Este documento presenta dos casos de paranoia. El primer caso es de un hombre de 62 años que sufre delirios de persecución, creyendo que una mujer llamada "Bulldog" lo persigue y causa sus fracasos. El segundo caso es de un sastre de 42 años que sufre un delirio de querulancia, creyendo que fue injustamente perjudicado por un abogado y la justicia. Ambos pacientes muestran ideas delirantes fijas, alta estima de sí mismos, y no pueden ser disuadidos de sus creencias a pesar
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Paranoia
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Paranoia – Lección 15- Kraepelin (bulldog)
En el análisis de los síntomas de la locura se vio atraída por los delirios y las alucinaciones, que
con frecuencia coexisten en estados psíquicos diferentes. Se tomo la forma del delirio como
signo patognomónico: delirio de grandeza, de insignificancia, de culpabilidad, persecución,
etc., sirven también para clasificar ciertas psicopatías. Pero la naturaleza del delirio es d
época ayuda para formular el diagnostico de un síndrome mórbido.
Caso 1: hombre, 62 años, modo elegante al sentarse, ropas un poco raídas, impresión de ser
un hombre de mundo, barba bien cuidada y lentes. De mal humor ante la idea de hablar
delante de tanta gente joven, pero pronto comienza un discurso inacabable. Fue a América en
su juventud, después de mil vicisitudes se estableció en Quito como comerciante de una
pequeña fortuna. Vuelve hace 21 años a su ciudad natal perdiendo mucho dinero en la
liquidación de su negocio. Uso el dinero para vivir agradablemente en el bar, leyendo, jugando
billar. Dedicado a profundizar en proyectos del que sacaría provecho y gloria. Presento a un
jefe de oficina de un ministerio un mapa, con territorios desocupados que su ocupación
beneficiaría a Alemania (África, Nueva Guinea) tenía ganado el derecho como para obtener
buenas posiciones como cónsul de quito, pero siempre se le hacia una zancadilla.
Terminaba por comerse su fortuna. Habla tres lenguas, conoce el mundo entero. Cayó casi en
la miseria. Recurrió a préstamos donde la garantía eran ingresos que el futuro le tenía
reservado. Con el pretexto de darle un empleo se lo conduce a un asilo para enfermos
crónicos. Trabajo en las oficinas de la administración hasta que se dio cuenta de que no se le
pagaba en razón de los servicios que prestaba. Intentó ingresar a otro establecimiento y con u
pretexto se lo condujo a la clínica en la que está detenido contra toda justicia.
El enfermo desarrolla con toda tranquilidad y sin conmoverse el relato, en sus trazos ppales
responde efectivamente a la realidad. Llama la atención es el contento, la pedantería con la
que se jacta de su inteligencia y su capacidad, dado q su instrucción es muy común. Toma
como un hecho natural el ser el iniciador de la política colonial alemana. A pesar de sus
fracasos está persuadido de que su actividad le valdrá honores y dinero. Y si se le objeta lo
lejos que está de ello responde que nadie es profeta en su tierra. He sido demasiado
inteligente para estos señores, luego dice: ¿qué es lo que quiere? Las faldas!
Empieza a contar que una mujer a quien dio el sobrenombre de Bulldog, hija del cónsul ingles
en Quito, lo persigue desde hace 23 o 24 años con proyectos de matrimonio. Ella se arregla
para que él vaya de fracaso en fracaso. Usando una llave maestra le fueron robados
centenares de restos de pájaros, por maldad. En todas partes encuentra trampas de la bulldog
y de sus cómplices. Lo siguió y se introdujo entre el vecindario, se viste de hombre, y para
obligarlo a casarse con ella le impide encontrar empleo o intenta reducirlo a la miseria. El sería
hoy el más rico de california si la bulldog no se hubiese entrometido, y tamb responsable de su
encierro en el asilo. Vaya donde vaya la encontraba, el los agujeros de sus zapatos, las
manchas de su ropa solo podían provenir de la bulldog.
El enfermo escucha todos los argumentos que se le intenta oponer; pero estos siquiera rozan
su convicción y permanece inquebrantable. No toma en serio los puntos de que le hablamos,
está convencido de que no representan nuestra verdadera opinión.
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Las ideas de persecución y estima excesiva de su persona constituyen los síntomas esenciales
que presenta. Su comprensión, memoria, el conjunto de su comportamiento son normales. Las
ideas de persecución nos parecen patognomónicas del delirio. A pesar de estar en
contradicción con todo sentido común no siente la necesidad de darles bases más solidas y las
mantiene tenazmente. Existen desde hace 23 años bajo la misma forma, y todos los
acontecimientos de la vida diaria son interpretados en el sentido del delirio. Ve el mundo
entero a través del delirio y las persecuciones que sufre se vuelven cada día más inverosímiles.
En todo encuentra a la bulldog
En el desarrollo de su delirio no hay alucinaciones sensoriales. Una vez al pasar frente a su
casa, percibió detrás de las persianas de un negocio un soldado voluntario que le apuntaba
con un fusil, alguien le gritó ¿no ve que tiran sobre usted? Advertido por segunda vez, y
trastabillar, pierde su sombrero. Detrás de él estaba quien vivía en esa casa, un abogado que
era uno de sus enemigos; cuchillo en mano le gritó que le tenía marcado por haberse acercado
demasiado a su mujer.
¿Son alucinaciones o interpretaciones delirantes? Se trata de invenciones que se instalan en el
paciente a titulo de rdos como hechos realmente ocurridos.
Se observa particular disposición a delirar con flaqueza de juicio, él no llega a rendirse a la
evidencia. La alta estima de sí es parte de esa flaqueza de juicio. Un fracaso no reduce sus
pretensiones. Considerando su existencia anterior en su conjunto y la despreocupación con
que gastó hasta su último centavo, quedamos fijados sobre su inferioridad mental y la
imposibilidad en que se encuentra para conducir por su lado su conducta.
No se registra ningún trastorno en la emotividad, ni voluntad. Se nota cierta susceptibilidad
cdo se discute con él sus ideas delirantes o su supuesta superioridad. El resto del tiempo no
está alegre, ni triste, ni apático. Encara los acontecimientos y a la gente con la mayor
naturalidad. Lee diarios y libros, hace dibujos y planos, observa los diversos incidentes
cotidianos; su conducta es irreprochable. No ha negativismo ni manierismo, tampoco
impulsividad. No tiene la sensación de obedecer a las voces interiores que se ven tan
frecuentemente en los actos de estos enfermos. Cuando se lo ve actuar por impulso, es por el
lado del delirio que hay que buscar la causa.
Esta afección, en la cual la autofilia y las ideas de persecución se desarrollan con la mayor
lentitud, sin que la voluntad o la emotividad sean trastornadas, se denomina PARANOIA.
En esta enfermedad se instala un “sistema” que es producido a la vez por un delirio o por una
manera especial de interpretarlo todo por medio del delirio. Se instala una menera de ver las
cosas totalmente particular, que el enfermo adapta a cada acontecimiento cuya impresión le
toca vivir. Su ritmo es esencialmente crónico y lento. Comienzan por tener sospechas. Que
pronto se tornan certezas, para dar lugar finalmente a una inquebrantable convicción. Las
ideas delirantes se injertan en hechos que son sometidos a una interpretación patológica. No
se constatan jamás alucinaciones sensitivas, salvo excepcionalmente, de tanto en tanto se
perciben errores en la memoria. Como estos enfermos no llaman demasiado la atención, su
afección puede prolongarse largos años sin que se perciba y solo raramente se los halla en los
asilos. Están en condiciones de ejercer una profesión que les permita vivir.
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No cabe esperar la cura de una entidad mórbida que reposa sobre una modificación completa
del organismo psíquico. Por lo general, después de 10 años aparece, un relajamiento
demencial bastante pronunciado. El tratam en el asilo es difícil que lo acepten por esta
autofilia, y luchan obstinadamente por conquistar su libertad, a menos que la progresión de la
demencia haya paralizado toda su energía.
Caso 2: Sastre de 42 años encarnizado con el reclamo objetivo. Es otro tipo de paranoia. Hace
7 años quebró y tuvo enredos con el abogado de algunos de sus acreedores. Se instaló en otra
ciudad, no le fue mejor y se endeudó. Hace 4 años la casa donde vivía cambio de propietario y
se vio obligado a mudarse. El nuevo dueño quiso embargarle parte del mobiliario para
resarcirse de los alquileres caídos, haciéndose presente un agente de justicia produciéndose
una discusión; el enfermo dejó encerrados al agente del juzgado y a sus ayudantes en tanto
que iba a hacer su reclamo ante la justicia. Fue acusado y condenado por privación ilegal de la
libertad.
Un diario humorístico publico un artículo sobre estos entuertos donde se relataba el incidente
bajo el título de “embargo”. Se añadía que el acusado guardaba un odio profundo por el
agente de justicia, quien con frecuencia había sido su huésped; el paciente se irritó
profundamente, y su cólera aumento aun mas cdo vio que una rectificación que había enviado
al diario no había sido publicada íntegramente. Dirigió al director una carta amarga; para
lograr una respuesta amenazaba con acudir a los tribunales y hasta la cámara de apelaciones si
fuese necesario. Pero en otro artículo la palabra “maestrosastre” apareció impresa de modo
llamativo. Se puso furioso y decidió presentar una demanda por difamación contra el director,
reclamando daños y perjuicios y una rectificación por difamación.
Los tribunales no aceptaron ninguna de sus conclusiones, pero no se dio por vencido. Recurrió
a los tribunales correccionales, al tribunal de primera instancia, a la justicia criminal y a la
cámara de apelación, hasta el gobierno. Recusó a los jueces y tribunales y lleva su demanda a
la corte suprema. Quiere abrir un proceso disciplinario contra el procurador en el ámbito del
gran ducado y lanzar un grito de alarma al público en general en defensa de los intereses de la
honestidad.
Casis siempre redacta sus reclamos por la noche; muy largos, con las mismas incoherencias.
Tiene pretensiones jurídicas. Enumera en sus reclamos las pruebas y concluye con los motivos.
Su escritura con frecuencia es precipitada y traduce la excitación del autor; se puede observar
la presencia de signos de exclamación y de interrogación. Los proscriptum subrayados 2 o 3
veces en lápiz rojo o azul y los márgenes cubiertos con señalamientos, no quedan espacios en
blanco sobre el papel.
Por sus continuos reclamos el enfermo fue proscripto. Hoy, por mandato del tribunal, hay que
presentar un informe médico-legal en relación a su caso. Los negocios en su sastrería
continuaron; logró administrarla aunque con bastante dificultad. Haciendo abstracción de sus
peticiones sus clientes no notan nada de su afección.
Palabra del paciente: se da cuenta de su situación y no confunde los hechos del pasado.
Cuenta sus altercados con la justicia con la mayor volubilidad y encuentra en ello cierta
satisfacción. Ninguna observación que se le haga le produce embarazo; acumula detalles sobre
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detalles, párrafos mas párrafos. Se agrega a esta cansadora proliferación una tendencia a
saltar de una idea a otra y a usar siempre los mismos giros gramaticales en sus frases. El
abogado que lo había demandado es la causa única de todas sus desgracias aunque desde
hace 6 años que no tiene relación. Todos los altercados que surgieron parten secretario que
fue prevenido por el abogado. Así el camino de la justicia le es cerrado sistemáticamente. Se
trata de una alianza secreta.
A todos estos sinsabores judiciales atribuye un único y mismo origen. Incrimina a varias
personas que agrupa en una asociación que trabaja en su contra. Se desarrolla esta particular
forma de ver el mundo, ejerciendo una enorme influencia sobre la conducta del enfermo. Es
ineluctable, no se le puede hacer entender nada de nada. No reconoce que haya podido
equivocarse o exagerado su importancia de los hechos. En cuanto se aborda el tema es
desconfiado, si se lo contradice piensa que tamb se va a sostener a sus adversarios.
Las ideas de persecución que están referidas a un punto bien determinado y que adquiere
cada vez mayor extensión. Un delirio profundamente enraizado en el individuo psíquico,
donde se ha alcanzado a formar un sistema. Existe tamb un indudable empobrecimiento
intelectual traducido en la monotonía y la pobreza ideativa y en la poca influencia que las más
sensatas objeciones tienen sobre él, su memoria general es fiel. En un examen en profundidad
muestra que no está intacta.
En lo emocional su opinión de sí mismo es exagerada. Se muestra pareciendo superior, le gusta
darse brillo. El temor de importunar a los altos funcionarios no lo detiene jamás, su caso es de
la mayor importancia. Como ciudadano alemán, como padre de familia, como hombre de
negocios. Cdo se le anuncia un dictamen contrario a sus intereses llega a las mas groseras
injurias. Los testigos son falsos, jueces corruptos. Habla del veneno de la fuente judicial y
religiosa, luego agrega que jamás se salió del marco del decoro.
Su conducta de los últimos años salta a la vista. Redujo a los suyos a la más profunda miseria,
pero acusa de ello a sus adversarios y a la justicia que desplego todas sus fuerzas para alcanzar
ese fin. Reclama daños y perjuicios cada vez mayores.
Esta es la vida de los alienados querulantes. Se trata del habito de encarar los hechos
cotidianos a través de una interpretación delirante, presente el empobrecimiento mental,
primero poco notorio, pero que lentamente avanza. En su conjunto es la misma subordinación
de la conducta al delirio. La memoria y la actividad psíquica se hallan poco modificadas.
En los dos casos descriptos se trata de casos incurables.
El delirio de querulancia representa una variedad ligeramente diferente de la paranoia. La
afección comienza promediando la edad media de la vida, cdo el sujeto viene de ser víctima de
una injusticia imaginaria o a veces efectiva. Es en torno de ésta última que se desarrolla todo el
conjunto complejo y confuso de representaciones mentales y de actos delirantes. Los
querulantes no son siempre querellantes; fuera del delirio, se comportan incluso
frecuentemente como gente suave y tranquila. La enfermedad, tal así de la paranoia, abreva,
en sus más solidas raíces, en un estado de predisposición mórbida. Representa un fenómeno
degenerativo; esta hipótesis se ve confirmada por la lentitud de su desarrollo, por la