Jesús envía a los doce discípulos de dos en dos a predicar, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les instruye a llevar solo un bastón y la túnica que llevan puesta, sin provisiones adicionales. Si no los reciben en un pueblo, deben sacudir el polvo de sus pies para demostrar la culpa de ese lugar. Los discípulos predican la conversión, expulsan demonios y curan enfermos.