Jesús llevó a Pedro, Juan y Santiago a un monte para orar. Mientras oraba, su rostro cambió y sus vestiduras se volvieron resplandecientes. De repente, aparecieron Moisés y Elías hablando con Jesús de su muerte en Jerusalén. Los discípulos se quedaron dormidos, pero al despertar vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él.