Jesús se aparece a sus discípulos después de la resurrección y les encarga que lleven el Evangelio a todas las personas del mundo. Les dice que quien crea y se bautice se salvará, mientras que quien no crea se condenará. Jesús les asegura que quienes crean podrán hacer grandes señales como echar demonios, hablar en nuevas lenguas, y sanar a los enfermos. Luego Jesús asciende al cielo, mientras los discípulos salen a predicar el Evangelio.