sobre los cuáles se edifica y transforma la identidad y proporciona pistas para diseñar estrategias metodológicas que faciliten el trabajo de género con hombres. Es un logro que al reflexionar las expresiones tradicionales de subordinación los hombres reconozcan la existencia de practicas discriminatorias, serviles y violentas hacia las mujeres. Identificarlas para buscar alternativas es una tarea obligada con el objetivo de construir nuevas formas culturales de convivencia que favorezcan relaciones sanas de igualdad y equidad. La estrategia metodológica tiene que combinar los elementos culturales e identitarios entrelazados con los usos y costumbres. Así como reivindicamos la importancia de la transversalidad de género, considerar los usos y costumbres para trabajar con hombres de contextos rurales e indígenas es fundamental. No para reforzar lo que no contribuye a la igualdad, sino para buscar alternativas de transformación y diseñar estrategias para promover cambios individuales y colectivos. Las tradiciones y costumbres que sirven, que son positivas, deben de retomarse para convertirlas en instrumentos didácticos en el trabajo de género con hombres. Diálogo emocional con el yo. Lo personal y sus conexiones contextuales Propiciar el diálogo emocional es otro principio metodológico. El orden inicia con los sentimientos y emociones que cruzan todo el cuerpo. Anthony Giddens expone el recorrido metodológico y que puede ser aplicado a la experiencia educativa con hombres. (Giddens, 1997: 48-105). El autor toma como referencia los aportes múltiples de la psicoterapia. Menciona que el yo, posee una trayectoria particular, que puede sintetizarse en la reflexividad del yo a la realización del yo. Señala que la búsqueda de la identidad del yo es 6
  • 7. 7 un problema moderno que probablemente tiene sus orígenes en el individualismo occidental, a pesar de reconocer que la individualidad es valorada por las distintas culturas. Sin duda esto es cierto, pues hay que recordar que los Griegos y Romanos apreciaban mucho el cuidado de uno mismo. Sin embargo, esto evolucionó y en determinado momento, el planteamiento del cuidado de uno mismo empezó a verse como sospechoso y motivó el señalamiento de ver la preocupación individual como egoísta (Foucault, 1994: 111-113). La reflexividad del yo, dice Giddens, es parte de un proyecto cuya responsabilidad es personal y pasa por el conocimiento de uno mismo. La trayectoria del yo inicia brindando espacio para pensar el pasado, dialogar con el tiempo, escribir la historia de vida, elaborar un ejercicio autobiográfico en el cual vamos a ser auténticos. Esto supone la honestidad y/o fidelidad con uno mismo. La reflexivilidad conduce a cobrar conciencia del cuerpo y estar atentos a las señales corporales. Adquirir autoconciencia corporal física y mental es un criterio básico para la realización del yo. La realización supone el control del tiempo personal para lograr satisfacción. Ocupar un espacio de vida para la reflexión de los pasajes personales e intentar un equilibrio entre la oportunidad y riesgo. Entendido como las posibilidades y peligros para lograr satisfacer las necesidades emocionales. ¿Tenemos o no necesidades emocionales ?. Vivir plenamente las emociones y sentimientos, cuidar el cuerpo, es aprender a pensar el cuerpo. No ejercer un riguroso control opresivo sobre él y no subordinarlo a la mente, nos permite, crear las condiciones para la emotividad sin temor. Pero no solamente eso, el reconocimiento corporal implica hacer conciencia de la relación que existe entre el cuerpo y el contexto social. No perder de vista la ubicación temporal y espacial que hace que las masculinidades hegemónicas refuncionalicen el sistema social de relaciones inequitativas. Si nada más nos quedamos en la reflexivididad del yo estaremos cayendo en lo que el posmodernismo promueve al centrar su atención en el autocuidado y autoestima sin tomar en cuenta que somos parte de un sistema patriarcal con su dinámica propia que retroalimenta las injusticias y que las luchas por construir mejores masculinidades pasa por derribar las estructuras de poder capitalistas. La importancia de trabajar lo corporal reside 7
  • 8. 8 en que las dinámicas de poder trascienden las esferas sociales y se trasladan hasta lo más profundo de las subjetividades de hombres y mujeres naturalizando la opresión de generación a generación. Metodológicamente se trata de intercalar el diálogo con el yo pero contextualizándolo con las luchas de carácter global antisistémicas. El diálogo emocional con el yo implica abordar la subjetividad individual. La metodología propone un continuum entre el yo y los otros. Establecer una conexión entre la realidad personalizada y la relación con los otros. El entorno o el contexto son elementos externos conectados con el posicionamiento subjetivo. El punto de referencia básico que facilita iniciar el proceso de diálogo con sí mismo, son las experiencias particulares, determinadas por la socialización que cada persona realiza. Dicho de otra manera, es pensar en los puentes entre el ser y los seres. Es buscar una mediación reflexiva (Ricoeur: 2003) entre la construcción de las identidades personales con las identidades colectivas. Las identidades personales están ligadas con un nivel superior y global que son recreadas y reproducidas permanentemente como parte intrínseca del modelo hegemónico de masculinidad. Pero además la secuencia metodológica es efectiva en la medida en que obliga a los hombres a identificarse con sus defectos y virtudes y al reconocimiento de las marcas, cicatrices, rupturas y desafíos. El abordaje desde la perspectiva de género y masculinidades contiene varios componentes ligados entre sí y al aplicar la estrategia metodológica, todos ellos se entrecruzan en forma de espiral y de oscilaciones ondulantes. El modelo hegemónico de masculinidad tiene la capacidad de naturalizarse en todos los espacios de socialización de los hombres. El primer contacto que permite esa naturalización es el individuo, por eso es imprescindible partir desde la corporalidad no únicamente física sino también a la parte siempre negada y oculta que caracteriza la masculinidad hegemónica y a lo que Bourdie denomina prescripciones trascendentales. La línea conductora es flexible y apunta hacia el encuentro con las sutilezas de la dominación masculina para cuestionarlas, derribarlas y transformarlas en otras formas de ser y hacer. Los dispositivos cotidianos que reactivan la diversidad de masculinidades, se ubican en cuatro espacios; íntimo, privado, doméstico y público. 8
  • 9. 9 Para cada espacio es necesario el diseño de una estrategia específica que facilite el intercambio entre hombres. El reto es el atrevimiento al diálogo para provocar las emociones y sentimientos. No siempre es así, porque destapar emociones y sentimientos requiere todo un proceso que lleva su tiempo y cada persona establece sus límites y resistencias. Nunca se sabe en qué momento la disponibilidad para hablar puede desbordarse y ser compartida con otros hombres. Uno de los recursos hasta ahora utilizados en los espacios con hombres y con bastante éxito es la imagen del cuerpo con las características físicas y emocionales. El siguiente esquema pretende ilustrar el recorrido de ese proceso y cómo la reflexividad del yo es conectada con otros niveles de elaboración de la masculinidad. Para nada es mecánico, sin perder de vista que el punto de arranque es la subjetividad representada por el yo. El ambiente generado en los espacios tiene el mérito de ser cíclico con ritmos y vaivenes propios. De arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba, de lado a lado. Transversalmente se resaltan los usos y costumbres porque trastocan todos los espacios al igual que el complemento político en tanto que la naturaleza de las actividades humanas y el ser social son políticos. Hacer énfasis en esta idea es justo porque concebimos el trabajo de las masculinidades como revolucionario que amerita ser potenciado y exige un posicionamiento de transformación profunda y radical del sistema de dominación patriarcal.   9
  • 10. 10 Lo intimo  Mi sexualidad   Soy yo  Mi salud  Mi decisión  Mi autoestima  Mi alegría  Mi tristeza  Espacio  Mi enojo  privado  Mi violencia  Mi memoria  Mi familia  Mi conocimiento  POLITICO  Mi poder  USOS Y  Mi afecto  COSTUMBRES  Mis privilegios  Mi cosmovisión  Mi costumbre  Lo doméstico  Mi casa  Cargos  comunitarios  Trabajos  Derechos   Lo público  públicos,  Donde   consuetudinarios  me muevo  y  constitucionales  Políticas hacia las  mujeres  Cosmovisión  Usos y  costumbres      10
  • 11. 11 Lo cotidiano y los espacios de reflexión entre hombres Provocar  situaciones  “cara  a  cara”  (Berger  y  Luckmann,  2003:  44-50) para encontrar al otro y crear un ambiente de relaciones intersubjetivas donde el juego escénico permita el acceso a las subjetividades individuales y al intercambio colectivo para entender e interpretar las experiencias de los otros. Retratar las prácticas y vivencias comunitarias para reflejar la cotidianidad y sus estructuras de dominación. En las anécdotas, los discursos, la cosmovisión, el lenguaje y en la tradición oral se denotan formas de ver y hacer el mundo. Portan cargas de significados impuestos e introyectados en las subjetividades desde la conquista y que hoy continúan desarrollándose para alimentar la condición patriarcal del sistema capitalista. Atender estos espacios para encontrar rastros que sean útiles en el diseño de herramientas didácticas y transformarlas en recursos es tarea obligada para impulsar el género con población indígena. Los relatos e imágenes que rescatan la cotidianidad comunitaria son recursos pedagógicos de primer orden para motivar y concienciar a los hombres en el compromiso personal y social de construir otras y mejores masculinidades. Enseguida presento dos relatos que son utilizados como recurso para motivar la discusión en la búsqueda de alternativas para mejorar el diálogo, la negociación, la comunicación, el respeto, las relaciones afectivas, manejo de las emociones, el control, el poder y la violencia. Los textos permiten la posibilidad de la improvisación y creatividad para explorar rumbos que sensibilicen y conduzcan a los hombres a ser mejores hombres. POR EL CAMINO CON NIEBLA La noche era espesa como lobo nocturno. Empezó por decir que estaba enamorado, que hacía seis meses que su novia lo había dejado sin ninguna explicación. Que nunca quiso decir porqué, de un momento a otro llegó a decirle que ya no quería más estar con él ¿Por qué?. Ni él mismo se lo puede explicar, ya le preguntó muchas veces y no encuentra nada de respuesta. Entonces no aguantó la preocupación pues 11
  • 12. 12 los primeros cinco días de la noticia no pudo dormir, se pasaba las noches pensando en ella. Por más que quería olvidarla no podía. Su mente no se ocupaba de otra cosa. Eso era lo más terrible que podía pasarle a un ser humano; estar enamorado y ser mal correspondido. Angustiado fue a pedir consejo con un amigo un poco más “experimentado”.  ¿Qué  debo  hacer?,  todavía  me  sigue  gustando.  Pues  trata  de  pedirle que te explique. ¿Cómo la enamoraste? ¿Le mandaste cartas?. ¡Sí¡. ¡Ah! pues ahora lo que hay que hacer es buscar una buena estrategia para tratar de conquistarla nuevamente. Pero si no se puede hay que sacar la lección y entender que en la vida se pierde o se gana y en esta ocasión te tocó perder. Lo que sigue es olvidarla y eso con el tiempo se cura. Después que ya la olvidaste, porque sigues viendo muchachas bonitas, pues te vas a encontrar otras que te gusten y quieras. Aprovecha un baile para hablarle otra vez, pero intenta sorprenderla con una flor, con un gesto bonito, con algo que debes saber le gusta mucho a ella. Pero fíjate bien cuál va a ser su reacción en la cara y sobre todo en ese momento observa muy bien sus ojos. Sólo así vas a descubrir si hay interés o no de regresar contigo. Pero algo importante es que revises qué fue lo que hiciste tú. A lo mejor la lastimaste en su corazón, te portaste mal con ella, algo que no le gustó, a lo mejor una palabra tuya cuando platicabas la lastimó en sus sentimientos. ¿Te lo reclamó?, porque hay mujeres que no se quedan calladas, rápido echan bronca. Eso está bien porque nosotros no queremos mujeres sumisas, agachadas, que no levantan la cara. Sigue pensando qué fue lo que pasó...4 Después de aplicado el ejercicio a la mayoría de los hombres les provocó tristeza y enojo. Otros se sintieron trastocados por sus vivencias personales pues el relato trastocó sus fibras. Con estos resultados tenemos mejores elementos para pasar a vivenciar las emociones que violentan y someten a las mujeres. 4 El relato es un hecho real compartido en los talleres con hombres. Ahora es un recurso didáctico para motivar la reflexión en base a tres interrogantes, ¿Qué sentimiento o emoción me provoca? ¿Qué solución propongo? ¿Cómo me gustaría que terminara el relato?. 12
  • 13. 13 En otro taller los participantes entretejieron la siguiente historia: HORTENCIA Y GABRIEL “Odiar  lo  que  es  malo”,  concluye  Gabriel,  después  de  reflexionar  sobre  su  pasado  y  presente. Hortensia, su compañera de vida, decidió abandonarlo por que ya no lo aguantó. Los nueve años de relación tortuosa fueron suficientes para la ruptura. Demasiado tarde comprendió Gabriel lo irreparable. Pensó como muchos hombres; así  son  todas  las  mujeres  y  si  no  les  das  su  buena  “majiza” 5, no entienden. ¿Qué podía hacer?. Sus venas se llenaron de calor y las manos se humedecieron como era costumbre cuando se preocupaba por algo. Las opciones para recuperar a Hortensia estaban descartadas. Arrepentido y cabizbajo dejó que la emoción lo invadiera en llanto. Hacía tiempo que no lloraba y esta vez soltó los nudos que llevaba dentro, no pudo más. Ahora se encontraba sólo; sin mujer… sin hijos…  y sin esperanza.  Recordó cuando era niño. Pocas veces tuvo la oportunidad de disfrutar del juego. Su padre era de los duros y se enojaba cuando desatendía sus responsabilidades. Cortar leña, darle de comer a los animales, acarrear agua y tapiscar 6, eran actividades de todos los días, además las de rigor, como jornalero en las fincas de la región.. “Éramos como animales, nos daban nuestros pajuelazos 7, todo el santo día a trabajar, no nos criaban con estimación. Así como nos trataba el patrón nos criaron. Yo sufrí mucho, mi papá echaba mucho trago, nos pegaba. Nos criamos todos trapozos8 y mugrosos. Cuando mi padre murió yo andaba en los once años, después 5 De majar, golpear. 6 Desprender la mazorca de maíz de la planta cuando la semilla está madura. 7 Golpes. 8 Con harapos. 13
  • 14. 14 me crié con un tío y desde entonces le entre a la molienda9. Me acostumbré a los maltratos  y desde muy chico le metí duro al trago...”.  Así creció. La única educación recibida fue la de su papá. Su madre siempre en la casa y nunca se atrevió a desafiar al marido. Cuando la reprendía por alguna razón insignificante, ella callaba, y la señal de inconformidad escondida era meter su barbilla en el pecho, dar la media vuelta y retirarse. La crianza con rigor y “cuerazos”  fue la base de su educación. Nunca tuvo escuela. y una escena llegó a su mente cuando recuerda  “¡Corran, corran! ¡hay vienen los que se roban a los niños”, gritaban  los mayores al acercarse los que traían la escuela. Ahí nomás, se aventaban rápido al maizal para esconderse. Se hizo hombre como todos los del pueblo, acostumbrado a que le sirvieran las mujeres y a fijarse en ellas a muy temprana edad. Le dijeron desde pequeño que los hombres son para los trabajos duros y que las mujeres deben de atender la casa y los hijos. Alguna vez pensó; ¿A quién se le habrá ocurrido decidir que las cosas fuertes son para los hombres y las cosas suaves para las mujeres ?. Quizá por eso, alguien dijo que la mujer fue hecha de una costilla del hombre... Por más dolorosa que fuera su situación, ahora no tenía otra posibilidad. Su relación destruida por él, le permitió pensar y pensar. ¿Por qué no lo hizo antes?. De nada sirvieron los consejos  de  sus  amigos;  “lo  que  pasó es  que  no  la  corregiste  desde  el  principio como debe de ser”, le decían. Varias veces puso en práctica las sugerencias pero no dieron el resultado esperado. Hortensia en lugar de obedecerlo se volvió más rebelde. Trajo a su memoria, uno de tantos pleitos con la Hortensia. En esas discusiones fuertes con las mujeres, a ella se le ocurrió denunciarlo por golpes ante la policía municipal. Se lo llevaron y permaneció en la cárcel una semana. Para liberarlo el juez exigía el pago de una multa que para sus posibilidades económicas resultaba 9 Actividad que consiste en moler la caña ayudados por caballos que giran alrededor de un molino rústico para después procesarla y convertirla en azúcar. La presentación  comercial y común es el “piloncillo” ó panela.  14
  • 15. 15 demasiado elevada. Para solucionar el asunto a la Hortensia no le quedó otra que vender la marrana que estaban engordando con tanto anhelo para ganar un poco más de dinero. Eso fue muy doloroso para los dos, por que eran sus ahorros y quedaron con las autoridades municipales. El coraje le tardó, por que culpaba de todo a la Hortensia. El cariño por ella empezó a transformase. Era una mezcla de ausencia y extrañeza. Para su desgracia, él estaba acostumbrado a tenerla en cualquier momento. Al Llegar a la casa ella lo esperaba sin importar la hora. En ocasiones observaba su rostro y la simple expresión anunciaba algo. Tal vez reclamos por su comportamiento irresponsable. Se iba de la casa durante periodos largos y no preguntaba de qué manera resolvía el problema de la comida de los(as) hijos(as). Algo fue que la hizo más rebelde, ya no era como antes. No ubicaba con certeza las razones que obligaron a Hortensia a marcharse. Lo peor era, que los que decían ser sus amigos no daban la cara. Se esfumaron tan pronto empezaron a enterarse de los líos que arrastraba con la familia. Uno que otro de repente le tocaba el punto, pero así de refilón, no directamente. Y es que los problemas de los hombres hay que arreglarlos como hombres, aguantarse bien, fajarse los pantalones. Todavía más cuando se trata de líos con la mujer de uno. No tienen por que enterarse, ni meterse otros. Muy a su pesar, experimentó la necesidad de buscar a alguien para contarle la tortura. Y como es usual, la cantina es un buen lugar para hacerlo. Dicen que el alcohol sirve para calmar las penas. Total, se fue derecho a la palapa10 de doña Carmela a pedir fiado. Por lo menos un cartón de cervezas para empezar. Después del matrimonio se le olvidó, que de vez en cuando una señal, un gesto, un detalle eran buenos para reanimar el amor que alguna vez le dijo tener. Las manifestaciones de afecto fueron constantes en la etapa de cortejo y ya casados quedaron en el olvido. Sentía la necesidad de decirle que la amaba, pero le costaba 10 Construcción con techo de palma sin paredes, sostenida únicamente por pilares que regularmente son de postes de madera. Este tipo de construcción son comunes en zonas calurosas. 15
  • 16. 16 trabajo abrir sus sentimientos y hablarlos con Hortensia. Callado, con los sentimientos escondidos, construyó una relación fincada en culpas, dolores y miedos, que trataba de suprimir refugiándose en el alcohol. Los abuelos y demás familiares decían que el lugar de las mujeres está en la casa. Ellas son buenas para criar hijos y hacer la comida para cuando llegue el marido. Debe cuidar que todo esté en perfecto orden, así como a él le gusta. Tiene que ser sensible para intuir aquello que a él le mortifique. Hortensia habitualmente se esmeraba en detalles. Uno de ellos era calcular que la comida estuviera a término medio, ni muy fría, ni muy caliente, para que no se enoje. Su pensamiento era un mar de contradicciones. Gabriel no logró comprender cómo era eso de la división del sexo entre hombres y mujeres, y porqué, desde pequeños a los hombres una cosa y a las mujeres otra. Eso poco importaba, pues así es la costumbre y ni modo.11 En los espacios con hombres se incorporan las emociones al terreno educativo, porque en ellas se portan valores y creencias. Se busca colectiva e individualmente identificar las emociones que dañan y nos dañan, y al mismo tiempo, se analiza cómo poder transformarlas en relaciones positivas. Esta experiencia atestigua la apertura de emociones y sentimientos ocultos que los hombres no nos atrevemos a expresar. Emociones positivas y negativas que interfieren en el conjunto de las relaciones cotidianas como por ejemplo la culpa y el miedo. Si no las ubicamos, se forma un círculo vicioso de relaciones de opresión y discriminación hacia las mujeres. En los momentos vivenciales han surgido preguntas como ¿Qué conflictos aparecen cuando se ejerce una relación de poder? ¿Por qué los hombres somos violentos? ¿Cómo ejercemos la violencia? ¿Qué podemos hacer para contrarrestar el miedo y las culpas? ¿Cuál es el origen de las desigualdades?. Por eso es importante ubicar y apropiarnos de 11 El relato se construyó en Octubre de 1999 en el poblado de Villa las Rosas, Chiapas. 16
  • 17. 17 las emociones y sentimientos, porque son necesarias para el desarrollo de nuestras vidas. Reaprender a valorar y a expresar nuestra sensibilidad de manera diferente. ¿Qué es lo que determina ser hombre? ¿Cómo nos vemos a nosotros mismos? ¿Qué aspectos de nuestras vidas queremos cambiar? ¿Cuándo los hombres decimos lo que sentimos? ¿Qué pasa con nuestras emociones? ¿Alguna vez los hombres hemos pensado en compartir nuestras utopías y dolores con otros hombres? ¿Por qué los hombres somos portadores de poder? ¿Cómo ejercemos el poder? ¿Por qué el poder está inmerso en la construcción cotidiana de la masculinidad ?. Estas preguntas surgen en los espacios con hombres, pero todavía las respuestas se quedan a mitad del camino. Hay un reconocimiento o aceptación para entrar a la reflexión, y lo interesante de esto, es la posibilidad de seguimiento personal que cada quien desee imprimir al cambio. Destaca además la interrogante de si es válido plantearse en la relación de pareja la opción del equilibrio de poder. Hay claridad de que los hombres ejercemos un poder en la casa y en el conjunto de la sociedad. Lo que sigue son compromisos que cada uno asume para el cambio. Por eso es importante indagar qué papel juega el poder en las relaciones cotidianas que establecemos los hombres y vivenciar con otros hombres las experiencias de relaciones de poder e identificar las situaciones de abuso y daño al ejercer poder. El otro ingrediente que subyace a la propuesta pedagógica es el análisis colectivo de cómo se construye la masculinidad y su relación con el poder y trasladar la memoria al pasado para ver cómo nos vamos haciendo hombres. ...la adquisición de la masculinidad hegemónica (...) es un proceso a través del cual los hombres llegan a suprimir toda una gama de emociones, necesidades y posibilidades, tales como el placer de cuidar de nosotros, la receptividad, la empatía y la compasión, experimentadas como inconsistentes con el poder masculino. Tales emociones y necesidades no desaparecen; simplemente se frenan o no se les permite desempeñar un papel pleno en nuestras vidas, lo cual sería saludable tanto para nosotros como para los que nos rodean. Eliminamos estas emociones porque podrían restringir nuestra capacidad y deseo de autocontrol o de dominio sobre los 17
  • 18. 18 seres humanos que nos rodean y de quienes dependemos en el amor y la amistad. Las suprimimos porque llegan a estar asociadas con la feminidad que hemos rechazado en nuestra búsqueda de masculinidad (Kaufman, 1995: 131). A los hombres se nos pinta como “los  fuertes,  los  que  no  se  doblegan,  los  firmes y enérgicos, los que no deben llorar, los que se aguantan, los que ejercen control.” 12 Así nos educaron. Somos la cultura patriarcal, de dominio en la casa, en la pareja y los hijos/as, con la novia, y el trabajo, en todas las relaciones sociales que establecemos con las otras y otros. El espacio de hombres enfrenta a los hombres con su poder. Algo así como pararse ante el espejo y decir, “ese  soy  yo”. Simultáneamente se incorpora el análisis individual y colectivo para enfrentarnos ante el poder que nosotros mismos hemos creado. Desde la academia y más allá de la investigación se reconoce que es necesario conocer y experimentar técnicas de autoconocimiento y desarrollo personal que arranquen desde el cuerpo y la emoción, y no tanto desde la palabra y el discurso.13 Los talleres con hombres se convierten en un espacio de encuentro. Tratamos siempre de mantener continuidad en cuanto a los asistentes y los contenidos abordados. Desde Formación y Capacitación A.C. (FOCA) acompañamos varios procesos. Somos parte de una alianza regional que promueve el trabajo de género con hombres y mujeres indígenas, en la cuál se involucran el Centro de Investigación y Acción de la Mujer Latinoamericana A.C. (CIAM) en San Cristóbal de las Casas y el Colectivo de Educación Popular del Centro de Educación Integral de Base A.C. (CEIBA) en Comitán. La responsabilidad de FOCA radica en compartir su experiencia en el diseño metodológico y en la facilitación siempre con la mirada de formar multiplicadores. El acompañamiento que hacemos actualmente es coordinado por responsables de cada una de las organizaciones que son parte de la alianza. 12 Memoria del Taller Introducción a las masculinidades . Villa las Rosas Chiapas, 29 de Octubre de 1999. 13 Red de Masculinidad. En su evaluación anual la red se propone para el 2000, “Explorar  la  utilización  de  técnicas  corporales y de i maginería c omo  herramientas  para  la  investigación  de  identidades  masculinas”. Su sede esta en FLACSO-Chile. http://www.eurosur.org/FLACSO/redmascart.htm 18
  • 19. 19 La periodicidad de los talleres es mensual en la zona de Comitán y en San Cristóbal de las Casas tenemos sesiones bimestrales, pero todo depende de los tiempos de los asistentes pues llegan de diferentes regiones y comunidades y no siempre es fácil coincidir entre todos. Lo interesante es que la demanda de trabajar el género con hombres está creciendo, y por lo mismo, nos encontramos en una etapa de multiplicación. Hemos iniciado un trabajo que intercala la reflexión, con la producción y diseño de herramientas didácticas que permita a los asistentes facilitar y reproducir los talleres en sus organizaciones y comunidades. La duración de los talleres varía dependiendo del interés y de la decisión de las comunidades. Un encuentro que profundice una temática particular con resultados óptimos tiene una duración de dos días y medio. Otra situación es cuando una comunidad propone la realización de un taller y regularmente se hace en un día, medio día o unas horas. Cada taller es preparado con anticipación. La convivencia e intercambio nunca es igual como tampoco la planeación realizada se ejecuta al cien por ciento, pues al momento la creatividad e imaginación nos obliga a improvisar y a construir recursos no previstos. Por cada taller registramos los acontecimientos y levantamos una memoria escrita para después compartirla con los asistentes. Vivenciar y compartir los sentimientos y emociones con los otros Parte de lo los objetivos que persiguen los espacios de hombres es empezar a explorar la masculinidad heredada y hacer de la complicidad entre hombres un nuevo estilo de vida. Son espacios de encuentro para inspeccionar las emociones y sentimientos, y al mismo tiempo, para planificar acciones en el terreno de la intimidad y lo público. La utilidad de los grupos de hombres es que nos ayudan a identificar y cambiar actitudes que antes las veíamos como normales. Se nos hace más fácil hablar con otros hombres para resolver angustias y empezar a relacionarnos, sin agresiones, para ser más agradables. 19
  • 20. 20 El proceso no es lineal, ni automático, como tampoco medible en tiempo. La construcción de la igualdad trastoca los espacios públicos y privados. Es más fácil cuestionar las instituciones de poder públicas que lo cotidiano. El lugar de reproducción de los valores hegemónicos de la masculinidad pocas veces se pone a consideración de la crítica para transformarla. Por eso hay que cuestionar lo personal, lo individual, lo de uno mismo sin abandonar las luchas contra las desigualdades. Se promueven habilidades que ayudan a mejorar las relaciones cotidianas en el hogar y en el trabajo. Aprender a escuchar, a dialogar con respeto, a ser amorosos, es parte de la estrategia diseñada. Nos permitimos la oportunidad de reír, llorar, confesar, confiar, bromear, sanar heridas, compartir dolores y alegrías, enojarnos, cuestionar, criticar y autocriticarnos. Trasmitimos la experiencia de cada uno. Comentamos las situaciones que nos incomodan en las relaciones de pareja, cómo vivimos nuestra paternidad, cómo nos vemos al ser hijos, qué nos gusta y no de las mujeres, qué pasa con nuestra sexualidad, cuáles son los miedos, cómo pensamos el placer, qué con la homofobia, la homosexualidad, etcétera. Llegar a profundizar las masculinidades no solamente requiere de la buena disposición para hablar, sino también de la metodología que empleamos. Procuramos que sea participativa y vivencial. De esa manera se inicia la sensibilización en los hombres hasta lograr tocar lo profundo. Tal vez el dolor, el miedo, la tristeza, angustia, afecto, alegría y enojo. Nunca sabemos qué emociones se van a provocar en cada uno de los hombres involucrados en la reflexión de su masculinidad. Replantear las formas de relación con los y las demás implica asumir obligaciones y cumplirlas. Cada quién es responsable de su vida emocional, valorando la parte que nos corresponda. Encontrar maneras de apoyarnos emocionalmente entre varones, requiere de confianza, amistad, discreción, respeto y vencer el miedo a la vergüenza. La mayoría de los hombres no hablamos por temor a que nos juzguen y nos critiquen. Empleamos herramientas de 20
  • 21. 21 trabajo como el juego y la broma. Cada experiencia es un espejo vivencial porque nos identifica con las historias de vida de los otros. Esto crea relaciones solidarias. La mayoría de los hombres tenemos una coraza que impide destapar las emociones. Actuamos de inmediato para demostrar nuestra hombría cuando es cuestionada. Los atributos considerados masculinos, representan la fortaleza y habilidades para destacar por encima de los y las demás. La competitividad, el coraje, la violencia son elementos constitutivos de nuestra variedad de ser hombres. No nos proponemos alcanzar un modelo ideal de hombre. El propósito es adquirir una visión y practica diferente de nuestras masculinidades. Intentamos cambiar aquello que identificamos como nocivo para nuestra salud y la de los/as demás. El reto es desmantelar las relaciones de poder, los privilegios, el sexismo, la homofobia y lograr construir relaciones democráticas, igualitarias, equitativas y más placenteras con las personas que están a nuestro alrededor. ¿Cuál sería el concepto de un verdadero hombre?. ¿Cómo nos idealizamos los hombres? ¿Cómo nos piensan las mujeres?. Una mujer nos dice que el hombre verdadero tiene que ser: honesto, íntegro y fuerte, pero también, suave, tierno y cariñoso. No son suficientes las buenas intenciones. Si la masculinidad es construida y aprendida desde la infancia, entonces sí podemos modificarla. Pero esto pasa por el autorreconocimiento individual, por la exploración masculina. A los hombres se nos ha enseñado que lo racional va por delante antes que lo emocional. Por esa razón es difícil compartir lo que sentimos. Fomentamos la falsa idea, de que los hombres no tenemos necesidades emocionales. Bajo esta concepción, los sentimientos y emociones en los hombres son señales de debilidad. Por el contrario, mostrar y expresar nuestras debilidades, puede convertirse en indicadores de fortaleza. 21
  • 22. 22 El espacio de hombres enfrenta a los hombres con su poder. Algo así como pararse ante el espejo y decir, “ese  soy  yo”. Simultáneamente se incorpora el análisis individual y colectivo para enfrentarnos ante el poder que nosotros mismos hemos creado. En los espacios de masculinidad se destapan y producen sentimientos y emociones con dos objetivos; reconocer lo que somos y rechazar lo que somos. Premisa indispensable para la adopción de compromisos y rupturas. Esto implica el diseño personal de una estrategia que contribuya a modificar las actitudes masculinas portadoras de poder. Situación que preocupa a algunos hombres, respecto a que hoy en día, se habla de la existencia de una especie de machismo light o masculinidad blanda, que hace más sutil los mecanismos de ejercicio del poder entre hombres y mujeres y que a los hombres nos coloca en una posición de pérdida de poder. Desde luego que este asunto empieza a ser motivo de discusión en el ámbito académico, que bien vale la pena retomar, no para hacer una defensa de las sutilezas modernas del machismo, sino para generar un espacio de análisis o debate de las masculinidades en un sentido constructivo. La misma preocupación la tienen algunas mujeres feministas, porque afirman, que es renovar el discurso, apropiarnos de él, para tener mejores argumentos y no cambiar las formas de dominación. Son constructivos los señalamientos, porque evidentemente es una realidad que los hombres somos susceptibles de refinar el discurso para utilizarlo en ventaja propia. La propuesta educativa implementada en los espacios de hombres, es incompleta si dejamos de asumir una responsabilidad individual, en la organización, en el trabajo comunitario, en el hogar etcétera. En los talleres identificamos los rasgos comunes a la cultura específica de los hombres y que impiden la equidad de género. Abordamos temas como la violencia, generada a partir del consumo de alcohol, la violencia doméstica en su expresión física y psicológica, la paternidad, relación de pareja. Ahora nos estamos planteando continuar con el trabajo personal pero promoviéndolo en los espacios comunitarios y en la organización social. Recientemente al hacer una evaluación encontramos que los temas que requieren mayor profundización son los de sexualidad, migración, usos y costumbres y religión. 22
  • 23. 23 Para revisar cómo nos conducimos afectivamente, nos permitimos hablar de las formas en que vemos el amor. Las interrogantes más comunes, tienen que ver con el intercambio de experiencias relacionadas al sentimiento trasmitido particularmente hacia las mujeres. ¿Los hombres cómo estamos queriendo? ¿Con dulzura? ¿Con violencia ?. El “amor” que  damos, infinidad de veces lleva grandes cargas de violencia. Es contradictorio decir, te quiero, te amo; pero al mismo tiempo te pego, controlo y domino. Contradicciones pendientes a resolver si queremos fincar nuevas relaciones orientadas a la equidad de género. Resolver lo anterior, sin ataduras y sin peligros, pasa por indagar lo que hay dentro de cada uno de nosotros e identificar las resistencias que nos impiden ser mejores hombres, sobre todo si queremos un mundo con relaciones positivas. Darnos la oportunidad de intentar reconocer cómo somos, qué queremos ser y cómo le vamos hacer, sin discursos, para lograr una forma distinta de comportamiento ante los y las demás. Esa búsqueda de lo diferente, implica a nivel de las emociones, reconocer el enojo y la rabia. Ser consecuentes con el “yo veo, yo imagino, yo siento, yo quiero”.14 Estos ejes se refieren a la ubicación de lo personal en el terreno de las emociones y en el espacio de lo racional. La combinación de ambos elementos contradicen la visión de la cultura patriarcal al atribuir a las mujeres lo emocional y lo racional a los hombres. (Cáceres, Del Valle, et al., 1991: 53). Trasladar estos conceptos a la vida cotidiana no es sencillo y menos si los dotamos de un contenido para el cambio de actitudes. En la relación de pareja cada hombre tiene una vivencia particular, pero que la hace en cierto sentido homogénea al conjunto de los hombres y que no somos capaces de modificar en un sentido propositivo. No se trata tampoco de privilegiar lo racional sobre lo emocional porque ambos son complementarios e indisolubles, pero sí, es posible buscar mecanismos que permitan garantizar cierto 14 Estos referentes fueron parte de los contenidos que se abordaron en uno de los talleres realizados en el “Primer Taller  Nacional de Género y Salud”, organizado por Salud y Género A.C. El Castillo Qro., 12-15 de Mayo de 1999. 23
  • 24. 24 equilibrio. Lo racional debería de ser utilizado para acordar, negociar y buscar puntos de encuentro ó de partida. Analizar la afirmación de “yo  veo” es justamente entender que existe una percepción parcial de una realidad personal en tanto hombre. No es lo mismo partir de lo individual en el análisis de un conflicto, que poner por delante la visión de dos personas, es decir, el otro y yo y la otra y yo. En el “yo imagino”, se esconden las trampas que fabricamos a partir de las suposiciones que hacemos y que frecuentemente son equivocadas. Son inventos o suposiciones que nos enferman, que nos torturan y no nos dejan estar en paz con nosotros mismos. Provocar el “yo  siento”  en los hombres se asocia regularmente al consumo de las drogas en especial el alcohol. Hábito que debiera estar desterrado pero que no se logra si no es por medio de la concientización del cuidado de sí. Precisamente este es uno de los propósitos relevantes de los talleres. Destapar los sentimientos y que los hombres nos atrevamos a decir lo que sentimos, sin temores en un clima no violento y de respeto mutuo. El “yo quiero”, es el reto para los hombres porque implica adentrarnos en el terreno de la sinceridad con nosotros mismos, asumir que detrás de las emociones, existe algo que deseamos que ocurra. Pero sobre todo, y esto es lo fundamental, ese momento que surge desde lo nuestro-interno, para que se extienda hacia los demás y particularmente hacia las mujeres, tiene que ser compartido, es decir, negociado para lograr equilibrio de poderes en una relación de dos. Lo político El trabajo de género adquiere diferentes perspectivas dependiendo del enfoque que se le imprima. Bien sabemos que el diseño de políticas en general responde siempre a un interés particular que encierra concepciones ideológicas. Así tenemos a las instituciones representantes del Estado mexicano que reivindican la necesidad de introducir la perspectiva de género en las políticas de desarrollo y asistencia social. Para ello se han formado distintas secretarías y programas que impulsan iniciativas tendientes a resolver – 24
  • 25. 25 dicen- el problema de las desigualdades. Por el lado de las instituciones académicas, organismos no gubernamentales y movimientos sociales también sostienen que el género debe de ser incorporado en todas sus acciones. Pareciera que todos los actores coinciden en la necesidad de introducir la temática de género y que su perspectiva es la misma. Pero la realidad es otra, detrás de estas afirmaciones, encontramos veredas que conducen a distintos lugares. El punto de partida es el mismo en tanto se reconoce que abordar el género es para resolver la equidad e igualdad entre hombres y mujeres pero la llegada al final del camino es distinto. ¿Por qué?. Veamos algunas de las tendencias actuales, que sin profundizarlas, merecen atención pues sus concepciones conllevan consecuencias prácticas y ubican el lugar desde el cuál se ventilan propuestas de transformación de género y masculinidades. Las corrientes posmodernas con sus variantes coinciden en postular la preeminencia de las diferencias. Bandera tan socorrida actualmente y reivindicada por importantes sectores ligados a organizaciones y movimientos sociales. En nombre del respeto a la diversidad, se ocultan o no se quieren ver las diferencias de clase, género, etnia y raza. El peligro de esta posición es que confunde las…  diferencias estructurales en sanas muestras de diversidad  cultural:  pobres  y  ricos,  opresores  y  oprimidos  (…),  podemos  convivir  y  aceptarnos simplemente como diferentes. El no contemplar las diferencias con sus significados sistémicos, las encamina a la naturalización y a la justificación, propiciando una tendencia conformista y desmovilizadora desde el punto de vista político 15 (Olivera, s/f: 6). A nombre de las diferencias y/o diversidad promueven el respeto invisibilizando el origen de las desigualdades. El posicionamiento político implícito es la tolerancia y aceptación del otro. Las diferencias o diversidades si bien son riqueza de la humanidad, al igual que el reconocimiento al derecho de existencia, a la toma de decisiones, a las formas de ser y a las opciones sexuales, no por ello debe de abandonarse la lucha por construir un sistema sin desigualdades. La liberación de género va más allá del empoderamiento individual de 15 Ponencia presentada en el Primer Encuentro Mesoamericano de Estudios de Género, organizada por FLACSO- Guatemala. S/f. 25
  • 26. 26 las mujeres, de recuperar la espiritualidad y tradiciones culturales, de la complementariedad entre hombres y mujeres, de la autoestima y subjetividades. Tarea nada sencilla que tiene que estar ligada a las luchas sociales y a la construcción de un proyecto político incluyente, sin racismos y discriminación desde abajo y a la izquierda para que el poder realmente existente sea distribuido horizontalmente. Sin abandonar la utopía y sin perder la capacidad de indignarnos ante las injusticias. Ramificaciones de la corriente anterior priorizan en sus estrategias la incidencia en políticas públicas dejando para un segundo momento las luchas contra las desigualdades y subordinación de género que reproduce el sistema capitalista neoliberal. Se han especializado en la formulación de leyes para recomendarle al Estado como hacer mejoras a  sus  programas  de  asistencia  social  y  hacer  más  “blandas”  las  desigualdades. Es una tendencia enarbolada principalmente por partidos políticos y organizaciones no gubernamentales en América Latina que obnubilados por las posibilidades de ascenso al poder de los otrora movimientos de izquierda convertidos en socialdemocracia y asimilados a las estructuras de poder parlamentarias, ven que la única opción real de transformación social es la toma del poder vía los procesos electorales. Pero además hay que decirlo, este enfoque responde en mucho a los requerimientos de los organismos de cooperación internacional que condicionan los financiamientos al diseño de estrategias para la incidencia en políticas públicas. Se observa además la tendencia a modificar el discurso de género cercenando conceptos claves como el poder y patriarcado. Categorías que sirven para explicar y analizar el carácter opresor y desigual del sistema social en que vivimos. Los cambios legislativos a favor de los derechos son necesarios e importantes sin descuidar y abandonar el rumbo por transformar las esferas de dominación y subordinación de género. Son importantes los cambios legislativos porque las mujeres pueden utilizarlos en provecho, pero la mayoría no tienen acceso, porque no es cultura acceder a las leyes y menos en las comunidades indígenas, pues sus leyes son otras. La incidencia en políticas públicas no debe ser el único eje. Los verdaderos cambios sociales vendrán de otro lado. Las incidencias políticas deben acompañarse de un trabajo de base que por desgracia 26
  • 27. 27 muchas ongs., abandonaron por comodidad y por figurar en las esferas políticas del Estado. El trabajo no puede ser en un solo sentido, tenemos que incidir por cambios en las culturas y costumbres, de lo contrario sólo formaremos tecnócratas fieles al sistema y haremos de la perspectiva de género tecnocracia. Quienes hacen políticas públicas tienen que construir redes con organizaciones sociales y movimientos que tengan experiencia de trabajo de base para lograr cambios sociales significativos. En la capital mexicana algunas –no todas- organizaciones no gubernamentales le hacen el trabajo al gobierno en aras posiblemente de posicionarse en el escenario político que les ofrece el Estado. Y el argumento añejo para hacerlo es que para cambiar el sistema o el gobierno hay que estar dentro de él. El riesgo es que los hombres que trabajamos el género con hombres también adoptemos la trayectoria que nos ofrece efímeramente la democracia representativa y parlamentaria y hagamos del género un discurso atractivo y seductor incrustado en las estructuras estatales sin trascender en verdaderos cambios sociales. Espero equivocarme y con el tiempo ya veremos. La experiencia inconclusa en Chiapas En Formación y Capacitación A.C. (FOCA) nos hemos comprometido con la promoción de los espacios de reflexión y acción con hombres indígenas. El trabajo con mujeres es acompañado de la estrategia de reflexión de género con hombres adultos, jóvenes y niños en comunidades indígenas. La elaboración de metodologías para ser aplicadas con indígenas son desafíos pues las experiencias en México son principalmente con hombres de ciudad. Las aportaciones deberán contemplar como eje transversal el género y las mediaciones culturales de los usos y costumbres. La apuesta es que las estrategias vayan acorde con contenidos cuestionadores, liberadores, innovadores y flexibles para reproducirlas en otras regiones pues cada pueblo tiene su particular forma de ver el mundo. Se pueden rescatar algunos contenidos generales, pero lo óptimo es retomar la vida cultural de los pueblos para confeccionar una propuesta metodológica que facilite el trabajo de las masculinidades con hombres indígenas. 27
  • 28. 28 La primera lección es que el uso de imágenes y relatos propician la sensibilidad en los hombres. Parte de la metodología utilizada en los talleres se resume en “... el poder de la  imagen, como material corpóreo capaz de despertar la memoria, estimular momentos de sueños  colectivos  en  nuestra  época  de  reproducción  mecánica...” (Taussig, 1995:22). Localmente percibimos adecuado continuar el proceso de exploración de las masculinidades étnicas y conocer cómo se construyen dentro de las comunidades y en el marco de la resistencia de los pueblos indígenas. Quedan enormes vertientes de trabajo inexploradas en Chiapas. La primera relacionada con la autoexploración de la masculinidad indígena, pues las experiencias son marginales en el diseño y elaboración de herramientas didácticas que permitan hacerlo. La segunda es investigar el proceso de construcción de las masculinidades indígenas para constatar si existen o no modelos particulares de subordinación étnica. Se abren posibilidades de delinear proyectos de investigación que apunten a la interpretación de los cimientos del proceso de construcción masculina y cómo esos mecanismos generan relaciones de poder que se reproducen cotidianamente y llegan a representar un obstáculo para el desarrollo y crecimiento de las mujeres en el ámbito familiar, organización social y comunitaria. Por lo pronto señalo algunas interrogantes no resueltas ¿Cómo los indígenas construyen su masculinidad?. ¿Qué aspectos de la cultura masculina tradicional están cambiando? ¿Cuáles son los dispositivos culturales que obstaculizan las relaciones de igualdad entre hombres y mujeres indígenas? ¿Cómo identificar las resistencias de los hombres indígenas al cambio? ¿Cuáles son los obstáculos que impiden el desarrollo y crecimiento personal de las mujeres? ¿Qué opciones se pueden construir para sensibilizar y concientizar a otros hombres? ¿Qué papel juega la historia oral en la trasmisión de los valores culturales considerados masculinos? ¿Cuál es el peso de la visión masculina en la resolución de conflictos comunitarios? ¿De qué manera viven y se expresan las emociones y sentimientos?. ¿Hasta dónde es posible romper con las relaciones de poder masculinas consideradas usos y costumbres? ¿Qué aspectos de los usos y costumbres están dispuestos a modificar?. 28
  • 29. 29 El otro desafío para la investigación es verificar cómo desde el análisis del discurso sobre la diferencia es factible encontrar pistas y descubrir la relación cultural entre el cuerpo y poder. Parte de los debates que plantea el feminismo y que aportan a los estudios del poder es justamente la vinculación entre el cuerpo y poder. Esa relación que la teoría social clásica, elaborada desde la racionalidad masculina omitió, no por descuido, sino porque en aras del ejercicio científico, se preocupó por impregnar y justificar la producción de teoría basada exclusivamente en la razón negando las emociones y sentimientos como fuentes de conocimiento. (Seidler J. Victor: 2000). Si reconocemos que una de las claves para comprender la simbolización que las culturas elaboran de su entorno, formas de ser y de hacer, es la relación que existe entre el cuerpo y mente, entonces para indagar de qué manera la concepción que cada cultura percibe sobre la diferencia sexual-corporal, biológica (Lamas, 1994) influye en la elaboración de los discursos, vale plantearse ¿Cómo la cultura es recreada a partir de la diferencia? ¿Qué expresiones y conductas son determinadas en función de los cuerpos? ¿Cuál es la percepción del otro/a en función de la diferencia corporal? ¿Qué relación existe entre la representación simbólica del cuerpo y los discursos elaborados socialmente? ¿Cómo influye la cosmovisión que sobre el cuerpo existe en los procesos educativos? Todas estas interrogantes se sitúan...en el orden de las creencias, es decir en lo más profundo de las disposiciones corporales (Bourdieu, 1999: 118). 29
  • 30. 30 BIBLIOGRAFÍA Asturias Laura: “Hombres con Ángel”. Diario La República, 29-01-1996. Guatemala C.A. Berger Peter L. y Luckmann Thomas (2003). La construcción social de la realidad. Amorrortu, Buenos Aires, Argentina. Bourdieu Pierre (1999): Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción. Anagrama, Barcelona España. Cáceres Gloria, Del Valle Josefina, et al. (1991). De rivales a cómplices. Una experiencia de educación popular feminista. Edición Colectivo El Telar, Chile. Foucault Michel (1994). Hermeneútica del Sujeto. Ediciones de la Piqueta. Madrid, España. Giddens Anthony (1997). Modernidad e identidad del yo. El yo y la sociedad en la época contemporánea. Ediciones Península, Barcelona España. González María Asunción (1998). Feminidad y masculinidad. Subjetividad y orden simbólico. Edit. Biblioteca Nueva, Madrid España. Kaufman Michael  (1995).  “Los  hombres,  el  feminismo  y  las  experiencias  contradictorias  del  poder  entre  los  hombres”.  Género e Identidad. Ensayos sobre lo femenino y lo masculino. Edit. TM, Colombia. Lamas Marta (1994). “Cuerpo, diferencia sexual y género”. Debate feminista, Año 5, Vol. 10. Impretei. México. Miedzian Myriam (1995). Chicos son, hombres serán. Cómo romper los lazos entre masculinidad y violencia. Cuadernos inacabados. Edit., Horas y HORAS, Madrid España. Olivera B. Mercedes (s/f). Ponencia fotocopiada. Posmodernidad, Interculturalidad e Identidades de Género. Facultad de Ciencias Sociales. UNACH. México. Ricoeur Paul (2003). Sí mismo como otro. Siglo XXI. México. Seidler J. Victor (2000): La sinrazón masculina. Masculinidad y teoría social. Paidós, PUEG- UNAM y CIESAS. México. Taussig Michael (1995). Un gigante en convulsiones. El mundo humano como sistema nervioso en emergencia permanente. Gedisa. Barcelona, España. 30
  • 31. 31 31